La denuncia pública que hizo la militante del Partido Nacional Romina Celeste Papasso contra el senador del mismo partido Gustavo Penadés provocó reacciones opuestas, entre el descreimiento y la confianza en el relato de la víctima. Al principio, incluso, figuras del ámbito político como el legislador Sergio Botana dijeron públicamente que lo dicho por Papasso era “un bolazo total”. Otros, como el presidente Luis Lacalle o el ministro Luis Alberto Heber apelaron a su amistad con el senador para fundamentar su confianza en su versión.
En paralelo, y fiel a su estilo, la militante aseguraba en redes sociales que tras su declaración había más menores de edad que se habían acercado a ella para contarle que habían sido víctimas de Penadés. Hasta ese momento, como el relato había sido a través de los medios de comunicación, la Fiscalía no tenía sobre la mesa el caso.
Sin embargo, apenas se enteró, el fiscal de Corte Juan Gómez decidió comenzar una investigación de oficio y —debido a la negativa de Mariana Alfaro de tomar el caso— la magistrada Alicia Ghione fue quien asumió la tarea.
Un método
Ghione ha trabajado hasta ahora en una dinámica de “paso a paso”, como suele hacerlo con todos los casos que le toca investigar. Para la magistrada, en los hechos, esta es una causa más de las tantas que ha tratado. La diferencia —que no es poca— radica en que el señalado como el responsable es un senador de la República de larga trayectoria.
Por eso, y a sabiendas de que la causa interesa públicamente, la fiscal siempre ha tratado de avanzar con un perfil bajo y priorizando el resguardo de los denunciantes. “Acá lo que importa son las víctimas y su protección”, repite una y otra vez en diferentes ámbitos laborales.
Cuando tomó el caso, lo primero que hizo fue comenzar a escuchar los relatos e inmiscuirse en cada uno de ellos, los que se iban tornando cada vez más duros. Si bien fue Papasso la primera en prestar su testimonio ante los medios, Ghione la citó al Ministerio Público para tener más detalles. Siempre la magistrada les consulta a las víctimas si tienen algún tipo de pruebas, pero en pocos casos la respuesta es afirmativa porque es difícil poder llevarse algo más que la cruda experiencia cuando se trata de delitos sexuales.
En la medida que más víctimas se acercaron —hoy en día son ocho—, el trabajo se tornó cada vez más estrecho con los abogados del Consultorio Jurídico de la Universidad de la República (Udelar). Actualmente, mantienen reuniones cada dos o tres semanas para analizar el estado de la causa y saber cuáles son las medidas que prevé tomar la fiscal en adelante.
Primero escuchar a las víctimas, luego reunirse periódicamente con los abogados —cabe aclarar que no todos los declarantes llegaron con defensa, porque no es algo que esté estipulado por ley— y, en tercer lugar, pedir algunas pruebas que puedan servir como elementos para corroborar lo que presuntamente hizo Penadés.
Así fue que solicitó las imágenes de las cámaras de los dos moteles que están identificados en las denuncias y los medios de pago utilizados por clientes dentro de una determinada franja temporal, de modo de detectar si alguno corresponde a los que están identificados a nombre de Penadés. En un camino paralelo, volvió a pedir la reserva de la causa porque, de nuevo, “lo más importante son las víctimas”.
El cuarto paso fue escuchar a Penadés. Ghione, quien ya tiene varios años en Delitos Sexuales, podía presumir que el senador no iba a aportar información que le diera un giro a la causa, pero es derecho de cualquier acusado tener la instancia correspondiente para defenderse.
Esa cita ante la Fiscalía se dio en un carácter muy formal por parte del legislador, quien habló a lo largo de una hora y media y negó haber estado con menores de edad. Reconoció, sí, que había ido a los moteles señalados, pero afirmó que en ningún momento supo que asistía allí con menores. También dijo que sí ante la pregunta de si solía frecuentar el Parque Batlle, y admitió que las veces que pagó por sexo nunca le pidió el documento de identidad a la persona. Todo esto fue anotado por Ghione como insumo para la causa.
El quinto, y último paso dado hasta ahora, fue pedir el desafuero. Esto se da porque la fiscal prevé solicitar medidas judiciales que lo requieren, y también para darle la oportunidad al senador de que pueda hacer efectiva su defensa. Una vez que se haga efectivo el desafuero, la fiscal concretará la solicitud de las medidas judiciales que sostiene necesarias para avanzar.
El proceso en palabras de Papasso
“Incertidumbre”, “tranquila”, “complicada”, “angustiada” y “sensible”: así describió Papasso cómo se ha sentido desde que comenzó el proceso judicial impulsado por su denuncia. La militante contó a Montevideo Portal que vivió “momentos duros” cuando comenzó a escuchar los testimonios de los otros menores que aseguran haber sido explotados sexualmente por Penadés.
Papasso entiende que es complicado de imaginar cómo una persona de la trayectoria del senador puede querer mantener relaciones con “casi niños”. Para la militante, también hubo dos momentos en la causa, porque en la medida que la fiscal Ghione fue avanzando en la obtención de testimonios y elementos, la gente comenzó a transmitirle su apoyo en la calle, según dijo.
“La sensación de las redes es una cosa. En la calle, el apoyo es otra cosa. Es increíble. No puedo caminar por la calle porque la gente me para para decirme que siga adelante y que no afloje”, aseguró Papasso, quien subrayó que en redes sociales “el Frente Amplio está muy callado”.
En este proceso, puntualizó, en dos oportunidades sintió “dolor en el alma”: cuando Penadés dijo que ella no era parte del Partido Nacional, y cuando algunos jerarcas de gobierno —entre ellos el presidente Luis Lacalle Pou— salieron a respaldar públicamente al senador.
Pero siempre que algo duele, se busca algún contrapeso que anestesie o lo haga olvidar. En el caso de Papasso, encontró dos formas: las redes sociales y el respaldo que le sintió de Ghione. Sobre lo primero, ha sido un desafío en sí mismo porque, según dijo, ha procurado ser cauta a la hora de hablar de la causa. Ante la consulta de si, por ejemplo, el video que hizo acusando a Lacalle y Heber de tomar cocaína fue un error, Papasso respondió que sí. “Pero una cosa es lo que yo diga de la causa y otra son las opiniones políticas que pueda tener. Lo del video fue un error; pedí disculpas, y para mí es un tema cerrado”, indicó.
Sobre Ghione, Papasso destacó su “humanidad y profesionalismo” a la hora de encarar el proceso judicial. Sobre todo, la militante enfatizó en que la fiscal no ha dejado que se filtre ningún dato sensible de las víctimas.
“Yo voy a seguir para adelante. Estoy segura de lo que hice y lo que me hicieron. Nada es mentira”, concluyó la primera denunciante del caso Penadés.