Contenido creado por Julia Peraza
Las 40

Bien de al lado

Las 40 de Mateo Gutiérrez: “Tengo una visión de mi padre tan linda que la venganza la oscurecería”

“Wilson ninguneó siempre a Lacalle, había una cuestión de feeling, no se llevaban”. Por Gerardo Tagliaferro.

22.08.2017

Lectura: 22'

2017-08-22T00:00:00-03:00
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El recuerdo es como una película. La cámara avanza a la altura de la cintura de una persona adulta, se mete sin pedir permiso entre el bosque de piernas, hacia la habitación del fondo. Hay murmullo, conversaciones en voz baja y algún sollozo. En el cuarto está su madre. Llora ella y llora la prima Leonor. Entonces viene la explicación para eso que está sucediendo: "papá está en el cielo".

Mateo Gutiérrez estaba por cumplir siete años cuando una noche vio cómo unos señores entraban a los gritos al apartamento donde vivía en Buenos Aires y se llevaban a su padre, para devolverlo cuatro días después, pero muerto, en el baúl de un auto. Él era Héctor Gutiérrez Ruiz, presidente de la Cámara de Diputados en Uruguay y junto al senador frenteamplista Zelmar Michelini, ejes de la conspiración democrática -si cabe la expresión- que desde la capital argentina se le atrevía a la dictadura uruguaya instalada tres años antes. Mateo convivió con el recuerdo como si fueran imágenes de una película en la que no era actor sino espectador.Fue, sin que su inocencia pudiera abarcar tanta oscuridad, el pobrecito "hijo de", creció con ese agujero negro en el pecho y se convirtió en un adulto que un día entendió que la forma de exorcizar sus fantasmas era contar la historia. Para eso tuvo que meterse en el túnel y enfrentarse a lo que ya sabía y a lo que tenía que saber. De ese ejercicio surgió DF - Destino Final, la película documental sobre el asesinato de su padre y de Michelini, Rosario Barredo y William Whitelaw, a quienes sus victimarios intentaron convertir en cuatro cuerpos en un baúl.

Tras el éxito de público y crítica de esa primera experiencia como cineasta, hace unos días se estrenó Wilson, otro documental en el que ahora repasa la trayectoria del caudillo blanco Wilson Ferreira Aldunate. Otra cosa, menos tocada por lo personal pero también, como cualquier obra artística, cargada de subjetividad.

Aquí está Mateo Gutiérrez, el hijo menor del "Toba": protagonista y espectador obligado, narrador por elección.

Por Gerardo Tagliaferro
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1) La película Wilson viene teniendo muy buena respuesta.

Sí, contento con eso. Para el presupuesto que utilizamos el resultado es muy bueno, la ha visto mucha gente. El tema es interesante para los uruguayos y anda bien en el boca a boca y en la crítica. En las primeras quince noches metió 15.000 personas.

2) ¿Es una película para los blancos?

Bueno, no está pensada así. Hicimos todo lo posible para que no se vea de esa manera y creo que lo logramos. Se trató de mostrar a un Wilson lo más genérico posible: habla todo el espectro político, mucho más allá de los blancos. Yo considero que Wilson en el exilio se convirtió en un líder nacional.

3) ¿Qué recibís en el boca a boca, más allá de la crítica especializada?

Por ahora, una nube de halagos y de mucha emoción. Yo sabía que era una película emotiva, lo constato, pero además constato el interés general. No es una película de blancos, ni para blancos. Es obviamente una película sobre un blanco que se convirtió en alguien impresionante. También busco las críticas negativas porque está bueno oírlas.

4) ¿Qué le han cuestionado?

Las críticas que he recibido son básicamente de índole periodístico, cosa que me parece muy bien porque no tengo la intención de hacer un trabajo periodístico a rajatabla.

5) ¿Qué tipo de críticas son esas?

Por ejemplo, que si (Ignacio) De Posadas dice tal cosa de Sanguinetti, tiene que aparecer Sanguinetti contestando. Que si pongo un discurso de Wilson en el año 87 hay que explicar en qué condiciones fue hecho. Pero eso no entra en la película. Me gusta que me hagan esos comentarios, los entiendo, pero es imposible plasmar la exigencia periodística en una película.

6) Sanguinetti aparece poco y solo en imágenes de archivo.

Claro. Él había sido muy protagonista en DF (N de R: la anterior película de Gutiérrez), es un tipo muy inteligente, muy hábil declarante, y yo no quería que él fuera parte de esto. Prefería que lo que tuviera que ver con él se contara con archivo, pero que la presencia colorada estuviera más cargada en Batlle, que me parecía humanamente más divertido.

7) ¿No hay una animosidad política hacia Sanguinetti que se traduce en la película?

Y bueno, sí. Yo no hablo pero edito, yo dejo las cosas o las saco. Uno parte de la base de que no habla y quiere que la gente interprete lo que ve, pero es cierto que uno está manipulando lo que se está viendo. Uno no lo hace maquiavélicamente, obviamente, pero es así, es parte del trabajo. En algunos casos me han recriminado un poco eso. Lo recibo bien, porque no hace a la película.

“Recuerdo al Toba participando, con unos peronistas en Córdoba, de un congreso sobre Latinoamérica, y acá Lacalle le contestó: ‘ya sabemos de quien viene’”

8) ¿Te ha llegado alguna queja de Sanguinetti?

¡No, ninguna! Él no haría eso, jamás se pondría a mi nivel (se ríe). ¡Yo no compito! Hablando en serio, yo ya lo había entrevistado y la entrevista no había terminado muy bien, así que la verdad no sé si me hubiera aceptado. Pero la verdad es que ni se lo pregunté.

9) Otro que no sale muy bien parado en una película que resalta la figura de Wilson es Lacalle.

Y bueno... eso la verdad que sale solo. Es una vieja historia del Partido Nacional, no hay que rascar mucho, no la busqué, eso no está manipulado, sale por si solo. Él no lo esconde, lo cuenta con total franqueza, todos los que vivimos esa época o venimos de una familia influenciada por esa época sabemos que eso fue así. Wilson lo ninguneó siempre, había una cuestión de feeling, no se llevaban. No sé si la herencia política familiar pesaba o el juicio que Wilson podría tener sobre Lacalle.

10) Nunca hubo química entre ellos.

Evidentemente, más allá de diferencias políticas que eran claras, había una cuestión de feeling personal. Eso Wilson no lo escondía y Lacalle, por suerte, tampoco lo esconde ahora, porque fue así. Y se burla de Wilson, porque Wilson se burlaba de él. La película muestra un poco esas diferencias, que mientras Wilson acaparó el liderazgo en el Partido no se notaban tanto, pero cuando él no estuvo volvieron a verse. Quedan patentes las diferencias políticas, filosóficas en algún sentido, estratégicas, económicas, que creo están tocadas en el documental.

11) Diferencias que, en la época de la dictadura, fueron bastante importantes. Sectores del Partido Nacional combatieron a Wilson durante su exilio.

Por supuesto. O al propio Toba. Todavía recuerdo al Toba participando, con unos peronistas en Córdoba, de un congreso sobre Latinoamérica, con esa influencia "metholferriana" (N de R: se refiere a Alberto Methol Ferré) que tenía mi viejo, y acá Lacalle le contestó: "ya sabemos de quien viene". Esa diferencia estaba re marcada. Lacalle después fue un alto combatiente contra la "Convergencia" (alianza en el exilio entre la Wilson Ferreira y sectores del Frente Amplio), él no quería saber nada con eso.

12) Hay algunos episodios de la vida política de Wilson que no están tratados en la película y que, por ejemplo, en comentarios en las redes, se señalan. Uno es aquella presunta negociación entre sectores políticos, entre ellos el wilsonismo, y militares para relevar a Bordaberry de su cargo en 1973 y convocar a elecciones.

Como tantos otros temas que tampoco toqué. No me pareció del todo firme la información como para meterla narrativamente en el trabajo. Lo que decís lo veo más vinculado con el caso (Ramón) Trabal, que yo creo que lo sacaron por eso del país y lo mataron en el 74. Hay gente que se ofende cuando se dice que Wilson negoció... y sí ¿cómo no va a negociar? Obvio que negoció. Que tanteó posibilidades no tengo la más mínima duda. Ahora, que se sentó a elaborar un plan de golpe... no, eso no existió. Entonces, si no existió realmente, no tiene fuerza histórica. Queda diluido. Que se haya hablado de sacar a Bordaberry, obviamente que se habló. ¿Se equivocaron? Y bueno, se habrán equivocado. Wilson votó la ley de Seguridad del Estado (en 1972), que tampoco lo toco en el documental, y se arrepintió toda la vida. Pero marco otra cosa que para mí fueron errores.

13) Otro episodio del que tampoco se habla es la supuesta carta que Wilson mandó al Goyo Álvarez en 1984, a través de Pivel Devoto, proponiéndole un plan de democratización que incluía que la dictadura durara dos años más y luego se llamara a elecciones sin proscriptos.

Si bien no se habla de ese punto exacto, queda claro que Wilson intentó eso. (Juan Martín) De Posadas habla muy claramente de que Wilson quería estirar un año más porque se daba cuenta que en un año más la noqueaban (a la dictadura) y él competía. Eso no resultó por el pacto del Club Naval y la presión que había por los presos. Creo que en la película está claro eso.

14) Hay otro hecho que en la película no está, y es un discurso de Wilson en el Cerrito, pocas horas antes del golpe de Estado. Ese discurso puede escucharse hoy en Youtube y en él critica muy duramente a Bordaberry y también a los comunistas y a Enrique Erro.

Lo que pasa es que en algún momento, a todos los seres humanos les ganan los sentimientos personales. Ahí el loco estaba rabioso con una persona en particular que era Bordaberry. Lo disminuía intelectualmente. Había sido blanco.

“Hay gente que se ofende cuando se dice que Wilson negoció (con los militares) … y sí ¿cómo no va a negociar?”

15) También Erro había sido blanco.

Sí, de Erro dice que si hubiera apoyado a los blancos, hubieran sido gobierno (N de R: Erro había abandonado el Partido Nacional y se integró al FA en 1971, obteniendo 70.000 votos). Hay cosas personales muy marcadas, que inciden.

16) La investigación para la película ¿te permitió saber algo más de Wilson?

Políticamente no. Confirmar algunas cosas, en todo caso. Sí personalmente. Características que yo conocía o intuía, que se me confirmaron, cosas personales relacionadas con el humor o su forma de ser con su familia o su propia esposa. Ese tipo de cosas entrañables de él. Lo que también pude saber, que me pegó cuando me di cuenta, es que el loco perdió todo por la política. Perdió todo su capital en el exilio. Hoy puede sonar un poco loco, o romántico, pero no deja de ser un buen ejemplo de que el tipo estuvo dispuesto a perderlo todo. Tuvo incluso problemas familiares por eso. Y terminó sin bienes, cuando murió tenía el apartamento en Berro y más nada. Un tipo que había tenido un capital enorme y que venía de un nivel de vida muy bueno. Eso lo dejó de lado, lo fue perdiendo y no le importó.

17) ¿Fue muy diferente hacer este documental que el anterior, DF?

Sí, porque el anterior no solo fue mi primera película, sino que fue sobre mi propia vida familiar, mi padre... entonces fue muy catártica, muy intensa, descubrí cosas fuertes que nunca había visto en torno al asesinato del Toba, fui a lugares a los que nunca más había ido. Fue muy, muy removedor.

18) ¿Te conformó el resultado?

Creo que el resultado fue positivo personal y profesionalmente. En esta última (Wilson) no, no tenía ese túnel, tenía una distancia emocional mucho más grande. Y me agarró con más baqueta laboral y de años, con más fortaleza. En la anterior tenía un barro en la cabeza... las entrevistas son charlas en las que pregunto de todo, incluso aquello que sabía no se iba a utilizar, pero era un tema personal.

19) Desde que hiciste DF hasta ahora, ¿pudiste averiguar algo más sobre el asesinato de tu padre y de Michelini?

No, ¿qué puede haber cambiado? No hay nada nuevo.

“Lo que también pude saber es que Wilson perdió todo por la política. Perdió todo su capital en el exilio”

20) Algo a lo que no llegaste fue a los autores materiales del crimen.

Con relación a eso en aquel momento llegué a diferentes posibilidades: una que fue el grupo de (el integrante de los servicios represivos argentinos Anibal) Gordon; otra ellos con intervención del ejército uruguayo; y la tercera el grupo de Gordon secuestrando y dándolos a un tercero. Siempre está Gordon, eso es seguro. En DF me sobró material y hay un DVD donde se incluye todo eso, y allí hay una pista de (el periodista estadounidense) John Dinges, a quien una fuente le cuenta que un tal Trimarchi le había comentado, en un boliche en el que se juntaban los milicos a chupar, que él una vez había recibido una orden de liquidar a cuatro personas que estaban en un auto, en un garaje. Y baja y los limpia, así de una, y los deja en un puente. Y avisa por radio. Es todo lo que sucedió con el Toba, Zelmar, William y Rosario.

21) ¿Buscaste a Trimarchi?

Lo busqué y me dijeron que estaba preso por una matanza que habían hecho en Tucumán... ya me estaba metiendo en un túnel medio negro y la dejé por ahí. Entonces, quizás fue Trimarchi, quizás fue Gordon, quizás algún uruguayo, pero la verdad hoy, salvo que sea algo muy diferente a eso, ya tengo la idea hecha. Si fue éste o el otro, no cambia.

22) ¿Y el autor intelectual y la motivación?

Bueno, ese es el tema más importante. Dentro de las posibilidades que manejo están: si fue Gordon solo, es una operación argentina. Pero esa es muy difícil, por todo lo que sabemos de Orletti, del primer vuelo... es poco creíble. La hipótesis más creíble es la de la colaboración: un rapto hecho por la banda de Gordon, en función de los seguimientos al Toba y Zelmar y sus contactos con William Whitelaw.

23) Recordemos: Whitelaw era un dirigente tupamaro que estaba en Argentina y, junto con otros, abandonó la organización y buscaba sumarse a la alianza política que promovían Ferreira, Michelini y Gutiérrez Ruiz.

Yo sé que hubo reuniones en abril (de 1976) en la casa de Whitelaw y hubo seguimientos y eso creo que fue lo que remató la idea de hacerlo con todos juntos. Whitelaw era buscado también por dinero, porque manejaba dinero de la JCR (Junta de Coordinación Revolucionaria, organismo creado por organizaciones guerrilleras de Argentina, Chile, Bolivia y Uruguay). Eso se juntó con un interés político: "una vez que tenemos a estas personas ¿qué hacemos?". Ahí sí, creo que tuvo que haber alguna alta jerarquía local o uruguaya que lo haya decidido. Los argentinos siempre dijeron que ellos nunca decidieron ese tema. Pero nunca lo sabremos.

24) En el momento en que salió DF decías que tenías la sensación de que Juan María Bordaberry no había participado en la decisión de asesinar a Gutiérrez y Michelini. ¿Seguís pensando lo mismo?

Sí, lo que pasa es que el tema está mezclado. No creo que Bordaberry, a partir de una consulta argentina, haya dicho "mátenlos". Quizás pasó, pero no creo. Lo que está hiper comprobado es que agentes de la inteligencia militar uruguaya estaban actuando desde octubre del 74 en Argentina. Y tengo legajos de inteligencia y desde el golpe de Estado en Argentina, en marzo del 76, hasta octubre hay como un agujero, no pasó nada. Y eso no es así. Entonces, Bordaberry estaba al mando de las Fuerzas Armadas y quienes estaban al mando de él estaban haciendo actuaciones ilegales en Argentina. Entonces, no estamos seguros pero nunca nos explicaron qué pasó ahí. Yo por lo menos no saqué información clara del procesamiento de Bordaberry sobre qué había pasado.

25) Hay otra línea que sugiere que los asesinatos fueron para frustrar una posible salida política que era explorada por algún sector de la dictadura a través de Vegh Villegas, que se reunió en Buenos Aires con algunos dirigentes exiliados. 

Es la visión que los políticos del Partido Nacional tuvieron. Es interesante que desde el político blanco, alejado de la actividad más subversiva si querés, exista esa visión. Yo creo que era mucho más que eso.

“No creo que Bordaberry, a partir de una consulta argentina, haya dicho “mátenlos”. Quizás pasó, pero no creo”

26) ¿Qué quiere decir "mucho más"?

¿Se mató a Michelini y Gutiérrez Ruiz porque había militares aperturistas que querían charlar con ellos? Solo ese argumento, no me cierra. Me cierra ese argumento junto con que Gordon estaba atrás de la plata que supuestamente tenía Whitelaw, y que lo ven hablando con ellos... También los argentinos tenían algunas informaciones que no tenían por qué tener. Algunas cosas que, si no te las dice un uruguayo, no las sabés.

27) Tu hermano Marcos contó, en una célebre entrevista de César Di Candia en 1996, que tu padre manejó parte del oro robado por los tupamaros a la familia Mailhos en 1970, para financiar el diario herrerista El Debate. ¿Qué decís de eso?

Yo viví esa época igual que mi hermano. Por primera vez los hermanos estábamos conectándonos con gente para empezar a saber qué había pasado. Yo estuve con Marcos, que era el mayor, en una conversación en la que nos contaron algo de eso. Lo que digo es que en aquel momento El Debate cayó en manos de mi viejo, Diego Terra y (Juan Carlos) Furest, ex herreristas todos, y se convirtió en un órgano radical de lucha contra el "pachecato". Y el diario estaba fundido. (Los tupamaros) había hecho el atraco ese (a la sucesión Mailhos) y tenían dificultades para comercializar ese botín. A través del conocimiento que mi viejo tenía con (el ex tupamaro) Lucas Mansilla, entabla relación con Mauricio Rosencof y les consigue un contacto con intención de que les aguanten El Debate. Y así fue, hasta que se lo cerraron definitivamente. Eso fue siendo mi padre diputado herrerista, conocía a Rosencof del teatro también porque era cuñado de "Taco" Larreta y con mi madre andaban mucho en ese ambiente. Había mucha juventud blanca en el MLN y él no fue ajeno a eso, estaba preocupado por esos pibes. El tema es complicado porque, fuera de contexto, es muy difícil entenderlo.

28) Es curioso que ese episodio nunca fue utilizado, más que por la propia dictadura y sus voceros, para cuestionar la actuación política de tu padre en el Partido Nacional.

Eso es cierto, y es muy valioso. A nivel político no se lo ha juzgado porque entienden el contexto.

29) Has contado que en la adolescencia te costó trabajo ser "el hijo de".

Lo debo haber dicho porque yo era muy tímido, siempre tuve como un miedo a la exposición. Y fíjate: venir a mitad de año a un colegio, corrido de Buenos Aires, siendo "los hijos de" ...

30) ¿Qué edad tenías cuando sucedió eso?

Tenía 7 años. Fui a un colegio que nos protegía mucho porque además mi padre había ido ahí, pero yo cargaba con esa timidez. Pero fue hasta la adolescencia, después me lo fui sacando de arriba.

31) ¿Cómo recordás el momento en que te enteraste de que tu padre estaba muerto?

Es interesante. Yo tengo los recuerdos de esa época como si fueran imágenes, como si yo no formara parte. Eso lo he psicoanalizado, obviamente. Es como si yo fuera un niño que miraba lo que sucedía: mi hermana llora, hay quilombo en la puerta, mi madre que entra... obviamente yo era un niño que también lloraba, pero el recuerdo es como lejano. Por eso he tratado de recrear esa historia, porque en mi interior siempre he sentido que yo era como un espectador.

32) ¿Cuándo comprendiste que lo habían matado?

Inmediatamente. Cuando lo secuestran, como había un montón de cosas que los mayores tenían que hacer, nos llevan con mi hermano Facundo a la casa de unos amigos del colegio. Y cuando aparecen los cuerpos, el sábado 22 de mañana, viene una tía a buscarnos. De los pocos recuerdos que tengo es ese, porque mi tía no hablaba. Entonces olíamos algo malo, pero no nos imaginábamos la muerte. Cuando llegamos a mi casa estaba lleno de gente, me recuerdo pasando entre piernas de adultos, avanzando hasta el fondo donde estaba el cuarto de mis hermanos y ver a mi vieja ahí, llorando. Estaba con mi prima Leonor, y entre las dos me dijeron "papá está en el cielo".

“Fui a hablar con Gavazzo pero no sirvió de nada. Montó un show delante de su hija para mostrarse abierto”

33) En DF hay imágenes fuertes de los cuerpos de tu padre y de Zelmar. ¿Cómo manejaste eso?

En 2005 estaba pensando en hacer el documental, estaba tirando líneas de trabajo, y veo una noticia relacionada con el caso que la ilustran con imágenes de un bibliorato que estaba en la biblioteca del Palacio con fotocopias de la causa judicial argentina. Y ahí veo las fotos de los cadáveres. Nunca las había visto, no sabía ni que existían. Imágenes fuertes, además, porque hay dos tipos de fotos: la de los cuerpos limpios, digamos, en la morgue, y la de los cadáveres recién sacados del auto. Ahí tuve un flash, como que el cerebro se me oprimía, muy fuerte, y me dije: "no puede ser que esto me afecte y me altere de esta manera. Si hay más que ver, que sea ahora". Fui a Buenos Aires e hice la gestión en el Poder Judicial para ver eso. Llego y me dejan un cuartito para mí con esos legajos. Fotos en blanco y negro, perfectas, y eso fue lo que filmé.

34) ¿Qué fotos había?

Estaba mi casa, el auto Torino, obviamente el auto encontrado abajo del puente, las fotos de los cuerpos. Fue la experiencia más dura que tuve en mi vida, pero la quería hacer. Fue repasar todo eso en un libro.

35) ¿Pudiste confirmar si los torturaron?

Yo fui a buscar a Mario Capurro, un médico amigo del Toba que vive en España porque nunca volvió a la Argentina, quedó mal desde ese momento. Él lo vio y habla en el documental, dice que no tenía marcas de tortura y que tenía un balazo en el ojo. En el momento se dieron a conocer autopsias que hablaban de todo tipo de fracturas, signos de violencia y hay un montón de gente que está convencida de que fueron torturados. Yo estoy convencido de que no, porque confío en la persona que me lo dijo.

36) No era lo habitual. Lo habitual era que a todo el que caía ahí lo torturaran.

Sí, pero es más, Capurro leía las autopsias que se manejaron y me decía "no puede ser, no hubo tiempo para este tipo de estudio". Las autopsias hablan de lesiones que él no vio. Esto no aliviana nada, porque los cadáveres aparecieron en el baúl de un auto, en un baño de sangre y sabemos que estuvieron tirados cuatro días en algún lugar, con Zelmar en calzoncillos. Entonces, ahí es donde yo confirmo que en algún momento dijeron "¿qué mierda hacemos con estos tipos?"

37) Eran secuestrados especiales.

Lo puedo decir porque lo he hablado con familiares: a William sí, él estaba desfigurado. Costó reconocerlo, al principio se hablaba de tres identificados y un NN.

“El tema de si lo mató Fulano o Perengano ya no me importa. Pero yo llegué a cierta verdad, hay gente que no llegó a ninguna”

38) Fuiste vecino de José Gavazzo en algún momento. ¿Te cruzabas con él?

Tuve una peor, la puedo contar ahora porque ya pasó el tiempo. En el barrio le hacíamos manifestaciones en la esquina, y un día bajó con la recortada y se sentó en la sillita del portero, onda far west. Yo hice 6º año en el San Juan, y ahí iba la hija de Gavazzo, Rossana. Un día, cuando estaba haciendo DF me acordé de eso y de que una conocida mía tenía relación con ella. Y a través de ese contacto hablé con Rossana y le dije que quería hablar con su padre. Ella lo consultó y él dijo que no tenía problema, entonces fui con la hija a verlo, cuando estaba internado en el Hospital Militar. Ella me dijo: "decí que sos mi primo", una cosa bastante surrealista (se ríe).

39) ¿Lograste algo?

No sirvió de nada. Él me habló de la opción 1: "eso fue un asunto de Gordon y los matones. Y la orden vino de la pesada". Cuando le pregunté qué era "la pesada", me dijo "la pesada argentina". "No me diga eso -le dije-. ¿Me va a decir que usted se enteró un día que habían matado a Michelini y Gutiérrez Ruiz?" "Es lo que te puedo decir". Quemé una visita, quemé energía, emoción, susto, con un tipo que me mintió delante de la hija. O no sé si me mintió, simplemente no me dio información, montó un show delante de su hija para mostrarse abierto.

40) ¿Sentiste odio en algún momento?

No, nunca. Sí mucha pasión, mucha rabia, mucha desilusión, un montón de sentimientos que a través de los años han cambiado, pero no odio. Tengo una visión de mi padre tan linda, que la venganza oscurecería su imagen. Por eso el tema de si lo mató Fulano o Perengano ya no me importa. Eso no significa que no me interese la verdad, pero yo llegué a cierta verdad, hay gente que no llegó a ninguna. Por eso me sigue interesando siempre. Yo voy todos los 20 de mayo a llevarle una flor al Toba. Si habrá diferencia con la gente que todavía busca a sus desaparecidos. 

Montevideo Portal | Gerardo Tagliaferro
Fotos: Juan Manuel López