Un día, el profesor le preguntó cómo había hecho para poner, en el mapa que le había dado, las estrellas y las constelaciones. Le pidió que explicara para dar el ejemplo, el mapa estaba muy bien y los deberes de astrología del liceo completos.
José Serra había llevado un espejo a la azotea de su casa, lo había puesto en el piso y transformó una bóveda celeste en una superficie plana. Él copiaba, obviamente, directo del espejo. Ya había entendido cómo mirar hacia el cielo.
Eran aquellos años en los que era común que nacieran los hijos en sus propias casas y él nació en 1951, en el Prado, con ayuda de una partera. En realidad, no iba a nacer porque tenía el cordón umbilical atado al cuello. Sin embargo, ya lleva más de setenta años vividos.
Él fue el primero de la primera generación de una familia de inmigrantes catalanes en Uruguay. "Esos catalanes vinieron con finalidad de trabajo, de desarrollarse, de formar una nueva familia y echar raíces", dice Serra. Él, su hermano y su hermana, heredaron un poco de todo eso.
Los primeros dos años fueron en el Prado. Después, vivió hasta los cuatro en Nuevo París y en el Centro hasta los 17. A partir de ahí se iría a Malvín hasta el día en que se casó, con veintisiete años.
Pero fue haberse instalado en el Centro lo que le dio, por casualidad, una educación privada en el colegio Seminario. Su padre, técnico en radio y televisión, había puesto su local de reparación de radios y televisiones frente a ese colegio. Fue a partir de ahí que los jesuitas, congregación a cargo, los invitaron a estudiar allí. Empezaron en primaria, él y sus hermanos, y se egresó en el año ´68.
De casa al colegio y del colegio a casa, esa era la vida de José mientras que crecía. Tenía que trabajar, acompañando el trabajo de sus padres. Su formación se basó en el estudio, el trabajo y la familia. "Como el panal, las abejas trabajando en la colmena", dice. Y así salieron adelante.
Cuando el liceo terminó, pensó que quería ser abogado y se anotó a Facultad de Derecho. Después, pensó que quería ser médico y se quiso anotar en el Preparatorio de Medicina. Hasta que lo supo y entendió que quería ser meteorólogo.
Fue a la Escuela de Meteorología y tuvo un buen desempeño.
En primer año se formó como observador meteorológico. En segundo, pasó a ser ayudante y, más adelante, vinieron las especialidades. José empezó a trabajar en la División Nacional de Meteorología. Lo mandaron a Londres y después a Chile a estudiar meterología marina y, gracias a ello, fue nombrado agente meteorológico de puerto, cargo que aún tiene.
A lo largo de su carrera como meteorólogo, José Serra fue inspector de la Red Pluviométrica, fue director del Observatorio Meteorológico del Colegio Pío, profesor en varias instituciones, presidente y vicepresidente de la Asociación Uruguaya de Meteorología.
Actualmente, José es el último meteorólogo que participa de un informativo en televisión uruguaya.
¿Hasta qué punto es relevante la meteorología en una sociedad?
Un meteorólogo puede trabajar en el agro, en agrometeorología. Puede trabajar en meteorología aeronáutica porque un avión no vuela si no hay un meteorólogo en el aeropuerto para darle información. La meteorología marina, lo mismo, la biometerología, climatología, meterología legal, meteorología espacial, instrumental, analítica.
Un meteorólogo puede trabajar en una empresa de autos de carrera Fórmula 1. Hay meteorólogos que están trabajando cuando hay competencias midiendo la temperatura de los neumáticos, de la pista, etc. La biometeorología trata de cómo responden los seres vivos ante la evolución de la atmósfera y los cambios de la misma. Un meteorólogo puede trabajar en un juzgado para actuar como perito ante un determinado caso.
Hay muchas áreas de la meteorología que se desconocen hoy en día. Lo que nosotros conocemos es aquel chanta que dice que mañana va a llover y después no llueve, que dice que va a salir el sol y después no sale. Se desvirtuó. Yo me pasé la vida mirando al cielo, más de veintidos años, y la realidad es que la sociedad hoy depende de la meteorología.
Para planificar el día de mañana, vamos a tener en cuenta el tiempo, siempre. Todo está en función del comportamiento de la atmósfera y del estado de la misma.
¿Ser meteorólogo es ser Licenciado en Ciencias de la Atmósfera?
Acá hay dos grandes areas. Una, es la meteorología profesional. Te egresás como Licenciado en Ciencias de la Atmósfera, pero también egresan los meteorólogos. Cada uno tiene su rol y no podemos prescindir el uno del otro. El meteorólogo es el que está en primera línea hacia el público, el licenciado va a hacer investigación. El que hace la diagnosis y luego la prognosis, es el que está siempre expuesto. Quien se lleva los adjetivos calificativos siempre es el meteorólogo.
Son los que están expuestos, pero están desapareciendo de los informativos, ¿verdad?
Acá está quedando el último. Estoy tratando de permanecer y de que se continúe nuevamente con los meteorólogos en los medios televisivos.
Hay países como Estados Unidos que ya prescinden hace un tiempo de esto.
Sí, pero Estados Unidos también tiene varios canales exclusivamente del tiempo. Hay gente que me dice que lo que nosotros hacemos, ellos lo tienen en el celular en una aplicación. ¿Y quién te pensas que hace esas aplicaciones? Además, no le envidio nada al sistema de pronóstico de Estados Unidos. Sí, la tecnología.
¿Por qué digo esto? Porque hoy, a la atmósfera, por más satélites que tengamos y por más tecnología que tengamos, no la hemos llegado a comprender. A mí cuando me piden el pronóstico para el invierno que viene digo que no lo sé. Por norma, y por cálculo, no podemos hacer un pronóstico por más de 48 horas. Después de este tiempo, es tendencia. Aún no hemos comprendido los procesos físicos, y ahora químicos por la cantidad de elementos contaminantes que el hombre ha volcado a la atmósfera.
La meteorología no es una ciencia exacta y creo que ninguna ciencia, salvo la matemática, que tiene una exactitud muy alta hasta cierto límite, es exacta.
¿Cómo llegaste a la meteorología en prensa? ¿Por qué empezaste a tomarla como parte de tu trabajo?
Por necesidad de desarrollar el Observatorio del Colegio Pío. A mí me pusieron para reactivar el Observatorio, pusieron los equipos de vuelta en funcionamiento, pero yo quería algo más. Quería que volviese a ser referente como antiguamente lo era. Entonces, llamé a una radio y la gente me decía que no me conocía y que no sabía si pasaba el pronóstico durante una semana y a la siguiente me borraba.
La primera fue Radio Oriental. Hicimos una prueba, empecé con un mes y estuve seis años. Después, busqué algunas radios del Interior y era con alguna colaboración. Era salir al aire y dar los pronósticos para que el Observatorio volviese a ser un referente.
En 2017 apareció gente de VTV y me preguntaron si me animaba a pasarles el pronóstico.
¿Hoy qué prensa hacés?
Cada dos por tres estoy en el Cuatro o el Diez, en VTV, en las radios del interior constantemente, a veces en el diario El País y semanalmente en Montevideo Portal, por supuesto.
Me hablás con mucha pasión sobre meteorología, ¿qué encontrás en ella?
¡Todo! Me apasiona todo y me apasiona la docencia. Yo no dicto una clase, no me gustan ese tipo de clases. Yo dialogo, converso, a veces más de lo necesario. Creo que explicándole a una persona puede llegar a comprender mucho más que con un dictado en una clase.
Es explicar, realmente, los razonamientos. Nada hay que aprenderlo de memoria, hay que razonar. Entonces, que las personas tengan el concepto de lo que es la meterología y para qué sirve es muy importante porque estamos en una sociedad que ha perdido el ideal en un grado muy alto en esta ciencia. Los errores que cometieron otros, ahora los estamos pagando nosotros.
¿Por "nosotros" te referís a otros meteorólogos?
No, a la sociedad. Si yo tengo una institución que es del Estado y está mal formada en la meteorología, puede haber pronósticos equívocos y no vas a confiar. El productor rural no va a sembrar porque dieron un pronóstico complejo, o no va a fumigar porque le dijeron que iba a llover y, si después llueve, pierde el producto.
Entonces, si no tenemos ética en nuestra profesión, responsabilidad o profesionalismo, vamos perdidos tanto el el ámbito público como en el privado. Cuando voy a otro país, soy tan reconocido como un médico, un abogado, un ingeniero y acá dicen "mirá este chanta". Eso hay que revertirlo. Pero cuando ocurre un fenómeno adverso todo el mundo nos llama.
¿Cuál es el proceso que recorre un meteorólogo para completar un pronóstico?
El secreto es la continuidad. En ocho años no me tomé nunca un mes de vacaciones, ni un día. Yo tomo a la atmósfera como un paciente que está hoy en CTI, el médico tiene que estar al lado de ese paciente viendo la evolución constante. Donde se descuide, perdés.
Para confeccionar un pronóstico yo necesito de información alfanumérica, codificada, que me viene de todo el Sur. Se hace un ploteo, se ubican los sistemas de baja presión, los frentes, se hace todo el trazado, luego se estudia la altura, las cartas de presión. Luego, se analizan las imágenes satelitales, se estudian los modelos. Después, empezás a trabajar en el diagnóstico de la situación. Una vez que tenés eso, tenés el diagnóstico primario y lo vas ajustando a los departamentos porque el meteorólogo debe conocer el relieve.
Hay que evaluar la atmósfera no solamente en superficie o en altitud, sino tambien tener otros elementos en cuenta. Por ejemplo, el comportamiento del sol.
¿Cuántas variables manejás para hacer un pronóstico y cuánto tiempo tardas en hacerlo?
Entre 1500 y 2500 variables. Entonces, tengo un tiempo de entre tres y cuatro horas para hacer un análisis.
Y todos esos datos, ¿de dónde vienen?
De una estación meteorológica. Uruguay es uno de los países miembros, se emiten datos por hora. En diez minutos, esa información sale del parque meteorológico, va al centro nacional y a un centro general de datos. En menos de diez minutos el mundo sabe y tiene toda la información de Uruguay.
Ahí tenemos información bruta en código. También estoy contactado con el Servicio Meteorológico Argentino, pero además hay otras unidades donde los profesionales recibimos la información.
Entonces, ¿para hacer un pronóstico precisas datos del exterior también?
Yo tengo que tener los datos del sur de Paraguay, Argentina, Chile, Brasil, la Antártida, el Océano Atlántico y el Pacífico.
¿Cuál considerás que fue el pico de tu carrera?
El día que el Centro Latinoamericano de Desarrollo me otorgó el premio Ciudadano de Oro y a la Excelencia Ciudadana.
¿Y el punto más bajo?
El día que tuve que renunciar a la meteorología por discrepancias en cuanto al manejo de la institución que ponía en riesgo la vida de muchas personas.
¿Día más triste de tu vida?
Los días que perdí a mis padres.
¿El más feliz?
Los días que nacieron mis dos hijas.
¿En qué momento de tu vida sentiste mayor libertad?
Ninguno, por ahora nunca.
Algo que la vida te haya enseñado a los golpes.
Muchas cosas, pero seguro a ser humilde, o a intentar serlo.