El objetivo principal del Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA) -perteneciente al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP)- es el mejoramiento de la producción de la carne mediante el correcto cumplimiento de criterios que garanticen el buen trato y el "manejo sin violencia" de los animales, según dijo Marcia del Campo, presidenta del consejo directivo de este organismo, en entrevista con la agencia EFE.
"La evidencia científica muestra que el buen trato animal y el manejo sin violencia tiene un impacto positivo sobre la productividad y en la calidad del producto", explicó la ingeniera agrónoma, agregando que esto se logra cumpliendo cuatro criterios para el mejoramiento y el posicionamiento de los productos cárnicos uruguayos en el mercado global.
Estos criterios son una correcta alimentación, una adecuada sanidad, prevenir situaciones de "estrés y dolor" en los animales y permitirles que puedan hacer comportamientos naturales para su especie como pastorear, rumiar y explorar.
Del Campo, quien integra también el Programa Carne y Lana del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) explicó que cuando se habla de bienestar animal, se habla de "hacer las cosas de forma de minimizar el dolor en el momento de hacer essa practicas rutinarias como el descorne, descole y castración en ovinos" y recalcó: "Todo aquello que implique dolor hacerlo de la mejor forma".
La experta destacó que Uruguay esta "muy bien posicionado" en el criterio de cumplir el comportamiento a nivel de producción, ya que los animales están a cielo abierto y pueden "expresar sus comportamientos naturales" necesarios para cada especie. Sin embargo, dijo que aún existe "una cantidad de limitantes" en el sistema de producción uruguayo.
Comentó que desde el INBA están trabajando en la generación de información científica y en herramientas para combatir la violencia en el manejo del ganado, ya que están "convencideos de que hay que erradicar" el maltrato y que se debe de trabajar de forma "lenta y tranquila" para respetar el ritmo del animal. Agregó que este cambio, desde un punto de vista económico, "tiene costo cero".
"No hay duda de que el animal siente dolor y le importa. Entonces eso a nosotros nos pone mucha presión porque ese conocimiento científico muestra eso de forma inequívoca y terminante. pero el que elige consumir los productos de origen animal tenemos qeu darle la certeza de que estamos haciendo las cosas bien", concluyó Del Campo.