"El número de casos ha bajado desde mediados de mes, pero la situación sigue siendo incierta", dijo el primer ministro Yoshihide Suga, al anunciar la decisión.
"En Tokio y Osaka, el número de nuevas infecciones sigue siendo elevado", agregó.
Tokio y otros nueve departamentos del país, entre ellos Osaka y Kioto (oeste) deben respetar desde hace varias semanas este estado de emergencia, una medida que prohíbe la venta de alcohol en bares y restaurantes y los obliga a cerrar temprano.
Las restricciones no tienen nada que ver con los confinamientos aplicados en otros lugares del mundo, que han sido y son mucho más severos.
El gobierno japonés está siendo criticado por la lentitud en la vacunación y por su insistencia en mantener los Juegos, que se celebrarán del 23 de julio al 8 de agosto.
El programa de vacunación japonés ha avanzado lentamente y menos de 2,5% de la población está completamente vacunada, debido sobre todo al engorroso proceso burocrático necesario.
Pese a todo, el coronavirus ha golpeado a Japón con menos fuerza que a otros lugares y el país registra 12.500 muertes pese a que evitó aplicar cierres drásticos.
El evento deportivo es visto por buena parte de la población, empresarios y organizaciones médicas como un factor de riesgo por la llegada de decenas de miles de deportistas, representantes oficiales y periodistas del mundo entero.
Japón mantiene la prohibición para la llegada de espectadores foráneos, y posteriormente decidirá si permite el ingreso de público local.
Con información de AFP