La pregunta que se hacen muchos blancos por estas horas es si, más allá de la controversia desatada, la fórmula de Álvaro Delgado y Valeria Ripoll “caminará”. Es decir, si logrará renovar la confianza del electorado para quedarse en el gobierno por cinco años más junto al resto de los partidos de la coalición.

Que fue una jugada arriesgada, no cabe duda. Tal es así que el ahora candidato demoró varias horas en pulir la determinación antes de dirigirse a la Casa del Partido Nacional, donde finalmente oficializó lo que se había filtrado a los medios.

Con el paso de las horas, Delgado argumentó ante los dirigentes que componen Uruguay para Adelante que el objetivo que persigue con su elección de compañera de fórmula es llegar al núcleo “más duro” de gente que no piensa votar a la coalición, que se encuentra en Montevideo.

Los blancos dan por hecho que Ripoll tiene una buena llegada en la capital del país, dado su trabajo como secretaria general de Adeom (el gremio municipal de Montevideo) y su participación en organizaciones vinculadas al área metropolitana.

Fuentes políticas manifestaron que la figura de Delgado capta el voto más tradicional del Partido Nacional, es decir, aquel electorado concentrado en el interior del país y algunas zonas de Montevideo. En Ripoll, en tanto, notan un cierto “dinamismo más urbano” y llegada a barrios montevideanos a los que los blancos no suelen penetrar tan fácilmente.

“Álvaro es más el interior, que es recorrido por los blancos en campaña electoral; y Valeria es una apuesta a cautivar al que hoy en día no nos votaría porque tiene ciertos prejuicios, o al que capaz que no le interesa la política, pero ve algo en ella”, resumió la fuente.

La otra pregunta que se hacen algunos es a quién “enamora” la exgremialista, concepto que manejó Delgado en la previa a la interna del pasado domingo. El productor agropecuario Pablo Carrasco —confeso votante de Laura Raffo— reflexionó al respecto y dijo que “cuanto más nuevo” es el candidato, más “votable”.

“Es falso que el electorado se divide entre derecha, izquierda y centro. Lo que queda en el medio es la gente que detesta a los políticos y el Olimpo en el que viven”, opinó Carrasco en su cuenta de X, y planteó que Ripoll “traerá a los ateos políticos con su energía y capacidad de señalar la viga en el ojo ajeno”.

En entrevista con Primera mañana (El Espectador), Delgado fue consultado con el objetivo de “cambiar el partido” y “ponerles puentes a sectores de la sociedad” donde los nacionalistas no votaron bien. Citó otras instancias en que referentes de su partido se unieron a figuras políticas de otras tiendas y “cambiaron el paradigma”.

De hecho, consecuente con lo contado por los informantes, Delgado señaló que Ripoll representa al área metropolitana y él “al otro Uruguay”, en referencia al interior del país.

El candidato describió que la exfrentista tiene “una historia sindical”, lo que impulsa a que llegue a un electorado poco frecuente para los nacionalistas. “Tiene un pasado no blanco”, agregó al citado medio.

El politólogo Adolfo Garcé coincidió con esta visión, pero reparó en que el riesgo que asumió Delgado “es muy grande”. “Cuando vos tenés que salir a explicar es porque algo no anda bien”, agregó.

Garcé expresó que hay algunos “roces” que serán difíciles de saldar luego de la elección del candidato, y mencionó el malestar generado en la Lista 71.

Una fuente política fue en la misma línea que Garcé, y dijo que “no es casualidad” que esta sea la primera vez que se plantea que algunos convencionales blancos no aprobarían la fórmula.