Por César Bianchi
@Chechobianchi
Fotos: Juan Manuel López
En 2015, en su casa de Montevideo, Jorge Barrera me dijo para este espacio de entrevistas de perfil, que se pasaba horas y horas estudiando sobre derecho penal porque no quería transformarse en un mero "saca-preso". Habló de algunos casos puntuales que lo tuvieron como abogado como el secuestro de Milvana Salomone o el crimen de la joven argentina Lola Chomnalez en Valizas. Dijo que coleccionaba habanos cubanos y dominicanos, que cuando joven era un flaco -sí, flaco- goleador y hasta andaba bien en básquet, dijo que no concebía la vida sin Jesús (integra el Opus Dei) y que Dios, a quien lo definió como un amigo, es manya.
Tres años después, en su casa de veraneo El Diez (en homenaje a Bengoechea, claro) en Solanas, Barrera aceptó otra extensa entrevista, interrumpida apena por la llamada del representante Gerardo Rabajda y casi al final por el embajador uruguayo en España, Francisco Bustillo, bolsilludo él. Barrera dejó en claro que sigue ejerciendo como abogado penalista y que extraña la docencia, que ha intentado conseguir la unidad en el consejo directivo de Peñarol aunque todavía no ha podido terminar con las "chacras" y celos internos y, adelantó, que al día de hoy no piensa en un segundo mandato, sino más bien en volver a la aulas con estudiantes de abogacía y abogados recién recibidos en cursos de maestrías. Eso sí, sueña con dejar al club "en las puertas del Quinquenio".
También se refirió a episodios coyunturales y recientes: el malestar de la hinchada por las dilaciones en la renovación de Lucas Viatri (arreglada un día después de la entrevista), el por qué de la no llegada de "Cachila" Arias, o cómo se lleva con los dirigentes de la oposición. Barrera también defendió al expresidente de Peñarol, Juan Pedro Damiani, y dijo que las sospechas del periodista argentino Hugo Alconada Mon no tienen asidero y tuvo una mirada "parcial" cuando dijo que en sus investigaciones suele toparse con el estudio de Damiani. Aseguró, después de dudar unos segundos, que él pondría la manos en el fuego por Juan Pedro, su amigo.
-¿Cómo concilia su tiempo como presidente de Peñarol y sus tareas como abogado penalista?
-Siendo muy ordenado. Este cambio implicó que sea obligatorio tener un horario diario, con toda la flexibilidad de la materia penal porque nunca sabés cuándo va a haber audiencia, a diferencia de otras ramas del derecho que sabés que tenés audiencia de lunes a viernes. Le dedico las horas que necesita el estudio para poder darle un buen servicio a mis clientes, y además porque amo el derecho penal. Pero sí tuve que recortar mis horas de docencia en materia penal. No dejé del todo la docencia porque me interpela mucho el diálogo con los alumnos. Tanto en la Universidad de Piura, como en la Universidad de Montevideo o en la Austral doy clases en posgrados, lo alumno ya son abogados, pero me hace cuestionarme y me obliga a estar al día. Si no ejerciera la docencia no creo que estuviera tan al día.
Soy ordenado y delego. En el club tengo gerentes que son apolíticos y que cumplen una función que le ha permitido al club dar un salto cualitativo muy importante. Tengo reuniones de coordinación y estoy en las decisiones políticas importantes del club y en el día a día me respaldo mucho en la profesionalización. Y la clave de haber tenido un año muy exitoso en lo local es que en la participación de los demás sectores políticos del club haya también responsabilidades.
-¿Cuál es el criterio para tomar un caso personalmente, considerando que ahora le dedica menos tiempo a la abogacía?
-El estudio sigue funcionando y trabajando. Los criterios para defender personalmente un caso son dos: que sea un cliente histórico del estudio y que contribuyó desde el inicio a su crecimiento, porque es de bien nacido ser agradecido y sería retribuir la fidelidad, y el segundo criterio es la rentabilidad económica. En este país donde le preguntás a alguien que le va bien cómo anda y te dice que "la va llevando" y donde el tema económico es un tabú, te lo voy a decir con claridad: para que yo agarre un caso, la rentabilidad por esa dedicación tiene un peso. A los nuevos clientes les digo: "Si querés que me dedique intensamente, tiene que haber una ecuación horas/rentabilidad que me rinda".
"Hoy priorizo los clientes históricos de mi estudio, los que contribuyeron a su crecimiento. A los nuevos clientes les digo: 'Si querés que me dedique intensamente, tiene que haber una ecuación horas/rentabilidad que me rinda'"
-¿Cuál es su límite a la hora de elegir involucrarse con un caso o aceptar defender a alguien?
-Parto de la premisa de que es consecuencia de una democracia y un estado de derecho que todos tengan la posibilidad de tener una defensa penal. El día que perdamos de vista eso empezaremos a perder libertad y democracia. Si no somos capaces de admitir que cualquier ser humano tiene que tener la posibilidad de ser asistido penalmente, bueno... el día que empiecen con restricciones, hoy empiezan con esas restricciones, pero mañana no sabés cuál es el límite. Porque si hay determinados delitos que no se pueden defender, mañana esa lista se puede ampliar, y mañana esa lista puede llegarle a un amigo o familiar tuyo, hasta que te llega a vos. Yo soy lus naturalista: creo que la Constitución reconoce derechos, no da derechos. Los derechos humanos son inherente a un ser humano, no dependen de la organización política que se da una sociedad. Partiendo de esa base, ¿a qué casos les digo que no? A aquellos en los cuales, ya sea por convicciones personales o por relaciones personales (tener que ir contra otro que es un amigo), sienta que no voy a dar una buena defensa. Lo cual no quiere decir que esa persona no tenga derecho a tener una defensa, pero no sería la mía.
-¿Y si la paga es buena, pero sabe que es culpable de lo que se le acusa?
-En materia penal hay que distinguir dos cosas: quien no ha cometido delito tiene que ser exonerado, y quien ha cometido delito tiene que tener una pena justa. La misión del penalista no es ocultar delitos, es conseguir una pena justa, que se enmarque dentro de los parámetros que establece el derecho penal. Ahora, por convicciones personales hay determinados casos en los que me sería muy difícil poder defender a alguien...
-¿Por ejemplo?
-Por ejemplo, violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. Salvo que esté convencido de que la persona no cometió ese delito. He rechazado varios ofrecimientos por ese tema. No sentiría que los defendería bien.
"Me iría orgulloso dentro de dos años si logramos tener un club con una unidad tal que dirigentes, hinchas, jugadores, funcionarios y cuerpo técnico no se mire nadie con desconfianza. Y si puedo terminar con la existencia de chacras"
-¿Se imaginaba un presente deportivo tan venturoso en su primer año como presidente de Peñarol? Y no sólo en fútbol...
-Gané las elecciones el 8 de diciembre de 2017, y Peñarol salió campeón uruguayo al otro día, el 9 de diciembre. Asumí con la primera copa ya ganada, el 27 de diciembre. El primer clásico que fue por una copa de verano lo ganamos, el segundo clásico era el que más me importaba porque era la primera vez que disputaba la Supercopa del fútbol uruguayo en su historia. Me importaba por el deber histórico de Peñarol: ganar esa primera edición de la Supercopa. Cuando en 50 años se analice la historia, y se vea el historial de la Supercopa -como se hace ahora con la Copa Libertadores de América- y se vea quién fue el primero que la ganó, dirá Peñarol. Al ganarla sentí mucha paz. Y eso fue importante para ratificar las convicciones que yo tenía respecto a la realidad del club, porque es claro que no es lo mismo estar de presidente en un club que gana, que en uno que no gana. Se administran pasiones, no sólo cosas racionales. Todo lo que puedas hacer a nivel institucional luce distinto si ganás el domingo.
Entonces, todo lo que tenía pensado llevar adelante en materia social en 2018 fue importante porque teníamos el crédito de la victoria deportiva. Hicimos un trabajo con todas las peñas de socios para la vuelta a clases, hicimos por primera vez la campaña de donación de sangre en coordinación con el MSP, hicimos la campaña del abrigo, acciones sociales durante todo este año y en cada lugar que fuimos quisimos dejar la marca Peñarol. Todo eso fue posible porque hubo éxitos deportivos, y dado que nos iba bien, la gente nos apoyaba en esas obras.
Pasando raya del primer año: conseguimos el Campeonato Uruguayo (segundo consecutivo), bicampeonato en fútbol femenino, fútbol sala femenino también campeones, se creó el handbol femenino y fuimos campeones, después de 20 años se volvió al básquetbol y fuimos campeones invictos en el DTA. Recuerdo cuando vino Luis De María y me dijo: "Confiá en mí que durante tu gestión volvemos a la Liga" Federal de básquetbol. Le pregunté cómo y me dijo que teníamos que armar un cuadro en la DTA que practique para el Metro, y le dije: "Te voy a poner dos condiciones. La primera, el plantel tiene que ser competitivo, porque si se va a usar la camiseta de Peñarol tiene que ser competitivo, y segundo, tiene que ser autofinanciado, porque no puedo dejar de traer un futbolista por comprar un pase para la DTA".
¿Si me sorprendió? La vorágine de trabajo y decisiones a tomar, la combinación de mi trabajo profesional con el club hicieron que las cosas pasaran más rápido y tuviera poco tiempo para el análisis... Por otro lado, me dio mucha alegría, primero por los que confiaron en mí, segundo, por todos los hinchas de Peñarol que querían que después de 21 años tuviéramos un bicampeonato y un año redondo. Y en tercer lugar, me dio alegría porque uno también tiene temores. Uno puede hacer una buena gestión y no tener resultados deportivos; no será lo mismo si la pelota pega en el palo y entra o si pega en el palo y sale. La pelota no entra por azar, como dice el libro de cabecera para los dirigentes (NdeR: se refiere al libro "La pelota no entra por azar. Ideas de management desde el mundo del fútbol, del catalán Ferrán Soriano) pero el azar, en partido tan finitos, puede cambiar un resultado. Entonces, uno tiene temores... Haber tenido un primer año redondo me dio tranquilidad interior para los dos años que vienen.
"La situación económica del club es complicada, como la de la mayoría de los clubes uruguayos, y comparada con la situación de colosos de América. Ahora, Peñarol cumple, paga, no puede hacer gastos desorbitantes, pero ha mostrado tener una economía ordenada"
-¿Qué ha sido lo más difícil hasta ahora? ¿Qué es lo que todavía le cuesta o puede confesar que no ha podido?
-Adelgazar.
-Jaja, ¿y dentro del club?
-(Piensa) Creo que establecer confianza entre todos los actores es lo que más me ha costado. Confianza entre mis pares, confianza con los jugadores de que esto no es una lucha de unos contra otros, hacerles ver que tenemos el mismo objetivo. Confianza con la gente que pueda apoyar o tratar de entender que hay medidas que se tienen que tomar que son tan duras para el hincha o el socio como para el dirigente, pero son tomadas por el bien de la institución. Lo que más me cuesta trabajo y por lo que me iría orgulloso dentro de dos años sería que más allá de los resultados deportivos, logremos tener un club con una unidad tal que dirigentes, hinchas, jugadores, funcionarios y cuerpo técnico no se mire nadie con desconfianza sino que sienta que pueden haber distintas opiniones, pero que todos queremos lo mejor para el club. Y terminar con la existencia de chacras. "En tal área no te metas porque es mía, lo tuyo es aquello". Eso es lo que más me cuesta, y ojalá al terminar mi mandato pueda decir que, además de los logros deportivos, el club tiene unidad.
Porque además hay una cosa: todos los hinchas de Peñarol queremos lo mismo, que es ganar y ser campeones. Lo nocivo para el club es que todas las decisiones sean tan públicas que le generen un daño a la institución, y que no haga perder el norte. El domingo tenés que estar abrazado y gritando el gol con aquel que discrepaste o tenés matices. Por eso me encantan algunas definiciones de Mario Saralegui, que además es mi amigo. Después de las elecciones Mario me dijo: "Jorge, no te olvides que Peñarol unido es invencible". En otro momento, hablando de la relación con Nacional, me dijo: A Nacional no hay que odiarlo, hay que ganarle", y filosóficamente me gustaría que todos los hinchas pensáramos así.
-El hincha parece estar preocupado por la escasez de contrataciones. La única alta es Jesús Trindade, el lateral que vino de Racing, pero nada más. ¿Qué se le dice al hincha?
-Que tenga mucha confianza, que el técnico fue muy claro conmigo: que él no quería desmembrar el equipo y que las únicas contrataciones que necesitaba eran aquellas que repusieran a jugadores que se habían ido. Se fueron tres (Carlos Rodríguez, Maxi Rodríguez y Lucas Viatri), de los tres, uno tiene chances de venir y soy biológicamente optimista, como decía Cataldi, de que vamos a llegar a un acuerdo (NdeR: se refirió a Viatri, quien arregló su continuidad por un año ayer miércoles 16 a la tarde), y vendrían dos reposiciones interesantes que darían un salto de calidad, o que mantendrían el mismo nivel de los que se fueron, porque los que van a venir, ya están haciendo pretemporada.
-Pero han habido dos grandes novelas este período de pases: la de Viatri, que sí, que no, que se acerca, que se aleja; y el clamor popular por Ramón Arias para la defensa. ¿Qué me puede decir de estos casos?
-El clamor popular de Arias, como hincha lo comparto. Actué como presidente, le pedí a Alejandro Ruibal que hiciera la gestión en silencio, pero oficial, de parte del club, para traerlo. Cuando fueron varios los millones de dólares que el equipo árabe (Al-Ettifaq) nos pidió para darnos el jugador, lo que hicimos fue invitarlo al cuadro a que conozca el Uruguay y vengan a jugar un partido. Pero insisto: estamos hablando de varios millones de dólares que nos pidieron.
-En el caso del "Cachila", una fuente me dijo que, en realidad, Carlos "Tío" Sánchez no quería ningún jugador asociado al período de Leo Ramos como DT del club, y que además, Arias era un jugador que se enfrentaba a los dirigentes, que tenía un perfil sindicalista por sus reclamos...
-Eso es absolutamente falso. Cuando estábamos en esta situación, Rodolfo Catino ya estaba hablando con el "Cachila" Arias, en silencio. Ahí le dije a Ruibal que se contactara directamente con el club y cuando nos pidieron demasiado dinero, desistimos. Pero la gestión se hizo, paralelamente al clamor popular, no fue que nos movimos porque había un clamor. Y lo de Viatri... hay una cuestión muy clara: los recursos en los clubes son escasos, y evidentemente si tuviera la situación económica que tiene River, Boca, San Pablo o Flamengo, podría pensar en que el problema de no adquirir jugadores es por ineficiencia de los dirigentes. El problema está en que entre el amor del hincha y poner al jugador en la cancha, hay un contrato que firmar y que cumplir. Y durante este año de mi mandato, se pagaron los 12 salarios (mensualidades) a los que nos habíamos comprometido en tiempo y forma. Mirá, el 4 de enero de 2018 fue el consejo directivo en pleno a Los Aromos, les dijimos a los jugadores mirándoles a la cara: "Les vamos a pagar los 12 salarios, van a recibir sus salarios en tiempo y forma". Terminó el año y se cumplieron los 12 salarios. Sería una estafa al hincha y al trabajador que sobre promesas que no puedo cumplir, solo por satisfacer la alegría del hincha por un par de meses, lo traigo igual sabiendo que después no le voy a poder pagar. Cuando al tercer mes no le pueda pagar, ¿cuál va a ser el reclamo del hincha? "¡Pagale el sueldo!". Entonces, si vos tenés que manejar recursos escasos, tenés que tener presente que la contratación y la sed del hoy tiene que ir de la mano del cumplimiento del mañana.
-Da la impresión que con Juan Pedro Damiani el club era netamente presidencialista, y él tomaba todas las decisiones, muchas veces sin consultar o ignorando a los dirigentes de la oposición. Se lo criticaba por eso. Y desde afuera parece que usted es más conciliador, que escucha a todos los dirigentes, que hay buena sintonía en las distintas alas de la comisión directiva. ¿Es tan así como parece?
-Como dije más temprano: es de bien nacido ser agradecido. Yo soy presidente de Peñarol porque el sector político que encabeza Juan Pedro Damiani confió en mí para ser candidato a presidente. Pero cada presidente tiene su impronta. Y lo vemos en la política del club y en la política nacional: puede haber varios precandidatos de un mismo partido con improntas totalmente distintas. Si mi objetivo, como te decía, es dejar el club en dos años con confianza entre todos, lo que hago lo hago porque estoy convencido que es el camino que debe transitar el club. Yo tengo muy buena relación con todos los sectores del club, lo cual no implica que a veces no me agarre broncas internas, pero a la hora de tomar decisiones institucionales, todos han estado a la altura de las circunstancias. Por eso hay responsables en distintas áreas, importantes en la vida del club, que vienen de distintos sectores. Tanto Marcelo Areco (Movimiento 2809) en deportes menores, Víctor Bedrossian (Sentimiento 1891) en fútbol sala o Alejandra Mazurkiewicz en fútbol femenino tuvieron su responsabilidad propia y su autonomía, siempre bajo mi coordinación. Tampoco puedo dejar de destacar el aporte del área económica, de finanzas y contratacione: (Isaac) Alfie, Evaristo (González), el contador (Eduardo) Barbieri y Álvaro Queijo. Espero que este año pase lo mismo.
"Las manos en el fuego las pongo por todas las personas que son mis amigos, y en quienes confío. El día que deje de confiar en un amigo, dejará de ser amigo. Y Juan Pedro es mi amigo".
-¿Cómo es su relación personal con Rodolfo Catino, el vicepresidente, o con Ignacio Ruglio o Marcelo Areco, todos excandidatos a presidente? Se lo pregunto porque alguien me dijo que esa unión no era tal, que el club no estaba tan unido como se mostraba hacia afuera...
-Para pelearse tienen que haber dos partes, y mi parte, en estos tres años, no va a estar. No quiero tener disputas con nadie, porque el objetivo central es Peñarol. Puedo tener matices o diferencias, pero esos matices no tienen nada que ver con una tirantez o no diálogo. De mi parte hacia otros no hay ningún problema, capaz que desde otros hacia mí, sí. Creo haber sido lo suficientemente amplio en este año como para poder generar un ámbito en el cual se me hagan los planteos correspondientes. Durante este año, con cada sector o compañero del consejo directivo hemos tenido intercambios, y visiones distintas, y sí hay fuertes debates internos... mucho más de los que se publicitan. Pero ese es el Peñarol que quiero: participativo, plural, pero a la hora de tomar una decisión, de unidad. Quizás el que te dijo eso, te habrá dicho: "No todo lo resolvemos en dos minutos". Claro que todo es perfectible, y se puede estar más unido todavía. ¿Sabés qué pasa? Como dice un amigo: la confianza sube en escalera y baja en ascensor. Ahora estamos en la escalera de la confianza, entonces quizás haya dificultades para subirla, pero creo que estamos subiéndola.
-¿Cómo están las finanzas del club? Alguien me dijo que el próximo balance del club evidenciará una deuda de 45 millones de dólares entre las del club y del Campeón del Siglo, y que la situación económica de la institución es muy delicada.
-No, no, no... Yo digo: 12 meses, se pagaron 12 salarios, o sea que se cumplió con el plantel, con los funcionarios, con todos los que tienen actividad en el club. La mayor parte del pasivo se ha refinanciado y se está pagando, o sea que Peñarol no está en cesación de pagos, sino que ha tenido una cultura de cumplimiento que genera credibilidad. Por lo tanto, la situación económica de Peñarol es complicada sí, como la de la mayoría de los clubes uruguayos, y es complicada comparada con la situación de colosos de América y el mundo. Ahora, Peñarol cumple, paga, no puede hacer gastos desorbitantes, pero creo que ha mostrado tener una economía ordenada.
-¿No hay una deuda de 45 millones de dólares?
-No, se está haciendo el balance, pero desde mi punto de vista esa cifra es una locura. Creo que la misma persona que te dio esa cifra es la misma que te dijo que el club no estaba tan unido, porque siempre hay gente que está en sintonía y hay gente que legítimamente puede no estarlo. Yo en vez de dedicarle tiempo a situaciones que no son reales, me pongo a pensar en cómo construir más. No sé en cuánto estará el pasivo, en estos días se hará el balance y lo sabrán todos los peñarolenses. Está trabajando la comisión fiscal, está trabajando la gerencia financiera, y quienes se dedican al área económica. Pero se están cumpliendo con las obligaciones. Caos no hay. Te digo más: hace 10 minutos llamé al gerente de Finanzas del club para saber a cuánto ascendían los reclamos para poder empezar el campeonato, y todos los reclamos ascendían a 16.000 dólares. Mandé pagar todo para ir al clásico del 21 de enero, por más que sea amistoso, con la tranquilidad de que no haya reclamos pendientes.
"Soy un amante de la libertad. Un liberal, republicano, que no entiende la sociedad sin la vigencia de un estado democrático... Me definiría como un artiguista en la recomendación que le dio (Artigas) a los diputados: 'Promoverá la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable'.
-El periodista argentino Hugo Alconada Mon dijo hace unos días a varios medios que cada vez que se pone a investigar un caso de corrupción en Argentina, siempre algún dato lo trae a Uruguay. "Incluso hay estudios, como los del expresidente de Peñarol, Juan Pedro Damiani, con los que vuelve a chocar una y otra vez", decía el cronista de El País. Dijo Alconada: "Ellos justifican a constituir sociedades y no se hacen responsables de cómo se usan esas sociedades". Se hizo un silencio y levantó los hombros, según consignó el periodista Tomer Urwicz. Damiani es su defendido, lo fue cuando fue llamado a declarar por la participación del estudio de Damiani en la ruta del dinero K. ¿No es llamativo que en más de un caso de corrupción aparezca el estudio de Damiani?
-Lo que dijo Alconada que se le contestó es cierto: se constituyen sociedades y se les consultan, pero el destino que se le dan a esas sociedades corresponde a quien la usa. La vinculación del estudio de Damiani con la República Argentina no es nueva ni nace con Juan Pedro, viene de la época de cuando el contador (José Pedro Damiani) tenía hasta un banco en Argentina. Por lo tanto, es lógico que si vos tenés en otro país al dueño de un banco que ofrece servicios en Uruguay, ¿a quién vas a acudir? A quien además podés atenderlo y verlo porque tenés un banco, y te da seguridad económica y seguridad jurídica estando en tu propio país, como es Argentina. Quiere decir que la tradición del estudio Damiani y su vinculación con Argentina es muy anterior a todo este tipo de situaciones.
La segunda, es como que vos digas: "Resulta llamativo que X cantidad de delitos económicos los defienda Barrera". Sí, ¿y? Presto un servicio. ¿Qué es lo llamativo? ¿Por qué me consultan a mi o por qué me llaman? Y bueno, porque trabajo desde el marketing en esa zona, trabajo en acuerdo con estudios penales argentinos de cuando hice mi maestría en derecho penal allá, y hay muchos argentinos que yo defiendo en Uruguay, y eso es la consecuencia lógica por haber tenido contactos comerciales en Argentina. Bueno, el estudio Damiani tiene muchos clientes argentinos con sus situaciones empresariales en Argentina, y si vos te ponés a comparar el porcentaje de quienes tienen alguna situación con la Justicia argentina sobre el total de clientes argentinos que tiene, verás que es ínfima la cantidad. Vos me decís: "Bueno, pero no te resulta llamativo que 1, 2, 3..." y yo te digo: "¿Te parece llamativo que sean tres en 5.000?".
Lo que le pasó a Juan Pedro me puede pasar a mí en el ejercicio de la profesión. Yo defiendo a alguien en una causa y luego otro comete otro delito distinto al que me vino a consultar a mí. ¿Yo qué tengo que ver? Yo presté un servicio. También me llama la atención que cuando Alconada Mon hace referencia a Uruguay, y a los argentinos que tienen inversiones en Uruguay, le preste más atención al canal de estructuración jurídica que al cliente. Esto es: la corrupción hay que combatirla siempre, los capitales si son espurios, hay que combatirlos. Ahora, si en Uruguay se pone a analizar la normativa antilavado, y los cambios que ha tenido Uruguay en cuanto a lavado de activos, verá que Uruguay sin lugar a dudas mejoró exponencialmente. Creo que para hacer un análisis general, hay que poner todo arriba de la mesa. Hoy casi no hay actividad económica que no obligue a tener un oficial de cumplimiento, y eso está pasando hoy en todo el país con una regulación estricta. Y te digo más, nosotros como club tenemos el asesoramiento de Leonardo Costa, para mí el especialista más importante de América Latina, porque el estudio de Costa asesora a otros gobiernos de América. Fijate que en otros países lo llaman a él para que asesore en materia de antilavado y él asesora a Peñarol, entonces eso indica que las cosas se están haciendo bien. Por eso creo que la opinión de Alconada Mon es absolutamente parcial.
-¿Puede poner las manos en el fuego por Damiani?
-(Piensa un rato) Las manos en el fuego las pongo por todas las personas que son mis amigos, y en quienes confío. El día que deje de confiar en un amigo, dejará de ser amigo. Y él es mi amigo.
-En diciembre de 2020 habrá elecciones en Peñarol. ¿Tiene decidido buscar la reelección? Me dio a entender que termina su mandato y vuelve a ser abogado full time.
-El escenario más probable es ese... Yo tengo obligaciones familiares, personales, laborales. Te imaginarás que no puedo decidir ahora qué voy a hacer en 2020, pero como primera reflexión, te diría que no voy a seguir. Lo que sí me encantaría es -además de la confianza entre todos- dejar en las puertas del quinquenio al club. Eso sí me encantaría.
Mirá, cuando fui vicepresidente de la AUF tenía los votos para seguir y preferí volver a Peñarol, y fui el único que no siguió (teniendo los votos) en 2014. Fui diputado (por el Partido Colorado), fui presidente de la Asamblea Representativa de Peñarol, fui vicepresidente de la AUF... en todas las actividades, cuando dije que me retiraba, lo hice. Forma parte de mis convicciones, porque el poder no da felicidad. Veo que pasa mucho que mientras existe la carrera por la adrenalina por la conquista de posiciones de poder, uno siente que es tocar el cielo con las manos si se conquista. Y luego que estás ahí y te das cuenta que son más obligaciones que derechos y más responsabilidades que beneficios, si lo hacés a conciencia y con dignidad, te das cuenta que no lo disfrutás tanto. Entonces, hoy no tengo una decisión tomada, pero te diría que hoy no buscaría un segundo mandato, y en cambio, retomaría más horas de docencia.
-¿Tiene decidido a quién va a votar en las próximas elecciones nacionales de octubre?
-Sí, tengo. Sé a quién voy a votar en cada elección, hasta en la segunda vuelta. Pero mi obligación como presidente de todos los peñarolenses es no expresar mis opiniones políticas, en un año donde además de lo deportivo estará la pasión da una elección nacional. Si yo hablara le haría un gran daño al club, porque tengo que ser el presidente de todo los peñarolenses, voten a quien voten.
-¿Cómo se definiría políticamente?
-Un amante de la libertad. Un liberal, republicano, que no entiende la sociedad sin la vigencia de un estado democrático... ¿Sabés cómo me definiría? Como un artiguista en la recomendación que le dio (José Artigas) a los diputados (de la Banda Oriental): "Promoverá la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable" (NdeR: la cita responde a las Instrucciones de 1813).
-A su hijo Juan Pablo, de 9 años, ya lo hizo famoso... ¡Lo acompaña a todas partes!
-Sí, me acompaña a todas partes. Él fue el mayor impulsor de que yo sea presidente. Fue así: yo había dicho que no iba a ser candidato, atendiendo a obligaciones profesionales y otros temas anexos. Llega un fin de semana largo de octubre, mi suegra estaba enferma en Buenos Aires, entonces mi señora fue a cuidarla. Nos quedamos Juan Pablo y yo solos, fuimos a ver a Peñarol, termina el partido y una cantidad de compañeros del grupo político me pidieron una reunión para la definición del candidato. Dije que yo estaba solo, que vayan por casa, y estábamos todos reunidos, mientras Juan Pablo jugaba a la pelota en el jardín. Nosotros estábamos en la barbacoa discutiendo esto, y ahí me ofrecen ser candidato a presidente. Entonces Catino me sugiere hacer una fórmula de unidad Barrera-Catino, y mi hijo escuchó todo... Cuando se van todos, se acerca y me dice: "Dame el meñique", me enlaza su dedo meñique con el mío. "'¿Por qué?", le pregunté. "Cerralo y después te digo". Viste que los hijos te pueden... Me cierra el meñique y me dice: "Papá, si sos presidente de Peñarol, me voy a portar mejor en la escuela". Entonces le dije: "Bueno, hagamos un pacto. Yo voy a decir que sí, pero a mamá le cuento yo, eh". "Sí, sí, tranquilo", me dice. Porque claro, yo le había dicho a mi mujer que no me iba a presentar y había dicho públicamente que no. Fuimos a buscar a mi esposa a Buquebús, pasaron dos cuadras y Juampi dijo: "Tenemos un secreto, tenemos un secreto..." Así que el secreto duró dos cuadras y media, y desde entonces, voy a todos lados con él. Es una forma de compartir, porque todo esto te quita tiempo con tu familia.
-¿Sigue siendo amigo de Dios?
-Sí, sí, claro, hablo todos los días con él. Y mirá los resultados que me ha dado.
-¿Es feliz?
-Como te dije la vez pasada: intento todo los días.
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