"Parece que hay una ilusión óptica de que la vacuna está por salir y que la humanidad va a quedar protegida. Ese no es un escenario tan previsible en el tiempo", dice el director de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas Julio Medina y baja a tierra la idea de cuál es la situación actual con respecto al coronavirus, en Uruguay y el mundo. El colaborador del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) y miembro del Comité de Expertos Científicos en Gestión de la Crisis del Ministerio de Salud Pública (MSP) señala que estamos "en una carrera muy larga" y es importante, pero a su vez difícil, "sostener por un largo tiempo la situación sanitaria actual del Uruguay".
En diálogo con Montevideo Portal, el infectólogo explicó por qué es favorable tener una situación de brotes, la alerta permanente que hay que tener en las fronteras y su postura sobre la llegada de las vacunas.
¿Hay que acostumbrarse a que seguirán ocurriendo brotes en distintas partes del país?
Que la mayor parte de los casos en nuestro país estén siendo explicados por brotes que se han ido controlando, no solo los seis grandes brotes que hemos tenido, sino también los intrafamiliares, es un escenario muy favorable para Uruguay. Eso quiere decir que no tenemos una transmisión comunitaria intensa y que se nos estén escapando los casos. Dentro de un escenario adverso es el mejor escenario que podemos tener. El escenario de no tener casos no es viable, ya sabemos que es así. Solo Groenlandia en el mundo no tiene casos en este momento de la pandemia. Es el mejor escenario al que podemos aspirar y es por un esfuerzo logístico y humano muy grande. Una de las grandes preocupaciones es la sostenibilidad a lo largo del tiempo de esta situación por ese desgaste humano y logístico que en el futuro inmediato se ve como desafiante todavía. No es un escenario que vaya a cambiar este año y es probable que cambie muy poco el año que viene. No estamos en esta situación por casualidad o por tener suerte. Estamos en esta situación porque hay mucha gente que ha trabajado muchísimo y la población ha hecho su esfuerzo enorme.
¿Cuál es la mayor preocupación hoy? ¿Perder el hilo epidemiológico de los casos?
Dentro de la preocupación el primer paso es que seamos rehenes de nuestro propio "éxito". Cuando uno es "exitoso" relativamente o de forma temporal, ve que el país se mueve, los casos no son tantos, los fallecidos no son tantos hablando porcentualmente, eso puede determinar cambios en la cultura humana de mayor interacción, la pérdida del nexo epidemiológico y que la transmisión comunitaria empiece a ser más intensa. Tal vez es en lo que hay que trabajar bastante, pero no para los próximos tres meses, o seis meses. Es algo a trabajar muy probablemente para todo el año que viene también.
¿Creés que en algún momento será necesario dar pasos hacia atrás?
La palabra flexibilidad está dentro de nuestro vocabulario técnico porque la situación puede ser bastante dinámica. Cuanto más conocemos el comportamiento del virus, cómo influye el comportamiento humano, la sinergia entre lo que hace el virus y lo que hacemos los humanos, es que mejor podemos actuar. Puede pasar que en algún sector del territorio nacional las cosas se compliquen más en algún momento porque esta es una carrera muy larga todavía. Que haya necesidad de aumentar las restricciones, o disminuir la movilidad de alguna manera para poder quitarle la oportunidad al virus de que se siga transmitiendo, es un escenario que uno no desea. Pero si llega el momento se deben tomar las decisiones que ameriten y pueden llegar a ser regionalizadas. De repente llega un momento donde se deben tomar decisiones para determinados sectores del país, departamentos o actividades en función del riesgo que está identificando. No necesariamente las restricciones tienen que ocurrir a nivel de todo el territorio.
¿Qué factores llevaron a que Uruguay fue de los primeros países en retomar actividades y cómo se cuida eso?
En la Cátedra de Enfermedades infecciosas hicimos un gráfico (adjunto más abajo) donde pusimos temporalmente todas las decisiones que se fueron tomando en los primeros meses y qué impacto tenían.
A veces nos olvidamos que Uruguay suspendió Montevideo Rock antes de tener casos positivos. Se tomaron decisiones muy temprano. Los cierres de espectáculos públicos, la declaración de emergencia sanitaria, el cierre de escuelas, el cierre de viajes al extranjero son medidas que se tomaron cuando no teníamos ni un fallecido en el país. Italia hizo restricciones importantes cuando ya tenía ocho fallecidos por millón de habitantes. España hizo restricciones importantes cuando tenía cuatro fallecidos por millón. Las restricciones en Uruguay se tomaron cuando teníamos cuatro casos diagnosticados el 13 de marzo. El primer fallecido identificado por COVID-19 fue a fines de marzo. Eso marca un poco la diferencia. Lo que hizo el país fue golpear fuerte y temprano. Eso ayudó al principio, pero lo que explica que después de muchos meses sigamos bien es que se hicieron muchas cosas bien. El país tenía una red de salud muy bien instaurada para asistencia domiciliaria, rápidamente las instituciones se adaptaron, hubo muchísimo trabajo de coordinación y gestión. Las direcciones departamentales funcionaron muy bien a lo largo de todo el país para trabajar en controlar los brotes. Además lo que se hizo desde epidemiología, ya que el Ministerio de Salud Pública armó un Comité de Crisis a mitad de marzo, aunque ya estábamos convocados los primeros días de marzo epidemiólogos, neumólogos, intensivistas, infectólogos, gente de la Organización Panamericana de la Salud y microbiólogos para trabajar.
Luego se formó una "segunda capa de ciencia" con el GACH. Hubo muchísimo trabajo que no se ha visualizado lo suficiente de parte de los médicos clínicos. Fueron quienes entrenaron para el correcto uso del equipo de protección personal, que lideraron en sus instituciones cómo manejar esta crisis institucionalmente. Se armaron comités de crisis institucionales donde trabajaron varios infectólogos, emergentólogos, intensivistas, comités de infecciones hospitalarias y las direcciones de las instituciones. A nivel de la Facultad de Medicina se hizo mucha educación a través de las plataformas virtuales, de la clínica Echo que dirige el profesor Cohen, para el correcto manejo clínico de los pacientes y cómo usar correctamente los equipos para cuidar al personal de salud y al paciente.
¿La frontera será una amenaza constante hasta que haya vacuna?
Hay como mucha esperanza con las vacunas, está la humanidad entera esperando una vacuna exitosa y segura. Para que sea exitosa no solo tiene que lograr buena protección, sino que además tiene que ser segura. La humanidad hace vacunas para el virus de la influenza (que produce la gripe) hace 80 años, porque las primeras vacunas se hicieron a principios de los años 40. O sea que la humanidad sabe cómo hacer vacunas para la gripe, aún así no logramos que las vacunas tengan 60% de eficacia. ¿Qué nos hace pensar que una vacuna que nunca hizo la humanidad va a ser tan exitosa? Es una pregunta que nos tenemos que hacer. La Organización Mundial de la Salud dice que tenemos que tener cuidado con las esperanzas que tenemos con las vacunas. Parece que hay una ilusión óptica de que la vacuna está por salir y que la humanidad va a quedar protegida. Ese no es un escenario tan previsible en el tiempo. No es para este año y probablemente tampoco para el año que viene todavía. Esto es una carrera muy larga y el tema de las fronteras va a seguir permanentemente desafiándonos. Me he puesto a pensar que es difícil estar en la frontera, donde hay una enorme cantidad de casos en Brasil, presionando contra nuestra frontera permanentemente. No es fácil mantenerse sin casos en Artigas, Rivera, Cerro Largo o Rocha, tenemos muchas fronteras secas. La población tiene que disminuir su interacción social, pero si uno piensa podría ser un escenario mucho peor en las fronteras. Sin embargo, los brotes se están controlando, se están identificando los migrantes que cruzan por la frontera, se identifican a los camioneros que cruzan por las fronteras. Se han dado pasos, pero esto va a ser un desafío permanente y largo.
¿Es posible que podamos tener una nueva pandemia en los próximos años?
Las pandemias que hemos tenido en los últimos 100 años han sido por influenza y VIH sida. Esta es la primera pandemia por coronavirus. El riesgo futuro están en otra pandemia por coronavirus diferente. Hay un MERS-CoV en Medio Oriente circulando que es un virus potencialmente pandémico en cuanto a que si se vuelve más eficientemente transmisible en humanos en algún momento puede generarse una pandemia de ese virus. O puede ser otro coronavirus que emerja en Asia. Lo que estamos esperando y la OMS todo el tiempo vigila es una nueva pandemia por gripe. Y hay otras amenazas, pero esas tal vez sean las más evidentes. La humanidad se tiene que preparar a que en los próximos 10, 15 o 20 años máximo tengamos otra pandemia, es lo más razonable que ocurra ya que ha pasado a lo largo de la historia. Se debe trabajar conectados, ya que el problema es global no de un solo país. Se tienen que ensayar escenarios de eventuales pandemias para saber cómo responder luego. La ciencia es la que generalmente da la solución para resolver las pandemias.
¿Cuál es el mensaje que darías a la población?
Es importante disminuir la interacción social. Tenemos que cambiar nuestra forma de vivir por un tiempo prolongado. Debemos mantener círculos de contacto restringidos, esos círculos son la familia más directa y los amigos más directos. Otro mensaje es que en cada actividad que hagamos debemos medir el riesgo e ir modulando la exposición al riesgo. Tenemos que pensar a qué riesgo nos exponemos si hacemos determinada actividad. Tenemos que tomar conciencia de eso. El distanciamiento social tiene muchísimos años, no es algo nuevo. El concepto de distanciamiento social cuando uno lo busca en publicaciones, sobre todo en inglés, es más frecuente que distanciamiento físico. El distanciamiento físico surgió más como un concepto para poder proteger lo que tenía que ver con la vulnerabilidad de las personas y que no implicara esto un distanciamiento real de las personas para cuidar la parte afectiva. Pero en realidad, lo que termina pasando es que las personas dicen que van a determinado lugar con máscara y manteniendo distancia física, pero cuando están socializando en grupo, sobre todo en un ambiente festivo, las personas bajan la guardia y la autodisciplina. Cuando te querés acordar te encontrás hablando cara a cara con alguien tomando algo, conversando en grupo, riendo o cantando. Entonces uno vuelve al concepto de tratar de restringir y limitar la cantidad de contactos que tiene socialmente, que es lo que hay que hacer. Tenemos que cuidar a los demás, además de a nosotros y al sistema de salud. Hay mucha gente trabajando muchísimas horas desde hace meses para poder mantener el resultado que tenemos. Los rastreadores se cansan. Cuanto más contacto tienen las personas socialmente ellos (los rastreadores) tienen que en vez de buscar 10 contactos buscar 50, porque la persona interactuó demasiado. Algo que han dicho e insistido los europeos es que estamos viviendo en "condiciones corona". También quiero dejar un mensaje para los jóvenes, que quieren socializar, quieren la educación y no tener "un diploma corona". Están peleando por tener una educación adecuada y eso es importante a tener en cuenta. Darles el mensaje de que hay mucha gente trabajando para que ellos no tengan un "diploma corona" finalmente. Tanto los que están terminando preparatoria o están en universidad. Hay mucha gente trabajando para que eso no ocurra. Hay gente trabajando y pensando en ellos, para que no tengan "un título corona".