Por Alejo Piazza
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La mochila de la adolescente argentina Lola Chomnalez vuelve a ser foco de dudas casi ocho años después, y foco de análisis del juez del caso Juan Manuel Giménez Vera, que intenta esclarecer las circunstancias de su muerte. Es que, según declaró el principal sospechoso del homicidio, David Sena, él encontró la mochila de la víctima a 200 metros de la bajada principal de la Barra de Valizas. Sin embargo, el objeto apareció a pocos metros de donde había aparecido el cuerpo, a unos cinco kilómetros de allí.
Sena declaró este miércoles ante Giménez Vera y ratificó allí su versión de que es inocente, y de los motivos por los que su sangre y la de Lola están mezcladas en una muestra que se tomó de la mochila. Al momento, es la única muestra de ADN que fue obtenida del crimen.
En diálogo con Montevideo Portal, el juez Giménez Vera aseguró que Sena está comprometido por la presencia de su sangre junto con la de la víctima y, por lo tanto, debe explicar cómo fue que sucedió. Ya es conocida la declaración del procesado, quien asegura que se cortó con una botella de cerveza mientras trabajaba en un supermercado del balneario. Él dice que, herido, encontró la mochila de Lola, tomó el dinero que había dentro y se retiró del lugar. En su versión, Lola no aparece en escena, y él nunca la vio ni la asesinó.
Actualmente, el proceso está en una etapa denominada “manifiesto”, en la que la Fiscalía y la defensa de Sena pueden aportar elementos probatorios. En ese marco, el magistrado analiza por estas horas las declaraciones de tres testigos que trabajaron con el implicado en un supermercado. Según pudo saber Montevideo Portal con fuentes del caso, los testigos “no fueron contestes a que Sena se cortó mientras cargaba un cajón de botellas”.
En cuanto a la declaración de Sena, al juez le llamó la atención lo que relató sobre cómo encuentra la mochila. Según contó, fue solo, en la superficie, y a varios kilómetros de donde finalmente la terminó encontrando la policía. “O sea, el día de la muerte, alguien estuvo con Lola y su mochila”, razonó, y luego —según la versión del procesado— aparece en la superficie a varios kilómetros de donde la terminan encontrando.
“La matan a Lola entre Aguas Dulces y Valizas, trasladan la mochila algunos kilómetros hasta la bajada principal de Valizas, [en ese momento la habría encontrado Sena] para que después la vayan a buscar, la lleven a 20 metros de donde aparece el cuerpo y la entierren. ¿Qué sentido tiene todo eso?”, se preguntó el juez.
La co(A)rtada
El implicado asegura que su ADN está en la mochila de Lola porque la tocó con un dedo cortado. Consultado por Montevideo Portal sobre si, efectivamente, es posible que se entrelace la sangre por el simple hecho del contacto entre la herida y la gota de sangre de Lola, que presuntamente ya estaba, Giménez Vera respondió —con base en los contactos que tuvo con especialistas— que la sangre “para mezclarse tiene que estar fresca”.
Además, el juez relató que, en la audiencia de este miércoles, el implicado exhibió un corte en su dedo índice izquierdo que habría sido presuntamente generado durante sus horas de trabajo. Giménez Vera dijo que hasta el momento ningún forense analizó dicha cicatriz, a los efectos de determinar qué tiempo tiene la herida, y reconoció que desconoce si, efectivamente, un especialista puede hacerlo.
A futuro
El proceso judicial pasará en algunos días a la etapa acusatoria, pero mientras tanto, durante la etapa de “manifiesto”, la Fiscalía y la defensa pueden seguir aportando pruebas. Hasta el momento, la defensa no lo ha hecho. En ese sentido, según informó Subrayado y confirmó Montevideo Portal, aún falta que declaren dos testigos más que viven en Rivera y que trabajaron con Sena en el supermercado aquel verano.
La declaración, estima Giménez Vera, podría darse en los próximos 20 días, porque tiene que enviar un oficio a la Justicia de dicho departamento para que les tome declaraciones a los dos testigos.
En cuanto a la duración del procedimiento legal acusatorio, el magistrado explicó que se envía el expediente a la Fiscalía y, a partir de allí, tiene 30 días para acusar. Además, el plazo es prorrogable 15 días más, en caso de que surjan nuevos elementos. Luego, el expediente vuelve al juzgado para ser derivado a la defensa de Sena, que tendrá el mismo plazo que el Ministerio Público para responder a las acusaciones. Posteriormente, el expediente volverá al juez, que tendrá 90 días para dictar una sentencia en primera instancia.
Consultado sobre si tiene pensado disponer alguna diligencia más, por ejemplo, un careo con el ahora sobreseído Ángel Moreira, alias el Cachila, o una reconstrucción del homicidio, el juez respondió que, en primera instancia, no. De todas formas, aclaró que puede hacerlo en caso de que algún punto del expediente le genere dudas cuando lo estudie. Ese procedimiento es denominado “diligencia para mejor proveer”.
En referencia a la razón por la cual la defensa de Sena no presentó prueba en esta etapa, el magistrado explicó que está en su derecho porque maneja tres opciones: ofrecer prueba, que no lo hizo; presentarse y decir que no va a ofrecer prueba, acortando el plazo; o guardar silencio hasta que se venza el plazo.
Finalmente, Giménez Vera explicó que “no se entendió pertinente” realizar una reconstrucción del caso previo a entrar en esta etapa porque “Sena siempre negó el hecho”. “Entonces, ¿qué pasa? Yo lo paro en un lugar para que me diga algo y me dice: ‘Yo no sé dónde estoy’. Por eso no se entendió pertinente”, consideró.
Con respecto a la posibilidad de disponer un careo entre Moreira y Sena, Giménez Vera dijo que el implicado también negó conocer al cuidacoches de Rivera en su declaración, aunque confirmó que dijo sí conocerlo ante un perito psicológico. Esto, explicó, no cuenta como prueba formal, ni a favor ni en contra, porque debe decirlo ante el juez y en presencia de su abogado.
“Cuando yo lo indagué, le pregunté: ‘¿Usted conoce al Cachila?’. Me dijo: ‘No, no sé quién es. Lo conozco por la prensa porque apareció en la televisión’”, dijo. A su vez, recordó que el expediente de Moreira está resuelto en primera instancia, y que ahora el expediente se encuentra a estudio del Tribunal de Apelaciones de 4° Turno, lo cual hace que él “pierda jurisdicción” sobre el hombre.
“Yo no puedo hacer más nada con el expediente de el Cachila porque, cuando el juez dicta la sentencia, esa es la sentencia a la que yo llegué; y después de que firmé la sentencia no puedo ir para atrás, por un tema de certeza jurídica. Cuando se interponen los recursos, como el de apelación, el juez deja de tener jurisdicción; lo único que puede hacer es tramitar el recurso de apelación. Jurídicamente, ya no puede seguir investigando una cosa que ya dio por terminada”, explicó.
“Supongamos que Sena confiese. Yo, como juez de primera instancia, no puedo hacer nada porque para mí está terminado. La potestad que tengo como juez se termina el día que yo dicto la sentencia. La Fiscalía tendría que imponer un recurso de revisión, pero cualquier mecanismo que se tenga que intentar no es conmigo. La ley me lo impide”, concluyó.
Por Alejo Piazza
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