Jorge Berriel, exnúmero tres del Ministerio del Interior, fue imputado en febrero a pedido de la exfiscal Gabriela Fossati por tres delitos de revelación de secreto. La formalización de la investigación estuvo enmarcada en el caso del exjefe de la custodia policial Alejandro Astesiano.
Berriel supo desde un primer momento que estaba viviendo una injusticia, dice hoy, luego de ser sobreseído de la causa por entender que actuó dentro de la norma. El expolicía solía hablar con Astesiano por temas de trabajo, para coordinar algunas visitas del presidente Luis Lacalle Pou y cuando a Uruguay le tocaba ser anfitrión de otros mandatarios.
Una de esas conversaciones fue porque Astesiano quería saber, a pedido del Lacalle, a dónde había ido su expareja Lorena Ponce de León en julio de 2022.
Para Berriel, cada mensaje que llegaba por parte de Astesiano era una orden, porque era su referente de servicio y porque la Policía suele colaborar con la custodia presidencial, ya sea prestando personal o realizando tareas de coordinación. El exjerarca policial pensó que ese pedido del excustodio era uno más de los tantos que le hacía.
Una vez imputado, cuenta Berriel, sintió durante varios meses la impotencia de saber que no era cierto, que él estaba siendo acusado por hacer su trabajo. El impacto fue a nivel familiar y también político, porque —recuerda— el presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, hizo una conferencia para hablar de la “corrupción” policial. Ahora Berriel reclama que se disculpe.
En entrevista con Montevideo Portal, asegura que la formalización de la investigación a cargo de Fossati “tuvo algo raro”, pero prefiere no sacar conjeturas.
¿Cómo vivió estos meses?
Horrible, horrible porque fue un procesamiento y una formalización completamente injusta que se sabía desde el comienzo. Mirá, yo no soy una persona de llorar; cuando voy a llorar me atraganto y sigo, pero desde que empezó todo esto siempre tuve ganas de llorar y nunca pude.
¿Impactó a nivel familiar?
Ni que hablar. Tengo una madre, además de mi esposa. El resto de mi familia tiene redes, vieron lo que ponían y cómo se referían a mí. Y lo peor, lo que estaba de fondo, es que yo sabía que no había hecho nada. Cuando uno se manda una macana, bueno, tenés que ir al frente pero cuando no hacés nada y te comés un garrón... Yo qué sé, no es justo.
¿Por qué cree que la Fiscalía, en el caso preciso la exfiscal Gabriel Fossati, pidió la formalización de la investigación?
La verdad que no sé y no quiero hacer conjeturas. La señora fiscal se fue de la Fiscalía, hizo su vida y ahora se lanzó a la política. Esos son los hechos, después cada quien saca sus conclusiones. O sea, pasás raya. Pero además yo no estoy en la cabeza de la fiscal; ella sabrá por qué decidió imputarme.
¿Cree que se “precisaba” un personaje como policía corrupto?
A mí me pusieron como el policía más corrupto del país, de eso no hay dudas. Eso te impacta a nivel personal y después, a nivel de trabajo, porque a mí me destituyeron. Si bien yo ya estaba retirado, quieras o no era un ingreso. Pero es lo que te decía, lo peor es cuando sabés que no es justo.
¿Va a seguir trabajando?
Estoy evaluando alguna opción como particular, pero no hay nada concreto. A tu pregunta, la respuesta es nada porque no tengo nada confirmado ni firme. Además soy ingeniero pero un ingeniero de 60 años, ¿quién lo va a querer? Mirá, yo estuve preso en 1985 porque nos tiroteamos con un par de personas. Fue una cagada y la pagué. Pero esto no solo te destruye la vida más material, es decir, tu familia o tu trabajo, sino que te hace paté la cabeza. No dejás de pensar “por qué me pasa esto a mí”.
¿Y el sobreseimiento cómo lo vivió?
Todavía no he caído, porque fue un hecho muy rápido. Con mi abogado [Juan Fagúndez] presentamos el pedido de absolución y enseguida salió. Eso me deja a entrever que hubo algo raro en la formalización que hizo Fossati. Fue algo raro.
¿Qué cree que fue lo raro?
No sé, realmente no lo sé y te digo sinceramente porque me gustaría saberlo. Lo único que sé es que me pusieron como el policía más corrupto del país.
¿Cómo vio las reacciones del ámbito político en su momento?
Mirá, a nivel del Partido Nacional no hubo mucho ruido porque con mi destitución el tema se terminó. Pero el señor Fernando Pereira, presidente de Frente Amplio, que a boca muy liviana reunió a su plana mayor y trató a la cúpula de la Policía Nacional como corrupta y el único que fui imputado fui yo. Y hoy, como ciudadano libre de este país, le exijo a Fernando Pereira que de la misma forma salga y se disculpe.
¿Hubo un uso político?
Yo no soy político ni hacía trabajo político, yo era policía. Me destrataron y pasó lo que pasó. La política va hasta el momento en que te empiezan a dar por la cabeza a tu persona. Además, Pereira habló de corrupción en la Policía y yo estaba siendo investigado, porque una cosa es imputado y otra condenado.
¿Nadie se comunicó con usted?
Nadie. Yo espero que haya un pedido de disculpas, que se retracte. Porque si uno hace un circo para señalar a alguien, tiene que hacer lo mismo cuando las cosas cambian. Es un tema de códigos, de nobleza y de principios. Se equivocó, porque habló de la cúpula de la Policía y el único imputado había sido yo. Hoy estoy libre.
Sobre el viaje de Lorena Ponce de León, ¿cómo se solía trabajar en esos casos?
Yo no tenía por qué saber, pero cuando ellos se quedaban cortos de personal, porque el personal policial es finito en todos lados y más los que están a la vuelta del presidente que son de extrema confianza, pedían colaboración y se les daba. A veces era en el interior del país, en Montevideo o a través de determinadas investigaciones.
A mí me llegó un mensaje pidiendo ayuda para saber dónde estaba y entendí que tenía que colaborar. Si yo no hubiera hecho eso o le hubiera dicho que no, estaba en falta porque no estaba haciendo mi trabajo.
¿Cómo era el vínculo con Alejandro Astesiano?
Profesional y un referente de servicio. No era que hablara en nombre del presidente, pero sí tenía potestades de dar órdenes en determinados casos. De nuevo, era un referente de servicio y cada vez que habló conmigo fue desde el absoluto respeto y por cosas de trabajo. Es más, la gran mayoría era por cambios de personal, armamentos, coordinación de determinadas visitas. A veces miro las conversaciones y hasta me río porque es increíble que por hacer mi trabajo haya sido investigado.
Pero había bromas referentes al Frente Amplio.
Eso, pero nunca tuvimos charlas personales más que alguna broma sobre determinados temas de actualidad. Pero como cualquiera; o sea, vos con tu jefe podés bromear por WhatsApp y eso no es un delito.
¿Piensa hacer una demanda?
Está en manos del abogado y si pasa va a ser en febrero. Será contra el Estado y alguno que en redes sociales habló de más.