Por Nicolás Dovat

La V Copa Duchamp, que se está jugando en la Intendencia de Montevideo, comienza a vibrar alto con algunas sorpresas, maestros doblegados por nuevos talentos y decenas de jugadores que -si bien no están en primera plana- pelean cada jugada como si fuera la última. El estadounidense del torneo es el único jugador que ha ganado todas las primeras cinco rondas y se proyecta como un fuerte candidato. Para destacar también: el triunfo del uruguayo Diego Carbone ante el ex campeón del certamen en 2019, el argentino Leonardo Tristán, y la victoria perfecta del argentino Lucas Coro ante el candidato uruguayo, Bernardo Roselli.

La explanada municipal recibe cientos de personas a diario, muchos de ellos que resuelven pasar la tarde ahí entre bebidas y anécdotas. Otros, como los actores oficiales, que promocionan eventos o campañas políticas. También está el vendedor ambulante, la señora que pregunta la hora, el mendigo y el ilusionista. Los que no están -y hace tiempo no aparecen- son los ajedrecistas callejeros de la mesa de Ejido y 18, espacio que se ve monopolizado por transeúntes que suelen montar un picnic veraniego, si así es que se le puede llamar. En esa esquina ruidosa, de cultura de paso y tránsito pesado, llegan también los competidores, que se camuflan en seres comunes y corrientes, y que ingresan a la intendencia para entrar al mundo paralelo del piso 1 y ½.

Perdomo vs Lima

Cae la tarde y el árbitro Blas Pingas reza el clásico “los jugadores de blancas pueden comenzar”. Algunos de los participantes aún no han llegado. En una de las mesas principales se espera la llegada de Darcy Lima, tricampeón brasileño (1992, 2002 y 2003) y uno de los candidatos de la V Copa Duchamp. Cuando aparece en la sala, unos minutos más tarde, se ubica en la silla con la actitud relajada que lo caracteriza. Viene de una fecha libre imprevista, luego de que su rival no se presentara por temas familiares.

Le tocan las negras y debe enfrentar al noveno sembrado del torneo, el argentino Leonardo Perdomo, que sale con peón de dama. Lima responde con caballo a f6 y se prepara para una defensa nimzoindia con alfil en b4. El argentino no responderá con el clásico peón a e3, en su lugar jugará peón a g3: con esta apertura, Perdomo lograba en 2017 unas tablas frente al hexacampeón brasileño Gilbert Milos en el Floripa Open.

De afuera parece que el argentino tiene una jugada diferente y buena. Cuando cambian damas y otras piezas menores, comienza a dominar el encuentro hasta quedar con torre y cuatro peones, mientras que Lima queda con torre y tres peones. Ahí comienza otro juego que se respalda en mucho estudio y conceptos que no son fáciles de captar para el entusiasta, ni siquiera para el mejor jugador del barrio.

¿No debería ganar el argentino con peón de ventaja? No. Cuando el tablero se hace inmenso, cuando hay miles de guías que explican como continuar; ahí es cuando el tiempo se congela. Lima, un poco menos relajado que al inicio, utilizando más tiempo que su rival para cada movimiento, logra llevar la partida a un final de peón y rey contra rey. Cuando logra la oposición, todo termina en tablas.

Perdomo, que reside en Brasil hace más de una década, es uno de los jugadores más parejos del torneo. Le ganó sin mayores complicaciones al francés Colombian Vitoux en la cuarta ronda y, ante Lima, propuso de igual manera con jugadas novedosas que parecen salirse del manual clásico. De esta forma, tanto Lima como Perdomo se ubican segundos en la clasificación general con 4 puntos y ½, en igual posición que el cubano nacionalizado paraguayo Neuris Delgado, y se perfilan como posibles candidatos, aunque ya no dependen solamente de sí mismos.

Si el estadounidense Robert Hungaski -de gran nivel hasta ahora- continúa en la senda de los triunfos, no habrá nadie que lo pueda frenar.

Hungaski vs Morovic

El estadounidense propone; busca el golpe táctico sin que merme su juego posicional. Maneja el tiempo y el espacio. Obliga a su rival, el chileno Iván Morovic -otrora asesor del ex campeón del mundo ruso Anatoli Karpov-, a pensar más de la cuenta. Lo presiona jugada tras jugada. 

Hungaski venía de ganarle en la cuarta ronda a Diego Valerga (tras capitalizar un grueso error del maestro argentino), lo que le dio confianza para enfrentar a un favorito como el chileno.

Morovic, por su parte, debió utilizar más tiempo de lo esperado para responder a las amenazas del estadounidense.

Hungaski sumó así cuatro victorias consecutivas, que se extendieron a cinco con el triunfo categórico ante Morovic. Residente del Saint Louis Chess Club, el estadounidense suele jugar torneos en Sudamérica. Antes de llegar al Duchamp, había tenido una muy buena performance en Florianópolis. Ha demostrado hasta ahora tener un estilo propio y, si bien no es invencible, tiene un estilo más agresivo que el resto.

Coro – Roselli

El argentino dobla torres ante un Roselli que se sabe en desventaja. Propone un juego que, visto desde afuera, parece equilibrar con precisión la defensa con el ataque, en un punto que las máquinas estarían de acuerdo. Cuando saca la ventaja, el candidato uruguayo comienza a precisar más tiempo para cada movimiento y de esta manera comienza a agotar sus posibilidades. Busca un contrajuego llevando una torre a séptima, aunque la partida ya está claramente a favor de Lucas Coro, décimo séptimo en el starting rank del Duchamp.

Con este triunfo, el argentino -campeón sudamericano sub20 en 2019- se ubica también con 4 puntos y ½ en la cima del campeonato. Por su parte, Roselli, que venía de empatar con el mejor sembrado del torneo, Delgado, quedó con 3 puntos y ½ junto a otros jugadores uruguayos como Alejandro Hoffman, Matías Michailov (que en la quinta ronda ante Delgado propuso un buen juego aunque quedó con poco tiempo en el reloj) y Franco Dotta.

La sorpresa

El jugador uruguayo Diego Carbone despegó en la quinta ronda tras un sorpresivo triunfo frente al campeón del torneo en 2019 y subcampeón argentino en 2021, Leonardo Tristán. De esta manera se ubicó con 4 puntos, al igual que los compatriotas Facundo Vázquez, Nicolás López, Nahuel Díaz y Diego Carbone.

Te vine a ver

El torneo comienza a tener elementos nuevos, como un aficionado que sigue de cerca el torneo… tal vez muy de cerca. En un momento se le acercó tanto a Lima que éste tuvo que sacarlo con una mirada incisiva, al tiempo que la jefa de árbitros, Sabrina de San Vicente, al notar el comportamiento, tuvo que llamarlo personalmente para pedirle que tomara una distancia prudencial de los jugadores.  También ocurrió que un jugador del torneo -mientras observaba las partidas de las cuatro mesas principales-, casi que se le pegó a Roselli, en busca de ver más cerca vaya uno a saber qué. El múltiple campeón, que atravesaba un momento de alta tensión al estar en deseventaja ante Coro, lo miró como diciendo “¿qué estás haciendo?”. 

En paralelo, una aficionada del torneo subrayaba con flúor un libro, como parte de lo que podía ser una instancia de estudio. Parece ser un lugar adecuado para concentrarse, incluso en cuestiones ajenas al ajedrez. En una de las sillas de al lado, como con una intención decorativa, reposaba el libro Campeones del mundo: desde Botvínnik hasta Fischer.

El torneo se juega bajo un sistema suizo y el ritmo de juego es de 90 minutos más 30 segundos de incremento desde la primera movida. Hay 7.000 dólares de premios para repartir entre los 20 primeros de la categoría absoluta, 1.000 para la categoría femenina y 500 para la categoría Veteranos. En total hay 151 jugadores. Compiten por el título, para ganar puntaje ELO o simplemente para foguearse y sumar experiencia.

Todos los resultados están en el sitio chess-results.com.