Desde la apertura de fronteras en Uruguay, el pasado 1 de noviembre de 2021, han ingresado al país al menos 4.900 ciudadanos venezolanos. Esto representa un crecimiento del 31% de la población de esa nacionalidad en el país, según cifras de la Dirección Nacional de Migraciones consignadas por la Plataforma R4V, liderada por la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) y Acnur. La cifra no incluye a los solicitantes de refugio y a los refugiados.
Durante el cierre de las fronteras del país debido a la pandemia por covid-19 –desde marzo de 2020–, podían entrar extranjeros a Uruguay únicamente por razones humanitarias. Sin embargo, de acuerdo a registros manejados por los organismos internacionales en base a cifras publicadas por la Dirección Nacional de Migraciones, no se detuvo el ingreso de migrantes al país y el mismo se disparó con la apertura de fronteras. Según referentes de la asistencia al migrante en el país, se trata de venezolanos que no han salido desde Venezuela directamente, sino que “remigran” desde otros países vecinos donde vivían y trabajaban.
Tanja Pacífico, jefa de la misión de la OIM en Uruguay, dijo en entrevista con Montevideo Portal que durante la pandemia los ingresos de personas migrantes bajaron “en general”.
Sin embargo, “también bajó la diversidad de nacionalidades que llegaban antes porque a raíz del cierre de fronteras y el decreto [presidencial de 2020], solo podían entrar algunas nacionalidades en base a la excepción por razones humanitarias. Entonces ahora lo que vemos es que Uruguay es el país donde, en porcentaje, está el crecimiento más alto del Cono Sur de personas [de nacionalidad venezolana] que están llegando en comparación con antes de la pandemia”, explicó Pacífico.
El aumento récord de ingresos de migrantes generó en Uruguay una situación inédita en el país porque, según la jefa regional del cuerpo de Naciones Unidas, “claramente había departamentos que no estaban acostumbrados a ese flujo migratorio”.
Aunque “la mayoría se encuentra en la capital y alrededor de la capital”, el flujo migratorio ha atravesado departamentos en los cuales “históricamente, no había flujo migratorio; no de esta forma”, aseveró Pacífico. “Todo esto era muy nuevo y aún no es que estos departamentos cuenten siempre con las herramientas, y con herramientas quiero decir: supongamos que llegue un grupo grande de personas y que todos testeen positivo (a covid), no hay necesariamente un espacio donde un grupo grande pueda quedarse en cuarentena”.
Tal como se informara días atrás, cambios en el panorama migratorio regional –en cuanto a las políticas de ingreso de cada país y la rampante xenofobia contra venezolanos–, sumados a la situación socioeconómica que dejó la pandemia y afectó fuertemente a países como Perú, Ecuador, Chile o Colombia (entre los cuales se radican actualmente más de cuatro millones de venezolanos), han empujado a miles de personas extranjeras en esos países a migrar nuevamente hacia países más amables a nivel social y legislativo, aunque se encuentran más lejos de las rutas migratorias regulares.
La asistencia en terreno local
Ender tiene unos treinta y pocos, pero se le ve cansado y con pocas horas de sueño encima. Toca el timbre en Bulevar Artigas 1881, la nueva sede de la ONG Manos Veneguayas, que brinda acompañamiento y apoyo al migrante venezolano con el objetivo de lograr una mejor inserción en Uruguay.
Alicia Pantoja, cofundadora de la ONG que opera desde hace siete años, atiende por el intercomunicador a Ender y le invita a bajar hacia la sede inaugurada hace pocos meses. Ender y su esposa acaban de tener a Salomé, que nació poco más de 24 horas antes y él escuchó que podrían brindarle ayuda con algo de ropa abrigada y pañales para la recién nacida.
“Pesó casi cuatro kilos. No fue buscada pero bueno, gracias a Dios”, dijo Ender a Montevideo Portal en la sede de Manos Veneguayas. Ender trabaja en Pedidos Ya y está en Uruguay desde hace un año y medio.
“Bueno, está un poco difícil por lo menos para nosotros la seguridad, pero siempre se hace algo”, dice Ender consultado sobre las condiciones laborales actualmente en donde trabaja.
“Ya de Venezuela, ahorita, está saliendo muy poca gente. Y volvemos con la misma canción: la gente que se está regando por el mundo como hormigas, muy poca está saliendo de Venezuela, está saliendo de otros lugares”, asevera Pantoja, a la vez que explica que las dinámicas migratorias en la región han cambiado respecto a cómo se manejaban dos o tres años atrás.
Sin embargo, Pacífico, la jefa de la OIM en Uruguay, recuerda que en cuanto a los números, respecto a Uruguay, no se trata de “nada masivo”. “Claramente, los números absolutos que llegan a Uruguay son muy bajos, pero inclusive en porcentajes sigue siendo un número manejable de personas. De todas formas, sí es un flujo mayor [de migrantes] a lo que estaba acostumbrado el país hasta hace seis años”, explica Pacífico a Montevideo Portal. A su vez, Pacífico enfatiza que “por suerte están todas las herramientas y la capacidad de responder a este flujo; no hay nada que se escape de la mano, que no se pueda hacer”.
El ingreso de migrantes, aunque marcó un récord en los últimos meses, “en realidad sigue siendo muy bajo en comparación con el resto de la región”, dice la jerarca de OIM. Pacífico entiende que Uruguay “en realidad necesita migración, así que le viene muy bien este flujo migratorio y capaz sería bueno que fuera más”.
Manos Veneguayas también brinda apoyo a emprendedores, tanto venezolanos como uruguayos en el país. En ese sentido, brinda su sede para talleres, charlas y eventos a partir de los cuales los migrantes pueden hacer despegar sus trabajos, o directamente ofrece asesoramiento a través de videos en vivo de redes sociales en los cuales se orienta en diversas temáticas sociales, laborales y educativas para lograr insertar a los residentes extranjeros en la sociedad uruguaya.
Otras rutas más peligrosas para llegar al sur
Desde que se aprobó y aplicó, en marzo de 2022, un cambio en la política migratoria en Chile, existen mayores dificultades para personas venezolanas para radicarse en este país donde ya residen unos 448 mil migrantes de ese país.
La nueva política, implementada por el gobierno del expresidente Sebastián Piñera y aplicada por la actual administración presidida por Gabriel Boric, se basa en una devolución en caliente a migrantes que cruzan la frontera por pasos irregulares, principalmente a través del desierto entre Bolivia y Chile. Esto ha generado que el flujo migratorio se dirija hacia otros países, más alejados de la costa del Pacífico del continente, a menudo a través de rutas peligrosas como lo es la selva del Darién, entre Panamá y Colombia, o incluso en el Chaco paraguayo, entre Bolivia y Paraguay.
Consultada por Montevideo Portal respecto a este tema, Pacífico lamenta que estos fenómenos “se repiten en muchísimas zonas del mundo cuando no hay un acceso regular o cuando la persona piensa que no hay un acceso regular”.