Parece que fue ayer cuando salía la campaña "¿Conocés a Juan Sartori?". La verdad es que se conocía poco: que era empresario, joven, que su esposa es rusa y que es amigo del exsecretario de José Mujica, Diego Cánepa.
Y desde allí, Sartori comenzó a recorrer el país, a sumar adherentes, a llenarse de enemigos. Y entre críticas y halagos hoy es, para todas las encuestadoras, uno de los precandidatos que crece.
¿Cuál es hoy el balance de tu llegada a la política con lo bueno y lo malo?
Lo bueno es que un proyecto que nace del primer día donde dije "yo soy Juan Sartori, tengo ganas de aportar algo a mi país y pelear por mi país y por nuestro futuro", está teniendo cada vez más eco en la población. Venimos creciendo y creciendo con un movimiento orgánico que siento con muchísimo entusiasmo y efervescencia. Me da la impresión de que la gente está recuperando una esperanza perdida, una confianza en la política que se había perdido.
Lo malo es que no se cambia de sistema o de personas sin algunos problemas con la vieja guardia. Veo que ese cambio está siendo más resistido de lo que pensaba y que a veces se cae en lo peor de esa vieja política, que son las críticas, las emboscadas, etcétera, en vez de simplemente decir: "Esto es un lugar en el cual todos proponemos ir y que la gente decida".
Lo bueno es que la democracia misma hace que la renovación funcione automáticamente y lo malo es que a veces hay algunos que eso no les gusta.
Hablando de eso, el Partido Nacional puso en la agenda que los precandidatos debían tener militancia previa.
El Partido Nacional que quiero es un partido abierto. Abierto y cercano y en conexión con la gente. Que realmente busque solucionar los problemas de la gente. Para eso lo que menos debemos hacer es encerrar el partido en unas cúpulas que terminan decidiendo como dentro de una burbuja y desconectándose de la población. Qué mejor legitimidad que dejar que justamente los blancos con total apertura a perfiles distintos, a personas distintas, puedan cada cinco años decidir sus autoridades, sin involucramiento de tanto estatuto, de tanta regulación.
Creo que mañana en el directorio, o en todo lo que pueda nuestra corriente aportarle Partido Nacional, siempre vamos a tratar de enfocar más apertura, perfiles distintos. En el mundo entero se dio un movimiento hacia menos políticos de carrera y más personas que puedan aportar una visión distinta al país. Lo que menos hay que hacer este momento es regular y trancar, sino encontrar más cercanía y exponerse más al juicio de la gente.
De todas las medidas que propusiste, fue la de la creación de 100.000 puestos de trabajo la más polémica. ¿Te preguntan en los actos cómo lo vas a hacer efectivo?
Sí, porque en realidad surgió de escuchar a la gente. No fue una propuesta mía sino el resultado de un trabajo en el cual les preguntamos a los uruguayos qué precisaban. Y en todos lados me dijeron: "Falta trabajo". Lo vimos ahora con los últimos números: llegamos al 9,5% del desempleo. Eso no incluye la gente que está subempleada, no incluye la gente que está en planes sociales. La realidad del empleo hoy es que más de un tercio de las personas en nuestro país tienen un problema de empleo y eso hace que se sientan desmotivadas que no tengan acceso a las oportunidades. Cualquier gobernante en el próximo mandato debe tener un plan. No se puede llegar al gobierno el año que viene y no tener conciencia de que algo hay que hacer para favorecer el empleo.
Yo tengo una respuesta muy simple que lo presentamos en nuestro plan de gobierno. Hay una sola manera: hay que generar condiciones para que la actividad privada se desarrolle, para que las inversiones vengan. Eso tiene dos componentes: primero generar condiciones internas, costos más bajos, impuestos más bajos, menos burocracia para poder emprender y para que la gente tenga ganas de volver a invertir. Después hay que ir a buscar esas inversiones de afuera que hace tanto tiempo que no vienen por las mismas razones.
Tenemos un país con todo. Simplemente creo que implementó demasiadas políticas que fueron en contra de la actividad económica, de la actividad privada, y ahí es que el empleo es la consecuencia directa. Revertiendo algunas de esas políticas y haciendo una actividad proactiva de búsqueda y de confiabilidad de inversiones vamos a poder detener empresas que abran de vuelta, gente que vuelva a invertir y eso va a generar los puestos de trabajo.
Sobre el número que se criticó tanto: muchas veces cuando la economía funcionó se crearon 100.000 o más puestos de trabajo. Entonces de vuelta son controversias o críticas que en realidad no tienen ninguna base ni justificación.
El "presupuesto base cero" también resultó polémico.
Eso es una manera lógica de tratar los recursos públicos. En muchos aspectos hay mala administración. Se sabe que el Estado compra mal, que el Estado gasta demasiado a veces, o hasta despilfarra. Entonces tenemos que volver a encontrar una manera de que esos gastos sean justificados. Justificados por la real productividad que puedan tener y no justificados porque siempre se gastó de esta manera. Hoy lo que hace falta es tener más organización, tener más control y el presupuesto cero es una buena manera de hacerlo. Por supuesto, no quiere decir que ese corte afecta a los sueldos, o las prestaciones sociales, ni todas las cosas que son necesarias. Pero todo el gasto superfluo en el cual se va muchísima plata sería bueno empezar a que pasen por pasillo y se analicen antes de volver a validarlos.
¿Qué vas a estar haciendo en julio?
En julio voy a estar, después de un par de días de descanso, haciendo campaña para elección general.
¿Ves posible que el Frente Amplio pierda las elecciones?
El Frente Amplio tuvo 15 años de gobierno y, en algunos aspectos, quizás que correspondió a un momento histórico, hizo ciertas reorganizaciones que fueron buenas. Pero hace tiempo que esas políticas se han agotado en algunos aspectos. Hoy las grandes preocupaciones de los uruguayos son la economía y la inseguridad. Y en esos aspectos tenemos un fracaso total. No estoy hablando de un primer mandato o un segundo mandato. Hablo de hoy. Las políticas que se están implementando hoy no están dando resultados y así viven los uruguayos, en situación de desempleo y de inseguridad.
Entonces lo primero que tenemos que hacer es arreglar lo que está mal, mantener lo que está bien y quizás mejorar lo que está más o menos. Pero no es una contraposición al Frente Amplio. Es realmente tratar de cambiar el rumbo de nuestro país en algunos aspectos. Creo que sobre todo el económico es algo donde nuestro partido y mis propuestas son bastante claras. Tienen un conocimiento de cómo integrarlos al mundo, las tendencias globales, cómo generar condiciones para que la inversión vuelva, para que la gente se sienta con más ganas de trabajar, con más ganas de esforzarse.
Cuando en mi campaña puse todo el énfasis en el trabajo en realidad es en la economía. Porque no solo tenemos problemas para producir sino para vivir. Cuando la vida y los costos están tan caros, a veces quien tiene un sueldo no llega a fin de mes. Eso también hay que revertirlo.
Si nos comparamos con la región hay países que les está yendo mucho mejor que nosotros con políticas que funcionan. Si miramos la comparación, por ejemplo, en costos de combustible, somos el más caro de toda la región. En costos de tarifas eléctricas somos de los más caros de toda la región. En muchísimos aspectos no hemos tenido resultados. Como por ejemplo en la política internacional de aranceles o comerciales en la cual otros países generaron muchísimos acuerdos en los últimos años. No me gusta comparar con el pasado ni comparar con los otros. Me gusta tener una propuesta de cómo aquí en Uruguay nuestro país podría integrarse y vivir muchísimo mejor comparado con nosotros mismos.
Desde el punto de vista político, ¿con quién irías a ganarle al Frente Amplio?
Tengo que ir con mi partido. Lo he dicho siempre: tengo muchísimo respeto por toda la gente que trabaja en nuestro partido. Creo que son mejores todos nuestros precandidatos que cualquiera de los otros partidos. Eso es porque tenemos algunas ideas comunes y a veces con las diferencias internas se pierde la visión, la perspectiva, de que somos muy parecidos y todos queremos que gane el Partido Nacional. En el equipo que pueda hacer si gano la interna habrá lugar para todos esos perfiles que son muy complementarios y que muchos de esos saben cosas que yo no sé.
Entonces, liderar ese equipo del Partido Nacional sería un honor y creo que sabría armar un buen equipo con mucha armonía y no tan enfrentado, sino ver cómo juntos proponemos un país que funcione mejor.
¿Cómo te estás llevando con las críticas?
Tengo la impresión que desde el primer día hay una desconexión total porque cuanta más aprobación de la gente tengo, o sea, cuanto más se valida y legítima que esta nueva manera de hacer política es apoyada por más gente, más rechazo tengo del estatus quo, del sistema.
Un sistema que quizás se había acostumbrado a funcionar de cierta manera y que este movimiento le molesta, o le preocupa, o le asusta, no sé por qué. A mí me demuestra la desconexión. Si cuanto más me apoya la gente más me critican algunos sectores del sistema creo que simplemente lo que no están haciendo es escuchar.
Esa vieja política también es muy rechazada por la gente, cuando se ve tanto hasta en ensañamiento... La gente lo percibe y también le refuerza la idea de que hace falta algo nuevo y distinto en la política uruguaya.
¿Cuando se señaló lo del título no te cuestionaste si era el camino correcto?
No, al revés, porque ya estoy acostumbrado. Es más, cuanto más me atacan siento que más convencido estoy de mi camino. Más necesario me parece. Cuanto más injustos los ataques creo que más me convence de que esto hay que hacerlo de manera diferente. Lo que miro y que lo que me interesa es la aprobación de la gente, no la aprobación del sistema político o la aprobación del sistema mediático. Estoy tratando desde el primer día de ponerme a disposición del país y la gente decidirá en qué lugar me tocará ir. Pero no es algo que viva de manera personal con la presión o el estrés que algunos tienen de que hago si esto no funciona.
¿En algún momento te arrepentiste de haber decidido volver a Uruguay para hacer política?
Al revés. Si me preguntás, en estos meses que llevo de campaña, estoy más convencido y más entusiasmado que antes de esta carrera política. La gran razón es que, para empezar, he vivido la realidad de lo que es la carrera política. Uno tiene que vivirlo para saber realmente cómo lo siente. Y siento un mandato, un entusiasmo más grande todavía por la cantidad de gente que he visto que yo creo que sí podemos ayudarle y darle solución.
Cuánto más estudio el presupuesto y cuánto más veo la realidad en la que vive la gente, más pienso que con buenas decisiones y buena administración podemos realmente cambiar la vida de muchos uruguayos. Y sobre todo el rumbo a nuestro país.
Tenemos un país que tiene todo, que en todos los aspectos podría ser de los mejores del mundo, simplemente con mejor dirección, mejor administración, un poco más de integración. Es lo que está pasando en el mundo, porque por ahí vienen las oportunidades. Podría realmente ponernos en un camino de muchísima prosperidad. Cualquier ataque, cualquier problema que yo pueda sentir, no es nada comparado con la oportunidad que veo de trabajar todos juntos en esa prosperidad.
Mirá el informe de Uruguay 2020.