La Fiscalía logró mediante proceso abreviado la condena de un hombre como autor penalmente responsable de reiterados delitos de estafa en reiteración real con un delito de hurto.
El hombre fue condenado a la pena de dos años y seis meses de penitenciaría de cumplimiento efectivo tras cometer un raid de estafas que motivaron varias denuncias.
El hecho salió a la luz en enero de 2019, cuando el imputado alquilara un apartamento por 15 días a través de una aplicación en la web.
En ese momento ,anifestó su interés de continuar con el alquiler, pero dijo al propietario que tenía problemas con la tarjeta de crédito para abonarle el pago, comenzando a contestarle con dilatorias y evasivas.
Vencido el término del alquiler, el denunciante intentó comunicarse con el imputado a varios números telefónicos que éste le había dado, no respondiendo en ninguno de ellos, por lo que. optó por formular la denuncia policial.
Siendo ya fin de mes, un vecino del edificio lo llamó para preguntarle si había alquilado su apartamento a otras personas, ya que había una mujer tocando timbre, diciendo que era la nueva inquilina. En ese momento varios damnificados se dieron cuenta de la maniobra que el imputado había realizado con este inmueble, cobrando dinero a varias personas por ocuparlo.
Había publicado en Facebook el anuncio del alquiler del apartamento a nombre de una mujer. El sujeto aseguraba que era el hijo de la mujer y expresaba a los interesados que para alquilar este apartamento debían depositar dos meses de alquiler en garantía y pagar por adelantado un mes.
Cuando intentaron ingresar al apartamento, las denunciantes se dieron cuenta de que habían sido engañadas, ya que las llaves no correspondían a la vivienda y el hombre no respondía a los llamados telefónicos.
El 5 de marzo de 2019, otra mujer denunció una maniobra similar sobre el mismo apartamento, con el mismo modus operandi.
Cuando el propietario de la vivienda pudo entrar al lugar, constató además que el sujeto le había sustraído un televisor de 40 pulgadas, una alfombra, una garrafa y platos, entre otros efectos.
Fue detenido el 24 de marzo de este año y formalizado entonces, pero la investigación permitió confirmar su participación en otros hechos delictivos.
Un tipo suelto en internet
Entre 2017 y 2018 este mismo individuo había cometido varias estafas usando un conocido sitio de compraventa de productos.
La empresa detectó movimientos inusuales de uno de sus usuarios y constató diversos incumplimientos a los términos y condiciones de la plataforma, así como reiteradas quejas de distintos compradores, quienes denunciaban no haber recibido el producto ofrecido en la web pese a haberlo abonado.
Es por ello que inició una investigación interna y descubrió que uno de sus usuarios, en contravención con los términos y condiciones suscriptos al momento de crearse su usuario en la plataforma, vendió su cuenta personal al imputado, quien contaba con un historial negativo como vendedor por haber sido denunciado en reiteradas oportunidades.
Usando la antigüedad de cinco años y la buena calificación como vendedor de la cuenta comprada, comenzó a publicar productos de calidad, con precios atractivos, reportando una suba significativa en su volumen de ventas.
En setiembre de 2017 alcanzó 171 transacciones pero el 57 % de los compradores reclamaron que el vendedor no entregó el producto adquirido y pago.
El titular registrado en la cuenta confesó a la empresa que había vendido su cuenta por la suma de $ 4.000, en clara violación a los términos y condiciones impuestos a los usuarios.
Además, el imputado usó la cuenta bancaria de su abuelastro para asociarla no solo a ese usuario, sino a otros a nombres de presuntas empresas que usaban el mismo modus operando, descubrió la plataforma.
El hombre condenado contaba también con otro usuario que simulaba ser una compañía (L.O.SRL), al que asoció la cuenta bancaria de su madre. Tanto el abuelastro como su madre declararon que era este sujeto quien operaba esas cuentas y que ellos no realizaron ninguna de las transacciones bancarias.
Las seis cuentas que operaba este individuo usaban un mismo patrón: solicitaban al comprador que informara que la negociación fue concluida previo a la entrega del bien prometido, bajo la excusa de que iban a obtener sus productos con mayor celeridad. Los compradores accedían a fin de agilizar la venta. Una vez que el comprador informaba a la plataforma que la transacción había concluido, retiraba dinero de su cuenta bancaria, sin hacer la entrega de los productos prometidos y abonados.
El individuo vendió sin entregar celulares, notebooks, consolas, entre muchos otros artículos, y luego usaba el dinero para comprar productos usando la misma plataforma.
Fue así como quedó registrado en las cámaras de más de un local al retirar los productos, señala la investigación.
Otras víctimas
El imputado, que ante los reclamos de los clientes había comenzado a ser bloqueado por la plataforma, engañó a terceras personas para que éstas, sin saberlo, fueran las que figuraran como receptoras de los giros de dinero que hacían los compradores engañados, y de esa forma no ser vinculado él o su madre en la operativa fraudulenta.
Ello ocurrió con personas a las que ofrecía trabajar como encargadas de cobranzas para un supuesto local de productos tecnológicos.
A los compradores engañados les daba la cédula de identidad de estas personas para que giraran el dinero. Luego le indicaba a sus "empleadas" que tenía giros para cobrar en Abitab o Red Pagos y estas, creyendo que se trataba de giros realizados por clientes o proveedores de la empresa de productos tecnológicos, los cobraba y posteriormente se los entregaba en mano al hombre.
En otros casos, contrató a personas a las que les pedía que se hicieran usuarios en la plataforma y les dieran los datos de la cuenta, ya que el indagado haría publicaciones de artículos para que pudieran vender productos.
Llegó incluso a reunirse con dos personas, con la excusa de contratarlas, y les entregó llaves de su presunta oficina, solicitando antes que cobraran algunos giros para él. Al día siguiente, cuando las personas concurrieron a la oficina ubicada en un edificio, el portero les manifestó que muchas personas habían concurrido a preguntar por el mismo individuo.
No desaprovechó ninguna ocasión para reclutar personas engañadas. En un baile de Santa Lucía, utilizó otro nombre y conoció a una mujer a la que le prometió trabajo (solicitando así sus datos).
Al tiempo la volvió a contactar por Facebook, y le pidió prestado su usuario en la plataforma de compraventa, haciéndose pasar por el dueño de L.O.I (conocida tienda de venta de productos electrónicos) y asegurando que quería evitarse pagar el IVA (lo que no podía hacer si utilizaba el usuario oficial de la empresa). Así fue que utilizando ese otro usuario engañó a varias personas más, a las que cobró celulares y Xbox que nunca entregó.
En definitiva, la plataforma estima que el monto total de la maniobra fue superior a los 4 millones de pesos. Unos 800.000 fueron resarcidos por la propia empresa a los clientes perjudicados, a través del programa de Protección al Comprador.
Más estafas
En el 2018 el hombre cometió otras estafas. Por ejemplo, alquiló un vehículo por unos pocos días pero se lo quedó más tiempo. En ese lapso, lo puso a la venta en Facebook por 140.000 pesos.
Tras lograr un interesado, le tomó como parte del pago un Renault más U$S 2.000. El hombre aceptó, haciéndose la entrega y no advirtiendo el engaño hasta días después de ocurrido.
Otro hombre estafado fue el dueño de un lavadero al que el imputado le dejó un automóvil marca Honda para que lo acondicione para la venta. Al día siguiente le ofreció venderle el vehículo Renault Scenic que había obtenido en la anterior maniobra fraudulenta, por la suma de U$S 5.000.
Como la víctima le expresó que no podía pagar ese dinero, el sujeto se lo ofreció en $ 100.000 y le dijo que le diera $ 40.000 y el resto en cuotas. El hombre le entregó la suma inicial acordada, se quedó con el vehículo y el imputado se comprometió a pasar al día siguiente para realizar la compraventa.
Al día siguiente, el imputado no se contactó y en su domicilio se hizo presente junto con la autoridad policial el verdadero dueño del automóvil Renault.
Finalmente, al quedar al descubierto las maniobras, los vehículos fueron recuperados y entregados a sus dueños denunciantes, pero el imputado se quedó con las sumas mencionadas.
Tras las declaraciones y la recolección de evidencias, el estafador fue condenado a dos años y seis meses de prisión.