El objetivo del ataque israelí este viernes contra la sede central de Hezbolá en los suburbios de Beirut era el jefe del grupo chií, Hasán Nasrala, según confirmaron a la prensa hebrea fuentes de seguridad bajo anonimato.
Los ataques dejaron importantes daños materiales concretamente en el barrio de Haret Hreik, donde también se vinieron abajo algunos edificios.
Fuertes explosiones resonaron por toda la capital y poblaciones adyacentes, y enormes columnas de humo se pudieron ver elevándose desde la zona a grandes distancias, algo que no había ocurrido con ninguno de los seis bombardeos perpetrados contra la zona desde el inicio de los choques.
Al menos una persona murió y alrededor de 50 resultaron heridas en los bombardeos israelíes de este viernes, según la televisión Al Manar, perteneciente al grupo Hezbolá.
Según medios internacionales, el Ministerio de Salud del Líbano comunicó que hubo al menos 700 muertos desde que empezaron los ataques la semana pasada por parte de Israel.
“Después de casi un año en el que Hezbolá disparó cohetes, misiles y drones suicidas contra civiles israelíes, después de casi un año en que Israel advirtió al mundo y le dijo que debía detener a Hezbolá, Israel está haciendo lo que todo Estado soberano del mundo haría”, dijo hoy el portavoz israelí, Daniel Hagari, en una rueda de prensa minutos después del ataque.
Una fuente cercana a Hezbolá aseguró el viernes que Hasán Nasralá estaba “bien”, después del bombardeo de un suburbio de Beirut que según los medios israelíes apuntaba contra el líder de la formación islamista libanesa.
“Nasrala está bien”, dijo a AFP la fuente, que pidió el anonimato.
Con información de EFE y AFP