El Instituto Cuesta Duarte alertó sobre “luces amarillas” en las perspectivas de la economía uruguaya. En un análisis del dato de actividad de 2022 divulgado días atrás por el Banco Central del Uruguay (BCU), el órgano del Pit-Cnt señaló que, “a pesar de una mayor generación de riqueza a nivel agregado, varios indicadores se encuentran rezagados en cuanto a la recuperación y todavía no alcanzaron los registros pre pandemia”.
Entre ellos destacaron el poder de compra promedio del salario y los niveles de pobreza, y que “la distribución de los ingresos empeoró al compararla con 2019”. “La masa salarial disminuyó entre 2019 y 2022, no solo en cuanto a su peso en la producción total sino en relación a sí misma en términos reales, a pesar del crecimiento registrado en el empleo”, señaló el documento.
“Pensando en el año que comienza, si bien es imposible aún dimensionar su magnitud, sin dudas se verá afectado negativamente por el efecto de la sequía. Este factor va a seguir afectando el funcionamiento de las actividades agropecuarias, lo que se suma a condiciones de precios internacionales menos favorables que en los últimos años para la colocación de la mayor parte de los rubros vinculados a la agroexportación”, agregó el informe en relación a las perspectivas para 2023.
Además, desde el Pit-Cnt plantearon que en el sector de la construcción “se abre la incógnita de cómo evolucionará la actividad en el sector una vez que finalicen las obras vinculadas al ferrocarril”.
La economía uruguaya creció 4,9% del Producto Interno Bruto (PIB) durante 2022, según los datos divulgados el jueves 23 por el BCU. El PIB cayó 1,3% en el cuarto trimestre en relación al tercero, al depurar efectos estacionales, mientras que si se comparan los últimos tres meses del año con los de 2021 la actividad cayó 0,1%.
El Cuesta Duarte sostuvo en su informe que “se trata de la segunda caída consecutiva del PIB trimestral, por lo que técnicamente la economía ingresó en recesión”. “Más allá de este término que puede sonar solamente como un tecnicismo, la caída verificada en el último trimestre del año cobra relevancia por su magnitud y por las luces amarillas que enciende hacia adelante”, agregó el documento.
El Instituto afirmó que si bien el crecimiento de 4,9% es “una tasa de crecimiento significativa”, buena parte “se explica por el efecto rebote”, al tiempo que consideró como relevante el impacto de la sequía.
“Dado que el crecimiento en 2022 se ubicó en 4,9% y el efecto arrastre fue de 4%, esto marca un pobre crecimiento en el correr de 2022, de menos de un punto. Además de un escaso crecimiento en el correr de 2022, la dinámica del mismo fue de enlentecimiento a medida que transcurría el año”, señaló el informe.