Al menos 23 personas murieron en Chile en decenas de incendios forestales en la zona centro sur del país, azotada por una intensa ola de calor, según un informe presentado la noche del sábado por las autoridades.
“Queremos lamentar el fallecimiento de 23 personas”, dijo el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, quien detalló que además hay 979 personas heridas y explicó que de 232 incendios activos el sábado, 83 están combate. De esa cifra, 76 comenzaron el viernes, 16 el sábado.
El viernes el balance oficial de muertos por los siniestros ascendía a 13, cifra que este sábado subió primero a 16, después a 22 y luego a 23.
Este sábado, la ministra chilena de Interior, Carolina Toha, anunció que había pedido ayuda a España, y también a México, Argentina, Brasil y Uruguay, para contener la ola de incendios, que ya ha dejado a más de 200 familias sin hogar y ha destruido desde diciembre pasado más de 45.000 hectáreas, principalmente en las regiones de Ñuble, Biobío y La Araucanía, zonas de intensa actividad agrícola y forestal ubicadas a 400, 500 y 700 kilómetros al sur de Santiago de Chile, respectivamente.
En vista de la situación, que no logra ser controlada, sumada a temperaturas por sobre 40ºC en la zona afectada, el gobierno del presidente Gabriel Boric decidió declarar el estado constitucional de catástrofe en la región de La Araucanía, que se suma a las de Ñuble y Biobío.
La declaración de catástrofe permite disponer recursos adicionales para controlar la emergencia, restringir el libre tránsito de las personas y utilizar a las fuerzas militares para contener el desastre.
Boric, que el viernes suspendió sus vacaciones estivales para visitar la ciudad de Concepción, dijo en Twitter que seguía trabajando “para enfrentar los incendios forestales y apoyar a las familias”.
“Acabo de conversar con el presidente Alberto Fernández para coordinar y agradecer el apoyo de la República Argentina en combate a incendios. Además de brigadistas, recibiremos maquinarias. Estamos gestionando apoyo de distintos países para enfrentar emergencia”, tuiteó.
“¡No los dejaremos solos!”, prometió a los chilenos afectados.
De hecho, Monsalve destacó que se está avanzando en la entrega de apoyo por parte de Colombia, España y Argentina.
Más temprano, Tohá aseguró que “Chile en materia de incendios cambió de manera sustantiva, y está cambiando todos los días”: “Nos estamos volviendo uno de los territorios más vulnerables a incendios fundamentalmente por la evolución que ha tenido el cambio climático en nuestro territorio. Eso hace que lo que parecía una situación extrema hace tres años atrás, se vaya superando de año en año”.
“Se ha quemado en una semana (en Chile) lo que se quemaba en un año completo”, aseguró.
“Las llamas consumieron todo”
Del total de fallecidos, 10 se registraron en el pueblo de Santa Juana, en la región de Biobío, donde cinco de ellos eran miembros de una misma familia.
La alcaldesa de Santa Juana, Ana Albornoz, explicó las dificultades que enfrenta en ese municipio, debido a que es “un terreno muy agreste con muy mala conectividad”. “Tenemos una demografía muy baja, un vecino en un cerro y otro en otro cerro, y una zona urbana hacinada y concentrada, lo que dificulta cualquier tarea de rescate”, declaró a radio Cooperativa.
“Para desalojar a la gente es terrible, porque hay que recorrer kilómetros en caminos donde tú no encuentras a las personas, cuando no hay luz, es una situación que complejiza toda labor”, añadió.
Una residente de la localidad de Purén, en la región de La Araucanía, relató el avance del fuego, que ya arrasó parte de ese poblado. “Las llamas venían desde el bosque, no dio tiempo para nada. Todos salieron de sus casas. Lo único que pudieron sacar fueron sus animalitos, pero igual algunos se quemaron. La gente lo único que atinó es a arrancar. Las llamas consumieron todo, fue muy rápido”, contó a Canal 13.
Estos incendios se producen durante una ola de calor extremo, lo que hace temer a las autoridades un desastre como el que se vivió a inicios de 2017.
Ese año, un gigantesco incendio forestal causó 11 muertos, unas 6.000 víctimas, destruyó más de 1.500 casas y afectó 467.000 hectáreas de tierra.
Como en aquel año, los focos de incendio comenzaron en áreas agrícolas y en bosques, y avanzaron hasta amenazar y afectar zonas pobladas.
Con información de AFP y EFE