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Informe de Facultad de Química critica proyecto de etiquetado de alimentos y señala contradicciones

"¿Se puede condenar a un alimento ancestral como el yogur, con múltiples beneficios?", se preguntan los especialistas, que aseguran que hasta alimentos "light" tendrán advertencias.

29.06.2018 10:25

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2018-06-29T10:25:00-03:00
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Desde fines del 2016, se viene discutiendo en nuestro país un nuevo sistema de etiquetado de alimentos. El Ministerio de Salud Pública, en coordinación con la Presidencia de la República y en diálogo con la industria nacional, pretende que se incluyan alertas sobre exceso de sal, grasa y azúcar, a raíz del alto consumo de bebidas azucaradas y productos ultraprocesados en el país.

Isabel Bove, asesora en nutrición del Ministerio de Salud Pública, anunció meses atrás que los rótulos dirán "exceso grasas", "exceso azúcares" y "exceso sodio", "exceso grasas saturadas" y se imprimirán en blanco y negro, pero la Cámara Industrial de Alimentos (Ciali) tiene algunos reparos y negocia para realizar modificaciones. El decreto de etiquetado se aplicará gradualmente.

Las críticas al proyecto no provienen solo de Ciali. El departamento de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Facultad de Química realizó un informe sobre el proyecto en el que cuestiona muchos de los criterios y conceptos usados.

Cuestión de química

El reporte mencionado aclara que comparte la preocupación por el incremento de la obesidad y la incidencia de enfermedades no transmisibles (ENT) en Uruguay y en el resto del mundo, así como la aplicación de medidas que busquen combatirlas "modificando los hábitos de consumo de los uruguayos o mejorando la calidad nutricional de los alimentos que se elaboran en nuestro país".

Recuerdan luego aspectos del decreto, que considera que en los últimos años ha habido una fuerte escalada del sobrepeso y la obesidad en la población del país en todos los grupos etarios, que se asocia a una mayor prevalencia de ENT a edades cada vez más tempranas. El decreto también apunta que "existe una relación directa entre el consumo de alimentos procesados con el agregado de excesiva cantidad de grasas, grasas saturadas, sal y azúcares, con el desarrollo de la obesidad y otras enfermedades no transmisibles".

Para los químicos, "el proyecto asume una relación directa entre el consumo de alimentos procesados y el desarrollo de la obesidad y otras ENT", y "no toma en cuenta que en dicho tipo de enfermedades inciden múltiples factores como preferencias de consumo, educación nutricional, actividad física, factores ambientales, etcétera".

"El procesamiento de alimentos, que ha salvado de hambre a la humanidad durante cientos de años, no puede ser condenado ni catalogado como causante directo de obesidad ni de ENTs", señalan.

Además, los químicos consideran que "el principal factor que puede resultar perjudicial para la salud no es el consumo de alimentos con excesivas cantidades de grasa, grasa saturada, azúcar o sodio (como consecuencia del agregado durante su elaboración), sino el consumo excesivo de alimentos con incorporación de estos nutrientes". Además, "agregar dichos compuestos en niveles catalogados como excesivos a un alimento particular no constituye en sí mismo un problema, ya que dependerá de la frecuencia de consumo del mismo por parte de los individuos, algo que el proyecto de decreto no contempla".

Preocupación

Luego plantean una serie de interrogantes sobre alimentos que tendrán etiquetas de advertencia. "¿Se puede condenar a un alimento ancestral como el yogur, con múltiples beneficios comprobados para la salud, por contener azúcar en cantidades tales que resulte placentero para el consumidor? ¿Qué alternativas se proponen? ¿Sustituir azúcares por edulcorantes no calóricos? ¿Es realmente un problema que un niño o un adulto consuma un yogur por día con azúcar como ingrediente? ¿Qué ocurrirá cuando se sustituyan las grasas por sustancias equivalentes desde el punto de vista de la funcionalidad de los productos, pero sin un aporte nutricional definido?"

También señalan que se excluyen de la propuesta los alimentos no envasados y los envasados en presencia del cliente. "¿Qué sucederá con el resto de los alimentos y cómo se entenderá esto por parte de la población en general?", se preguntan.

Criterios

A juicio de los químicos, hay una incorrecta extrapolación de valores límite de la dieta diaria al alimento individual.

El proyecto aplica las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud sobre nutrientes, que son una extrapolación errada de los valores límite planteados por la Organización Mundial de la Salud.

"Los valores de los límites para los contenidos de sodio, azúcar, grasa y grasas saturadas establecidos por el Modelo de Perfil de Nutrientes de la Organización Panamericana de la Salud (MPN de la OPS) se basan en criterios nutricionales de la OMS", pero "el problema es que la OPS los utiliza para productos individualmente considerados". "Es incorrecto usar el % de calorías como parámetro, en alimentos de carácter eminentemente dulce o de carácter graso (quesos)", apuntan.

Por lo tanto, estos productos serán clasificados como "no saludables", aun cuando han sido registrados y analizados por la autoridad competente, certificando que son aptos para su consumo y permitiendo su libre comercialización en el país. Además, muchos productos que son "bajos" o "light" pueden también requerir símbolos de "exceso en".

"Los límites extremos no sólo conducen a la estigmatización de productos, sino que además desincentivan la reformulación de alimentos por parte de la industria, ya que aun cuando se redujeran los contenidos de nutrientes críticos, resultaría imposible evitar una advertencia de ‘exceso de'. En el informe, que adjuntamos al final de esta nota, se señalan algunos ejemplos.

El departamento de la Facultad de Química advierte además que no hubo debate técnico con académicos y que el proyecto podría colocar a Uruguay en infracción del marco normativo regional del Mercosur, que cuenta con una regulación específica relativa al etiquetado y a la información nutricional de los alimentos.

Conclusiones

"El consumidor tiene todo el derecho a estar informado sobre el contenido de nutrientes e ingredientes de los alimentos. La información que contiene una etiqueta no necesariamente asegura por sí sola un cambio en la decisión de consumo de los alimentos ni en los hábitos
relacionados con la salud", advierten.
Agregan que "no existen estudios que demuestren que un simple etiquetado revierta la ENT", por lo que "habría que pensar en educación para la población en general".

"La propuesta de etiquetado frontal no sólo actúa sobre el consumidor, sino que obliga a la industria a adecuar procesos de producción, que en algunos casos pueden resultar sumamente complejos", concluyen.