El expresidente Luis Alberto Lacalle estuvo presente este martes en el homenaje que realizó el Partido Nacional a Cecilia Fontana de Heber porque se cumplían 45 años del atentado de los vinos envenenados. En su alocución, que fue en la Casa de los Lamas, contó varias anécdotas personales y recordó su vínculo familiar con ella y con su esposo, Mario Heber.
El exmandatario contó, en primer lugar, que Mario Heber ofició de “hermano mayor” en muchas cosas, no solamente en la vida política, sino también en asuntos de carácter familiar. Al lado de Mario estaba Cecilia, a quien Lacalle recordó como “una mujer excepcional”.
“El amor de esa mujer por Mario y la recíproca era ejemplar, pero en el caso de Cecilia era de una militancia, un apasionamiento, de un no ver en la persona querida ningún defecto, sino solo virtudes y defenderla en cualquier plano, realmente una fuerza de la naturaleza”, señaló, y agregó que tenía un “físico pequeño, bellísima y distinguida”, pero que cuando se apasionaba por un tema discutía y tomaba una posición “que la agigantaba”.
“Yo la recuerdo con especial cariño porque me acuerdo de que una vez, los dos tan cariñosos, vinieron a casa a darme un consejo político que yo por supuesto no seguí por aquello de ‘no me den consejos, me sé equivocar solo’. Bueno, me dijeron: ‘Luis Alberto, no seas candidato a diputado a los 25 años, terminá tus estudios, preparate, vas a estar mucho mejor’. Ya estaba obsesionado con la posibilidad de ser diputado a los 25 años, pero la gente, que sabe más que todos nosotros, dijeron que no, o sea que Mario y Ceci tenían razón cuando, con cariño, me sugirieron que hiciera una pausa y que siempre iba a haber un tiempo mejor”, comentó Lacalle, y agregó que ese cuento siempre lo recuerda porque considera que eso es “ejercer el amor”.
Comentó que cuando una persona le da un consejo a otra que va en la dirección de lo que quiere hacer es fácil, pero si está decidido a hacer algo y el consejo va en línea contraria “seguramente al que escucha no le va a gustar”. “Eso es amor, eso es cariño, es ejercer el amor, el afecto, ayudando o tratando de ayudar a que alguien no se equivoque o no actúe en función de sus propio intereses”, indicó.
“Esta pareja para mí es inseparable y durante los tiempos difíciles Cecilia estuvo al lado de Mario. Recuerdo el día del entierro de Gutiérrez Ruiz; llevaban el ataúd la gente del servicio de Policía y Mario iba atrás en su auto y ahí iban los dos. Y se metieron los dos en el cementerio e iban con una bandera. Quisieron ponerle la bandera arriba del ataúd y un oficial cuyo nombre conocemos le puso la fusta en la cara para amenazarlo [a su esposo] y Cecilia era una pantera. El hecho es que la bandera se puso y esta mujer, desafiando lo que podía ser un momento complicado hasta en hechos de violencia, allí estaba acompañando a su querido Mario”, narró.
Finalmente, dijo que el episodio de su muerte siempre lo hace estremecer porque era la vida de él o la de Cecilia, pero que la “divina providencia” hizo que no tomara esa botella de vino abierta y la dejara.
“Le tocó a ella. Cuando la recuerdo, y la recuerdo espiritualmente mucho, trato de dialogar con ella y decirle: ‘Tú fuiste primero, yo iré después’; no en las mismas condiciones, pero está muy próximo a nuestro afecto esta mujer excepcional. Hoy tenemos a su hijo acá, que por suerte hace honor a ser hijo de Mario y de Ceci y eso siempre va a ser un orgullo para él”, concluyó.