Federico Kreimerman, presidente de la Federación de Funcionarios de OSE (Ffose), se refirió en las últimas horas a la situación de la actual crisis hídrica y al escenario esperable para el futuro cercano.
Entrevistado por el programa Transformaciones, de Radio Sarandí, el sindicalista recordó que el caudal habitual del embalse de Paso Severino, que suele rondar los 67 millones de metros cúbicos, está actualmente por debajo de los 2 millones.
Por esa razón, desde mayo OSE viene mezclando el agua de Santa Lucía con la del Río de la Plata, y en proporción cada vez mayor de esta última fuente.
“Empezaron mezclando un poco”, dijo Kreimerman, quien destacó que en la actual crisis hay responsabilidades “a corto, mediano y hasta a muy largo plazo”, achacables a todos los gobiernos en más de 30 años. En lo que al actual compete, considera que “el gran error fue que al principio de todo esto se la jugó a que llovía, y no llovió”, sin tener en cuenta que “hay un déficit hídrico advertido por Inumet (Instituto Uruguayo de Meteorología) hace tres años”.
“En octubre hay un primer indicio de que se sabía, porque al agro se le dio una exoneración fiscal basada en el déficit hídrico. Se atendió al agro y no a la gente”, apuntó, y destacó que ahora “el país conocido por su agua potable tiene al 60% de su población sin acceso a esta, y puede empeorar”.
En ese sentido, el trabajador señaló que, si sigue el actual nivel de consumo y sin ninguna solución a la vista, el agua dulce disponible en el mencionado embalse bastaría para menos de una semana. Así, y si se descarta la posibilidad de un corte de suministro, cosa que el presidente Lacalle Pou sostuvo, la alternativa que queda es agregar más agua salada a la mezcla”, lo que llevaría a un empeoramiento de su ya mala calidad.
Sobre esa calidad del agua, Kreimerman criticó que se informará a la población “ante el hecho consumado”, y sostuvo que cada vez que OSE solicitó al Ministerio de Salud la autorización para elevar los niveles de salinidad, en realidad ya los había incrementado.
“Es un grueso error. Se le podría haber dicho a la población antes acerca de este escenario” porque “si lo sabés, te preparás de otra manera. Evitás, por ejemplo, salir corriendo a comprar bidones”, ejemplificó, haciendo referencia a los problemas de oferta y demanda que se generaron al comienzo de la crisis.
“El 56% de la población que vive en la zona del problema se pasó al agua embotellada”, recordó el sindicalista, quien subrayó que, tras los sucesivos aumentos en la proporción de sodio, “ya estamos en niveles en los que ni para cocinar” serviría el agua corriente.
Para Kreimerman, “el problema de fondo es económico”, y repitió que hay responsabilidades que vienen de antiguo. En la corta, en lo que cabe al gobierno actual, su error es no haber querido gastar plata”, en un intento de ahorro que resultó contraproducente, consideró.
A modo de ejemplo, señaló que la obra que se acometerá ahora, que consiste en “represar el río San José y bombear agua al Santa Lucía”, no ofrecerá una solución de fondo, y costará más que si se hubiera planificado con algunos meses de antelación.
Asimismo, criticó que el gobierno se niegue a rebajar la tarifa del agua o exonerar a los sectores de bajos ingresos. “Me puedo poner liberal y decir ‘no puedo cobrar lo mismo por algo de peor calidad’”, consideró el trabajador, y criticó los dichos recientes de Isaac Alfie, director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP).
“Alfie dijo que si bajaba el precio del agua se iba a gastar más y se acabaría antes. Entonces yo lo invito a razonar al revés: aumentá el precio, tripicalo y la gente muere de sed pero no gasta agua y te la guardás. El razonamiento extremo de la economía de mercado como lo hace él lleva a estos absurdos”, atacó.
“Cada partido defiende su proyecto [Casupá o Arazatí], pero la realidad es que nadie hizo ninguno. El motivo de eso es no tomar deuda pública. Nadie quiso invertir, pero las grandes obras públicas las tiene que hacer el Estado”, opinó Kreimerman, quien recordó que incluso durante la dictadura militar se acometieron obras como la de Salto Grande.
Finalmente, Kreimerman llamó a replantear la gestión del agua dulce a nivel nacional y se refirió a la escala que OSE y el consumo humano tienen en esa ecuación.
“OSE es un pequeño competidor. Solo la nueva planta de UPM consume a diario 20 veces más agua que la ciudad de Montevideo. Con el riego para la soja lo mismo, y el arroz consume 10 veces más que Montevideo. En la cuenca del Santa Lucía, antes de Paso Severino, hay 400 embalses privados permitidos por la ley de riego: Paso Severino se vacía porque su agua la van agarrando otros antes”, cerró.
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