El 31 de enero de 1962, en Punta del Este, se celebró la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, más precisamente en la sala del Casino del Hotel San Rafael. Según el relato de Carlos Lechuga, entonces integrante de la delegación cubana "fue necesario retirar las mesas de bacará, los dados y las ruletas para que los cancilleres pudieran tomar asiento".
Bajo la Secretaría General del uruguayo José Antonio Mora Otero, Cuba fue expulsada del organismo internacional[1].
La reunión se realizó en Punta del Este para evitar las manifestaciones populares que se podrían haber dado en Montevideo y fue solicitada por el gobierno colombiano, quien luego de romper relaciones diplomáticas con la isla advirtió sobre la incompatibilidad de la permanencia de Cuba en el organismo internacional.
El documento firmado por la OEA en la reunión de Punta del Este justificaba la expulsión de Cuba por su adhesión al marxismo leninismo: "el alineamiento de tal Gobierno con el bloque comunista quebranta la unidad y la solidaridad del Hemisferio".
A pedido de Estados Unidos, los miembros de la OEA fueron convocados también a suspender cualquier comercio con la isla que pudiera ser utilizado para la guerra, luego de intentar fallidamente el corte total de comercio con la isla.
La expulsión de Cuba contó con la aprobación de 14 países, el voto en contra de Cuba y México y la abstención de Argentina, Chile, Brasil, Bolivia, Ecuador y Uruguay.
Las sanciones contra el gobierno de Castro reconfiguraron el mapa político del organismo, que venía acostumbrado a las unanimidades: por un lado México, Brasil, Argentina, Chile, Ecuador, Uruguay y Bolivia que se opusieron en mayor y menor grado a las sanciones contra Cuba y por otro Estados Unidos y las trece repúblicas que acompañaron su postura.
Poco antes de iniciar la Reunión se formó un grupo integrado por Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, Chile, México, Haití y Honduras para buscar contener la iniciativa sancionatoria liderada por Estados Unidos, Colombia y Venezuela, pero gestiones del gobierno de presidente Kennedy lograron que Haití cambiara su posición, el grupo se quebró y Cuba fue expulsada.
Cinco días después, el 4 de febrero, llegó la respuesta por parte del gobierno cubano con la Segunda Declaración de la Habana, en la que Fidel Castro llamó a "hacer la revolución" en el continente: "El imperialismo no pudo imponer el acuerdo del cese de las relaciones comerciales. No logró el acuerdo. Y como una prueba más de que al imperialismo le importa un bledo la OEA y de que la OEA no es más que un ministerio de colonias yankis, un bloque militar contra los pueblos de América Latina, al regresar la delegación de Punta del Este, lo primero que hicieron fue dictar esa nueva medida y prohibir de manera absoluta toda compra de productos a Cuba, es decir, la compra del tabaco, la compra de nuestros frutos y de aquellos productos que ascendían a algunas sumas de consideración".
La visita del Che en Punta del Este y las negociaciones con EEUU
Cinco meses antes, en agosto de 1961, Ernesto Che Guevara visitó el balneario uruguayo para participar en el Consejo Interamericano Económico y Social de la OEA. Guevara, en ese entonces ministro de Industria, lideró la delegación enviada por la revolución cubana, que aún no se había declarado marxista leninista[2].
El ministro, vestido de uniforme militar, aprovechó sus días para reencontrarse con varios de sus familiares, a quienes no veía desde 1953, cuando emprendió su segundo viaje por el continente.
En aquel encuentro, Estados Unidos llevaba la propuesta de una Alianza Para el Progreso, la estrategia del presidente Kennedy para mantener su hegemonía en la región, a través de la entrega de préstamos masivos a los gobiernos latinoamericanos.
En su discurso, Guevara criticó la iniciativa, pero al mismo tiempo planteó una alternativa: que los países tuvieran libertad para exportar sus productos a donde y como quisieran, y la eliminación de los subsidios a la producción estadounidense. Además reclamó garantías de que no se volvería a atacar militarmente a Cuba y se comprometió a no exportar la revolución: "No podemos impedir la exportación de un ejemplo como quiere Estados Unidos porque un ejemplo es algo que trasciende las fronteras. Lo que sí damos la garantía de que no exportaremos revoluciones, garantizamos que ni un solo fusil saldrá de Cuba, que ni una sola arma saldrá de Cuba para dar batalla en cualquier otro país de américa". Las sugerencias de Guevara para dar apoyo a la Alianza no fueron tomadas en cuenta y Cuba terminó votando en contra.
Pero por detrás de los discursos formales en la reunión de la OEA, Guevara buscó un acuerdo de coexistencia con Estados Unidos, en una fiesta de cumpleaños de un delegado brasileño. Allí Guevara conoció a Richard Goodwin.
Conversaron durante unos 30 minutos, según las crónicas de la diplomacia cubana. Guevara planteó que Cuba tendría un único partido y si bien fue claro en que la isla no quería un entendimiento con Estados Unidos, sí un acuerdo de convivencia. Cuba no entregaría las empresas expropiadas a Estados Unidos, pero habría una suerte de compensación comercial y la garantía de que Cuba no concertaría alianzas políticas con el bloque del Este.
Después de presentar la propuesta, Guevara envió un mensaje al presidente Kennedy: "dijo que estaban muy agradecidos por la invasión (de Playa Girón), que había sido una gran victoria política para ellos, que los consolidaba y los transformaba de un pequeño país afligido, en un igual"[3].
[1] Mora Otero estuvo al frente de la OEA entre 1956 y 1968, fue canciller de Jorge Pacheco Areco y Juan María Bordaberry, abandonando el cargo en 1972, ante el inminente avance de la dictadura.
[2] Fidel Castro se declaró marxista leninista el 2 de diciembre de 1961.
[3] Nota diplomática de Goodwin al presidente Kebnnedy, del 22 de agosto de 1961. Jon Lee Anderson, "Che Guevara una vida revolucionaria" pg. 492.