“Ripoll es zurda.” “Elegí a Laura.” “No te dieron los huevos.” Parte del público reaccionaba así cuando el flamante candidato del Partido Nacional, Álvaro Delgado, develó que la exsecretaria de la Asociación de Empleados y Obreros Municipales de Montevideo (Adeom) sería su compañera de fórmula. 

La interna nacionalista terminó mucho más movida de lo que transcurrió y un ambiente de cierta tensión se comenzó a notar en el comando de Delgado cuando pasaron las 20:30 horas y el nacionalista no bajaba para hablar con los medios de comunicación. En ese entonces la votación, con 72% a su favor, era bastante contundente en cuanto a que sería candidato de su partido.  

Las palabras del blanco se hicieron desear hasta las 23:00 horas. En su oficina estaban reunidos los más cercanos tanto del ahora candidato como del presidente Luis Lacalle Pou. 

Precisamente, allí se sentaron el secretario del mandatario y jefe de campaña de Delgado, Nicolás Martínez, el publicista Roberto Lafluf, el presidente de la juventud del Partido Nacional, Tomás Casaretto, y parte del equipo de comunicación. 

En la mesa, que a la cabecera tenía a Delgado, transcurrieron charlas vinculadas a quién sería la candidata a vicepresidenta. El nombre de Laura Raffo se descartó cuando los reunidos vieron que no iba a superar o alcanzar el 25% de los votos. 

Delgado tenía dos cosas claras: la candidata a vice debía ser mujer y su nombre debería ser anunciado esa noche, sin importar cuánto costara encontrarlo. Mientras tanto, Ripoll estaba afuera junto a otros dirigentes que también esperaban el discurso del candidato. 

Sobre las 22:00 horas, la exdirigente gremial fue llamada e ingresó a la sala. Allí Delgado le comunicó que había decidido que fuera su candidata a vice y le esgrimió varios motivos: su capacidad dialoguista al haber estado en un sindicato, el poder hablar con sectores de la sociedad a los que los blancos no suelen llegar y la defensa acérrima del gobierno que ha demostrado desde que oficializó su llegada al Partido Nacional. Ella no dejó lugar a dudas y, en menos de dos segundos, dijo que sí. 

El otro punto alto de la reunión de Delgado fue cuando llamó al presidente Lacalle. Varios dirigentes nacionalistas dijeron a Montevideo Portal que quieren “asegurarse” la renovación del gobierno y por eso entienden que la influencia del mandatario es “clave”. 

Tras un diálogo de unos 15 minutos, Lacalle le confirmó a Delgado que prestaría su nombre para encabezar todas las listas al Senado. En la llamada, el candidato blanco le comentó su idea de llevar a Ripoll como compañera de fórmula y el mandatario respondió que estaba de acuerdo, siempre y cuando fuera una “decisión a conciencia”. 

El descontento en algunos blancos

A decir verdad, el nombre de Ripoll no aunó un apoyo absoluto entre los legisladores blancos. Varios de ellos cuestionaron, a través de grupos de WhatsApp, que fuera la exsindicalista parte de la fórmula que pretende “enamorar”, como dijo Delgado en varios discursos. 

“Tiene menos de un año en el partido”, expresó uno de los senadores, mientras que otra legisladora apuntó: “Hay que esperar a ver qué campaña hace… veremos si enamora”. En tanto, otro diputado calmó las aguas y dijo: “Ahora tenemos que defender ese nombre, no perdamos la unidad”. 

Fuentes políticas expresaron que el nombre de Ripoll era algo que solo Delgado había manejado a su interna, pero que en ningún momento se lo comunicó hasta tener la decisión tomada. 

Un factor vital fue la baja votación de Raffo, dado que el nacionalista había apostado todas sus fichas a que la exprecandidata votaría cercano al 25% y así sería “cantado” su nombre como postulante a la vicepresidencia. 

Mirando al costado 

Mientras Delgado estuvo reunido, vio el informativo —precisamente Telemundo— y escuchó los discursos de Yamandú Orsi y Carolina Cosse, la fórmula con la que el Frente Amplio buscará sacar a la coalición de gobierno del poder. 

Un dato que prendió las alarmas entre los blancos fue que todas las proyecciones indicaban que la oposición llegaría a los 400.000 votos, mientras que el Partido Nacional no superaría los 320.000. 

Ahora Delgado y su comando saben que tendrán que salir a convencer al electorado indeciso y que allí se juega gran parte de la elección. La elección de la vice tiene que ver con dicha conclusión. “El nombre de Ripoll es darle una sensación mayor de ‘pueblo’ a la fórmula”, resumió un dirigente.