La fiscal de Toledo Alicia Ghione pensaba formalizar este miércoles al principal sospechoso del crimen de la comerciante de Toledo, que fue asesinada el pasado domingo de seis puñaladas, pero el hombre se negó a declarar. Había confesado el crimen ante la Policía, aseguraron fuentes a Montevideo Portal, pero no lo hizo ante la Justicia.

Pese a ello, las evidencias acumuladas permitieron que esta mañana la Justicia formalizara al hombre de 37 años por un delito de homicidio "muy especialmente agravado", según informó Miguel Chagas para Telemundo 12. Este delito tiene como pena mínima 15 años de prisión.

El sujeto cumplirá prisión preventiva por 180 días, mientras se desarrolla la investigación. Si bien la defensa se opuso al pedido de prisión preventiva, la jueza confirmó lo solicitado por la fiscal Ghione.

Según se supo en la audiencia, fue la propia víctima quien aportó los datos necesarios para detener al delincuente. En los últimos minutos en que estuvo consciente, pudo contar las características físicas del hombre y la vestimenta que llevaba. Con esos datos, la Policía revisó las cámaras cercanas al lugar del crimen y pudo captar al hombre en varios momentos, deteniéndolo luego.

Los detalles

De acuerdo al documento revelado por la Fiscalía, que hace un recuento de los hechos, el agresor se llevó dos perfumes y un pomo de crema tras darle seis puñaladas a la comerciante.

Se fue corriendo y luego caminando hacia la cancha de Keguay, a unos metros de la cuadra donde se encontraba el almacén donde ocurrieron los hechos, perdiendo por el camino el pomo de crema, que quedó tirado en la calle.

Ingresó al predio de la cancha del Keguay y luego pasó por el costado. Fue visto por el canchero del lugar, que se encontraba cortando el pasto. Llevaba uno de sus brazos envuelto en una prenda de vestir, a la altura de la muñeca, lo que llamó la atención del canchero y su familia, "dado que la actitud del imputado indicaba que quería ingresar a la finca".

Los momentos previos al asesinato

Antes de robar y dar muerte a la comerciante, se paró frente a una finca a aproximadamente 80 metros del lugar del homicidio, y al ser sorprendido por el dueño de casa, manifestó "que buscaba al vecino", de quien no conocía ni siquiera el nombre. Entonces continuó su camino por la misma calle rumbo al almacén. Antes de allí se encuentra un ciber, aproximadamente a unos 50 metros, cuyas cámaras lo registraron varias veces, mientras iba y volvía; además, fue observado por vecinos del lugar, a los que les llamó la atención la actitud del imputado: se subía y bajaba la remera, tratando de ventilarse.

A unas cuatro casas del almacén donde ocurrió el homicidio, se encuentra un kiosco que también tenía una cámara de seguridad que filmaba hacia la calle, donde asimismo quedó registrado. Fueron varios testigos que lo observaron antes y después del homicidio, y que pudieron describirlo en detalle.

La planificación

Según declaraciones que recabó la Fiscalía, el hombre había anunciado frente a amigos en la mañana que "se mandaría algo para tener plata para consumir pasta base". El domingo 10 de febrero a la mañana, se reunió con dos amigos en la bomba de OSE y acordó con uno de ellos en que realizarían una rapiña.

Al día siguiente, dos de estos individuos (no el formalizado) estuvieron en el mismo lugar y uno de ellos narró al otro que la rapiña salió mal, porque "se mandaron una macana".

Tal cual informábamos, la víctima llegó a dar una descripción del asesino ante de morir. Del testimonio de los primeros vecinos que llegaron en su auxilio surge que dijo que era "un rubio de remera azul".

Los detalles aportados por la propia víctima a los vecinos "coinciden plenamente con el imputado" y los registros de las cámaras.

En la escena de los hechos se encontró un arma blanca, cuchilla de mango blanco cuya hoja estaba manchada de sangre, que fue relevada por Policía Científica y se encuentra en análisis.