Murieron 40. Murieron 50. Murieron 70. Algo así se escucha o se lee cada noche cuando se divulgan las cifras oficiales de las víctimas de la pandemia de COVID-19. Pero más allá de que esas muertes se tomen como parte de un índice para elaborar discusiones y pensar medidas para evitar nuevos fallecimientos, también provocan el dolor de decenas de personas, familiares, amigos, compañeros de trabajo.
Nos hemos acostumbrado a escuchar cifras de muertos como quien hace cualquier otra cosa con naturalidad. Tras ello, personas que sufren la pérdida de un ser querido ven limitadas sus posibilidades de llorarlo porque rituales como los velorios ya no son como los conocíamos.
"Hay que hacer algo desde lo social", sostiene la psicóloga Pilar Bacci, docente de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República especializada en temas vinculados al duelo.
En diálogo con Montevideo Portal, la psicóloga señala que "la pandemia ha instalado una nueva forma de morir, una nueva forma de hablar de la muerte y, por lo tanto, una nueva forma de duelar", es decir, hacer el duelo.
Según la psicóloga, en este contexto hay "una serie de factores que afectan las modalidades de transitar las pérdidas", ya que "son muertes que se dan en circunstancias de aislamiento".
Acompañar a una persona que está atravesando un grave cuadro de COVID-19 es prácticamente imposible porque el riesgo de contagio es alto. Estar cerca de una persona que sufre por no poder acompañar a un ser querido enfermo también es difícil, debido a las restricciones y recomendaciones sanitarias.
Una de las ausencias que salta a la vista es la del velorio tal como lo conocíamos, esa instancia en donde familiares y allegados lloran a quien ya no está y se dan fuerza entre sí mediante palabras y abrazos. Esto acarrea otra dificultad, que es la de descifrar cómo apoyar a una persona que acaba de perder a un ser querido.
Habitualmente, cuando alguien nos comunica el fallecimiento de otra persona "sabemos qué hacer", dice Bacci, porque tendemos a ir a un velorio y abrazar o brindar palabras de apoyo a quienes sufren la perdida. Pero ahora el último adiós al fallecido y el acompañamiento a quienes sufren por la muerte de un ser querido "está cercenado".
Este ritual para iniciar el duelo actualmente "está totalmente precarizado", entre otras cosas porque "no podés abrazar a nadie". "Estos rituales tienen la función de tranquilizar, ayudar a dar sentido, ayudar a iniciar a procesar esa pérdida, a transitarla", sostiene la psicóloga, pero lamenta que debido a la pandemia no existe esta posibilidad.
En este sentido, "la falta de esos rituales lo que hace es radicalizar la ausencia, es como que se duplicara la radicalidad de la muerte". "Cuando los ritos no existen o están precarizados por lo que estamos viviendo, el duelo parece como quedarse allí, detenerse", añade.
Según dijo, se refiere a que actualmente parecería haber un "duelo privado de derechos", en el sentido de que "no están las condiciones para los rituales, ni para el acompañamiento en el sostén de otros", por lo que hay un duelo "sin reconocimiento ni apoyo público o social".
Pero el velorio tal como lo conocemos no es la única pieza que falta en este puzle, sino que el acompañamiento durante la etapa de internación también está prácticamente ausente. Bacci reflexiona que no está claro, cuando una persona está internada con una enfermedad y otro siente la necesidad de ir a visitarlo, "quién acompaña a quién", ya que "cuando uno tiene a un ser querido internado necesita estar allí presente". Esta imposibilidad evidencia que no solo sufren aquellas personas que atraviesan la enfermedad con un cuadro grave, sino aquellos que no tienen la posibilidad de acompañar. En definitiva, otra situación que complejiza el proceso de despedir a un ser querido es que "las personas que ingresan en el CTI prácticamente desaparecen para el otro".
Bacci asegura que esta "nueva forma" de morir debemos "procesarla culturalmente" y da lugar a una nueva "forma de procesar los duelos". Por este motivo, la especialista opina que "lo que falta es hacer algo colectivo en relación a las muertes".
Va a tener un efecto
"Lo que no sucede, que es esto de acompañar en los últimos momentos, esto de despedirse, sin dudas va a tener un efecto sobre el duelo, y hay que hacer algo con eso. Ahora, ¿va a ser un duelo patológico por eso? No sé, eso no se puede generalizar. Las personas hacen lo que pueden con sus pérdidas", expresa Bacci.
"Hay que hacer algo desde lo social", dice y añade: "Es una cuestión hasta política, y no estoy hablando de una política partidaria, ni siquiera una cuestión de gobierno. Política en referencia a que es algo que hacemos todos. Es como hacernos cargo".
"Siempre los seres humanos hacemos homenajes, desde la época de las cavernas, nuestros antepasados hacían algo con los muertos. No es algo que nos pase por el costado, entonces es importante pensar qué hacemos con los muertos. Yo hablaba de cierta necesidad de reconocimiento público de estos muertos en contexto de pandemia para poder inscribir esas muertes más allá de un número, como en un orden más simbólico socialmente compartido. Que no queden los muertos de la pandemia por allá, que haya algo que pueda tejer o generar cierta malla de contención a esto. Que no queden en el olvido ayudaría a esos duelos, sería una excusa para hablarlos, un lugar a donde remitirse o construir un sentido sobre lo ocurrido a partir de esa experiencia tan terrible. Esa experiencia, para ser compartida, necesita ser reconocida", concluye.