Por The New York Times | Nicholas Kulish, David Gelles, Anupreeta Das y Kate Kelly
La fortuna de Bill Gates y Melinda French Gates supera el tamaño de la economía anual de Marruecos, combina el valor de Ford, Twitter y Marriot International y es tres veces el fondo para la Universidad de Harvard. Aunque pocos saben cómo se dividirá su riqueza en el divorcio, algo queda claro: separarla no será fácil.
Gates amasó una de las grandes fortunas de la historia de la humanidad cuando fundó Microsoft en 1975 con Paul Allen. El patrimonio neto de los Gates se estima en más de 124.000 millones de dólares, e incluye activos tan variados como propiedades trofeo, acciones de empresas públicas y artefactos valiosos.
Hay una gran participación en la cadena de hoteles de lujo Four Seasons. Hay cientos de miles de hectáreas de tierras de cultivo y ranchos, incluido el histórico rancho de Buffalo Bill en Wyoming. Hay acciones con un valor de miles de millones de dólares en empresas como AutoNation y Waste Management. Hay una mansión frente al mar en el sur de California. Y uno de los cuadernos de Leonardo da Vinci.
“La cantidad de dinero y la diversidad de activos implicados en este divorcio supera la imaginación”, comentó David Aronson, un abogado que ha representado a clientes ricos en casos de divorcio. “Rara vez ha habido casos que se acerquen a esto en tamaño”.
Solo el divorcio de 2019 entre el fundador de Amazon, Jeff Bezos, y su ahora exesposa, la novelista y filántropa MacKenzie Scott, fue más grande. Bezos tenía una fortuna estimada de 137.000 millones de dólares, aunque en su mayoría en acciones de Amazon, y Scott se quedó con el cuatro por ciento de las acciones de Amazon, con un valor de 36.000 millones de dólares en ese momento.
Sin embargo, Gates lleva décadas diversificando sus participaciones; solo posee el 1,3 por ciento de Microsoft. En cambio, su cartera de acciones incluye participaciones en decenas de empresas que cotizan en bolsa. Es el mayor propietario privado de tierras agrícolas del país, según The Land Report. Además del Four Seasons, tiene participaciones en otros hoteles de lujo y en una empresa que atiende a propietarios de aviones privados. Su cartera inmobiliaria incluye una de las casas más grandes del país y varios centros ecuestres. Posee participaciones en un fondo de inversión en energías limpias y en una empresa emergente de energía nuclear.
También está la Fundación Bill y Melinda Gates. Separada del resto de la fortuna de los Gates, con una dotación de 50.000 millones de dólares, la fundación es una de las más grandes organizaciones benéficas del mundo y desempeña un papel de singular importancia en la salud pública mundial. La dotación está en un fideicomiso y no puede dividirse como parte del patrimonio conyugal, aunque sigue habiendo dudas sobre si será el principal destinatario de sus contribuciones benéficas una vez que se complete la separación.
La pareja tiene un acuerdo de separación, según la solicitud de divorcio de French Gates, pero no se han revelado los detalles. La solicitud pide al tribunal que divida los bienes inmuebles, los bienes personales y las deudas de la pareja según los términos establecidos en el acuerdo. Los abogados de French Gates han estado trabajando en un plan para separar algunos de los activos desde 2019, dijo una persona que sabe del asunto.
Algunos abogados de divorcio que no trabajan en la separación de los Gates dicen que parte de los activos personales podrían ser difíciles de valorar, difíciles de separar y altamente complejos. Parte del patrimonio ya se ha dividido: poco después del anuncio, acciones con un valor de 2400 millones de dólares de AutoNation, Canadian National Railway y dos empresas mexicanas pertenecientes a la pareja fueron transferidas a French Gates, lo que la convierte en multimillonaria por derecho propio.
Una lista detallada podría ser más difícil de conseguir.
“Los divorcios en realidad son uno de los momentos en que las cosas se descubren y se hacen revelaciones”, comentó Chuck Collins, investigador principal del Instituto de Estudios Políticos de Washington y autor de “The Wealth Hoarders: How Billionaires Pay Millions to Hide Trillions”. No obstante, añadió que los acuerdos y los convenios prenupciales fueron diseñados para mantener la privacidad. “Ciertas partes de un acuerdo prenupcial tienen que ver con la no divulgación de todos los fideicomisos familiares y otras cosas”, explicó. “Todo eso lo tienen previsto antes de enamorarse”.
Al mismo tiempo, los abogados señalan que las cuestiones que causan fricción en el divorcio promedio están completamente ausentes para los estratosféricamente ricos.
“Es casi más fácil llegar a un acuerdo en un caso como este, si las partes están dispuestas a hacerlo, que en un caso en que la gente vive de manera cómoda, pero no tiene lo suficiente para vivir con la misma comodidad una vez que lo divide todo a la mitad”, dijo Aronson. “Para esa gente adinerada, solo cambiará en la medida de los miles de millones de dólares que puedan destinar a lo que quieran”.
Una fortuna gestionada con hermetismo
Al centro de la fortuna de los Gates y del fondo de la Fundación Gates se encuentra una entidad poco conocida llamada Cascade Investment. Cascade, con sede en Kirkland, Washington, y dirigida por Michael Larson, antiguo gestor de fondos de bonos de Putnam Investments, ha supervisado durante décadas tanto el fondo como la mayor parte del patrimonio personal de Gates y French Gates.
Gates empezó a reducir su participación en Microsoft a partir de la oferta pública inicial de 1986, cuando poseía el 45 por ciento de la empresa, una participación que en aquel momento tenía un valor de 350 millones de dólares. En la actualidad, su patrimonio neto se estima en 124.000 millones de dólares, según Forbes, o 146.000 millones de dólares, según la empresa de investigación Wealth-X. Incluyendo la dotación de la Fundación Gates y la fortuna personal de Gates, lo más probable es que Cascade supervise activos que la sitúan a la par o por encima de algunos de los más grandes fondos de cobertura del mundo en cuanto a tamaño.
Larson gestiona Cascade con un nivel obsesivo de hermetismo, y hace todo lo posible por ocultar las transacciones de la empresa para que no puedan ser rastreadas con facilidad hasta los Gates. En una entrevista de 1999 con la revista Fortune, Larson dijo que había elegido el nombre “Cascade” porque era un nombre que sonaba genérico en el noroeste del Pacífico.
La estrategia de gestión de patrimonio de Larson se basa en la inversión en valor, un enfoque a largo plazo para encontrar acciones sólidas y de bajo precio. Este enfoque se asocia a menudo con Warren Buffett, que es un amigo cercano de Gates. Larson se dedica a comprar y mantener empresas de tipo comercial en lugar de acciones tecnológicas de alto crecimiento (Gates elige sus inversiones tecnológicas y las mantiene fuera de Cascade). .
Desde que dejó de supervisar las operaciones diarias de Microsoft en 2008, Gates ha dedicado gran parte de su tiempo a la fundación. También dirige Gates Ventures, una empresa que invierte en compañías que trabajan en el cambio climático y otros asuntos. A lo largo de las décadas, Gates se ha despojado de la imagen del ejecutivo tecnológico despiadado que luchaba contra el gobierno de Estados Unidos en materia de leyes antimonopolios para ser visto como un benefactor mundial. Además, parece ser muy consciente del marcado contraste entre la magnitud de su riqueza y su papel como filántropo. “He sido recompensado de manera desproporcionada por el trabajo que he hecho, mientras que muchos otros que trabajan igual de duro luchan por salir adelante”, reconoció en una entrada de blog de fin de año en 2019.
La Fundación Bill y Melinda Gates se creó en el año 2000. En la actualidad, ambos ejercen como sus copresidentes, algo que la fundación ha dicho que no cambiará cuando se lleve a cabo el divorcio.
Sin embargo, French Gates recientemente ha hablado más en público sobre las iniciativas de su otro grupo, Pivotal Ventures, que se enfoca en la igualdad de género y el progreso social. Todavía no está claro de qué nivel de recursos dispondrá cuando se complete el divorcio, pero lo más probable es que French Gates siga ejerciendo una enorme influencia en el mundo de la filantropía.
“No hay explicación de cómo se llega a esta situación de privilegio”, dijo French Gates a The New York Times el año pasado. “Simplemente no hay ninguna”. . .