El uruguayo Carlos Eduardo Espina es conocido por su activismo en redes por la causa de los migrantes en Estados Unidos. El influencer y estudiante de leyes en la Universidad de Nevada estuvo presente en la final de la Copa América y narró a Montevideo Portal su testimonio sobre los incidentes y la falta de seguridad en el partido.
“Se suponía que el partido comenzaba a las 20:00, entonces llegamos mi novia y yo como a las 18:00. Había leído que supuestamente iban a estar revisando los boletos antes de entrar al estacionamiento, pero no vi nada de eso. Se me hizo un poco raro. Empecé a ver mucha gente afuera del estadio; me di cuenta que había muchos sin boletos, lo que me llamó la atención, porque supuestamente no podías entrar al estacionamiento si no tenías boleto”, comenzó a narrar.
“Fuimos a la puerta que nos correspondía; veo que hay mucha gente amontonada y que no estaban dejando entrar gente. Empecé a preguntar y no daban información oficial. Las autoridades decían que hubo unos problemas, un atraso y que pronto iban a abrir, pero no decían qué sucedió. Empecé a hablar con algunas personas y me dijeron: ‘hace una hora alguna gente entró a la fuerza; se armó un terrible lío y tuvieron que cerrar temporalmente’”, dijo.
Espina explicó que en ese punto la gente se empezó a amontonar más y más contra la puerta de entrada y que cuando dijo a su novia para retirarse de la zona es que vio a la gente que, sin boletos, trataba de entrar trepando. “Había gente desmayándose, gente peleando, gente gritándole a la policía, nadie sabía nada”, comentó, señalando además el efecto de la humedad y el calor en la gente que esperaba.
En eso, abrieron una de las puertas y la masa de gente entro, tanto los que tenían boletos, como los que no. Espina preguntó a un policía, que le dijo que abrían por protocolo, porque si dejaban la puerta cerrada, al seguir llegando gente, “se podía morir alguien aplastado, sofocado”.
“Abrieron las puertas por precaución, pero empezó a entrar gente a lo loco. Gente que no tenía boletos, gente que sí, no revisaron nada. Todos los detectores de metales la gente se los llevó por delante. Entraban con mochilas, había gente entrando con navajas”, señaló, agregando que fuera del estadio hubo peleas y “había gente armada”.
“Yo entré documentando todo, entramos en eso y como a los cinco minutos veo que cierran las puertas de atrás y ahí dicen: ‘El que entró, entró, y el que quedó afuera, quedó afuera; no importa si tenés boleto, no podés entrar’”, agregó Espina.
El uruguayo cuenta que, ante el ambiente de incertidumbre, la masa de gente que entraba a las tribunas y las enigmáticas bolsas de quienes entraron sin control, él prefirió quedarse en el anillo exterior, donde se vende bebida y comida antes de entrar a las gradas. Allí vio el primer tiempo.
“Yo lo vi todo ahí sentado, porque en eso fui que yo conocí a un chico que me seguía, que es de El Salvador, que me estaba buscando, porque a él lo habían agredido unos hinchas de Colombia, porque tenía puesta la camiseta de Argentina, y una señora le pegó con una pistola. Me estaba buscando, porque él sabía que yo sé de temas de inmigración. Me empezó a platicar que a ver si yo podía asesorarlo, algo legal de qué debería hacer en esa situación, porque me mostró todo el reporte de la Policía y todo y bueno, yo nomás le dije un poco lo que conozco de qué se debería hacer cuando uno es víctima de un crimen en EE.UU”, contó Espina.
Comentó además que recién en el segundo tiempo entró a las gradas a ver el partido, que antes había atestiguado por las pantallas de los televisores del estadio. “Mi precaución fue: ‘no se qué va a pasar aquí, no quiero perder la vida o algo ahí, solo por querer ver el partido‘”, dijo.
“Yo fui con la camiseta de Peñarol, no apoyando a ningún equipo y sabés cómo se pone la gente, si creen que estás apoyando al otro, por eso dije, ‘mejor evito problemas y me quedo fuera’ y ya cuando se calmó un poco la situación fue que en el segundo tiempo pude bajar a mi asiento y ver el partido tranquilo”, agregó.
A esa altura del partido, ya había llegado la Policía y otras autoridades armadas, que incluso se pusieron a revisar los boletos de la gente que estaba sentada en la tribuna.
“Creo que la gente problemática se dio cuenta. Obviamente cierto miedo deben sentir cuando ven a agentes del SWAT y otras agencias así que andan más preparados”, opinó.
El problema, dijo, es que antes del partido la mayor parte de la seguridad presente era por parte de agentes privados, contratados por el estadio, poco preparados para el tipo de hinchada que presenció el partido.