La pelea entre el expresidente Evo Morales (2006-2019) y el mandatario boliviano Luis Arce, ambos del partido oficialista, se ha trasladado a las carreteras del altiplano, con una marcha de 187 kilómetros en la que miles de seguidores de Morales se dirigen a La Paz en una movilización que Arce calificó como un “golpe de Estado”.
Por cuatro días Morales ha marchado rodeado por hombres y mujeres que avanzan hombro a hombro y apartan a cualquier extraño que se le quiera acercar, mientras que el exmandatario con un paso acelerado, con gafas de sol y un sombrero café que lo protege de los intensos rayos del sol del altiplano, saluda a las personas que lo esperan a las orillas de la carretera.
En el primer día de caminata ya se generó un enfrentamiento violento, en la población de Vila Vila, mineros seguidores del presidente Arce y afines a Morales se arrojaron piedras y petardos, reportándose personas heridas de ambos bandos.
“Se han contratado barras bravas de oriente y delincuentes para enfrentar esta marcha” dijo a EFE Morales este viernes al salir de Pacatamaya, a 96 kilómetros de La Paz, ciudad a la que estima llegar el lunes por la mañana.
La movilización se desarrolla a 3.800 metros sobre el nivel del mar, bajo un cielo sin nubes atravesando las tierras altas del altiplano andino, en el camino en su mayoría despoblado se ven pocas casas de ladrillos rojos sin acabar y al fondo los montes nevados como el icónico Illimani.
Al exmandatario lo siguen mineros, cholitas, sindicalistas y cocaleros, que gritan casi sin descanso: “¡Evo presidente!”, “¡Evo no está solo!” o “¡Lucho (Arce) traidor!”, mientras agitan las banderas de la wiphala, insignia de los pueblos originarios de América, o con los colores azul y blanco del partido oficialista Movimiento al Socialismo (MAS).
Producto de esta marcha el presidente Arce, en un mensaje televisado el domingo, encaró a Morales como pocas veces lo ha hecho, acusándolo de querer “acortar su mandato”, de intentar un “golpe de Estado” y de imponer su candidatura presidencial “a las buenas o a las malas”, a pesar de una prohibición constitucional.
Morales dijo a EFE sobre dichas declaraciones que “Lucho (Arce) es el verdadero golpista”, aduciendo que tiene a Bolivia hundida sin dólares y sin combustible.
“El combustible es como la sangre de la vena del cuerpo humano, si no hay combustible todo se paraliza”, afirmó el expresidente, achacando la culpa de la falta de diésel y gasolina a una mala gestión de Arce, quien también fue el ministro de Economía en su Administración.
Varios ministros de Arce por separado han llamado a la movilización como “la marcha de la muerte”, mientras que el exjefe de Estado, quien lidera el MAS desde hace 27 años, defiende que es una caminata pacífica, aunque no especifica cuáles serán las acciones de sus seguidores al llegar a la sede del gobierno boliviano.
Evo Morales insiste que la caminata, nombrada por él como la “Marcha para salvar Bolivia”, es para “defender la democracia” y no para exigir su habilitación como candidato para las elecciones 2025, a pesar de que las consignas de sus afines insisten en su reelección presidencial.
Pugna por el MAS afecta al país
Arce y Morales están en una pugna por el control del partido gobernante MAS y del Ejecutivo boliviano desde finales de 2021, esto ha provocado que varios sectores sociales se dividan en grupos conocidos como ‘arcistas’ y ‘evistas’.
En el Legislativo la división del partido oficialista también ha frenado proyectos de ley y varios prestamos externos que el presidente Arce dice el país necesita con “urgencia”.
Los dos políticos se culpan el uno al otro por la crisis económica que atraviesa Bolivia, por la falta de dólares, el encarecimiento de varios productos de consumo diario y por la escasez constante de combustible.
Por su parte el Tribunal Electoral no ha reconocido ninguno de los varios intentos de ambos bandos de establecer una nueva directiva del MAS y de proclamar un candidato presidencial, y ha pedido que se pongan de acuerdo para realizar un congreso, cosa que no ha sucedido.
Asimismo, pobladores de El Alto y La Paz, los próximos destinos de la movilización, se han mostrado preocupados por un posible enfrentamiento entre ‘arcistas’ y ‘evistas’ y los daños que puedan provocar en sus territorios.
EFE