Este jueves, en el Auditorio Nacional del SODRE, se da inicio con un concierto de gala, con participación del Coro Nacional, a los festejos por el centenario de la Comunidad Israelita del Uruguay (Kehilá).
Fueron inmigrantes judíos llegados de Europa a nuestras costas, los que erigieron ese marco comunitario pujante, luchando por abrirse camino en su nuevo país, económica y socialmente, y por hacerlo, al mismo tiempo, en un marco que les permita, paralelamente a la inserción en Uruguay, preservar sus raíces, tradiciones y acervo cultural.
La Kehilá -palabra que en hebreo significa "comunidad"- es una de las cuatro comunidades que fueron creadas por los judíos convertidos en nuevos uruguayos, de acuerdo a los lugares de origen. Las otras son la NCI, formada por los judíos alemanes, la Sefaradí, por los llegados de la Península Ibérica, los Balcanes y Turquía principalmente y la húngara, que hoy ya no funciona en un marco organizado como hasta hace pocos años.
Hoy en día, la Kehilá ofrece a sus miembros y a la colectividad en general múltiples servicios de carácter social y cultural.
Una de las perlas de sus logros es el Área de Discapacidad, creada hace ya más de 15 años por la Psic. Becky Sabah, y dirigida hoy por una de sus colegas, la Lic. Geraldine Rocío Muñoz. El área es un ejemplo a nivel nacional.
Sobre ello y mucho más nos cuenta su directora Geraldine Muñoz.
Geraldine, es un gusto volver a hablar contigo, esta vez en un marco muy especial, la celebración de 100 años de vida comunitaria judía en nuestro país, por el aniversario que se está cumpliendo desde la creación de la Kehilá, la Comunidad Israelita del Uruguay. Más allá de tu propio cargo, en el que por cierto entraremos, una pregunta general a quien puede aportar, creo yo, un valor agregado de quien no es ni uruguaya ni judía: ¿Cómo ves este aniversario, comparando entre la percepción que tienen algunos que no conocen la interna sobre lo que es la actividad judía, y lo que tú sí ya conoces bien desde hace años?
A un centenar de años sólo puede llegar una organización que se ha marcado un rumbo claro en su camino, el trabajo comunitario, finalidad que le ha permitido cohesionarse para ser lo que es, durante tanto tiempo y con tantos frutos. Hace varios años que estoy trabajando en la comunidad, llegué desde Buenos Aires, después de cursar estudios de postgrado allí, con muchas ganas de poner mi conocimiento al servicio de las personas de este lugar. Ha sido muy rico para mí que eso haya ocurrido dentro del marco comunitario, ya que experimenté la riqueza de unirme a equipos de trabajo con una vasta historia y mucho profesionalismo, valor que cualquier profesional desea vivir.
Sin duda el hecho de, como dices, no ser uruguaya ni judía, sino chilena y no judía , me ha dado la posibilidad de hacer eco del gran trabajo que hace la Comunidad hacia afuera, hacia la sociedad que a veces desconoce este hacer. Muchas veces he contado en diferentes ámbitos todo lo que abarca la Comunidad, y más de uno ha quedado impresionado, porque a veces se desconoce. Por supuesto el ápice de mi retórica al respecto está puesto en el Área de Inclusión que es mi ámbito laboral. No es menor que yo misma esté integrada e incluida sin peros desde el primer día en el equipo profesional de la institución, lo que genera también el valor agregado, como bien mencionabas, porque derriba algunos mitos hacia fuera. Esto me ha impulsado desde el principio a leer y empaparme de la génesis del trabajo hecho con la finalidad de hacer un buen eco adentro y afuera, y rubricar el valor de lo que implica trabajar en comunidad, en sociedad, en unión.
Por lo cual este aniversario es un hito. Desde mi óptica un momento importantísimo, una oportunidad de valorar y ver lo que en un siglo de Comunidad se ha hecho, se ha sembrado, se ha construido, para seguir impulsando y proyectando el futuro de la Kehila en Uruguay y todo lo que ésta puede seguir aportando a la sociedad del hoy y a la del mañana.
¿Cómo presentarías tú a este grupo, tanto de usuarios como de profesionales, voluntarios? En números, en tipo de gente, en cuanto a actividad en general.
Cuando llegué a trabajar al Área de Discapacidad, encontré un espacio integrado por diferentes equipos de apoyo: técnicos, voluntarias dentro de los programas, un grupo de amigas del Área, y otras varias redes dentro de la misma institución alineados a una misma visión, sacar de la exclusión a jóvenes y adultos que por diferentes motivos viven con alguna discapacidad, para darles la posibilidad de ser personas con derechos, obligaciones y posibilidades.
Esta posibilidad está subrayada por elementos fundamentales, entre ellos el que tengan derechos, posibilidades de desarrollar sus varias capacidades, posibilidad de recibir apoyo en la deficiencia que cada uno presenta, para que ésta no sea un obstáculo en su pleno derecho de Ser y de desarrollar lo mejor de sí. Me encontré con un espacio fundado por una persona con discapacidad que recibió la posibilidad de trabajar y desarrollar sus propias capacidades y dar así a la sociedad lo mejor que podía dar, la apertura de un camino inclusivo con conocimiento acabado, por llevar en ella misma la historia de tantas barreras discapacitantes, y vivir la peor de todas, la gran barrera mental que cree que discapacidad es sinónimo de incapacidad, barrera que limita más que todas las otras.
Recordemos que Becky Sabah, la fundadora, sufrió de chica de poliomelitis, por lo cual quedó en silla de ruedas. Por ello siempre dijo que puede entender cabalmente lo que es la discapacidad física. Claro está que su cargo al frente del área, fue por su capacidad profesional.
Así es. Yo venía de trabajar para un hogar apoyado por un ente estatal, también de personas con discapacidad acá en Uruguay, sin embargo con graves carencias en relación a la visión y unión para lograr tan difícil empresa: la inclusión como posibilidad verdadera. Acá destaqué la fortaleza de la visión y de la finalidad en todos quienes hoy sostienen este espacio conformado por los apoyos que mencioné antes y que hoy atiende alrededor de cincuenta personas de forma fija, distribuidas en dos talleres de trabajo protegido, un espacio de educación judía y un espacio de expresión artística teatral.
Me decías el otro día, cuando te saludé y te pedí esta entrevista: "Aquí estoy, trabajando en este maravilloso trabajo de inclusión". Y yo te quisiera preguntar, más allá de la importancia de que un marco así exista ¿cómo explicarías lo que éste aporta a los usuarios? Sabemos que en diferentes problemáticas, no es que éstas van a desaparecer. Aún así, el área es un cambio de vida para sus usuarios. ¿Por qué?
Cuando elegí trabajar en inclusión e integración, lo elegí convencida de que ser inclusivo es una forma de ser, es una óptica que permite ver posibilidad donde otros prejuzgan y limitan.
Es importante comprender que la discapacidad es una situación permanente y prolongada en el tiempo. Sin embargo, el hecho de tener una deficiencia instalada, no quita la posibilidad de ampliar y ecualizar otros aspectos de la persona que pueden ser de mucha riqueza. Por suerte, con los avances de la ciencia y el aporte de algunos autores, hoy comprendemos que las personas poseemos diferentes tipos de inteligencia, que hay plasticidad cerebral, por lo cual posibilidad en el tiempo de desarrollar y fortalecer otras áreas que atenúen ciertas faltas, que hay apoyos técnicos que aumentan la calidad de vida de las personas que los reciben, entre otros; entonces dejamos de poner el acento en la falta y lo ponemos en la posibilidad, en la capacidad, en la apertura.
Sin embargo parece ser que estos avances no van de la mano con la apertura de nuestra mirada. Así que es urgente que cada uno de nosotros cambie la óptica. Hacernos la pregunta que he hecho a algunos auditorios y que a veces desconcierta, porque acusa el enfoque hacia la dificultad, más que hacia la capacidad: ¿Qué me pasaría si me topo en la esquina de la calle a una persona como Stephen William Hawking sin saber quién es? Diría "pobre hombre" o vería en él una persona con posibilidad de desarrollo?
Es urgente que entendamos que en toda persona hay riqueza, que en todos hay potencial para desarrollar lo mejor de sí, que en todas y todos puede haber un talento del que nos beneficiaríamos todos, si se potencia. Es esa nuestra mirada: encontrar en cada uno posibilidad, darles un marco comunitario, proporcionar el derecho humano de ser personas y que nadie, por vivir en situación de discapacidad, quede excluido fruto de las barreras discapacitantes del entorno. Porque es el entorno el que muchas veces excluye y pierde potenciales que podrían ser para la sociedad tan importantes, como el que da hoy el científico antes mencionado.
TAMBIÉN FUERA DE LA COLECTIVIDAD
Hablábamos de inclusión y yo quisiera ampliar el marco. En el Área de Discapacidad, aunque es uno de los marcos dentro de la comunidad israelita, hay también usuarios que no son de la colectividad. Pero más allá de ello, el ejemplo de este marco ha salido hacia afuera, a la sociedad toda, o sea fuera de la comunidad. ¿Qué me puedes contar tú al respecto, sobre la repercusión que tiene, sobre cómo se toma este trabajo?
Por supuesto, si no lo hiciéramos no seriamos coherentes con el concepto de inclusión. Hoy el Departamento atiende personas judías y un porcentaje de personas no judías. Y no sólo eso, damos orientación a toda la familia que necesite asesoramiento al respecto sea o no de la colectividad, trabajamos en red con otros centros que atienden personas con discapacidad de la sociedad, aportamos en mesas de trabajo que abordan el tema, participamos en ferias donde nuestros productos son expuestos.
La Kehilá dio una respuesta inclusiva cuando aún el tema no estaba puesto sobre la mesa. Yo misma participo abriendo otros caminos inclusivos, aporto ideas, he fundado metodologías que han nacido en este Departamento y que hoy son exitosas. El mérito es de nuestra Institución que nunca ha puesto una barrera a la participación plena de sus profesionales en la sociedad en lo que respecta al Know How que el departamento ha acumulado fruto de los más de diecisiete años continuos de trabajo. Hoy necesitamos seguir creciendo. Tenemos mucha demanda aún por cubrir. Pero como sabemos bien quienes trabajamos en lo social, los recursos no siempre son coherentes con esta demanda.
Sin embargo mirando los cien años, y el histórico de respuesta de la comunidad a su comunidad y a la sociedad en general, creo firmemente en que la misma solidaridad y amor con que muchos han hecho posible este camino va a permitir seguir rebrotando el porvenir inclusivo de las personas que viven con discapacidad para que no queden al borde, si no en el medio, adonde todos cooperemos dando posibilidad y no lo contrario.
UNA VIVENCIA ESPECIAL
Te pediría, para terminar, que compartas con nuestros lectores una vivencia especial, un momento singular de esos vividos con los usuarios o voluntarios del área, de esos que te hagan sentir "vale la pena todo lo que estudié, valió la pena llegar acá, entrar a la Kehilá, para haber vivido esto".
Gracias Ana, es un tema muy interesante de abordar porque en la esencia de lo que llamamos inclusivo, entramos todos como sociedad, atendiendo la concepción de diversidad y riqueza de cada colectivo en esta mirada.
Es difícil elegir sólo uno, tengo muchas experiencias que me llenan en estos años, que me han emocionado, de las que he agradecido a Dios enormemente mi profesión, mi especialidad, vivir en Uruguay un país al que elegí y al que quiero y respeto mucho. El estar en esta institución por dejarme construir con ella, por permitirme adentrarme a una cultura tan rica, tan llena de símbolos y de historia.
Hay días que termino agotada porque sostener un Departamento de estas características tiene mucha complejidad a nivel mental, sin embargo, cuando veo de parte de ellos, nuestros usuarios, la devolución con resultados en sus propios procesos de adaptación y aprendizaje, me entra vitalidad y fuerza para seguir haciendo el camino que empezaron otros, fundamentando una y otra vez que es posible, que siempre es posible.
Debo mencionar un recuerdo de los más memorables hasta hoy, haber llegado a Israel con todos ellos, haber acompañado el sueño de tantos de ellos, un sueño expresado varias veces de llegar alguna vez a la Tierra de Israel, un viaje sin precedentes, que llevó a personas con discapacidad motriz, sensorial, intelectual y psiquiátrica a vivir su raíz, su historia. Eso quedó en la memoria siempre de todos quienes en el año 2012 fuimos. Por supuesto todo el recuerdo, lo veo con Becky Sabah mi compañera en aquel entonces, con la que previo al viaje pasamos más de doce horas por día, trabajando para que todo esté controlado y esté bien pensado en tan grande y difícil odisea. Tuvimos temor, pero creíamos tanto, que el resultado nos llevó a lágrimas por lo que implicó en tantos niveles diferentes de nuestras vidas. Aún hoy algunos de ellos nos dicen "¿volveremos a ir?", y se me dibuja una sonrisa, recordando con esta historia, que los sueños son posibles...