Julio María Sanguinetti inauguró este espacio en Montevideo Portal, en abril de 2012. En esta segunda instancia fui a buscar no ya a un dirigente político en retiro, sino a un comentarista de la realidad, a un hombre que, alejado del protagonismo que ejerció con pasión durante décadas, emplea sus energías en marcar territorio, generar opinión, incidir en el debate ideológico y, si lo dejan, elaborar el guión para el relato histórico contemporáneo. Fue parte de la historia y pone empeño en contarla.
La mañana es muy parecida a aquella de 2012, y la sala en la que nos instalamos, en la casa de Punta Carretas, la misma de hace casi tres años. La sobria decoración, la bien nutrida biblioteca, las pinturas decorando todos los ambientes, la ventana que da al jardín, toda la misma escenografía da marco a esta segunda parte, pero sobre el protagonista ha actuado no solo el tiempo sino también la realidad, a fuerza de decisiones propias y de otros.
Igual que en aquella primera oportunidad, encuentro a un hombre jovial, amable, distendido, en oposición a la precaución que alertaba sobre soberbia, distancia, recelo. Todos saben que Sanguinetti nunca ha rehuido la polémica ni temido la controversia. A los 79 años, sigue confiando en su instinto, su olfato político y esa probada habilidad para ejercer lo que los entrenadores de fútbol llamarían transición defensa-ataque. En las polémicas más álgidas de sus tiempos de protagonista solía desacomodar al contendor de turno con argumentos más que discutibles, pero que coronaba con un lapidario "es un hecho" o "no hay ninguna duda". Y que fueran a demostrar después lo contrario.
Esa habilidad parece estar intacta, pero ahora la ejerce esporádicamente, en tanto ha asumido -voluntariamente, obligado por las circunstancias o más probablemente en una combinación de ambas cosas- ese rol de "comentarista" que ya no incide en las decisiones palaciegas. Y no incide por las dos caras de una misma moneda: este Partido Colorado está a años luz de aquel que fue -al decir de Wilson Ferreira Aldunate- "el partido del gobierno" y él mismo sabe que ya no tiene espacio para ser aquel conductor de pulso firme, que movía las fichas con destreza de ajedrecista.
La actual languidez del otrora "partido del gobierno", el liderazgo de Bordaberry, su reivindicación como "socialdemócrata", el "peronismo" del Frente Amplio, Mujica, Lacalle Pou, Vázquez, su relación con Fidel Castro y hasta el nudo que le hizo en la corbata al comandante fueron temas sobre los que habló Sanguinetti en una mañana tan igual y tan distinta a aquella de 2012.
1) Poco antes de la elección del 26 de octubre usted dijo en el programa Primera Vuelta, de TV Ciudad, que el Partido Colorado iba a superar el 15 % que le atribuían las encuestas y que siempre el Partido votaba mejor que lo que indicaban los sondeos. ¿Qué pasó en esta oportunidad?
No ocurrió eso. Esta vez fue al revés: en la primera vuelta el Frente Amplio tuvo voto escondido. El Partido Colorado históricamente tuvo siempre un voto que no se expresaba. En alguna época había gente que sentía un poco el acoso, pasó con mucha gente pachequista después de la restauración democrática. Ese era un voto silencioso. Ahora el voto silencioso fue para el Frente y es claro que es un voto de origen nacionalista, por eso no se confesaba. Ahí está el por qué las encuestas le erraron tanto.
2) ¿Son los votos del batllismo los que ha perdido el Partido Colorado? Hay quien niega que Bordaberry exprese al batllismo tradicional.
Son los prejuicios. Como el padre tuvo una trayectoria política que lo llevó a ser senador del Partido Nacional, presidente por el Partido Colorado y después dictador en el período de dominio militar, le cargan la mochila a Pedro [Bordaberry], y los discursos de Pedro son discursos estrictamente progresistas diría yo. Si uno mira el programa de educación de Pedro, es extraordinariamente más progresista que el de Vázquez, que indudablemente era continuista.
"El Uruguay es socialdemócrata, y por cierto que yo me identifico con eso porque soy reformista del Estado" |
3) Un discurso que pone énfasis en la seguridad y en la baja de la edad de imputabilidad ¿es seductor para un electorado de centro izquierda, como uno supone que es el batllista?
Bueno, el hecho es que el "No a la baja" tuvo tantos votos como Vázquez a la presidencia. Eso indica que había y hay en la sociedad uruguaya una corriente muy fuerte de reclamo de seguridad. No creo que el discurso de lucha contra la delincuencia que tanto ha crecido, desgraciadamente, sea algo que hoy identifique a la derecha, ideológicamente hablando. Hay otros factores que en cambio sí son muy expresivos en todo el mundo, por ejemplo la despenalización del aborto.
4) A la cual se opuso Bordaberry.
Y Vázquez. Bordaberry sostuvo lo mismo que Vázquez y que todos los candidatos en aquel momento, y todos los ex presidentes salvo el suscrito. Son cosas que se dan.
5) En definitiva, ¿por qué el Partido Colorado no puede superar ese techo en torno al 15 % de los votos?
No ha podido. Yo creo que podría, y para empezar no debería cometer errores. Creo que hubo errores en la campaña; en abril o mayo la candidatura de Bordaberry estaba en 18 o 19%, muy cerca de la de Lacalle. Luego vino el tema de la vicepresidencia, que generó toda una turbulencia y que le hizo perder ritmo a la campaña e indudablemente políticamente dañó. Eso en cuanto a la coyuntura. En el largo plazo tendrán que operar otros factores, como en todo.
6) Precisamente, ¿no hay un factor estructural que está poniendo al Partido Colorado donde está hoy?
El Frente tuvo un crecimiento producto, por un lado, de una sistemática oposición, durísima, a todo. Y en segundo lugar la promesa de una ilusión vinculada a un mundo socialista. Luego, cuando llegó al gobierno, tuvo la fortuna de disfrutar de una economía internacional como nunca antes habíamos tenido y eso le permitió no hacer socialismo -que no lo ha hecho- pero sí repartir. Y entonces, el reparto naturalmente lo consolidó. Eso es un hecho. A la inversa, ha afectado al Partido Colorado. El Partido Nacional se sostiene más porque es más tradicionalista y a su vez tiene una inserción territorial en el interior más fuerte.
7) ¿No cree usted, como algunos dirigentes colorados -caso de Fernando Amado, por ejemplo- que el Partido Colorado perdió un pie de apoyo que era la centro izquierda?
Si lo miramos en términos de funcionalidad política, no hay duda que el Partido Colorado tiene hoy poco margen de alas, digamos así, que siempre tuvimos. Por ejemplo, cuando el retorno democrático teníamos un pachequismo, que representaba una corriente; el Batllismo Unido, que representaba otra; la Lista 89 de Flores Silva, que representaba otra tendencia... eso desgraciadamente se fue perdiendo porque el gobierno fue uniformando. El gobierno uniforma mucho. Eso es lo que hace poco dijo el presidente Mujica: que el Frente debía cuidarse de que el gobierno no fagocitara al partido, como le había ocurrido al Partido Colorado. Y eso es verdad, porque el gobierno modera inevitablemente. Si uno mira lo que eran los discursos del Frente antes de llegar al poder y lo que fueron después hay un cambio sustantivo.
8) ¿Cree que Fernando Amado es un dirigente que puede crecer y volver a atraer votos de centro izquierda al Partido Colorado?
Eso lo dirá el tiempo. No me atrevo a decirlo.
9) ¿Cómo evalúa el gesto de él de ir a reunirse con Vázquez antes de la segunda vuelta?
Creo que fue un gesto algo confuso. Vázquez ha sido siempre muy hábil en eso de jugar con los contrarios y bueno... diría que es una habilidad de Vázquez y una ingenuidad de los que lo visitaron.
10) ¿Qué piensa del apoyo a Vázquez de Alberto Scavarelli, alguien que fue prosecretario de su Presidencia?
Mire, me reservo la opinión. [Sonríe].
"Un sector importante de la alta burguesía votó al Frente; también acá tenemos ‘bolimillonarios', como dicen en Venezuela" |
11) ¿Le sorprendió?
No.
12) Supongamos que la Concertación gana en mayo la Intendencia de Montevideo, ¿cree que eso configura un escenario en el que una unión de ese tipo pasa a transformarse en una alternativa a nivel nacional?
Eso puede ser, pero creo que el balotaje sigue siendo el mejor sistema, porque define mejor los perfiles y luego está la posibilidad de unirse, mientras que la unión previa genera exclusiones recíprocas. Todavía en el Partido Nacional hay gente muy antibatllista y en el Partido Colorado gente muy antinacionalista. Llevado al balotaje es otra cosa.
13) Pero usted no está a priori en contra de una unión previa entre blancos y colorados.
Bueno, yo diría que el Frente nos ha ofrecido el espectáculo de gente con extraordinarias diferencias ideológicas que se pudo sumar electoralmente, y ha sido un éxito. Quizás los partidos tradicionales puedan hacerlo, pero yo hoy, con un sistema de doble vuelta, lejos de ser beneficioso lo veo de algún modo peligroso. En el terreno municipal la cosa es distinta porque ahí no juegan tantos factores ideológicos.
14) Usted se ha definido como un socialdemócrata, sin embargo en el exterior frecuentemente se identifica al gobierno frenteamplista con la socialdemocracia. ¿Quién tiene la verdad?
Mire, yo creo que en el Frente hay sectores socialdemócratas, pero los socialistas uruguayos no lo son. Igualmente el gobierno no ha operado dentro de la idea socialista, es un gobierno que ha operado dentro de las líneas económicas generales: de aquel Vázquez que iba a sacudir las raíces de los árboles a este de hoy, que no ha realizado cambios estructurales en los sistemas de producción y de organización de la sociedad, ha ido deviniendo hacia el centro. Pero en los últimos tiempos el Frente está más inclinado hacia un peronismo que hacia un socialismo. Esto no lo creé yo, se lo oí a Richard Read y creo que es acertado. ¿Por qué? Porque el espacio público está siendo ocupado progresivamente por organizaciones gremiales, por estructuras corporativas y eso lo aproxima mucho más al peronismo que a una socialdemocracia ortodoxa. Esto pasó en Salud Pública, donde es evidente que el Ministerio estaba totalmente superado y que el propio directorio de ASSE también. Ahí estaba ocupado el espacio público por una organización gremial que manejaba todo.
15) ¿Eso define al gobierno actual como peronista?
Diría que es una tendencia. No me atrevería a decir hoy que son peronistas, sería demasiada palabra, pero advierto una tendencia hacia allí. El gobierno frentista entra como socialista ortodoxo digamos, luego define su compromiso con la economía de mercado, su compromiso con la sociedad liberal, incluso con una convivencia estrecha con la potencia a la que calificó de imperialista históricamente, y eso lo acercaría a un espacio más socialdemócrata, pero luego ha habido, a mi juicio, una tendencia al corporativismo. Eso nos distingue esencialmente. También digamos que el Uruguay todo tiene una estructura socialdemócrata, porque la concepción batllista de principios del siglo veinte es estrictamente socialdemocrática. En Uruguay no se le llamó así, se le llamó batllismo por una identificación con el líder, pero no hay duda de que ese es el inicio de la concepción del Estado de bienestar. Ni siquiera el Partido Nacional, cuando accedió al poder, pudo desmontar eso. El Uruguay es socialdemócrata, y por cierto que yo me identifico con eso porque soy reformista del Estado, no soy destructor de él.
16) ¿Cuáles fueron las medidas socialdemócratas que usted impulsó como presidente?
Nuestra reforma educativa fue una reforma fundamentalmente social, y hecha desde el Estado. Eso es profundamente socialdemócrata, como tantas otras cosas, como los Centros CAIF por ejemplo. La reforma educativa fue hecha con un Estado con un papel central, no con un Estado abstencionista. Con un Estado que trata de influir en el circuito de ignorancia-pobreza, pobreza-ignorancia, tratando de influir en el circuito educativo de los sectores más débiles. Ese es hoy el mayor problema que tiene el Uruguay: hoy la inequidad en el Uruguay es impresionante y ha crecido. Las cifras oficiales muestran eso, muestran que la fragmentación social ha crecido de 32 a 39 %, y la distancia del rendimiento de los chicos del primer quintil de la sociedad con respecto a los del último es espectacular. Se pasa de un 65% en el segundo nivel en Matemáticas a un 7 % y bajando. Allí está el mayor problema y por eso controvierto radicalmente esa constante prédica del Frente de que ha mejorado la inclusión. Creo que es al revés.
"Yo batallé por la despenalización del aborto, en contra del candidato socialista" |
17) La pobreza ha bajado y la indigencia prácticamente se ha eliminado, según los datos oficiales.
Dicen que no hay indigencia, entonces la gente que yo veo durmiendo en la calle o las bandadas de muchachos que veo en los semáforos, los barrios a los que los taximetristas no pueden entrar de noche... ¿ahí no hay más indigentes? Es un fenómeno estadístico. Simplemente hay sectores que a través de la subvención del Estado pasan el umbral de 10 dólares diarios y como consecuencia se dice que ya no son más pobres, lo cual no es así. No han pasado a ser clase media porque no tienen capacidad de sustentación. Hoy eso se reconoce y por eso se habla de "sector vulnerable". En América Latina ha bajado en general la pobreza pero ha crecido el sector vulnerable.
18) También ha bajado el desempleo, por ejemplo. Hay más gente que tiene un trabajo estable y no depende del Estado.
Sí, es verdad. Pero en escolaridad de los muchachos de 14 años, Chile está en 90 % y nosotros en 41 %, por debajo de Paraguay, Bolivia, Brasil y Argentina. Eso es espantoso, a Uruguay nunca le pasó eso. Y también es un hecho, son cifras oficiales. Tenemos una segmentación cada día mayor.
19) Los analistas vaticinaban que la clase media, un sector del que la izquierda uruguaya se nutrió tradicionalmente, podría quitarle su apoyo al FA en esta elección, porque sus gobiernos no la habrían favorecido. Sin embargo, parece que eso no sucedió. ¿Qué opina usted?
Bueno, es evidente que hay un sector fuerte de la clase media que votó al Frente. Y le diría más: hay un sector importante de la alta burguesía que votó al Frente, basta ver los apartamentos lujosos de la Rambla con banderas del Frente para asumir que también acá tenemos "bolimillonarios", como dicen en Venezuela. Esto es testimonial de un cambio de actitud, porque hay gente a la que le ha ido muy bien en estos años.
20) Eso si hablamos de un sector de clase alta, pero se decía que la clase media estaba golpeada.
Bueno sí, creo que hay mucha gente que siente descontento, no creo que esté adherida de un modo incondicional al Frente. Pero cuando un partido llega a los niveles que ha llegado el Frente hay un sector incondicional, ese que anda por un 38 o 40 %, y hay otro condicionado, que opta por un lado o por el otro. Fíjese que psicológicamente era mucha más aventura votar a Lacalle que votar a Vázquez. Cualquier persona que viniera de afuera y mirara la campaña de Vázquez decía: "Este es el conservador". Pintaba un mundo de certezas, de tranquilidad, aclaraba que no habría giro a la izquierda y su primer eslogan de campaña era la continuidad absoluta. Reformismo nada.
21) ¿Lacalle se equivocó con la estrategia de "la positiva"?
No. "La positiva" fue un éxito electoral en la interna, luego fue insuficiente en la nacional. "La positiva" encajó en un sentimiento muy divulgado que es que los políticos se pelean, siempre están como perro y gato, y hay instalado un sentimiento en mucha gente que quiere terminar con eso. Y eso fue lo que le dio la victoria en la interna: "No soy un político que estoy enfrentado a nadie". Eso le dio la victoria frente a un político mucho más tradicional, de liderazgo más clásico, como Larrañaga.
22) Sus adversarios políticos, en los últimos 25 años, le han acusado de tener un discurso para el Uruguay y otro para el exterior. El primero es conservador y de derecha, y el segundo es socialdemócrata.
Yo tengo el mismo discurso afuera y adentro, nunca lo he cambiado. Acá batallé por la despenalización del aborto, en contra del candidato socialista, cosa que todos mis amigos socialistas del exterior todavía no pueden entender. Como tampoco pueden entender que el presidente socialista pensara en el apoyo de Bush hijo para un eventual conflicto con Argentina. Entonces, ¿cuál es el discurso? Diría que es un argumento político, que lo puedo entender en la discusión, pero lo que yo escribo o hablo acá nadie podrá decir que expresa posiciones de derecha. El famoso plebiscito de la ley de Empresas Públicas creo que contó con el apoyo decisivo de la fuerza política que comandaba yo. No soy un estatista histórico pero tengo una actitud reformista del Estado y jamás he abandonado las ideas batllistas. En nuestro segundo gobierno derrotamos a la inflación y volvimos a 4 o 5 % sin haber hecho un shock, como preconizaban todos los economistas liberales o neoliberales.
"Lo que escribo o hablo acá nadie podrá decir que expresa posiciones de derecha" |
23) Pero la inflación había bajado mucho ya en el gobierno de Lacalle.
Mucho no. Primero subió enormemente, llegó al 100 %. Y después fue bajando y terminó en algo así como el 30 %, no recuerdo exactamente. Y nosotros la bajamos al dígito.
24) Una pregunta casi veinte años después: ¿por qué trajo a Fidel Castro?
Es muy interesante, porque Fidel hasta ese momento, desde su visita al Chile de Allende [en 1971], no había tenido una visita oficial a ningún país. En aquel momento había una cierta distensión entre Cuba y Estados Unidos y nos parecía un momento oportuno para intentar acercar las partes. Desgraciadamente, luego eso se frustró a poco de andar porque hubo un incidente con un avión, si mal no recuerdo. Ese fue el sentido de la visita. Siempre tuvimos una política internacional pluralista que nunca condicionó a la estructura del régimen el mantenimiento de relaciones con un país y eso lo mantuvo hasta la dictadura, que tuvo tan buenas relaciones con la Unión Soviética, por ejemplo. [Se ríe]. La razón fue esa.
25) ¿La determinación de invitarlo fue tomada por el gobierno uruguayo sin consulta con nadie?
Cuando mi toma de posesión había venido el vicepresidente de Cuba, y lo hizo con un mensaje de que ellos no querían complicar la vida ni la transición, que Fidel mandaba señales de que entendía como muy positiva la evolución del país... y bueno, ahí nació la idea.
26) Pero me hablaba de que era un momento de cierta distensión entre Cuba y Estados Unidos. ¿No hubo consultas con el gobierno norteamericano previas a la invitación?
No, de ningún modo.
27) ¿Cómo fue su relación personal con Fidel en los días que estuvo acá?
Una relación agradable. Con Fidel hemos discutido mucho pero siempre con respeto y consideración. Tengo muchas anécdotas de Fidel, quizás no de esos días, pero sí posteriores.
28) Usted lo conoció en 1959, cuando fue como periodista a cubrir el triunfo de la revolución.
Cuando él todavía estaba alojado en lo que había sido el Habana Hilton. Estábamos con César Di Candia -él lo contó en un libro hace poco- y lo encontré en un ascensor a medianoche. Entonces le digo: "Comandante, ¿por qué alejó a Urrutia de la presidencia?" "Yo te voy a explicar..." y se encocoró, salimos del ascensor y estuvimos una hora y media... no diría discutiendo, porque yo le metía algunas preguntitas cuando paraba para respirar y él seguía discurseando. Hay algunas anécdotas divertidas. En Chile hay una fantástica.
29) Cuéntela, por favor.
Él estaba peleado con [el ex presidente del gobierno español, José] Aznar, venían en una guerra terrible y a mí me sentaron entre los dos [en una cumbre iberoamericana]. Fue muy gracioso, porque Aznar le dijo: "Comandante, cuando te vistes de civil, por lo menos hazlo bien, no vengas con esa corbata horrorosa". [Se ríe]. Fidel le contestó: "No sé, me traen la ropa y yo me la pongo". "¿Así que tú eres revolucionario y tienes valet? Mi valija me la hago yo. Pero no importa...", dijo Aznar. Se sacó la corbata y se la dio: "Te voy a dar esta, así usas una corbata italiana". Fidel estaba tan azorado que se sacó la corbata y se quiso poner la de Aznar pero no podía, entonces terminé haciéndole el nudo yo. Por suerte no hay fotos de eso. [Se ríe]. Recuerdo otra anécdota también en Chile, cuando viajamos en uno de esos ómnibus de dos pisos, y quedamos arriba el rey de España, Fidel y yo. El rey le dice: "Yo quiero ir a visitar Cuba, pero no puedo porque tú tienes a toda esa gente presa". Entonces Fidel se empieza a defender y el rey a reprocharle, y en un momento Fidel le pide: "No me retes". "Yo tengo todo el derecho a retarte, porque sabes lo que es Cuba para nosotros". Fue media hora de un debate acalorado. Ahí fui solo espectador. Un día me dijo Fidel: "Tú eres mi conservador predilecto". Y le digo: "¿Yo conservador? ¡Conservador sos tú, que hace más de 30 años que estás y no te mueve nadie!".
30) ¿Qué comentario le merece el reconocimiento internacional de Mujica?
Mujica tiene una gran popularidad, que la ha logrado con el estereotipo imaginario que crea. En el mundo hay una gran crítica a la política, a los privilegios de los políticos. Entonces, por oposición, aparece un presidente que vive en una chacra modesta y se viste como se viste, y luce como la contrafigura, digamos así. Eso es indudablemente lo que le ha dado esa popularidad.
"A Mujica le ha generado mucha popularidad el tema de la marihuana porque hay un lobby muy fuerte en el mundo alrededor de ella" |
31) ¿Cree que a Uruguay le rinde eso, o no le sirve para nada?
Mire, yo tengo mis dudas. Lo que también le ha generado mucha popularidad es el tema de la marihuana, porque hay un lobby muy fuerte en el mundo alrededor de la marihuana.
32) ¿Cuál es el lobby de la marihuana?
Los grupos que defienden la legalización y que hasta hablan de los beneficios de su consumo, cuando claramente es un producto nocivo. Eso también le ha significado una contribución a su popularidad. Pero una cosa es popularidad y otra prestigio.
33) Parece ser que Mujica tiene prestigio en el exterior. ¿No lo cree así?
Bueno, puede ser, para mí son conceptos distintos.
34) Y usted dice que influencia tampoco tiene.
Bueno, está a la vista: se ha vivido ofreciendo de mediador con todo el mundo... Pero bueno, eso no me molesta. En el mundo se miden las cosas por imágenes más que por realidades, porque todos sabemos que Mujica no anda todos los días en el Fusca ni mucho menos. Todos sabemos que Mujica tiene custodia y no anda sin ella. Pero por esa imagen que genera en el exterior parece una cosa extraordinariamente inusual, en un país a su vez en que la presidencia ha sido muy republicana siempre. Este no es un país con presidentes privilegiados con aviones de lujo y cosas por el estilo. No digo que Mujica no sea auténtico, aunque en los últimos tiempos el personaje le ha ganado, porque que un presidente vaya a comprar una tapa de inodoro un sábado no está mal, pero que vaya con las cámaras de televisión... eso es exhibicionismo.
35) En algún sentido usted como presidente fue la antítesis de Mujica. Por ejemplo, era muy raro que hiciera declaraciones a los medios a la salida de un acto.
El más reacio a hablar ha sido el doctor Vázquez. Yo hablaba con la prensa tres veces al día, pero off the record. Yo era muy rutinario; llegaba al Edificio Libertad a las 8.30, me iba a las 13, volvía a las 15 y salía a la hora que fuera. Y en todas las ocasiones entraba por la puerta principal y a todos los periodistas, el primer día, les había dicho que estaba abierto a hablar y que me preguntaran todo lo que quisieran, off the record. Tampoco iba a estar todo el día hablando, porque el que habla mucho se equivoca mucho. En eso creo que Mujica es un ejemplo. Yo, las ocasiones en que hablaba, las elegía. En todo caso creo que Vázquez ha sido menos locuaz que yo.
"El que habla mucho se equivoca mucho. En eso creo que Mujica es un ejemplo" |
36) ¿Llamó o hizo llamar muchas veces a redacciones o directores de medios de comunicación para presionar?
Mire, eso es mitología. Recuerdo que una vez, a un directivo de un medio muy importante al cual veía dándole espacios excesivos a la oposición, en un terreno amistoso, le dije: "Mirá, contigo estoy perdido, no tenés miedo porque sabés que soy incapaz de una arbitrariedad. En cambio a estos otros le tenés miedo". Jamás tuve una intervención o una presión. Ahora, que la Oficina de Prensa tenía contactos diarios, sí. Que trataba de difundir las cosas, obviamente. Pero que venga un periodista a decirme que yo lo presioné. He sido periodista toda mi vida y nadie puede dudar de eso.
37) No lo puedo probar, pero le puedo decir que en un medio para el que trabajaba hace algunos años fui testigo de la llamada de un alto funcionario de su presidencia pidiendo que una noticia no se divulgara.
Bueno, puede ser. No sé qué información era ni en qué situación. Esas cosas también ocurren hoy. Hay ciertas situaciones muy delicadas que a veces ocurren, en ocasiones hay hasta razones de Estado. De repente cosas relativas a un banco, un tipo de cambio. Yo nunca lo hice pero algún funcionario de la presidencia puede haberlo hecho, no lo sé. Pero presión, imposible.
38) ¿Cuál fue su principal error como presidente?
Eso no soy yo quien debe juzgarlo, no soy partidario de las autocríticas. Eso es de los regímenes estalinistas. [Se ríe]. Hay cosas que uno siente que hizo mejor, otras que no pudo hacerlas, ningún presidente puede decir que hizo todo lo que quiso.
39) ¿Qué le quedó por hacer?
De todo. En cada territorio en que uno se movió, siempre hubiera querido más. Por ejemplo, nosotros produjimos una baja enorme de la mortalidad infantil, pero hubiera querido llegar a menos. En nuestra primera presidencia la pobreza bajó del 46 al 25 %, la baja más grande que hubo, y uno hubiera querido que bajara más. El poder democrático siempre es limitado, hay que transar muchas cosas.
40) Usted fue en algún momento el político más influyente del país: ideó y lideró la transición a la democracia, fue el primer presidente después de la dictadura, fue el primer ciudadano uruguayo electo dos veces presidente por voto directo. ¿Qué siente cuando hoy ve que pertenece a un partido que ha quedado reducido a su mínima expresión?
Bueno, mire: en primer lugar no soy nostálgico, y no viví una declinación de mi liderazgo porque lo abandoné. Después de mi segunda presidencia dije que no iba a ser más candidato, porque sentía que haber sido dos veces presidente y salir vivo de la refriega en América Latina era casi un milagro. Y a su vez porque sentía que debía dar espacio a los jóvenes, no quería llegar a viejo y que se me dijera que no había dado espacio a la gente. O sea que yo me replegué de la lucha electoral volitivamente, con la convicción a su vez de que mi vida no iba a estar nunca alejada del debate político. También quería dedicarme a otras cosas, como escribir, por ejemplo. Ahora, que la situación actual de mi partido me pesa, por supuesto. Menos mal que gané con Damiani en Peñarol.
Montevideo Portal / Gerardo Tagliaferro
Fotos: Juan Manuel López
Por comentarios: tagliaferro@montevideo.com.uy