Tributo a Escanlar
Los Siete Sentidos 41

LA COLUMNA DE GUSTAVO ESCANLAR

Fui, veo, pego, recibo, sigo, escucho, estoy. La columna de Gustavo Escanlar en el portal.
19.01.2007
2007-01-19T00:00:00
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Sabrán disculparme, pero el verano es así: uno se atrasa, se enlentece, no sabe de qué hablar, de qué escribir, se muere de calor, se muere de pereza, no quiere hacer absolutamente nada. Para lo único que le dan las bolas es para leer, escuchar música y mirar televisión. Pero ni siquiera con un libro, con la tele o con la música encuentra algo que le interese lo suficiente como para ponerse a comentar o como para escribir. Así que ustedes me van a perdonar si esta columna termina saliendo medio insulsa. Así es el calor. Claro que te clavo la sombrilla.

(El comercial de CTI, ese de la canción del verano, el de la sombrilla, ese sí que está bueno, ¿no?. Porque se ríe y al mismo tiempo hace eso de lo que se está riendo, ¿no? Y la creación artística -incluyendo, por supuesto, a la publicidad- es más interesante cuanto más conciencia tenga de sus defectos y sus limitaciones. Un jingle que se burla de los jingles pero que es un jingle con los lugares comunes de los jingles de los que se burla. A ese tipo de reflexiones nunca va a llegar el carnaval del Uruguay, por ejemplo. Los carnavaleros se saben reír de los demás, pero casi nunca de ellos mismos. Se toman la farsa de dios Momo demasiado en serio)

Fui jurado de un concurso de bikini open en La Pedrera. ¡En serio, che! ¡Me pagaron para ver minas en bikini y ponerles puntaje! Mientras trabajo, compruebo que el varón, como juez, es mucho más perdonavidas e inocente que las minas, que cuando se comparan entre ellas no dejan pasar una. Mi colega femenina en el jurado me advierte de las fallas de cada concursante: a esta no la votes porque tiene granitos en el culo, a esta otra tampoco porque se depiló mal en la entrepierna, de esta olvidate porque se mueve horrible. En realidad, la mujer lo que pretende es que todas sean peores que ella. Es mucho más jodida -y a la vez mucho más pragmática- que los varones.

(Fue en el parador de Pilsen en La Pedrera, pasando Arachania, el Pilsen Playa Bar. Hay bar, cerveza, mujeres, música, deportes y variada actividad playera y cuando digo playera no me estoy refiriendo a ningún cuadro de basquetbol)

Veo María Antonieta, la reina adolescente, la película de Sofía Coppola, y entre bostezo y bostezo, entre siesta y siesta, llego a una conclusión: la tipa es una de las directoras más sobrevaloradas de la historia del cine. Como Perdidos en Tokio le salió bien, muy onda Jarmush, muy cine independiente, la crítica se piensa que es la nueva Francis Ford, como si el papá de la señorita tuviera una fábrica de talento, como si la calidad fuera una cuestión de genes. Como película histórica, de época, María Antonieta es aburrida, no pasa nada. Ahora, puede que Sofía haya querido reflexionar sobre la adolescencia y la soledad de los que van creciendo en un mundo que no los reconoce ni los toma en serio. El problema, en ese caso, es que esa película ya se filmó antes muchas veces, y de maneras más atractivas, contemporáneas e identificatorias. Para hacerse la cool y la lectora de Pimba! Sofía recurre a la mezcla de elementos actuales con los decorados y el vestuario de época. Pero esa ondita también es repetida. Ya la mostró Alex Cox en 1987, con Walker, haciendo aparecer un Nintendo en pleno siglo XIX. También uso el recurso de la mezcla de tiempos, aunque de un modo más sutil, Milos Forman en Amadeus. Y, por supuesto, Norman Jewison en Jesucristo Superstar, de 1973. La música es lo mejor de María Antonieta. Está cantado: una banda de sonido con The Cure, Siouxsie, The Strokes, New Order y Air funcionan bien con cualquier película.

(María Antonieta, la reina adolescente es la traducción local de un film que lleva como título Marie Antoinette. La dan en casi todos los cines, sospecho que por casi todo el verano)

Pego en la heladera los imancitos de Nuestra Estrella, un jueguito creado por el artista plástico Fabián Roudown. Se trata, según su explicación, de una colección de imanes que recopila y recrea personalidades destacadas de la cultura popular uruguaya . El imán grande es la caricatura de la estrella en calzoncillos. Los imanes más chicos son la ropa y los accesorios que uno quiera ponerle al personaje. En la primera tanda las estrellas fueron Jorge Drexler, Diego Forlán y Tabaré Vázquez. Acaba de aparecer la segunda serie, con Jaime Roos, Natalia Oreiro y Alfredo Zitarrosa. Está bueno porque pueden funcionar de dos maneras: como homenaje o como ironía, dependiendo del gusto de los consumidores. Obra abierta en mitad de la cocina.

(Roudown es uno de los creadores de la revista de historietas Guacho!, que está por largar el número seis. Podés comprar los imanes Nuestra estrella escribiendo a [email protected] o en los locales donde venden cosas ambientadas, de diseño, ¿viste?, esos donde reparten Pimba!)

Quiso venirse a vivir al Uruguay, a Rocha, con su gente linda y sus playas de arenas cálidas y aguas límpidas y azules. Quiso quedarse a vivir en La Paloma. Quiso desintoxicarse del stress y de la contaminación mental de Buenos Aires. Quiso vivir en paz, en armonía con la naturaleza, con esa gente linda y tan sencilla de la tierra charrúa. Quiso vivir seguro, y para estar seguro, ya se sabe, como Uruguay no hay. Quiso estar cerca de Maitena, que hace unos años se instaló en La Pedrera. Se lo dijo a la prensa: quiero quedarme acá, acá me siento bien, acá me inspiro para componer mejor. Pasó un día. Pasaron dos. Y tres. Miró los atardeceres y tuvo ganas de aplaudir. Y aplaudió. En su nuevo universo ya no tenía necesidad de reprimir ningún deseo. Aplaudió sin vergüenza, sin miedos, al sol que se escondía de a poco para él. Reflexionó: ver esto vale más que cualquiera de mis pobres canciones . Dijo en voz alta, casi gritando: ¡Esto es arte, carajo! . Cuando llegó a su rancho, a su hogar natural y naturista, se sorprendió: alguien se había llevado todo lo que tenía. Amigos de lo ajeno lo habían visitado mientras él se extasiaba con la puesta de sol. Y pensó: estos uruguayos... son todos unos ladrones... del primero al último. Hizo la denuncia en la comisaría. Los policías lo reconocieron. Era el pelado, el de Bersuit. Lo atendieron muy bien. Agarraron al ladrón y recuperaron las pertenencias del artista.

(Qué buen título el de montevideo.com: Devolvé la bolsa)

Recibo invitaciones para ver Boom: Magic-Glamour, una revista musical que estrenaron esta semana en el Metro. Ninguna de mis amistades quiere ir, pero manipulo a cada uno por separado y de modo convincente para que me acompañen. Dale, que tal otro quiere ir . Dale que vamos todos, nos cagamos de la risa con Graciela Rodríguez . Pero esta noche, después de la función, no tengo muchas ganas de contar lo que acabo de ver. Solo digo que el show tiene algunas cosas que están bien y otras cosas espantosas, que de a ratos entusiasma y de a ratos aburre, que es largo, desparejo y que su principal problema es el libreto. Que los actores y los técnicos se rompen el alma y otros órganos vitales para que salga todo bien. Que ninguna bailarina se cayó y rodó por la escalera. Que a ninguna se le escapó una teta. Que, te guste o no, está bueno que de vez en cuando Montevideo tenga este tipo de espectáculos. Que, guste o no, desmiente aquel lugar común de que acá sólo se puede hacer teatro pobre. Que el lujo y el glamour no son sólo argentinos. Prometo que voy a contar más cosas de Boom: Magic-Glamour, de repente la semana que viene.

(En el Teatro Metro, los jueves a las 21:30, viernes y sábados a las 22 y domingos a las 21. Las entradas van de 150 a 350 mangos. Ojo si pagás las más caras y vas a la platea, porque hacen participar a tres tipos del público, como si todavía estuviéramos en los años 80 haciendo teatro participativo)

Sigo mirando Gran Hermano. Me fastidia, pero no puedo dejar de mirar. Estoy zombi. Me caliento, en todos los sentidos del término. ¡No puede ser! ¡Es un abuso! ¡Deberían proteger a los televidentes! ¡Gran Hermano se transformó en el reino de la histeria! ¡Es la dictadura de los metrosexuales! ¡Un tipo y una tipa, los dos con buenos cuerpos, duros, sólidos, excitantes, se acuestan juntos un ratito, se dan dos o tres besos lengua incluída, se manosean por todos lados, se calientan! ¡Hasta ahí todo bárbaro, de eso se trata el juego, ellos son los exhibicionistas y nosotros los voyeurs! Pero al final, ¿cómo termina la escenita? ¡Con los tipos yéndose cada uno para su dormitorio, en camas separadas! ¿Qué es esto? ¿Cuál es el juego? ¿Quién es el manipulador y quién el manipulado? ¿El que juega o el que observa y espera que le den lo que no le van a dar? Estos aspirantes a estrella están muy adiestrados para exhibirse sin llegar a mostrar. Cargan los vicios de los Gran Hermanos anteriores. Van a tener que manipularlos más desde afuera, con horas extrar para los guionistas y los psicólogos y los editores. Pero para hacer el trabajo sucio de la manipulación el mejor es Jorge Rial. Nadie sabe manipular tan bien como él. Es el conductor ideal para un programa de este estilo. Muchísimo mejor, con más idea del juego e ironía que Soledad Silveyra. Desde Intrusos, Rial supo hacer de la televisión y de sus personajes un gran reality show diario, donde cada cual representa su papel y cuando se sale del libreto, cuando se zarpa mucho, es eliminado para rápidamente dejar paso a un participante sustituto. ¿O alguien se acuerda de los Guido Suller, de las Samantha Farjat, de las Giselle Rímolo o del tercer novio de Moria? Como un Dios, Rial va a elegir entre los 18 participantes de este Gran Hermano a los cuatro o cinco que tengan condiciones para ingresar al club de los mediáticos, ese club que ya integra nuestra Claudia Fernández y al que se muere por entrar Mónica Farro.

(Va por el 4, que gracias a Telefé pudo empezar el 2007 metiendo una y recuperándose de la paliza del año pasado)

Escucho Fuego, la canción de Intoxicados, prestándole atención a la letra. Piti, el letrista y cantante del grupo, siempre anda por ahí zarpado o haciéndose el zarpado, eso nunca se sabe. Pero escuchando bien la letra de este tema uno se da cuenta que es un tipo inteligente, que tiene conciencia del personaje que representa y de sus estrategias de marketing. En la canción confiesa que el personaje casi siempre miente, pero avisa que de repente un día su mentira va a ir en serio, que podría convertirse en verdad. Que capaz que llega a prenderse fuego y a quemarse. Pero que, por ahora, cada vez que avisó que venía el lobo, lo hacía nada más que por necesidad de que lo vieran, que le prestaran atención, que lo escucharan. Algo se prende fuego, dice el artista. Pero miente. Eso es el arte. Una mentira capaz de convencerte. Y no digo más. Ya parezco una profesora de literatura tratando de enganchar con letras de canciones a los autistas de sus alumnos, a quienes nada les importa un carajo.

(Fuego ya es una canción medio vieja, del disco Otro día en el planeta Tierra, del 2005, pero vale la pena escucharla cada tanto. No parás de cantarla repitiendo fuego fuego fuego/ fuego fuego)

Informan que Pablo Estramín está enfermo. Y aunque su música nunca me interesó demasiado, me viene una sensación como de pena, me dan ganas de que se ponga bien, siento la necesidad de ir y conversar con él todo lo que nunca conversé. Es que Estramín siempre me pareció un tipo generoso, franco, abierto, desinteresado. Que no se fija si lo que hace te gusta o no, que igual se pone a conversar contigo y te saluda y te da ánimo. Un tipo que no juzga a los demás por lo que piensan. Un tipo, por lo tanto, absolutamente raro y valioso en este medio en el que todos andan cuidándose el culito y cerrando el circulito entre amigos y camaradas. Estramín es un tipo que no participa del Club de Tobi progresista, ese club donde no entran los que piensan diferente, los fascistas, los enemigos de las causas populares. Estramín me cae bien porque no repara ni prejuzga en base a esas menudencias, porque para él la gente es gente antes que robots ideológicos. Porque se puede pensar distinto y ponerse a conversar y no odiarse de antemano. Ojalá que se mejore pronto.

(Las últimas noticias hoy, viernes de mañana, es que lo operaron en Tacuarembó y la va llevando)

Estoy obligado, por lazos familiares y contractuales, a decir algo sobre la liga de básquetbol y Malvín. Entonces, desde aquí, vayan mis más cálidas y sinceras felicitaciones al equipo de básquetbol que clasificó a las finales de la liga.

(Ya empiezan las finales, contra el que gane de Biguá y Olimpia. De verdad: ojalá se les dé... Pero que ni se les ocurra hacer hincha de Malvín a Violeta, convencidísima ateniense... No quiero que la niña entone nunca el patético cantito lastimoso playerooo playerooo . Los acompaño con mi aliento en las finales, pero con esa condición: a Violeta no la vistan de azul ni intenten convencerla)