Son las 5 de la tarde. Hace media hora que esperamos con Juan, el fotógrafo, que termine la práctica de Danubio en su complejo de la Ruta 101. El cielo amenaza con volcar la regadera en cualquier momento. Amenaza, amenaza, hasta que cumple en el preciso momento en que el entrenador Leonardo Ramos da por concluido el movimiento. Pasan los jugadores rumbo a los vestuarios y allí viene él. Equipo deportivo, zapatos de fútbol amarillo flúor, embarrados, carpeta bajo el brazo. Es el técnico del momento: su equipo va primero junto a Nacional en el "Uruguayo Especial" y su nombre está en el bolillero para dirigir a Peñarol. A esta altura, se dice que tiene el número 1 y en este fútbol en el que los dirigentes corren detrás del éxito todo el tiempo, yo apuesto mi aguinaldo a que si sale campeón, en enero está en Los Aromos.

Tiene contrato con Danubio hasta diciembre de 2017, pero en fútbol los contratos están hechos para romperlos: "Si la cosa no funciona y Danubio me quiere echar, me va a echar", dice él con una lógica de hierro avalada por la estadística.

Las ganas de trascender en su profesión se le cuelan en cada palabra y a pesar de que es hincha del club que hoy dirige y que habla de él con cariño y admiración, no puede ocultar que la posibilidad de tamaño salto en su carrera le mueve el piso. Aunque, dadas las circunstancias, la experiencia de otros le diga que puede ser un salto mortal.

Ramos defiende el "fútbol para ganar", ese concepto que se ha soldado al discurso futbolero en este país y que si alguien osa contraponerle algo así como el "fútbol para disfrutar", parece que jugara para perder. Su mira apunta alto: "algún día me gustaría dirigir a la selección", dispara. Esa selección que en sus tiempos de futbolista le exigía, cuando era citado, que se pagara el pasaje para venir desde donde estuviera jugando.

El que cambió esa realidad fue el argentino Daniel Passarella cuando fue entrenador de la Celeste, asegura Ramos. Precisamente Passarella ocupó una parte de la charla, esta tarde lluviosa en el lugar de entrenamiento de Danubio. Otros pasajes le dieron espacio a su estilo de fútbol, esta chance de Peñarol, la selección de Tabárez, el papel de los técnicos y su vínculo con los futbolistas y un par de anécdotas, entre surrealistas y tenebrosas, acerca de "barrabravas" en Argentina.

Por Gerardo Tagliaferro
tagliaferro@montevideo.com.uy


1) 
¿Cuál es el fútbol de Leo Ramos?

El de ganar. A toda costa.

2) ¿Eso qué quiere decir? Porque todo el mundo quiere ganar.

Sí, bueno, hay algunos que dicen que quieren ganar jugando bien. Yo busco el triunfo de cualquier manera, sinceramente. Porque lo que te da la posibilidad de ser campeón son los tres puntos. Ha habido equipos que han jugado muy bien y nunca han podido ser campeones de nada.

3) Habría que definir qué es jugar bien, pero ¿no creés que jugar bien te acerca más al éxito?

Claro, pero Alemania fue muchas veces campeón del mundo y lo único que hacía era correr y chocar contra todo lo que había. Para ellos, eso era jugar bien.

4) Pero Alemania cambió. Siendo una de las principales potencias mundiales, cambió y le agregó más fútbol, hoy los alemanes juegan un fútbol más vistoso. Y son los actuales campeones del mundo.

Capaz que en aquel momento para Alemania jugar bien significaba chocar contra todo lo que había y hoy es salir campeón jugando bien. Esa es la realidad. Tenés a Italia, que ha salido campeón del mundo con el famoso "catenaccio". Y el resto, al que le gusta el fútbol bien jugado dice: "Italia salió campeón jugando a nada". Pero salió campeón, esa es la realidad.

5) Los aficionados, cuando vemos fútbol uruguayo o a la propia selección, decimos: "No damos tres pases seguidos" o "jugamos distinto al resto". ¿No es necesario mejorar eso?

Sí, obviamente, creo que debemos mejorarlo. Nosotros hemos ganado partidos, como recientemente con Cerro, en los que yo he dicho: "Si nos ganaban por tres o cuatro goles nadie podía decir nada". Porque el rival había jugado un gran partido. Pero lo que cuenta son los puntos. Obviamente que a mí me gustaría siempre ganar jugando bien, pero a veces ganás llegando por las bandas, con un jugador que hace un regate y define sobre el arquero, y otras en las que ganás por una pelota parada.

"Hay algunos que dicen que quieren ganar jugando bien. Yo busco el triunfo de cualquier manera"


6) En Uruguay generalmente se juega a intentar poner la pelota en campo rival y presionar después. ¿Vos a qué apostás, al juego elaborado, por abajo, o a ese de tirar la pelota cerca del área rival y buscar el rebote?

No, a mí no me gusta que nuestros defensores le peguen y salteen la línea de los volantes. Me gusta salir jugando con pelota al pie, tener jugadores que por las bandas hagan daño. Pero hay partidos en los que no lo vas a poder hacer, porque vos no podés ser tan tonto de querer salir jugando cuando el otro equipo no te deja. Ese fue el error que cometió Wanderers en las finales (del Uruguayo 2014), cuando intentó jugar de esa manera, como lo hacía siempre, y nosotros le metimos una presión asfixiante. Para mí no hay una idea absoluta y única. Ellos tuvieron que cambiar en la última final porque sabían que si volvía a pasar lo mismo seguramente les íbamos a ganar. También me gusta defender bien, porque hay veces que es necesario y con eso podés obtener resultados, pero no me gusta como método saltear la línea de volantes. Sí soy un enfermo de la presión en toda la cancha. Me gustan los goles que surgen de transiciones rápidas, del robo de una pelota por la presión y la salida rápida. Creo que eso le da vistosidad al juego.

7) Has sido crítico con la forma de jugar de la selección.

No, yo he sido crítico con la forma en que juega Cavani en algunos partidos. Con el lugar donde muchas veces juega.

8) ¿No con el juego de la selección?

(Piensa) Sí y no... pero siempre termina ganando el no, porque saca resultados. Siempre he sido muy crítico y sé que soy un irrespetuoso al hablar del maestro Tabárez, pero uno lo mira como hincha. Lo que digo es que no puedo ver a Cavani jugando como un doble lateral, cuando él y Suárez creo que son los dos mejores goleadores que hay en el mundo. A la vista está, que cuando ellos juegan de otra manera terminan siendo lo que fueron en estos últimos partidos. Pero no tengo una crítica contra la selección sino contra la forma en que juegan en algunas ocasiones estos jugadores y la poca asistencia que tienen a veces.

9) ¿Sos de hablar mano a mano con el futbolista?

Sí. Es más, hace poco incorporamos un grupo de psicólogos al cuerpo técnico. Antes de nuestro entrenamiento siempre se hacen trabajos con ellos. Desde mi época de jugador estoy convencido de que la cabeza es lo que manda: si de la cabeza estás bien seguramente te vas a animar a hacer cosas que de otro modo no harías.

10)  Además el rendimiento en el fútbol pasa mucho por la confianza del futbolista.

Mucho, muchísimo. En el fútbol, a diferencia de los deportes individuales, si uno o dos no están bien se puede llegar a disimular si hay un grupo fuerte. Ya si son más se complica. Tuve la suerte de ser capitán en muchos equipos, lo que te da una experiencia extra y me doy cuenta cuando el jugador no está bien. Y ahí es cuando entro a hablar. Es fundamental, cuando uno tiene problemas, sentir el apoyo del entrenador. Yo lo viví como jugador.

"Los que jugábamos en el exterior y veníamos a la selección teníamos que pagarnos el pasaje y, si no tenías donde quedarte, el hotel"


11)  ¿Intentás ser amigo del futbolista o sos de los que dicen que el entrenador tiene que mantener distancia?

No, ya eso de la distancia quedó en el pasado. Yo tengo hijos de 19 y 24 años, que es la edad de los futbolistas, entonces sé cómo hablar, sé lo que piensan, sé cómo opinan. Siempre dije que no haría a un jugador algo que no me hubiese gustado que me hicieran a mí cuando jugaba. Entonces, antes de tomar una decisión, cualquiera sea, trato de hablar con el jugador. Me considero un muy buen compañero y si tuviera que ser amigo tranquilamente lo sería, porque mientras cada uno respete su lugar no tengo problema.

12)  Las dos veces que llegaste a Danubio lo hiciste en momentos en que los resultados no se estaban dando y lograste un cambio radical. La primera vez saliste campeón y en esta estás primero en el campeonato. ¿Es mérito tuyo?

Es responsabilidad de nuestro cuerpo técnico. Hubo un cambio de mentalidad, porque obviamente el jugador tiene que estar convencido de lo que tiene que hacer.

13)  ¿Dónde estuvo el cambio?

La verdad que nosotros trabajamos muy fuerte durante toda la semana y siempre les decimos a los jugadores que el 100 por 100 no alcanza, les pedimos más. Entonces los obligamos a que ellos piensen más, se cuiden más, entrenen más, y eso el fin de semana da sus frutos. También decimos siempre que no podemos pasar por un club sin que los jugadores nos enseñen algo a nosotros. La presión que les ponemos al pedirles que entreguen todo nos obliga también a nosotros a estar siempre progresando en nuestro trabajo.

14)  En el exterior no tuviste los mismos resultados que en Danubio.

No, pero en el exterior fue raro. Cuando me fui de acá (de Danubio) desechamos alguna oportunidad, incluso con un precontrato firmado para ir a Arabia Saudita. Yo necesitaba un descanso, había estado dos años y medio en Danubio, que es un club que te demanda mucho. Cuando me fui, había días que no dormía, me despertaba sobresaltado por el estrés que tenía. Y cuando surgió la posibilidad de ir a Chile fuimos, como una manera de mostrar nuestro trabajo en otro país (N de R: el club era Unión La Calera). Y la decisión obviamente fue mala, porque estudiamos el plantel muy por arriba y cuando estuvimos ahí nos dimos cuenta que era un plantel que era de la C o de la D en Chile, jugando en primera división. Llegamos y tenían 5 goles a favor y 50 y pico en contra en un torneo. Pudimos mejorar la producción de goles pero seguíamos teniendo una cantidad de goles en contra muy alta. Un día fuimos a jugar contra el Cobresal en el desierto de Atacama y para volver nos levantamos a las 4 de la mañana, fuimos al aeropuerto y al llegar había cuatro pasajes nada más, solo para el cuerpo técnico. Los jugadores tenían el regreso para las 12 de la noche. Tuvimos que volver en micro del desierto hasta Viña del Mar, donde estaba el club.

15)  ¿Tenés algún referente como técnico?

Sí, he tenido grandísimos entrenadores: Luis Cubilla, Passarella, el "Pato" Pastoriza, Bianchi, Russo y Manera, Tabárez... he tenido muchos entrenadores y de los mejores. Pero siempre he tenido un gran concepto de un entrenador que acá no es muy conocido pero sí en Argentina: Osvaldo "Chiche" Sosa, que lo tuve en Chacarita. Un tipo que hacía lo que yo intento hacer hoy: ser muy compinche con el jugador, ser lo más fácil posible de entender y tratar de quitarle al jugador toda la responsabilidad, dicho esto entre comillas. Él nos decía que nos divirtiéramos con responsabilidad.

"En algún momento me gustaría dirigir la selección"


16)  Si tu equipo tiene que jugar un partido decisivo ¿qué le transmitís al jugador, que es el partido de su vida o tratás de quitarle presión?

Para nosotros, el próximo partido es el partido de su vida. Y esto lo dice todo el mundo pero nosotros realmente encaramos cada partido como si fuera una final. Se ha hablado mucho de los buenos números que tenemos contra los equipos grandes y todo el mundo nos dice que contra Peñarol o Nacional trabajamos distinto que contra los demás equipos. Y yo digo que no, siempre trabajamos igual. No hay una manera de trabajar para jugar una final y otra para el partido que viene, porque para llegar a la final tenés que haber jugado de una manera en los partidos anteriores. Tengo una anécdota muy linda al respecto.

17)  Podés contarla.

Cuando jugamos la final con Wanderers nosotros veníamos jugando 4-4-2 y yo decidí para ese partido jugar con línea de 3, contra el equipo más goleador y el que jugaba más lindo en ese momento. Cuando le dije al resto del cuerpo técnico cómo pensaba jugar me querían matar. Quedaban dos semanas para el primer partido. Hablé con los jugadores, trabajamos durante la semana y al final de cada entrenamiento les preguntaba cómo se habían sentido. No estaban muy convencidos. En un momento les dije que íbamos a entrenar hasta el miércoles así, y que si seguían sin sentirse bien íbamos a jugar como siempre. Llegó el día y me dijeron que estaban convencidos. Y el día de la final, en lugar de la charla técnica les puse un video que había grabado cada una de sus familias, hablándoles a ellos. Un minuto por familia de cada jugador. La primera que habló fue la familia de Gonzalo Porras y la segunda la de Federico Ricca. Yo estaba en un costado, mirándolos a todos de frente, y veo que algunos empiezan a llorar. Le digo al profe: "Qué cagada nos mandamos". Estaban muertos, todo el vestuario llorando. Terminó el video, me paro en el medio del vestuario y les digo: "Muchachos, ¿qué hacemos ahora?" Salieron a comérselos. Ganamos 3 a 0.

18)  ¿Ninguno de los jugadores estaba enterado del video?

No, ninguno. Fue una cuestión secreta entre la comisión de prensa del club y las familias. Estuvo muy bueno.

19)  Como futbolista integraste la selección en la primera parte de la eliminatoria del mundial 2002, cuando dirigió Daniel Passarella. ¿Cómo era trabajar con un entrenador extranjero, con el renombre de Passarella?

Siempre lo he dicho: hoy Tabárez disfruta de una cosa muy armada en torno a la selección y Passarella fue el precursor de ese cambio. Hoy a nadie se le pasaría por la cabeza, pero antes los que jugábamos en el exterior, cuando veníamos a la selección, teníamos que pagarnos el pasaje y, si no tenías donde quedarte, el hotel. Terminaban los partidos y te sacaban la ropa porque era la única que había. Había un montón de carencias, la selección no era un premio, parecía un castigo (se ríe).

20)  Y para mejor los resultados no eran buenos.

Claro, pero yo creo que es todo un combo, porque en aquella selección había jugadores tan buenos o mejores que los que hay ahora: el Chino Recoba en su mejor momento, Darío Silva, el "Canario" García, Paolo Montero, jugadores de primerísimo nivel. Daniel (Passarella) le dio orden a la selección, fuera de la cancha y también en la manera de jugar. Antes era el pelotazo y meter y meter, y Daniel en ese momento le dio otra tónica: no abandonar eso que teníamos pero sí jugar un poco más. Era un tipo muy recto, ya había dirigido la selección argentina y como jugador había sido un monstruo.

21)  Se decía que Paco Casal influía sobre él.

Eso para un jugador es imposible saberlo. Nunca me pasó que alguien pudiera influir en las decisiones que tomo como entrenador.

"Sé que soy un irrespetuoso al hablar del maestro Tabárez, pero no puedo ver a Cavani jugando como un doble lateral"


22)  Cuando Passarella recién había sido designado como técnico de la selección uruguaya entrevisté a "Pepe" Urruzmendi y él me dijo: "Está muy bien, porque se necesita un tipo que tenga más plata que todos los jugadores".

(Se ríe) Puede ser sí. Lo que pasa es que Daniel además fue caudillo en todos los clubes que estuvo. Tenía un carácter... te miraba nomás... mirá que el Chino en ese momento era el jugador mejor pago del mundo, así que capaz que tenía más plata que él, pero tenía esa forma de ser que lo hacía ver como un tipo imponente. Y al lado tenía a otro que era un fenómeno, como Alejandro Sabella. Y tenía al Tolo Gallego también. Eran los tres distintos: Sabella era más conversador, más afín con el jugador; Gallego era como el soldado de Daniel, cuando había que ir al choque iba; y Daniel era el que ponía el freno en todo.

23)  Él renunció a la selección argumentando falta de apoyo, por problemas que tuvo con Nacional por la cesión de algún futbolista, pero para muchos la vio fea para clasificar y no quiso ser el técnico eliminado.

Más fea que cuando llegó, no creo. Con Daniel nosotros veníamos con muchísimas ganas a la selección. No digo que antes no pasara, pero tenías que buscarte los pasajes, si no tenías familiares en Montevideo conseguir hotel. Con Daniel te citaban y automáticamente ya tenías pasajes reservados y hotel, si lo necesitabas.

24)  ¿Los protagonistas de los espectáculos no pueden hacer nada con respecto a la violencia en el fútbol?

No. Lamentablemente siempre copiamos las cosas malas de afuera. Me acuerdo de haber ido de chico a ver un Danubio - Nacional al viejo Parque Central, y me acuerdo de tener gente de Nacional al lado mío. Y adentro de la cancha se mataban, era mucho peor que ahora, pero eso no se trasladaba a la tribuna.

25)  ¿Sufriste presiones de las barras alguna vez?

Acá nunca, en Argentina sí. En Estudiantes de la Plata yo era el capitán y el subcapitán era Martín Palermo. Un día nos llaman de la entrada del country donde concentrábamos y nos dicen que "el Hache" nos busca. Martín es un enfermo, se pelea con cualquiera, le gusta mucho la piña y nunca se asustó con nadie. Cuando le nombran a esa persona me dice: "Leo... estamos en el horno... éste es malandra en serio". Fuimos, nos sentamos en unos bancos, alejados del resto. Él estaba con una chica al lado y otro tipo, Martín y yo enfrente. A Martín lo conocía, a mí no porque él había estado preso y había salido recién de la cárcel. "Un gusto conocerte Leo, yo te escuchaba por radio porque estuve mucho tiempo preso", me dice. Empezamos a hablar de un montón de cosas hasta que en un momento dice: "Mi presencia acá es porque como salí de la cárcel, de ahora en más en Estudiantes se va a hacer lo que yo diga".

26)  ¿Así nomás?

Así nomás. Lo miré a Martín y medio que me sonreí: "¿Cómo que se hace lo que vos digas?", le pregunto. "Ya fui ayer a la comisión directiva y les dije que de ahora en más el 25 % del contrato de cada jugador es mío". "¿Y por qué es tuyo?" "Porque yo lo digo, y cuando yo digo las cosas, se tienen que hacer". "No, pero una cosa es que vos me pidas plata y si yo tengo te doy, pero otra cosa es que le vayas a decir a los dirigentes que te tienen que dar la plata de mi sueldo, de mi familia". Me dice: "Pará un poquito"; mira a la chica y le dice: "Alcanzame lo que está en el bolso". La chica abre el bolso y saca un revolver del estilo de los del Llanero Solitario, de esos plateados, un 45 debería ser. Abre el tambor, saca una bala y la pone sobre la mesa, delante de mí. Saca otra y la pone delante de Palermo.

27)  ¿Qué hicieron ustedes?

Yo no entendía nada. Y me dice: "Mirá Leo, está todo bien, te banco a morir. Pero llévense estas balas de recuerdo y cada vez que ustedes no hagan lo que yo digo, esa bala les va a hacer acordar que acá el que manda soy yo". Así, tal cual. Y después seguimos tomando mate y hablando como si estuviésemos en un cumpleaños. Nos levantamos y cuando nos íbamos dice: "Ey, se olvidan de algo, tomen". La bala para cada uno. Me la guardé en el bolsillo (se ríe).

"No haría a un jugador algo que no me hubiese gustado que me hicieran a mí cuando jugaba"


28)  ¿Les dijeron a sus compañeros?

Sí, tuvimos que explicarles cómo era el tema y nadie quería aceptar. Pero les dijimos "acá está la bala". No era que nos pudiera pasar algo a Martín o a mí, le iba a pasar a cualquiera que le hiciera frente.

29)  ¿Y cómo terminó todo?

Gracias a Dios para nosotros, pero no para un bombero de La Plata, esa semana él participa en una rapiña, mata a un bombero y la policía lo mata a él. Ahí zafamos. Zafamos nosotros pero, pobre, el que no zafó fue el bombero. De esas hay muchas en Argentina.

30)  ¿No tenían ninguna chance de denunciarlo?

No, imposible porque vos pensás en ese momento que lo denunciás y salís a la calle y te pegan un tiro. Que está mal también, deberíamos hacerlo, pero siempre pensás en la familia y en lo tuyo.

31)  ¿En Argentina te pasaron otras cosas de ese estilo?

Jugando también en Estudiantes de La Plata, un partido en Tucumán, no me olvido más, siendo Russo y Manera los entrenadores, la hinchada de ellos quería entrar a nuestro vestuario. Era Atlético Tucumán y les habíamos ganado sobre la hora y se habían ido al descenso. Y Manera nos dio una botella de vidrio a cada uno, rompió la de él y nos dice: "Muchachos, el que entre acá tenemos que matarlo". No había policía, no había más nadie, estábamos solo. "O los matamos o nos matan", dice Manera. Me acuerdo que el techo era de chapa y los sentíamos saltar en el techo.

32)  ¿Cómo terminó?

Te estoy hablando del año 91 o 92, nadie tenía celular en ese momento, y gracias a Dios apareció la infantería y nos sacó. Que si no, hubiésemos tenido grandes problemas. Pero como esa, muchas. En Chacarita, siendo yo capitán también, por una cuestión política no nos dejaban jugar en nuestra cancha, estaba suspendida. Un día jugamos contra Central Córdoba y paradójicamente, ese fin de semana nos dieron la posibilidad de jugar ahí. Empieza el partido, nos van ganando 2 a 1 y de repente empiezan todos los hinchas a treparse al alambrado, parecían hormigas. Entonces viene el árbitro, no me olvido más, era Carlos Maglio, y me dice "Leo ¿qué hacemos?". Le digo: "Carlos, suspendelo y vámonos porque donde se abra aquella puerta... puede pasar cualquier cosa". Termino de decir eso, me doy vuelta y veo que el portón se abre y empieza a entrar toda la hinchada de Chacarita para adentro de la cancha. Y no pasó nada porque fue una cuestión armada políticamente, que si hubiesen tenido algo contra nosotros nos matan ahí.

33)  ¿Entraron como para agredirlos a ustedes?

No, pero se robaron todo lo que había: las cámaras de televisión, la ropa de los jugadores. Tengo en la mente al profe corriendo en calzoncillos... con la remera puesta y unos calzoncillos con flores (se ríe). Son cosas que me quedaron en la cabeza. Argentina es muy complicada.

34)  ¿Acá no viviste nada similar?

No, acá no, nunca. Somos muchos menos también, y no somos tan apasionados como en Argentina. Allá lo toman como de vida o muerte.

"(Un barrabrava de Estudiantes) saca un revolver, abre el tambor, saca una bala y la pone sobre la mesa, delante de mí. Saca otra y la pone delante de Martín Palermo"


35)  Siempre fuiste hincha de Danubio y hay una anécdota que no sé si podés contar: lo que pasó después del partido que Danubio le ganó a Progreso, donde vos jugabas, y salió campeón en 1988.

Sí, la puedo contar. Mi viejo era enfermo de Danubio, cuando perdían y le decían algo quería pelearse. Yo debuté en la primera de Progreso en el año 87 y ese día que decís tuve que marcar al "Polillita" (Ruben Da Silva), que era el goleador del torneo. Y lo marqué y la verdad que lo anulé. Y en el minuto 80 y pico lo pierdo, agarra un rebote y gol. Quedé rebajoneado, porque además mis compañeros sabían que era hincha de Danubio. Yo era muy chico, tenía 17 años, me puse a llorar. Mi viejo me esperó y me llevó en el taxi que manejaba, me daba aliento, lo que haría cualquier padre. Y en un momento no aguantó, me dice: "Pero salió campeón Danubio... ¿y si vamos a la caravana?", "Y bueno... vamos", le dije yo.

36)  Se habla últimamente de la posibilidad de que seas el técnico de Peñarol a partir de enero. Tenés contrato con Danubio hasta diciembre de 2017 ¿existe una cláusula que te permitiría salir sin romper ese contrato?

Las cláusulas siempre están... pero hasta ellas son medio ficticias. Si la cosa no funciona y Danubio me quiere echar, me va a echar. Yo en este momento no tengo cabeza para pensar en otra cosa que no sea Danubio, porque además tenemos un título ahí cerca. Obviamente estamos en boca de toda la gente de fútbol, yo ando por la calle y hay muchísima gente que está con ese tema.

37)  ¿Qué te dicen?

Los de Nacional que no vaya; los de Peñarol que vaya y los de Danubio que me quede en el club.

38)  Todas cosas positivas.

Sí, obviamente. El otro día, en el partido con River, pasó una de esas cosas que te llenan de gratitud y te aumentan el ego: terminó el partido y todo el estadio coreando mi nombre. Eso es importante. Lo tomo como un reconocimiento a lo que venimos haciendo en el club, en la anterior etapa y ahora.

39)  No es lo mismo, supongo, dirigir a Danubio que a Peñarol o Nacional.

No es fácil dirigir a Danubio, que ha salido varias veces campeón y tiene una hinchada que te obliga permanentemente a ir en busca de resultados, por la historia que tienen antes.

40)  ¿Cuál es tu techo?

Siempre lo digo: cuando sos jugador de fútbol querés jugar en la selección. Como entrenador, a mí me pasa exactamente lo mismo: en algún momento me gustaría dirigir la selección. Capaz que no tengo ni un cuarto de capacidad, pero la idea de superación nuestra es constante y día a día. Y después, claro, dirigir en Europa. Probablemente no me dé para dirigir la selección, porque también seguramente hay muchos entrenadores tanto o más capaces que uno, pero ese es el objetivo que uno se pone.

Montevideo Portal | Gerardo Tagliaferro
Fotos: Juan Manuel López