Contenido creado por Julia Peraza
Las 40

Muñeca brava

Las 40 de "Fefo" Ruiz: "Tato López fue el mejor basquetbolista de América Latina"

Los recuerdos del mayor encestador de la historia del básquet rioplatense: 84 puntos en un partido (sin triples) y ocho de diez con los ojos vendados. Por Gerardo Tagliaferro.

28.11.2017

Lectura: 23'

2017-11-28T00:00:00-03:00
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El 12 de noviembre de 1983, en un partido de básquetbol entre Neptuno y Colón, el "Fefo" Ruiz hizo 84 puntos, logrando una marca nacional que permanece ahí, imperturbable, como si fuera de bronce y que, por distintos motivos, probablemente nunca será igualada. Treinta y cuatro años después, Wilfredo Ruiz la recuerda con la misma naturalidad con que la logró. Para él, esos 84 puntos no eran nada del otro mundo en aquel momento: esa semana hizo 70 el lunes, 72 el miércoles y 84 el sábado. Y no había triples, si no, la cosa hubiera sido de tres cifras.

Después de eso, está demás decir que es el mayor encestador de la historia del básquetbol uruguayo. Aquel año su promedio fue de 51 por partido. Pero también es el basquetbolista de mejor promedio en Argentina, donde jugó cinco años. Los que lo vimos en acción podemos decir que no impresionaba como un gran jugador. No era un cerebro como Carlos Peinado, ni un virtuoso como Horacio López ni una fiera bajo las tablas como Luis Larrosa, pero era una máquina de tirar y embocar, aun en las situaciones más incómodas, con uno o dos tipos encima, cayéndose, de costado, de cerca, de lejos o más o menos, como fuera.  

Hoy es presidente de Welcome, el club que lo vio nacer y del que siempre fue hincha. Volvió al básquetbol el año pasado después de un alejamiento de muchos años. Se retiró en 2002, jugando en Salto, tras haber pasado por Argentina y Brasil además de integrar varios equipos acá: el propio Welcome, Aguada, Neptuno, Peñarol, Nacional y Ferrocarril y Universitario de Salto. Fue goleador del mundial de 1982 y formó parte del quinteto titular de Uruguay que obtuvo el sexto puesto en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, en 1984. Un equipo que, como las grandes formaciones de fútbol, se recitaba de memoria: Peinado, Ruiz, López, Nuñez y Larrosa. Poco después fue suspendido por 99 años, luego de un conflicto con la Federación Uruguaya que lo acusó de negarse a jugar por la selección.

Mide 1,92 pero, como todo basquetbolista de esa talla, uno se da cuenta cuando lo tiene al lado. En la cancha era de los medianos. Con su voz grave y potente, el Fefo recordó sus épocas de tire y emboque, las ganadas y las perdidas, con una nostalgia de un "tiempo feliz" que sobrevuela canchas abiertas y aroma de chorizos a la parrilla.

Por Gerardo Tagliaferro
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1) ¿Qué estás haciendo hoy?

Desde hace mucho tiempo tengo una productora de eventos, particularmente para niños. Juegos inflables gigantes con los que recorremos todo el Uruguay. Vivo en Salto hace 16 años, desde el 2001, porque mi señora es salteña.

2) Después que dejaste de jugar te alejaste del básquetbol hasta el año pasado, en que asumiste la presidencia de Welcome.

Nunca estuve alejado de Welcome, sí del básquetbol en sí. Básicamente porque mi hijo, en vez de dedicarse al básquetbol se dedicó al fútbol y me metí mucho en el baby fútbol. Pero después sentí el llamado de estar acá (en Welcome).

3) ¿Cómo se conjugaron los sueños con la realidad en esta etapa como dirigente? ¿Pudiste hacer lo que te proponías?

Todavía nos falta mucho, pero hemos recorrido un 90% del camino que yo quería y toda la gente que me acompaña, que es mucha. No voy a nombrar a nadie porque quedaría mal con un montón, solo a mi gran amigo recientemente desaparecido Agustín Sena, que fue uno de los impulsores de mi venida. Lo más importante es que hemos logrado cosas muy buenas y queda mucho por hacer.

4) ¿Fue difícil traer a Esteban Batista?

Batista influyó muchísimo para venir. Él quería jugar en Welcome e hizo todo para estar, cosa que también nos llena de orgullo porque es un jugador de clase A. Que esté jugando en el club que lo vio nacer y prácticamente sin pretensiones es muy importante.

5) Si el dato de Wikipedia está bien, convertiste 18.512 puntos en tu carrera. Ese número por sí solo no dice mucho. ¿Con qué lo podemos comparar?

Eso no lo sigo, me entero recién de que hice esa cantidad de puntos. Hay una gran verdad, que es que yo tiraba muchísimo y al tirar muchísimo naturalmente hacía muchos puntos. Y la otra verdad es que yo entrenaba para eso. Me sacrificaba, me quedaba después de hora y me gustaba superarme a mí mismo. Soy de los que cree que entrenando, con sacrificio, no hay imposibles.

6) ¿Cuánto entrenabas?

Entrenaba lo normal con el equipo pero después me quedaba entrenando el tiro, o venía antes. Me exigía embocar 300, si no, no me iba. Y capaz que para embocar 300, tenía que tirar 400. El básquetbol es un deporte de precisión. Hoy quizás es más fácil porque en aquel entonces las pelotas no eran las mismas; ibas a jugar a algunas canchas en las que no te ponían una pelota oficial. Además había canchas abiertas, con mucho folclore. Recuerdo la cancha de Malvín con el humo de los chorizos alrededor del tablero... el basquetbol tenía un qué sé yo de barrio muy importante, y uno se adaptaba. Igual había canchas en las que había que jugar eh...

“Entrenaba lo normal con el equipo pero después me quedaba entrenando el tiro, o venía antes. Me exigía embocar 300, si no, no me iba”

7) ¿Es cierto que una vez tiraste con los ojos tapados y embocaste 8 de 10?

Sí, eso fue acá en la cancha de Welcome para una nota con (Atilio) Garrido. Él me decía "no te preocupes porque si errás...", y yo: "no, no voy a errar, yo tiro todos los días acá y aunque no vea el aro, igual no voy a errar". Me pusieron una venda en los ojos y para mí era lo mismo, porque prácticamente en toda mi carrera tiraba mucho mejor marcado que solo. Y entrenaba para eso, me resultaba más difícil si alguien no me marcaba. Si no me marcaba nadie yo buscaba al marcador para tirar sobre él, porque necesitaba esa referencia.

8) ¿Te ponías vaselina en los brazos?

Sí, para que no me agarraran. Era un basquetbol diferente, mucho más de contacto físico, más permisivo. Era un folclore lindo.

9) También a veces ligabas algún golpe. En el año 81, en el Sudamericano que Uruguay ganó en el Cilindro, el argentino Rafaelli te dejó un recuerdo.

Sí. Nosotros éramos muy jóvenes y veníamos en una transformación. Estábamos jugando la final de ese Sudamericano y a mí me tocaba marcarlo a él. La verdad que creo que se perturbó porque el Cilindro estaba de bote a bote, la presión era muy grande y capaz que mi marca no era la mejor. Yo no era un gran marcador, no me gustaba la marca pero para marcar no es necesario saber, hay que tener ganas nomás. Empezó el partido y me llevé una trompada artera, a los tres minutos de juego, y lo expulsaron.

10) ¿Muchas veces te pegaron?

Muchas. Pero no sabían que cuanto más me pegaban, más embocaba.

11) Me imagino que fastidiaría a los rivales que un tipo tirara tanto, aun marcado, y embocara.

No sé, lo que sí sé es que yo entrenaba para eso.

12) En Argentina también, tomando en cuenta el promedio de tantos convertidos sobre minutos jugados, sos el goleador histórico, hasta el día de hoy. ¿Lanzabas tanto como acá?

Exactamente igual. Si yo no tiraba tanto no podía jugar, porque mi función era esa. Yo me destaqué por eso y me llevaron a Argentina para que hiciera eso. Para mí fue lo mismo. Fui a una gran ciudad basquetbolera, Bahía Blanca, la capital del basquetbol argentino, y por sobre todas las cosas tuvimos grandes resultados.

13) ¿No generaba celos o envidia en algunos compañeros que pelota que agarrabas, la tiraras?

Todos sabían lo que era el juego mío, y las jugadas o el funcionamiento del equipo se hacían para que de 10, yo culminara 8. Entonces, la pelota iba a pasar más por mis manos que por las de otros. Y la verdad que mi confianza era absoluta, mientras vos hacés goles y el equipo gana, no pasa nada. El problema es cuando comenzás a errar, si no hay un grupo humano atrás que soporte la presión, ahí puede haber algo que distorsione. Pero como las cosas salían bien...

14) En Bahía Blanca conociste a Emanuel Ginóbili. ¿Hoy tenés algún vínculo con él?

Era un niño que me alcanzaba la pelota cuando me quedaba tirando después de la práctica. Estuve jugando un partido con él y tenemos un vínculo de recuerdos juntos. Él era un buen pibe y tengo algunas satisfacciones, como que haya dicho que me miraba tirar al aro y aprendía. Lo ha dicho públicamente. Él se quedaba con otros pibes después de la práctica, porque la verdad es que en Bahía se mamaba mucho básquetbol, de los 14 equipos de elite, esa ciudad tenía tres jugando. La gente sabía de básquetbol, se respiraba y eso se transmitía de generación en generación. Y hoy recogen esos frutos.

“Ginóbili era un niño que me alcanzaba la pelota cuando me quedaba tirando después de la práctica”

15) ¿Ginóbili es el mejor jugador de la historia del básquetbol argentino?

Para mí sí. No vi muchos, no vi a "Mandrake" Cabrera, que todos decían que era un fenómeno. Pero de los que yo vi, no tengo dudas.

16) Arrancaste en las inferiores de Welcome, y ya antes de llegar a primera, alguna vez hiciste 70 puntos.

Sí, claro, llegué a hacer 100 puntos en juveniles. El tema es que yo estaba para eso, normalmente en todos los partidos tiraba para hacer 80, y a veces 70 entraban.

17) Estuve viendo algunos números. El día que hiciste el record de 84 puntos tiraste 53 tiros y embocaste 36: 72 puntos. El resto, 12 puntos, fueron libres. Ese número de 53 lanzamientos da un promedio de uno cada 45 segundos. Si suponemos que el otro equipo compartió la pelota la mitad del tiempo es uno cada 23 segundos. Una cosa de locos.

Hoy en día sería más fácil, porque hay más posesiones. Antiguamente el basquetbol se jugaba con posesiones de 30 segundos y hoy se juega con 24. Ahora hay casi tres posesiones por minuto y antes había dos. También ese record fue en una cancha muy especial, la de Neptuno, porque era una cancha chica. Se llegaba fácil de un lado a otro. También es cierto que no había triples... son cosas que uno nunca va a saber. Tampoco en ese partido yo estaba pendiente de cuántos tantos llevaba ni que iba a batir mi propio record hasta que alguien se me arrimó y me dijo "mirá que llevás tantos puntos".

18) Porque esa semana habías hecho 70 y 72.

Había hecho 70 el lunes y 72 el miércoles, e hice 84 el sábado.

19) ¿Qué pasó esa semana para que tuvieras ese rendimiento?

Increíblemente, nunca supe que había un contratista europeo que estaba, que se me apersonó después del segundo partido, para llevarme a jugar al Macabi Haifa (de Israel). Nadie me había dicho nada. El día de los 70, cuando le bato el record (de 68) a Oscar Moglia, fue un partido peleado con el que a la postre fue el campeón, Bohemios, y Neptuno le ganó esa noche. Pero los 70 fueron un trámite de partido, me dijeron después. Y los 72, lo mismo, fue un partido muy duro. El sábado, contra Colón, tampoco tenía idea de cuántos llevaba hasta que alguien se arrimó y me dijo que llevaba tanto y todavía faltaban dos minutos y pico. Entonces el equipo también se transformó y empezó a jugar para que yo pudiera llegar a la mayor cantidad posible. ¡Todo lo que hay que tirar para hacer 84 puntos!

20) Para empezar, habría que jugar los 40 minutos, cosa que hoy nadie hace.

Eso no lo comparto mucho. Hoy por hoy te preparan para ser un atleta... nosotros jugábamos por ahí cinco o seis jugadores en cada partido. Recuerdo que en la selección uruguaya de aquella época, los titulares jugábamos habitualmente 40 minutos y día tras día, seguidos. No sé si pudo haber cambiado tanto el juego desde aquella época y el descanso tiene que existir también, pero en la época nuestra no existía. Y había mucho menos atención a la alimentación, no había cosas que hay hoy y te recuperan más rápido. Uno nunca lo va a saber, pero quizás aquella generación habría sido mejor en esta época, con todas las ventajas que tendría también a nivel de apoyo al deporte.

21) Me decías que te vino a ver alguien para llevarte a Macabi Haifa. ¿Por qué no te fuiste?

Eran otras épocas, y tampoco me arrepentí de no haber ido. Israel vivía una época difícil, la guerra se palpaba al instante, toda la gente con la que hablé me decía de ese problema. Estamos hablando de hace treinta y pico de años. Muchos decían también que Israel era un país muy seguro, y es así, pero en definitiva yo era muy joven, tenía expectativas de seguir creciendo y tenía algunas otras ofertas también. Después pude ir a Bahía Blanca, que era un sitio en el cual quería jugar. Había ido muchas veces de visitante y quería jugar ahí de local. Y la verdad que fue algo maravilloso.

“Llegué a hacer 100 puntos en juveniles. Normalmente en todos los partidos tiraba para hacer 80, y a veces 70 entraban”

22) El pase a Estudiantes de Bahía Blanca ¿fue un salto económico muy grande?

Eran otras épocas. Fue un salto económico grande, pero no de la magnitud que podría tener ahora. Un jugador de esas características, con un promedio de 51 puntos por juego... porque todos se quedan con los 84, pero ese año el promedio fue 51 puntos en 33 partidos, lo que hace una cosa disparatada. Si hoy pasara eso seguramente la propuesta tendría varios ceros. Era otra época.

23) El norteamericano Bo Jackson, que jugaba en esa época para Peñarol, hizo 75 en un partido contra Capitol en 1979.

No sé como se dio ese récord ni si está homologado. Cuando yo hice 70 le batí el récord a (Oscar) Moglia, que era de 68. Después me batí yo mismo el récord con 72 y después con 84. (N de R: en realidad, Ruiz fue el primer basquetbolista uruguayo que batió la marca de 68 que ostentaba Oscar Moglia, y luego al conseguir 84 puntos superó la marca absoluta de Jackson).

24) Cuando debutaste en Bahía Blanca un periodista te preguntó cuántos puntos pensabas hacer, ¿qué le respondiste?

Es una linda anécdota. Yo estaba de vacaciones y tenía todo planificado para casarme e irme a jugar a México. Tenía que presentarme allá el 1º de julio. Estando de vacaciones me llama mi padre y me dice que había venido un señor de Bahía Blanca que necesitaba que yo jugara allí tres meses. "No viejo ¿te parece? Estoy de vacaciones, me caso en cuatro meses...". "No, mirá que el señor es Mandrake Cabrera", que había sido un jugador excepcional en Argentina y me quería llevar. Bueno, hablé con él y me dijo que quería que yo fuera tres meses porque querían clasificar a Estudiantes para la Liga Nacional... la plata era buena y lo pensé y opté por ir. Tuve que salir esa noche para Argentina porque el período de pases vencía al día siguiente. Así como estaba me fui para el aeropuerto y de ahí me fui con él a Buenos Aires y de ahí a Bahía. A las 6 de la tarde estaba pidiendo pase en la Federación y ahí me invitan a jugar un partido que había entre la selección de Bahía Blanca contra la selección de Cuba. Para mí fue terrible orgullo, había jugadores maravillosos, pero yo no tenía nada, había ido sin nada de ropa. "No te preocupes -me dice Cabrera- yo te presto zapatos, vendas, te presto todo". No me quedaba otra que jugar. A los compañeros me los presentaron en el vestuario, a algunos los conocía por jugar contra ellos en la selección. Hacía un mes y poco que no jugaba pero yo estaba tranquilo y seguro que iba a hacer lo que hacía siempre. Antes de empezar me hacen una nota y me preguntan "¿cuántos goles va a hacer hoy?". Le digo: "Los zapatos no son míos, las vendas me incomodan un poco porque son distintas a las que estamos acostumbrados a usar en Uruguay, pero salvo que ande mal, hago 40". Hice 44. La confianza, el poder la mente.

25) ¿Qué pasó después de ese partido?

Al otro día a las 8 de la mañana me tomé el avión y me vine. Los dirigentes de Estudiantes estaban locos de la vida de comprobar que lo que habían ido a buscar era una realidad.

26) ¿Fuiste ídolo en Bahía Blanca?

Eso no lo puedo decir yo. Lo único que puedo decir es que tengo muchísimos recuerdos y tuve la suerte de jugar en los dos equipos más populares (N de R: el otro es Olimpo) y en los dos siempre fui bien recibido. El ídolo no se construye por 80 puntos, se construye por una actitud.

27) Integraste la selección que obtuvo el sexto puesto en los Juegos Olímpicos de Los Angeles, en 1984. Hace unos años, Tato López me dijo que esa generación podía haber peleado una medalla en los juegos siguientes, en 1988.

Exactamente. Éramos un grupo humano fantástico. No había celos, no había envidia, se cuidaba a los titulares, se les protegía... era un muy buen grupo humano. Al inicio de nuestra campaña, al principio de la década del 80 nos comimos algunas bolsas y eso nos fortaleció anímicamente y armamos un equipo muy sólido y muy duro de vencer. Y teníamos un gran jugador que era el Tato, un monstruo.

“Quizás aquella generación habría sido mejor en esta época, con todas las ventajas que tendría también a nivel de apoyo al deporte”

28) ¿Qué quiere decir que se comieron algunas bolsas?

Que perdimos feo. Nos tocó ir a un preolímpico en Puerto Rico y perdimos feo con todos. E increíblemente a los dos años le estábamos ganando a todos, feo para ellos. La evolución no fue solamente deportiva, fue en el grupo, éramos un muy buen grupo humano. Y los grupos humanos fuertes son muy pero muy difíciles de vencer.

29) ¿Por qué no llegaron a los siguientes juegos olímpicos?

A ese equipo lo quebraron. Por ejemplo a mí no me llevaron al mundial del 86, y había sido el goleador del mundo en el 82 (en el mundial de ese año). No me llevaron por una rencilla que hubo ahí entre mi club de Bahía y la Federación (Uruguaya de Básquetbol). Y optaron por no llevarme para evitar algunos problemas. Además tuve que soportar algunas cosas bastante feas e intolerantes de parte de la Federación, como que me suspendieran por 99 años.

30) ¿Por qué te impusieron esa suspensión?

El club me pagaba mi salario, y si yo me venía a jugar y entrenar con la selección no podía defender a mi equipo. Y ellos me pagaban. Lo único que pretendía mi equipo era que la Federación se hiciera cargo de mi sueldo, ya que yo no iba a estar durante dos meses. El presidente de la Federación entendió que yo quería cobrar por jugar en la selección, cuando jugué toda mi vida gratis, más de 20 años en la selección. El problema era que las cosas habían cambiado, que yo tenía una familia y vivía de eso, y si no me pagaban mi salario... alguien me lo tenía que pagar. Se entendió mal y no tuve el apoyo suficiente del cuerpo técnico de la selección y me perdí el mundial.

31) La suspensión se levantó después.

La suspensión me importaba poco porque yo no jugaba en Uruguay, pero lo que más me dolió fue no haber podido integrar la selección para el Preolímpico de 1988, cuando se fue a disputar un lugar para los Olimpíadas de Seúl. No fuimos ni Tato ni yo, y estábamos en nuestra plenitud como para darle a la selección un salto de calidad. Y yo creo que esa era nuestra Olimpíada, con chance de pelear cosas importantes. De pelear medalla. Y no pude jugar ni siquiera el Preolímpico, que fue acá en Montevideo. Eso me dolió mucho más que cualquier cosa. Yo venía de jugar cinco años seguidos en Argentina, Tato de ser vicecampeón de Europa jugando en Italia y realmente teníamos mucho para dar. Teníamos 26 años los dos, yo pensé que esa iba a ser nuestra Olimpíada. Y bueno, no lo pudimos lograr porque a la larga Uruguay no se clasificó.

32) Pero después volviste a jugar en Uruguay.

Sí, en el año 90. Me fue a buscar Oscar Magurno a Bahía Blanca. Yo le dije "pero mirá que estoy suspendido por 99 años". Se puso a un tribunal de abogados del club (Welcome)... yo nunca había apelado, no me interesaba, yo quería ponerme la camiseta, que pesa mucho más que cualquier cosa y es un orgullo muy grande. Así se logró que me levantaran la pena y pude volver a Uruguay a jugar y volví a Welcome en el 90. Y también volví a jugar en la selección.

33) Se decía que Tato López tenía una personalidad muy fuerte, lo que lo hacía difícil como compañero dentro de la cancha. ¿No había choques por el liderazgo dentro de aquel plantel de la selección?

A mí no me importaba quién fuera el líder, me importaba ganar. Y él sabía que para ganar eran importantes mis goles, y yo sabía que para ganar era muy importante que él jugara y nos hiciera jugar a todos. Llegamos a jugar juntos en Argentina también y en equipos de Montevideo y en la selección muchos años. Un monstruo. Si las puertas de la NBA hubieran estado abiertas en aquel momento habría llegado mucho, pero mucho más lejos que Ginóbili.

34) ¿Vos hubieras llegado a la NBA?

No sé. Como la NBA tiene mucho de espectáculo y de tiradores, quizás hubiera llegado, no sé. Pero Tato seguramente sí. Para mí fue el mejor jugador de básquetbol, de los que yo vi, no solo de Uruguay sino de toda América Latina. Incluyo a todos, a los brasileños, a los portorriqueños, a todos.  

“Cuando llegué a Bahía Blanca me preguntaron ‘¿cuántos goles va a hacer hoy?’. Le digo: ‘Salvo que ande mal, hago 40’. Hice 44”

35) ¿Cuál es el nivel de los norteamericanos que vienen hoy a jugar a Uruguay?

Es todo un tema. Hay americanos de todo precio y hay que tener mucha suerte. No hay una regla general. Se dice que los que venían antes eran mejores, y no lo eran. Los americanos que venían hacían la diferencia porque nosotros jugábamos menos. Ellos nos ayudaron a nosotros a ser mejores jugadores y que nuestro salto a la hora de jugar a nivel internacional fuera menos importante. Porque a nivel internacional mi parábola de tiro sí o sí tenía que ser distinta, porque el que me marcaba era 20 centímetros más alto que yo. Entonces, si no mejoraba mi parábola de tiro no podía embocar, cosa que no me pasaba a nivel interno porque el que me marcaba era como yo o más chico. Y cuando penetraba lo mismo, no me encontraba con rivales muy altos. Cuando cada equipo pasó a tener dos americanos ya las cosas cambiaron.

36) En los Juegos Olímpicos de Los Ángeles perdieron la posibilidad de disputar una medalla en el partido con Yugoslavia, que era una potencia mundial. ¿Cuál era el secreto para competir de igual a igual con esos equipos?

Uruguay era un equipo duro para todos. Teníamos a Peinado que manejaba los hilos, un gran jugador como Tato López, un tirador que era yo, y jugaba Larrosa que era un batallador incansable y Nuñez que aportaba muchísimo abajo (del tablero), pero éramos chicos. Peleábamos con tipos de 2,20. Ahí estaba el mayor desequilibrio. Pero fuimos duros para todos, incluso con Estados Unidos hasta que entregamos el partido porque vimos que ya no podíamos íbamos tanto a tanto. Pero fue una etapa muy linda, feliz.

37) En esos Juegos, en 1984, Tato López salió a recorrer la Villa Olímpica con una remera que decía "Yanquis go home". ¿Fuiste testigo?

(Sonríe) Fui testigo. Eran cosas que se pensaban... él no hizo nada que estuviera mal, sus ideales siempre fueron esos, quizás si hubiera sido más amigo del poder le hubiera ido mucho mejor.

“Si Tato López hubiera sido más amigo del poder le hubiera ido mucho mejor”

38)  ¿Era un plantel politizado el de esa selección?

No era un plantel politizado. Era un plantel en el que quizás la mayoría de los jugadores éramos del Frente Amplio y eso pesaba mucho. No es lo mismo ser del Frente Amplio ahora que serlo en el año 83 u 84. Era época de dictadura o a la salida de ella, había mucha movilización. Decir que eras del Frente Amplio en aquel momento era bastante complicado, pero los ideales no se vencen con persecuciones, se mantienen. Llegamos a hacer un aviso en el que decíamos "Los basquetbolistas vamos de Frente".

39) ¿Alguna vez tuvieron problemas por eso?

Muchos, pero prefiero no hablar de eso tantos años después. Inconvenientes más bien, no digamos problemas. No era fácil tener pensamientos que no coincidían con el sentir de la mayoría en ese momento. Era un momento en que todos querían un cambio y la manera de jugarse era siendo conocido; muchas veces un deportista puede formar opinión más que otros. Quizás, o sin quizás, si hubiéramos estado más cerca del poder habríamos logrado cosas más importantes.

40) Si entraras a una cancha hoy a jugar un partido ¿cuántos hacés?

No podría jugar. Cuando abandoné, enseguida me adapté a mi otra vida y nunca tuve ganas de volver. Hoy quizás cualquier chiquilín me haría pasar vergüenza. Seguramente si me paro y tiro emboco, pero el basquetbol hoy no se juega así. 

Montevideo Portal | Gerardo Tagliaferro
Fotos: Juan Manuel López