Seré curioso

Ahora son todas flores

Leo Ramos en Seré Curioso: "En las malas recibí amenazas y le tiraron piedras a mi mujer"

De los aprietes en Chacarita a este presente venturoso como técnico de Peñarol, Leonardo Ramos repasa su carrera y su vida sin andar con vueltas.

12.04.2018 00:00

Lectura: 27'

2018-04-12T00:00:00-03:00
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Por César Bianchi
@Chechobianchi
Fotos: Juan Manuel lópez

Patricia Leiranes trae masitas y un café con gusto a vainilla, pregunta si estamos bien, si queremos un refresco o cualquier otra cosa. Luego se excusa, porque tiene que ir a buscar a sus hijos al colegio. Patricia, quien estudiaba obstetricia y abandonó para hacerse cargo de la casa y los nenes (incluyendo su nieto Tiziano, de tres años), es "el sostén" de Leonardo Ramos, el joven abuelo de 48, el técnico de Peñarol. Las comillas son de él y lo especificó después por WhatsApp.

La casa, en el coqueto barrio privado Colinas de Carrasco, a medio camino de Los Aromos y el Campeón del Siglo, tiene paredes blancas y una decoración claramente minimalista, donde se palpa el buen gusto. Leo no tiene camisetas guardadas, ni hay fotos en cuadros con él vistiendo shorts y botines de fútbol, ni hay medallas o copas. Nada de eso. El fútbol es su trabajo y así lo toma.

Pero él -que espera con remera camuflada de guerra y sí, viste chupines- sabe que además de un empleo y un negocio es una pasión indiscutible. Puede dar fe de eso. Por algo cuando las cosas no salían en Peñarol en su casa de Colón le tocaban el timbre a cualquier hora, le tiraron piedras a su esposa cuando llevaba en brazos a Tiziano o amenazaron a su hijo adolescente en su trabajo. Lo sabe, también, porque recibió advertencias poco sutiles de barrabravas argentinos y porque hasta se agarró a trompadas con un DT irrespetuoso en España.

De la pasión, el negocio millonario y el laburo del fútbol hablamos largo y tendido con Leo Ramos.

 

-Empecemos hablando de fútbol. Noto en el hincha una obsesión por la sexta Libertadores, tanto que hay un cántico dedicado a este anhelo. ¿Es un sueño posible o es un delirio del hincha con poco sustento real?

-Después que nosotros salimos campeones uruguayos, con toda la gente que me cruzo en la calle, lo que me piden es "la sexta". Eso y ganar el clásico, claro. Pero no es fácil la Copa. Me ha tocado jugar varias como jugador y ahora como entrenador y siempre dije lo mismo: si vos pasás el grupo que te tocó, después es según cómo te levantes el día del partido. Si vos te levantás bien esos días de ida y vuelta, tenés chances de jugar la final. Pero para eso se tienen que conjugar un montón de cosas. Tenés que tener un plantel como el que hoy tenemos, por ejemplo, tenés que tener suerte en los momentos justos, no tenés que padecer cosas como lo que nos pasó con Palmeiras el año pasado que el juez dio 9' adicionales y lo perdemos en el último minuto... Así que hay un montón de cosas externas que mueven mucho...

-Hay mucho dinero en juego, además del prestigio. Hay quienes dicen que a los organizadores no les reditúa que la gane un cuadro de un país de tres millones de habitantes. Pero Peñarol llegó a la final en 2011.

-Hay mucho dinero en juego, hay muchas cosas de poder en juego, hay equipos de ligas muy potentes, y por eso se tienen que conjugar muchas cosas. Nosotros tenemos un plantel con jugadores de experiencias, algunos chicos que van sumando minutos en Primera y la ilusión está. No es fácil, pero tenemos plantel para lograrlo.

-Tu forma de jugar está clara, con dos carrileros que surquen las bandas, antes con Rossi y el Lolo, ahora con Canobbio, a veces Gio González o Fidel Martínez. Ya no tenés a Viatri y el equipo va a tener que asumir la ausencia de seis meses de Gargano, que era un jugador clave. ¿Cómo se suple a jugadores de jerarquía? 

-Con Gargano y Viatri tuvimos dos bajas importantísimas. A mí me gusta mirar para adelante. Pero no podemos seguirlos llorando... Han sido importantes, pero por lesiones no los podemos tener, entonces me concentro en lo que tenemos, que son jugadores muy buenos, porque por algo están en Peñarol. El "Cabeza" Guzmán (Pereira) está jugando muy bien, me puso muy contento su evolución. Ya no tenemos al "Mota" y a Lucas, tratamos de suplirlos con lo que tenemos, que aportarán otro tipo de cosas. El "Toro" Fernández y el "Cabeza" son jugadores que me gustan.

-¿Vos tenés una prioridad?

-A mí me gusta ganar todo lo que se me ponga por delante. Sé que hay cosas más difíciles que otras, pero somos el mejor equipo del fútbol uruguayo y es el equipo al que todos quieren vencer a nivel local, y también le quieren ganar los equipos de otros países, por la historia del club, por cómo venimos jugando, por la cantidad de partidos que venimos ganando.

"La semana previa al partido contra Atlético Tucumán estábamos con mi señora y la enfermé porque miré cinco veces el partido de Independiente contra Atlético Tucumán, y cada vez que lo ponía de nuevo, me decía: '¿Otra vez lo vamos a mirar?'"

 -En julio del año pasado el semanario El Bocón publicó que le pediste entre 6.000 y 8.000 dólares a un jugador del plantel, para prestárselos a un integrante del cuerpo técnico que no la estaba pasando bien. Opinaba el semanario que de esta forma se termina la disciplina, como si este gesto menoscabara tu autoridad. ¿Esto fue así?

-Lo leí. Es una total mentira. Estuve averiguando quién es esa persona (NdeR: se refiere a Jorge Bonica, director de la publicación) y realmente le hace honor al nombre del periódico. Podés preguntarle a cualquiera de los jugadores si yo alguna vez le pedí plata a alguno. Nunca. Eso no pasó. No sé ni de dónde salió esa información. La única vez que tuve algo parecido, lo hablé directamente con el presidente, porque es algo que le correspondía a mi cuerpo técnico. Y no fue con Juan Pedro (Damiani), fue con Jorge Barrera. La vez que hablé de plata con jugadores fue hace poco, cuando vino a visitarnos una nena enferma de cáncer, que necesitaba hacer algunas refacciones en la casa, y entre todos colaboramos para hacer esas refacciones.

-¿Ves mucho fútbol? ¿Sos obsesivo como Bilardo o Bielsa?

-No soy un enfermo. Porque nunca lo fui, ni cuando era jugador. Siempre lo tomé como un oficio, porque me gustaba mucho jugar al fútbol y ganaba dinero haciendo lo que me gusta. Como entrenador cambié un poco, porque necesitás aggiornarte de un montón de cosas. Miro bastante fútbol, por momentos. La semana previa al partido contra Atlético Tucumán estábamos con mi señora y la enfermé porque miré cinco veces el partido de Independiente contra Atlético Tucumán, y cada vez que lo ponía de nuevo, me decía: "¿Otra vez lo vamos a mirar?". Y muchas veces yo estaba tomando apuntes, y le pedía que rebobinara y pausara. En otros momentos, no. Pero estudio a los rivales, tengo gente que va a mirar al rival y tenemos un software de seguimiento de partidos y preparamos videos para los jugadores, con errores y virtudes de nosotros y del rival.

 -¿Quién es tu modelo de entrenador a nivel mundial? 

-Yo trato de tener cosas de todos. Me gusta muchísimo el modelo de Bielsa y de ahí todas las ramificaciones: Sampaoli, por ejemplo, me gusta mucho, el "Toto" Berizzo, Pochettino, salieron del riñón de él. Muchas cosas de Mourinho y Guardiola me gustan. En el torneo pasado tuvimos varios partidos donde teníamos una forma de jugar con pelota bien jugada de atrás, llegando al arco rival con conexión entre muchos jugadores, tratando de ubicar siempre el tercer hombre (el que se lleva la marca o se muestra como alternativa). Es muy del modelo Barcelona.

 -¿Por qué te marcó tanto Osvaldo "Chiche" Sosa, que lo tuviste en Chacarita?

-¡Fue muy importante! Gracias a Dios tuve grandes entrenadores: (Luis) Cubilla, Cata Roque, Saúl Rivero, el "Chongo" Escalada, Passarella, Carlos Bianchi, Miguel Russo, Manera, el "Profe" Córdoba, he tenido grandes entrenadores. Pero "Chiche" fue un crack: resumía lo mejor de todos, y creo que tenía cosas que yo tengo hoy. Formado en Argentinos Juniors, escuela de buen pie, era muy corto y conciso cuando hablaba, pero era muy cercano al jugador, y me fue marcando cosas que hoy veo que yo hago... "Chiche" te agarraba al inicio del torneo y te decía: "Vamos a jugar con -ponele- Peñarol, Danubio, Rentistas" y te decía "a éste le vamos a ganar, con éste otro empatamos, con éste vamos a andar ahí, pero le vamos a ganar por poco, y con éste vamos a jugar bien pero vamos a perder" y resulta que los partidos terminaban así, tal cual. Y hubo un día que me convenció de que era un fenómeno: íbamos a jugar contra Independiente en Chacarita, yo de volante carrilero por derecha tenía a (Sebastián) Romero que era un jugador bárbaro que salió de Chacarita y después anduvo por todos lados, y ellos tenían al "Pony" Oyola, que jugaba de carrilero por afuera. Habíamos hablado toda la semana que Oyola tenía un ida y vuelta infernal, con llegada al arco en el segundo palo. Entramos a la charla técnica previa al partido y "Chiche" no venía y no venía... y llega faltando poco para el partido, se cruza de brazos y nos mira, sin hablar. Y le digo: "Chiche, ¿y la charla?" Y dice: "Hoy muchachos vamos a jugar recontra bien, le vamos a pegar un pesto bárbaro a Independiente, pero vamos a perder el partido por tu culpa", y lo señala a Romero. Yo le pregunto: "¿Por qué dice que vamos a perder el partido por él?", y dice: "Porque este pelotudo -bien de porteño- se va a dormir y Oyola nos va a hacer un gol por el segundo palo". Y nos terminó ganando Independiente con gol de Oyola en el segundo palo. En el entretiempo lo agarré del cogote a Romero y le di una cachetada. Le dije: "Lo hablamos toda la semana y te lo dijo el técnico antes del partido". Y hoy me pasa que les explico cosas a los jugadores y después terminan pasando, eso es bueno, porque nos ganamos la credibilidad  de los jugadores.

-Ahora dirigís un plantel en perfecta armonía...

-Todo Peñarol está en armonía, te puedo decir.

-Da la impresión que es así. Pero has tenido problemas con varios jugadores que ya no están como Luis Urruti, el argentino Tomás Costa y el brasileño Ronaldo Conceição, que se fueron endilgándote irregularidades de conducta al frente del plantel. ¿Se puede saber qué pasó con ellos? 

-No entraban en lo que nosotros queríamos. Yo no los elegí. Cuando yo llegué, Tomás Costa y Urruti ya estaban en el club, y Conceição llegó para ser tercer o cuarto (zaguero) central. Cuando llegué al club dije algo que a mucha gente no le gustó. Dije que en los equipos míos, el que juega bien, pero no corre y no mete, conmigo no juega. Habían jugadores que no entraban en mis planes, porque aparte era una consigna que la habíamos hablado un montón de veces en el plantel. Nosotros siempre entrenamos como se juega. No permitimos que entrenes a un cuarto de tus condiciones: entrenamos a full, porque después, en el partido, voy a pedir que jueguen a full. Mis planteles siempre son de 25 o 26 jugadores, tener 30 me parece un despropósito, porque no le podés dar a todos la importancia que se merecen. Juegan 11 y hay siete en el banco de suplentes, y tener otros 15 afuera me parece un despropósito. Prefiero que algunos de esos 25 sean juveniles y no jugadores mayores y que se sientan relegados. Si recordás esos casos: fueron jugadores que hablaron (en la prensa) y nunca salí a hablar de ellos, porque hay códigos en el fútbol. Si tomé la decisión, tampoco voy a decirte puntualmente por qué los saqué del plantel. A mí me dejaron afuera de algún plantel y no salí a hablar contra el técnico o los dirigentes, porque ninguno tiene el lugar comprado. Conmigo, el único lugar donde te podés ganar el puesto es en la cancha y entrenando como sea y de la manera que sea. Hoy te digo que a Ronaldo casi no lo pudimos tener, porque estuvo mucho tiempo lesionado.

-El pasado fin de semana varios periodistas deportivos te criticaron por entender que aludiste al técnico de Nacional cuando dijiste: "Otros equipos han rotado muchos jugadores y tienen un montón de desgarrados". ¿Te equivocaste con ese comentario?

-Yo dije "otros", no "otro" equipo, o sea que son varios equipos, no me referí a uno solo. Yo tengo mi lectura sobre eso: hoy Peñarol está tan tranquilo y tan bien, que cualquier cosa que digamos puede servir para generar una polémica. Nunca hablo de los colegas, nunca hablo de los árbitros. Yo quería destacar la fortaleza física de mi equipo. Y nunca hice referencia a (Alexander) Medina.

"A mí me dejaron afuera de algún plantel y no salí a hablar contra el técnico o los dirigentes, porque ninguno tiene el lugar comprado. Conmigo, el único lugar donde te podés ganar el puesto es en la cancha y entrenando como sea"

-¿Por qué no opinás de los arbitrajes, y de hecho recalcás siempre que no vas a opinar sobre los árbitros?

-¿Qué cambia? Si yo los critico, ¿qué cambia? ¿Puede cambiar el resultado del partido jugado?

-No, pero a un futbolista le sacan amarilla o roja e invariablemente siempre reclaman y protestan.... y ya fue amonestado o expulsado. Tampoco va a cambiar.

-Yo no protestaba nunca. Y me echaban bastante, jeje. Vuelvo a lo mismo: si le pego una patada a uno y el juez me echa, ¿se va a arrepentir y anular la roja? Para protestar sobre los arbitrajes hay un consejo de arbitrajes, los clubes tienen sus delegados, dirigentes que se dedican a eso... Yo creo que de una vez por todas, en el fútbol uruguayo, tenemos que cambiar un poco y no ser tan llorones. Hay muchos partidos donde se llora mucho. Se llora antes, durante y  después del partido. ¿Y qué ganás con eso? El árbitro capaz que al fin de semana comete el mismo error, y no lo hace porque quiere.

-Has confesado ser hincha de Danubio. ¿Nunca te hiciste hincha de Peñarol? ¿Es sólo un trabajo circunstancial?

-Siendo hincha de Danubio, los partidos que más quiero ganar es contra Danubio. Suena loco pero es así. Me pasaba también como jugador. Fui a jugarle dirigiendo a Progreso, le ganamos 4-1 en La Curva de Maroñas y grité los goles como loco, la gente no entendía nada... Soy profesional. Hay jugadores de Peñarol que son hinchas de otros clubes y jugadores de Nacional hinchas de otros clubes. Vos te debés al lugar donde estás. Mirá, la gente busca tanta boludez, que el otro día dije que al ver la bandera gigante contra Atlético Tucumán se me puso la piel de gallina, y hubo gente que me vino a cuestionar que haya dicho eso. Una mujer se me acercó durante el partido y me gritó "piel de gallina no, Leo". Yo te digo que cada vez que voy bajando las escaleras para entrar a la cancha y veo el estadio de Peñarol lleno de gente, es majestuoso, me mueve... Pero no por eso me hice hincha, soy un profesional.

-¿Entonces dirigirías a Nacional?

-Hoy ya no creo... porque humildemente creo que me he ganado a la gente de Peñarol. No sé si lo haría. Hoy te digo que no. Pero algo tengo claro: nunca dirigiría a Defensor (Sporting).

-Jugando en Salamanca, España, casi te vas a las manos con un entrenador. ¿Cómo fue eso?

-Casi no. Queda feo contarlo, pero ya pasaron muchos años. Era un partido Salamanca contra Badajoz, yo estaba jugando en pareja con un canterano, un juvenil que jugaba de central por derecha y yo de central por izquierda y el técnico al costado, nosotros rechazábamos la pelota, salíamos dos metros y enseguida volvíamos para atrás porque la pelota era un frontón, iba y venía...  Yo le hablaba en la zaga y le decía al juvenil: "Juampa, vos haceme caso, vamos y venimos continuamente juntos", y el técnico constantemente: "Juan, ¡saca al equipo, joder!", me contradecía... No era que no quisiéramos salir, sino que nosotros rechazábamos y venía al toque la pelota, no podían aguantar la pelota arriba. Entonces iban 35' del primer tiempo no aguanté más, lo miré al técnico y le dije: "Walter, tranquilo, no es que no queramos salir, es que no podemos salir" y me contesta: "Tú sudaca, vete a tomar por culo". Y le digo: "¿Qué dijiste?" "¡Vete a tomar por culo!". Entonces me viene una pelota, avanzo con ella y en vez de enfilar para el arco contrario, eludo a uno, le apunto a mi técnico y le tiré un pelotazo. Y le dije: "Ahora en el entretiempo me lo vas a decir en la cara". Entré al vestuario, lo agarré del hombro y le digo: "¿Qué dijiste?" "¡Vete a tomar por culo!" y se la puse ahí mismo.

"El otro día dije que al ver la bandera gigante contra Tucumán se me puso la piel de gallina, y hubo gente que me vino a cuestionar que haya dicho eso. Una mujer se me acercó durante el partido y me gritó: ¡'piel de gallina no, Leo'!"

-Ahora estás del otro lado, como DT. ¿Qué pasaría si un futbolista de tu equipo, enojado, te quiere pelear? ¿Te agarrarías a trompadas con el jugador?

-Sí. No lo soportaría. Pero yo nunca le hablaría a un jugador como se refirió a mí ese entrenador. Yo no le diría a un jugador mío: "Vos andá para allá y andá a la concha de tu madre". Nunca saldría de mí una mala palabra hacia un jugador mío, ni sería autoritario. Hoy el entrenador ya no está allá arriba, como intocable e inaccesible. Por eso me gusta estar, no digo en la misma línea, pero apenas un pasito arriba. Cuando hubo algún intento de algún jugador o mío de terminar mal, me freno al toque porque es un paso que no podés dar... si no, después, ya no tenés retorno.

-A Gerardo Tagliaferro, en su espacio Las 40, le contaste que en La Plata, un barrabrava de Estudiantes te llevó una bala a la concentración. ¿Cómo fue ese "apriete"?

-A mí y a Martín Palermo nos llevaron una bala. Él era el capitán de Estudiantes y yo el vicecapitán. Estábamos en la concentración, nos llaman de portería y nos dice: "Los está buscando 'El Hacha'", y te digo que a Martín le encanta la piña. Pero me mirá y me dice: "Estamos en el horno, Leo". Él había estado preso, entonces yo no lo conocía, él recién había salido. Me dice: "¿Qué hacés, Leo? Te banco a morir, yo te escuchaba en la radio cuando estaba guardado, me gustan los que van para adelante y pegan patadas", me dice. Hablamos del club, de la barra y nos dice: "Yo necesito reinsertarme en la barra de nuevo como líder, así que les voy a pedir un porcentaje del sueldo a cada jugador". Martín le dice que no puede ser y yo me reí. Le dije: "No, vos pedime, y yo veo si puedo darte o no, que tampoco va a ser siempre". Y le dice a uno que estaba con él, "alcanzame eso", y ahí sacó un revólver enorme con tambor, como esos de El Llanero Solitario, saca dos balas y nos da una a cada uno. "Esto es para que recuerden siempre que lo que yo digo, se hace", y se va. Pero gracias a Dios para nosotros, mala suerte para un bombero, la noche posterior a esa reunión, por un ajuste de cuentas que él tenía, mató a un bombero, y la Policía lo terminó matando a él. 

-¿Nunca más viviste algo similar en tu carrera, como futbolista o DT? En Chacarita, por ejemplo...

-Muchos episodios, en esos dos años en Chacarita. El hijo del capo de la barra de Chaca era fanático hincha mío: yo tenía chivita y me la rebajaba, él se la rebajaba, yo me hacía raya a un costado, él se hacía la raya al costado. Un día vamos a jugar a Newell's y viene otro de la barra, que le decían "El Mono", un malandrín  de aquellos, y me dice: "Leo, necesitamos plata para viajar", algo que pasaba mucho. Nosotros hacía cinco meses que no cobrábamos, entonces le pedí a los jugadores más grandes una colaboración y habremos juntado unos 500 pesos argentinos, ponele. Entrenamos, nos fuimos a comer, volvíamos al estadio y ahí nos íbamos para Rosario. Ahí se acerca el líder de la barra, cuyo hijo me tenía como ídolo, y me dice: "¿Y juntaron la plata?" "Sí, tomá, acá tenés", y se la doy. Cuando volvemos al estadio, se acerca el otro, "El Mono", y me dice: "¿Y la plata?". "Se la acabo de dar al otro", le digo. "Ah, no, ¡cómo se la vas a dar a él! Estamos peleados con él, ¡con vos está todo mal!". Y yo tengo pocas pulgas, entonces le dije: "Loco, arreglate con él, ponete un cartel en la frente que diga que sos de otra facción, yo que sé". "¿Así que estás de vivo?", me dice. Casi nos agarramos, nos separan un poco, y de la nada aparece el auto con el capo de la hinchada y su hijo. Nos ven, el hijo abre el baúl de un Gol rojo, y saca una escopeta que no terminaba de salir más el caño... La pone por encima de mi hombro y le apunta a la cabeza al "Mono", y le dice: "Vos a Leo lo tocás o Leo sólo tiene un arañazo en la cara y te voy a matar a vos, a tu hijos, a tu madre, a todos", la gran Escobar le encajó. Ahí todo se tranquilizó y pasó.

-¿Y acá en Uruguay te han pedido dinero o colaboración los barras?

-Nunca, nunca, nunca.  

-¿Cuánto dura la felicidad y el disfrute cuando se gana un torneo o campeonato? ¿Unos días?

-¿Días? Ja, ¡minutos!

-Quizás la sensación sea de alivio. Recuerdo cuando saliste campeón Uruguayo el año pasado con Peñarol y te hincaste en el piso con las manos en la cara...

-Fah, sí, alivio. Mirá que recibimos mucho palo, eh. Y en esa caída al piso estaba todo atrás. Si me atacan a mí, no pasa nada, porque sé cómo son las cosas porque desde los 17 años estoy en Primera. Pero yo tuve problema en mi casa con gente que pasaba y le tiraba piedras a mi señora, con mi nieta en brazos. Así como lo escuchás. Nos tuvimos que mudar (de Colón), porque no podíamos vivir ahí. Tuve que sacar corriendo a gente en la calle, te hablo del primer torneo, en un momento en que las cosas no salían. Pero en pocos partidos que perdimos, o nos tiraban piedras o nos tocaban timbre a la una de la mañana, tres de la mañana o a cualquier hora.

"(Un barra de Chacarita) saca una escopeta y no terminaba de salir más el caño... La pone por encima de mi hombro y le apunta a la cabeza al 'Mono', otro barra, y le dice: 'Vos a Leo lo tocás o Leo sólo tiene un arañazo y te voy a matar a vos, a tu hijos, a tu madre, a todos'"

-¿Y amenazas de muerte?

-Sí, también. De todo pasé... A mi hijo, el de 20, que es barbero, cuando tuvimos un momento complicado fueron a decirle que me dejara de romper los huevos, porque lo iban a romper todo. Yo me enteré mucho después. Y con mis hijos en el colegio algo parecido, porque sabían que era el hijo del técnico de Peñarol. Y el disfrute es muy poco, fijate que cuando salí campeón con Peñarol dije que ahí recién le daba importancia al Campeonato Uruguayo conseguido con Danubio, que no es un cuadro grande.

-En Danubio habías incorporado psicólogos al plantel, que después los incorporaste a Peñarol. ¿Por qué cree que son útiles?

-Son los mismos dos psicólogos que teníamos en Danubio. En nuestra época no había WhatsApp, no había celular, no había play station, yo me levantaba temprano para ver el fútbol alemán en canal 5... Yo creo que hoy el jugador tiene muchas tentaciones, muchas cosas alrededor, y no está tan metido en el fútbol. En mi época, para salir en un diario tenías que ser un monstruo por tres meses, ahora hay un suplemento deportivo todos los días y sale cualquiera. Lo gracioso es que cuando hice el curso de entrenador, no me gustaba nada Psicología como materia. Desde el 91 que estaba en Vélez, me buscaban los psicólogos y yo les huía, pero porque yo creía que no lo necesitaba, yo era muy maduro y disciplinado. Cuando estudié para DT, en mi generación estaban los Barros Schelotto, Cagna, Palermo, Calderón, Capria, Cascini, y un psicólogo pregunta: "¿Qué opinan ustedes de los psicólogos en el fútbol?", yo me levanté y dije: "Son unos ladrones del fútbol". Y lo argumenté: dije que no creía que un jugador de fútbol necesitara un psicólogo (eso en aquel momento, eh). Yo entendía que el preparador físico y el ayudante del técnico podían escucharnos, aconsejarnos. Nos dijeron que los tiempos habían cambiado. Cuando llegué a Danubio, después de un episodio que tuvimos, sentí que necesitábamos un psicólogo. Yo veía a un jugador que ya no era el mismo. Veía que no estaba bien. Fuimos a hablar con él, él insistía en que estaba bien y yo le decía que no, que no era el mismo, él mantenía la cabeza gacha y cuando levanta la cabeza tenía los ojos rojos, hinchados... Y me dice: "Estoy pasando mal.  Nosotros no estamos cobrando, yo soy el sostén de mi familia, y hace dos días que como solo arroz". Ahí le dije que contara conmigo, que yo lo podía ayudar, pero él tenía que estar bien para poder rendir en la cancha. Y ahí nos dimos cuenta que necesitábamos tener psicólogos, porque podían no querer contarme algo así a mí, y sí a un terapeuta.

-Sé que en momentos puntuales has sido un gran motivador. En una final de Danubio contra Wanderers a los jugadores les pusiste un video motivacional con testimonios de los familiares de tus futbolistas, y aunque arrancaron a lagrimear, terminaron ganando 3 a 0. ¿En Peñarol has hecho algo parecido?

-No, en Peñarol no, porque es otro plantel, más maduro. Pero el otro día antes del partido contra Atlético Tucumán les dije algo que me decía el gordo Manera y Miguel Russo en Estudiantes de La Plata: "Muchachos, noche de copa y en la noche de copa se perdona todo. Se perdona una patada, se perdona un codazo, una puteada, un escupitajo". Termino de hablar de la noche de copa, grité: "¡Vamooooos!" y tenían la cara desfigurada, gritando como diciendo que iban a entrar a comérselos.

-Sos gran carnavalero, de hecho nos vimos en el Teatro de Verano. ¿Sos hincha de alguna agrupación?

-De Zíngaros, por "Pinocho" (Sosa). Los parodistas no me gustaban, desde que volvimos al país empecé a ver en Zíngaros un gran show, de calidad. Y nos empezamos a hacer hinchas cuando el año pasado hicieron la parodia de Drácula. Pero mis raíces siempre fueron murgueras, yo vivía en Emilio Romero y Conciliación y a dos cuadras ensayaba La Bohemia, durante toda mi infancia nunca me perdí un ensayo. A La Reina la seguí mucho porque era de ahí de La Teja, los Morgade aún hoy son amigos, los seguíamos con toda la familia.

-Me enteré por Galería que sos fanático del orden, de la pulcritud, que no te cuesta fregar, lavar los platos, pasar la aspiradora...

-¿Sabés qué pasa? Te debe pasar lo mismo a vos: cuando éramos chicos, tu madre se iba a trabajar y si vos tenías que hacer algo en tu casa, lo hacías. Hoy, los chicos de ahora, incluyendo mis hijos, tenés que perseguirlos para que hagan algo en la casa. Cuando yo era chico, mi vieja tenía dos laburos, mi viejo laburaba todo el día, mi hermana mayor estudiaba y yo tuve que criar a mis hermanas más chicas... cambiando pañales de tela como en aquel momento, haciendo todo. Fui bastante enfermo con el orden, sí. Ahora un poco menos, pero siempre que entreno a la tarde, de mañana hago los dormitorios, paso la aspiradora. Hace unos meses, Martín Charquero me estaba haciendo una nota por teléfono para la radio y yo hablaba por auriculares mientras estaba fregando los platos y se escuchaba en la nota.

"Cuando yo era chico, mi vieja tenía dos laburos, mi viejo laburaba todo el día, y yo tuve que criar a mis hermanas más chicas cambiando pañales de tela, haciendo todo. Fui enfermo con el orden. Siempre que entreno a la tarde, de mañana hago los dormitorios, paso la aspiradora"

-¿Cuánto te interesa la política?

-Nada, absolutamente nada. Trato de no mirar noticieros, porque si estás mal y mirás un noticiero, te querés pegar un tiro. Cero política. Mirá: cuando yo estudiaba en la escuela industrial -fui a aprender para ser mecánico tornero-, me gustaba poco el estudio en realidad... Y había movimientos juveniles. Recuerdo que me afilié a un movimiento juvenil del Frente Amplio y salí delegado de la clase, pero lo hice sólo para poder faltar a clase. Nunca voté en Uruguay, de hecho, pero sí voté cinco veces en Argentina, donde me nacionalicé.

-El año que viene podrás votar por primera vez en Uruguay. ¿Tenés decidido a quién votarías si las elecciones fueran hoy?

-No, ni idea. Capaz que llegado el momento estudio un poco el panorama y me decido.

-¿Cómo evaluás el cisma que se produjo entre la Mutual y el movimiento Más Unidos que Nunca? 

-Una vez dije que el jugador de fútbol va a la Mutual cuando la necesita, no está día a día en la Mutual. Pero también dije que si hay una masa societaria de la Mutual y no se siente representada por la Presidencia de ese momento, el presidente debería dar un paso al costado, por falta de respaldo de los agremiados. Me extrañó que el "Caballo" (Fernando Kanapkis) saliera a contestarme, pero no dije nada raro.

-¿Hoy crees que puede salir algo bueno de la intervención del Ministerio de Educación y Cultura?

-Lo único que creo es que el presidente de la Mutual tiene que responder al jugador de fútbol, y por algo es el presidente. Pero no sé cómo es el tema político, porque como te digo, no me interesa la política. No voy a fondo en el quid de la cuestión. Pero se supone que ante cada asociación el representante tiene que ser la voz de lo que hace la Mutual para los futbolistas.

-¿Anhelás llegar a dirigir la selección algún día?

-Sí, me encantaría. Primero querés jugar en Primera, después en un equipo grande y después llegar a la selección. Como entrenador es lo mismo. Pero capaz que no me da ni para pasar por la puerta del Complejo Celeste. Eso va a depender de cómo siga trabajando mi cuerpo técnico, y de la decisión que tome la AUF en su momento, cuando exista esa vacante. Pero no me postulo ni por nada del mundo... Hoy creo que la selección con el Maestro, por más que muchas veces no estuve de acuerdo en la forma de jugar, también dije que al Complejo hay que ponerle su nombre, porque lo que ha logrado no lo logró nadie.

-¿Sos feliz?

-Sí. Lo único malo es que estando en el fútbol y más en esta carrera como entrenador vas perdiendo la felicidad, el disfrute. Pero soy feliz con mi familia, con todo lo que rodea a la familia sí. En el fútbol, en cambio, la felicidad son minutos.