Tras no encontrar pruebas contundentes, la Justicia argentina liberó a los cinco últimos tripulantes del avión de carga venezolano-iraní que se encuentra retenido en Buenos Aires desde junio y un juez les autorizó este martes la salida del país. La aeronave está detenida a pedido de Estados Unidos en el marco de una investigación judicial por presuntos vínculos con el terrorismo, informaron fuentes del tribunal a la prensa, según consigna AFP.
Después de tres meses y medio aislados en un hotel de la capital argentina bajo la sospecha de que mantenían vínculos con el terrorismo, un juez federal autorizó la salida del país a tres ciudadanos iraníes y dos venezolanos, quienes han partido hacia Caracas este martes.
Eran los últimos de 19 tripulantes que han sido liberados paulatinamente. De todas maneras, no se trata de un punto final a la investigación, porque aunque no quedan detenidos por la causa, el Boeing 747 Dreamliner con bandera venezolana de Emtrasur y recientemente adquirido a Irán sigue detenido en el aeropuerto internacional de Ezeiza a pedido de un fiscal de Estados Unidos.
La detención y el vínculo con Uruguay
El carguero de Emtrasur, subsidiaria de la aerolínea estatal venezolana Conviasa, fue retenido en Buenos Aires en su segundo aterrizaje en pocos días luego de que la aeronave llegase al país proveniente desde México, transportando partes para vehículos.
No obstante, los problemas surgieron luego de que ninguna petrolera quisiera venderle combustible por temor a ser sancionadas por Estados Unidos. Tras una alerta de Paraguay sobre posibles vínculos con organizaciones terroristas de los tripulantes, el ministro de Defensa Nacional, Javier García, dio la orden de no dejar ingresar a espacio aéreo uruguayo el avión en cuestión, según confirmó el propio jerarca en junio.
La compañía venezolana había comprado la aeronave a la aerolínea estatal iraní, Mahan Air, en enero de este año. La transacción disparó las alarmas en Washignton, que acusa a ambas de prestar servicios de logística a grupos terroristas.
Mientras se generaba la tormenta política que generó el primer aterrizaje inadvertido en Argentina (y que salpicó a Uruguay, donde se dieron cruces entre oficialismo y oposición), el ministro de Interior argentino, Aníbal Fernández, admitió que el Gobierno de su país recibió información “que advertía de la pertenencia de parte de la tripulación a empresas relacionadas con la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán”.
La comunidad judía argentina, a través de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), que pidió a la Justicia investigar la aeronave, había pedido prestar atención a uno de los pilotos del avión, Gholamreza Ghasemi Abbas, que ha sido uno de los últimos tripulantes en abandonar el país este martes.
El nombre del iraní coincidía con el de un miembro de la Guardia Revolucionaria y ligada Al Quds, según admitió el ministerio de Interior argentino.
Por otra parte, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, aseguró que “la
penetración iraní en América Latina tiene su base en Montevideo”.
En base a información de AFP
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