"¿Cómo no voy a sentir odio por quien torturó a mis hijos? Odio de la misma forma que siento pasión y que amo"

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Las 40

La madre de todas las batallas

Hebe de Bonafini cantó Las 40

"¿Cómo no voy a sentir odio por quien torturó a mis hijos? Odio de la misma forma que siento pasión y que amo"

22.04.2014

Lectura: 23'

2014-04-22T06:00:00-03:00
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Por GERARDO TAGLIAFERRO

A la sede de la Asociación Madres de Plaza de Mayo -en la avenida Hipólito Yrigoyen a pocos metros del Congreso, en el centro de Buenos Aires- se accede a través del bar "El Revolucionario". Un gran cartel en tonos rojo y negro, con ese nombre, ofrece la imagen del Che Guevara sobre la vereda. Abrirse paso en el reducto es un viaje a los 70, a los años en que los hijos de estas madres enarbolaban las utopías que los llevaron al martirio.

No debería sorprender ni al menos avisado, porque hace ya mucho tiempo que esta organización que está cumpliendo 36 años ha proclamado que la razón de su existir hoy es la continuidad de la lucha de aquellos jóvenes de entonces. Por eso, explica su titular y referente casi excluyente, no han aceptado la reparación económica que se les ofreció, ni homenajes póstumos y ni siquiera recibir los restos de sus hijos, cuando estos fueron identificados.

"Un muerto es el final, y ese final todavía está muy lejos" dice Hebe de Bonafini, la mítica presidenta de Madres que nos recibe en una pequeña sala al fondo de la sede, atravesando el bar. Antes de llegar a ella hay varios detalles del escenario que atrapan la atención del visitante: las fotos de las mujeres con el inconfundible pañuelo blanco, imágenes de líderes revolucionarios de distintas épocas y lugares y un mural enorme que recoge con una estrella de cinco puntas los nombres de personalidades que han pasado por allí o simplemente merecen el reconocimiento de la organización. Mientras espero, busco entre tantos nombres los de compatriotas. Y allí veo a Mujica, Raúl Sendic, Mario Benedetti o Eduardo Galeano.

Antes de encontrarme con Hebe estoy advertido: las Madres no hablan de sus historias personales porque han "socializado" su maternidad, y tampoco mi anfitriona va a referirse al caso judicial que involucra a la organización con los hermanos Schoklender en un manejo irregular de fondos estatales. Sin embargo, sobre uno y otro asunto encontraré más de lo que esa advertencia hacía aguardar.

Cuando llego a la pequeña salita del fondo me espera ella, sentada detrás de un escritorio, y sin su pañuelo. Confieso que me cuesta reconocer una figura que he visto centenares de veces en las últimas tres décadas, siempre o casi siempre acompañada por ese símbolo de las Madres y de su lucha.

En casi 50 minutos, esta mujer de 85 años que se ha hecho amiga de la polémica repasa algo de su historia, aquella de mis precauciones: la propia y la de sus hijos. También evoca los orígenes de la organización que preside, explica su apoyo a los Kirchner y sus posicionamientos políticos, fundamenta la relación de hoy con el Ejército argentino, habla del Papa Francisco, de la vida y de la muerte, del amor y del odio. Todo sin pañuelo sobre su cabeza. Al final, le pido que se lo ponga para algunas fotos más. Ella abre su cartera, saca el lienzo blanco que dice en letras celestes "Aparición con vida" y se lo coloca.

Es Hebe de Bonafini. Son las Madres de Plaza de Mayo.


1) Tiene dos hijos y una nuera desaparecidos.
Sí, mi nuera también era mi hija para mí. El mayor, Jorge, desapareció el 8 de febrero de 1977, Raúl el 16 de diciembre de ese año y María Elena en mayo del 78. En un año y medio los tres.

2) Leí que se casó a los 14 años, ¿es correcto?
No, a los 14 me puse de novia y me casé a los 18 y algo, y tuve a mis hijos muy jovencita. Viví en el Dique, en una familia muy humilde pero como era antes: la pobreza y la humildad no eran como ahora a veces vemos, que es demasiado. La comida no faltaba porque en casa había patos, conejos, gallinas, había sembrados. Mi papá había hecho hasta los cercos de la casa con manzanas enanas, y cuando no había manzanas había mandarinas, y si no, higos o uvas. Y después cirujeábamos también: íbamos a cortar pasto para los conejos y lo que estaba tirado en una esquina y mi papá veía que servía, lo traíamos. Íbamos siempre los dos.

3) ¿Tenía militancia política?
No, aunque acompañé mucho a mis hijos en sus tareas. Siempre cuento que no era una militante política, porque todavía no entendía demasiado, sino una madre protectora. Los acompañé, nunca les dije que no hicieran, mi casa siempre estuvo con chicos guardados, llevé comida a chicos que estaban escondidos, cosas que no eran fáciles y las tuve que aprender. Mi marido sabía mucho menos que yo y un día los chicos le dijeron: "Papá tenés que ir a desocupar una casa con la camioneta de YPF, porque si no los van a agarrar".

"Mis hijos estudiaban, trabajaban, militaban y cantaban, eran tipos re-felices. Tenían una felicidad inmensa por lo que estaban haciendo"

4) ¿Qué implicaba desocupar?
Desocupar quería decir vaciar una casa antes que llegara la represión. Y le dijeron "tenés que ir con un paquete de Criollitas en la mano". Mi marido no entendía nada, pero fue. El paquete era para que lo reconocieran, esas cosas que uno va aprendiendo y haciendo como alianzas con los hijos. A veces venía un pibe a quedarse por una semana y estaba dos meses, o un asado con cinco se convertía en una reunión de veinte. Mi casa siempre estuvo abierta para eso, y así fui aprendiendo de su lucidez y de su gran entereza. Ellos estudiaban, trabajaban, militaban y cantaban, eran tipos re-felices. Yo veía que esos pibes tenían una felicidad inmensa por lo que estaban haciendo.

5) ¿Qué edades tenían cuando desaparecieron?
Tenía 26 Jorge, 23 Raúl y 22 María Elena. Jorge ya era físico cuando desapareció. Yo no quería que estudiara Física porque le decía que era inhumana, y él me respondía: "Mamá, Matemática y Física son lo más humano que hay, ¿querés que te cuente?"

6) ¿Supo algo de ellos después?
Algunas cosas sí. Las madres nos convertimos en investigadoras, dependiendo del miedo de cada una, porque a veces te llegaba una llamada que decía: "Abajo del pie de la virgen de tal iglesia hay una cartita". Si vos te animabas a ir a buscarla... si no, no te enterabas de nada.

7) ¿Qué traían esas cartitas?
La primera que recibo me dice que mi hijo mayor había estado en la Comisaría 5ª, cosa que yo ya sabía porque me habían dicho y que después lo habían pasado para Campo de Arana. Es nada, pero en ese momento era como un montón. Porque las madres pasamos por varios estados: el primero era "que no los maten, no importa lo que les hagan pero que no los maten". Cuando nos enteramos de las torturas que les hacían preferíamos que los mataran. Cuando vimos que aparecían algunos presos políticos, que habían sufrido muchas torturas, decíamos "bueno, tan malo no habrá sido porque están enteros". Entonces, vas cambiando de parecer. Al principio ni soñábamos que eran capaces de hacer lo que hicieron, íbamos con una bolsita con medicamentos, con ropa interior, lo que más nos importaba era que no iban al dentista... imaginate ¡qué retardadas!

8) Todavía no se conocían los detalles de lo que pasaba.
No, no podíamos creer. Cuando empezaron a haber informes de campos de concentración decíamos "¿cómo fuimos tan ignorantes? ¿Cómo no sabemos lo que es capaz de hacer el enemigo?" Y ahí, las madres fuimos las primeras que armamos un mapa con 340 campos de concentración que había en la Argentina, y lo teníamos en nuestra casa, en la puerta, porque la gente no quería creerlo. Vos podías tener un campo de concentración al lado de tu casa y no sabías. Las comisarías tenían sótanos, había casas especiales para tortura y eso lo aprendimos a las piñas.

9) Recuérdeme el origen de Madres de Plaza de Mayo.
Después que mi hijo desapareció, me decían "andá a la curia, andá a los milicos, andá a los jueces", te mandaban a todas partes y en todas rebotabas. En la iglesia te decían "rece señora", los jueces no te recibían los habeas corpus o te mandaban presa, te decían "esto no es una almacén, ¿cómo me va a pedir un certificado?" A nosotras nos parecía que Naciones Unidas salvaba a la gente, pero si vos no mandabas la fotocopia del habeas corpus sellado por el juez no te recibían la denuncia, entonces nos agarraba una desesperación... Y los jueces no te querían dar nada, y después nos empezaron a cobrar los habeas corpus, había que pagar para que te dieran un recibo. Así que fue muy difícil. Nos veíamos las mismas en todos lados. Un día me avisaron que se iban a juntar en la Plaza de Mayo y empezamos a ir.

10) ¿Usted es de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo? Le pregunto porque hay quienes dicen que se integró después.
La historia de las Madres, realmente, no incluye una fundación. Hubo una creación de Azucena Villaflor de Vicente que estando en la iglesia de los milicos, Stella Maris, donde había un sacerdote que decían que sabía de todo, dijo "basta, no vengamos más acá, vamos a la plaza". Ahí explotó. Después hay quien dice "estaba Periquita, Mariquita, la hermana de Fulano"... no es verdad, no nos acordamos. No hubo un acto de fundación, si alguien quiere decirlo que lo diga, no lo voy a discutir. Nosotros no fundamos nada, creamos.

11) Azucena fue secuestrada y desaparecida.
Azucena, con Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce, eran las que más sabían: Azucena era de familia peronista, tenía presos por todos lados, ya sabía lo que era. Esther venía de Paraguay huyendo de la dictadura de Stroessner, era una militante revolucionaria que a nosotros nos dijo que se llamaba Teresa, venía clandestina. Y Mary Ponce trabajaba con la Iglesia del Tercer Mundo. Eran las tres que más sabían, no se llevaron a cualquiera, no fue que (el capitán Alfredo) Astiz le dio un beso a una... eso es un invento.

"Primero pensábamos ‘no importa lo que les hagan, pero que no los maten'. Cuando nos enteramos de las torturas que les hacían preferíamos que los mataran"

12) Astiz fue un militar que se infiltró en Madres de Plaza de Mayo.
Claro, dijo que tenía un hermano desaparecido y que no tenía madre. Había dos de nuestras madres, Susana y Rosa, que vendían el diario en la plaza y lo acompañaban a tomar el colectivo para que nadie se lo llevara. Lo que se reiría el hijo de puta... Él se anotó como Gustavo Niño y después del secuestro (de Azucena), cuando se fue a Francia, era Eduardo Escudero y una presa política que estuvo allá, que lo había conocido, nos mandó una carta en marzo del 78 diciendo que el Eduardo Escudero de allá era el Gustavo Niño de acá y el capitán Alfredo Astiz, de la Marina. Y ahí recién nos enteramos.

13) ¿Qué ha sido de la vida de Astiz?
Está preso. Preso bah... está con todas las comodidades pero está preso. En una cárcel común.

14) Cuando a usted y sus compañeras las llevaban detenidas, muchas veces las dejaban en una celda con un cadáver.
Sí. Cuando vieron que no nos podían vencer aunque nos llevaban todos los jueves, empezaron a ponernos de a una en una celda con un cadáver. Y claro, vos no querías mirar quién era. Igual no se podía saber porque era un cuerpo ya en mal estado, pero la gente salía desesperada y no quería volver a la plaza. Entonces yo dije: "tenemos que ir muchas, porque si somos muchas los vamos a vencer". Y un día decidimos que teníamos que ir todas, algunas no se animaron, y llegamos a ir 66 madres presas. Nos metíamos en los autos en que se llevaban a una y decíamos "yo también quiero ir". Por eso decían que éramos locas. Y después, en la comisaría, teníamos que inventar cosas.

15) ¿Por ejemplo?
Acá los milicos le tienen mucho respeto al himno, entonces cuando entrábamos nos poníamos a cantar el himno y los tipos se tenían que cuadrar. Y si no, rezábamos. Un día un comisario me llegó a decir "por favor ayúdeme señora". ¡Mirá si yo lo iba a ayudar a él! Nos traían mate cocido y se lo tirábamos. Pasamos muchas cosas, a mí me quemaron la casa, me la vaciaron completa dos veces, torturaron a mi hija en la época que ya estaba el gobierno constitucional. Denuncié a Duhalde porque regenteaba el juego, la droga y la prostitución y vienen a mi casa y torturan a mi hija ahí mismo y la dejaron tirada. Nos hicieron de todo pero no abandonamos, y nunca nos gustó el escritorio.

16) Usted ha dicho que sus hijos las parieron.
Sí, es verdad, porque nacimos a partir de la desaparición de ellos.

17) Si no hubiera pasado lo que pasó, sería hoy una ama de casa como tantas otras.
Sí, igual lo soy porque me gustan las cosas de la casa, me gusta mucho cocinar, me gustan las plantas, no abandono mi casa porque ese es un amor que uno necesita. Tengo a mi hija que es divina y estamos mucho juntas.

18) ¿A qué se debió la división del año 86, en la que se creó Madres Línea Fundadora?
Primero porque acá hubo una lucha de clases, cosa que hay mucha gente que no quiere entender. Acá hay muchas madres que cocinamos... nosotras hace 30 años que vivimos juntas, y había unas que vinieron a último momento y no se sacaban los anillos, nunca lavaron un plato, nunca cocinaron. Me decían: "A la embajada no hay que ir con pañuelo" e iban a la peluquería para ir a la embajada. El pañuelo para mí es el signo de quienes somos. "Vos no hables porque no sos didáctica". Yo no les hacía caso porque no era una cuestión de ser profesora de castellano, sino de decir lo que había que decir. Y después empezó la lucha individual.

"Me quemaron la casa, me la vaciaron completa dos veces, torturaron a mi hija en la época que ya estaba el gobierno constitucional"

19) ¿Qué quiere decir?
Nosotras habíamos armado un colectivo impresionante y de repente, con el gobierno constitucional, capitalismo puro, te meten que te ocupes de tu propio cadáver, reparación económica y un reconocimiento para tu hijo. Entonces volvíamos otra vez a la lucha individual, que era como habíamos empezado. Y dijimos: primero, nuestros hijos no son un cadáver. Ninguna de las que estamos acá quiso recuperar los restos, porque eso también es una manera de poner un final a las cosas. Un muerto es el final, y todavía queda mucho por hacer, porque este proyecto nacional y popular que tenemos con Cristina (Fernández) es el proyecto de nuestros hijos. Y tenemos que hacerlo. Después inventaron, mucho más grave, la reparación económica: 275 mil dólares por cada desaparecido.

20) Ustedes no aceptaron esa reparación.
No, porque no vamos a vender la sangre de nuestros hijos. A la que quería cobrar la reparación yo le decía: "¿Vos tenés hijos? ¿Tenés tres? ¿Por qué no vendés uno? Vivirías mucho mejor, con 275 mil dólares te hacés una casa". "Ay cómo me vas a decir eso". "Ah ¿vos querés que venda los míos y vos no vendés los tuyos?"

21) Hay un momento en el que usted y sus compañeras se transforman en militantes políticas. ¿Cuándo se da ese clic?
Cuando se van las fundadoras nosotros crecimos mucho, porque ellas nos ponían muchas trabas con los discursos, cuando venía alguien importante decían "no hablen de esto". Yo no conocía ni el Sheraton ni el Colón, ¿por qué había que invitarlos ahí? Esa era la lucha que había y cada vez fuimos haciéndonos más seguras de lo que queríamos y eso era estar más cerca de nuestros hijos. Empezamos a reivindicarlos como revolucionarios, que no eran terroristas como no lo es ningún revolucionario.

22) ¿Por qué se alinearon con el gobierno, primero de Néstor Kirchner y ahora de Cristina?
Primero, porque Néstor cuando entró dijo que nosotras éramos sus madres y nuestros hijos sus compañeros. Y eso para nosotras fue lo más hermoso que nos pudo pasar, porque él no diferenció, no dijo "lucha armada no". Dijo: "Todos eran mis compañeros". Eso me pareció de una grandeza y de una humildad impresionantes. Después nos abrió las puertas de la casa de gobierno y todo lo que le fuimos pidiendo fue pasando. Y cuando vino Cristina dijimos "hay que ayudarla", y a pesar de que nos fue muy mal con Schoklender, que nos estafó en 700 millones de pesos que estamos pagando todavía, sentimos la necesidad de trabajar en los barrios. Y lo empezamos a hacer con los militares, cosa que fue muy difícil porque había muchas resistencias.

23) ¿Lo están haciendo hoy?
Sí. Estamos urbanizando las villas. Mucha gente dice que hay que hacerles la casa, pero le hacés la casa y la gente no tiene ni agua, ni saneamiento, ni luz. Entonces la casa, así, no sirve. Así que llamé a los chicos de "La Cámpora", que querían ayudar y al ministro de Defensa (Agustín) Rossi, que se portó diez puntos, y a los militares. Ellos tienen todo, tienen máquinas, tienen ingenieros, tienen camiones, todo, y nosotros tenemos el prestigio de que se sabe que si eso lo empezamos lo vamos a terminar. La gente nos cree. Vamos sin ninguna bandera política, de nadie, y hacemos saneamiento, la calle, el alumbrado público, el agua y la luz. Entonces, el barrio urbanizado es otro barrio: canchitas de fútbol, una o dos plazas, jardín maternal y un lugar para reuniones de la gente del barrio. Estamos trabajando en dos villas.

24) Las Madres de Plaza de Mayo están trabajando junto al ejército que, como institución, es la misma que hace 40 años participó de la represión a sus hijos.
Claro, pero sabemos muy bien lo que trabajó Néstor para cambiarlo, lo que hizo (la ex ministra de Defensa) Nilda Garré para cambiar los planes de estudio. El día que entró, Néstor echó a 60 militares, los capos, y después fueron cayendo de más abajo y después fueron presos. Entonces, hay otros militares, que tienen 45 años, que no tienen nada que ver con aquello. Y si nosotros no reconocemos eso, vamos a tener siempre un ejército de enemigos.

"Un muerto es el final, y todavía queda mucho por hacer, porque este proyecto nacional y popular que tenemos con Cristina (Fernández) es el proyecto de nuestros hijos"

25) Desde sectores de la izquierda se sostiene que el ejército es siempre un instrumento de dominación de clase.
Porque quieren dominar ellos, que no saben nada. Si vamos a dominar con los trosquistas estamos muertos: pura reunión y no hacen nada. Cuanto peor, mejor. Ahora están aliados con el campo y con (el diputado Luis) Barrionuevo, no sé qué criterio tiene esta izquierda.

26) ¿Usted es peronista?
Yo me hice Cristinista, y soy muy de Evita. Mi hermano era peronista y mi papá radical, imaginate en mi casa las que se armaban. A Evita la amé siempre, pero a Perón, como era militar, no le tenía tanta simpatía. Pero también tengo unas cartas que él le escribía a un amigo y si las leés te enamorás de él. Entonces, nosotros creemos que este proyecto nacional y popular no es cosa solo del gobierno, es del pueblo. (Me muestra un ejemplar del diario La Nación del día anterior, cuyo titular dice: "Con La Cámpora y las Madres, el ejército ya trabaja en la villas"). ¿Ves? Buenísimo.

27) ¿Por qué le dio cabida en Madres a Sergio Schoklender?
Él empezó a hacer adhesiones a las Madres en los actos estando preso, y le daban unas palizas tremendas y lo aislaban en una torre. Cuando me entero de su historia, que es una historia muy negra y desdichada de la que no voy a hablar, empecé a ir a la cárcel y a conocerlo. Él no hablaba nada, era un tipo muy callado y empecé a ver la inteligencia que tenía, y pensé que merecía una mano. Fui al (hospital) Borda y saqué a dos chicos de ahí, hicimos primero una revista, después estudiaron y vinieron a trabajar con las Madres. Y los cuatro nos estafaron: los del Borda y los dos Schoklender. Igual no cambio de parecer, sigo creyendo en el hombre.

28) ¿Siente odio hacia los responsables de la desaparición de sus hijos?
Ah sí, claro. ¿Cómo no voy a sentir odio por quien torturó a mis hijos? Veintiún días de tortura uno de ellos. ¿Te parece que no tengo que odiar? Odio de la misma forma que siento pasión y que amo. Es mentira que no se siente odio, la gente se lo guarda o le cambia de nombre, pero el odio existe.

29) ¿Usted dijo que se había alegrado con los atentados del 11 de setiembre?
Sí, claro. Lo que pasa que mucha gente sintió lo mismo pero no se animó a decirlo. Pero no me alegré de que murieran los bolivianos, como me dijeron. Ahí no murieron solo los bolivianos, ahí había una reunión de altos mandos, de alto cogote de las más grandes empresas y los más grandes bancos, que nunca sabremos quiénes eran. Entonces me parecía que alguna vez a los yanquis les tenía que tocar, porque ellos destruyen países enteros y nadie les dice nada. Yo fui a Irak dos veces, conozco Yugoeslavia, conozco lo que pasa en esos lugares, nadie me va a venir a contar.

30) ¿Qué piensa del presidente Mujica?
Bueno, es un tipo que es franco. Yo soy media parecida a él, dice lo que piensa. Después nos critican, claro.

31) ¿Lo conoce personalmente?
Sí, claro, lo conocía de antes.

32) A él no le interesa el castigo a los militares de la dictadura uruguaya. Ha dicho que no quiere ver viejos presos.
Bueno, eso es una cosa personal, yo pienso que el castigo tiene que existir, porque es la manera en que cambiamos y transformamos. La Ley de Caducidad no la apruebo, me parece muy importante que un pueblo sienta que hay condena para quienes son capaces de matar, de violar, de torturar.

"Yo me hice Cristinista, y soy muy de Evita. A Evita la amé siempre, pero a Perón, como era militar, no le tenía tanta simpatía"

33) ¿Tiene alguna expectativa con respecto al Papa Francisco?
Mirá, el Papa para mí fue una sorpresa. Yo acá lo conocía de la catedral. A nosotras nunca nos recibió ni nunca tuve una reunión con él. Cuando asume como Papa y me dicen que viajaba en micro, que cuando llovía subía al micro con una capa y nadie sabía que era él, me llamó la atención. Y empezó a saberse que iba a todas las misas de Mugica, que nunca faltó a una (N de R: se refiere al padre Carlos Mugica, asesinado en 1974 aparentemente por la "Triple A"). Entonces le hice una carta y enseguida me la contestó. Y todas las veces que le escribo me contesta. Me invitó a ir al Vaticano pero le dije que no, porque si cuando estaba acá nunca lo vi, qué voy a ir ahora que está tan lejos. Un día, en la misa del Vaticano, pidió por la salud de Hebe de Bonafini... ¡casi me muero! Me llamó Cristina y me dijo "¿viste lo del Papa? Pidió por tu salud". "Ahhh... ¿qué hice mal?" le dije yo (se ríe).

34) Hay gente que ve con expectativa algunos cuestionamientos que ha hecho al capitalismo.
Tiene discurso y tiene acción. Vos pensá que el tipo se toma un taxi y se va a la misa de un barrio y se pone atrás de todo. El cura, cuando va a comulgar, se muere de un síncope. Son gestos muy importantes: el tipo se quedó en Santa Marta, no quiere los zapatos colorados, no quiere dormir en la cama del Papa, parece que no pero es ir rechazando todos esos privilegios. Yo le he pedido cosas, lo que todavía no me ha respondido es sobre el repudio a la tortura y muerte de 150 sacerdotes y monjas en Argentina. En cada cartita le pongo: "No se olvide de mi pedido".

35) ¿Y él qué dice?
Me contesta frase por frase y me pone: "Bueno, para que eso suceda rece por mí". Y yo no le puedo poner que no sé rezar. Yo no le digo Papa, ni Santo Padre, le digo Francisco. Le pongo: "Francisco, cuando te encuentres con el Papa decile tal cosa".

36) ¿Cómo interpreta que le pida que rece por él para poder cumplir su reclamo sobre los religiosos muertos y torturados?
Como que le faltan fuerzas para eso. Ya ha hecho cosas impresionantes: aprobar los matrimonios entre divorciados, esas pelotudeces que tenía la Iglesia. Lo que le ha dicho a los jóvenes: "Bueno, si no se casan y van a vivir juntos está bien igual". Eso es una apertura enorme.

37) Usted no cree en Dios.
No. Te digo la verdad: a veces me digo quién soy yo para cuestionar a esa gente que no tiene nada y se pasa horas en una iglesia para rezarle a la virgen. Yo me pregunto: ¿qué agradecen, si no tienen nada? Y entonces me digo quién soy yo para no creer. A veces quisiera creer, pero creo en el hombre.

38) ¿Nunca creyó?
Y, pienso que no. Digo pienso porque durante mucho tiempo fui a la iglesia, pero uno no sabe para qué lo hace. Me pareció que era una cosa que no tenía sentido. Yo hablo mucho con mis hijos, todas las noches cuando me voy a acostar y eso me descarga, me alivia. Pienso qué pensarían ellos de lo que estamos haciendo.

"Si hoy tuviera a mis hijos delante les diría que conservaran esa ingenuidad... fueron ingenuos en muchas circunstancias. No pensaban que el enemigo era tan feroz"

39) ¿Cree que hay algo después de la muerte?
Creo que no, porque si no, cuando uno crema a una persona, que queda una cajita así... creo que no. No creo que haya cielo, ni purgatorio ni infierno. Pienso que el infierno y el purgatorio los vivimos acá, y que si aprendemos a ser felices con lo poquito que nos toca, ese es el cielo. Hay gente que no sabe disfrutar una flor, una planta, un niño, los animales que son tan queribles, los hijos que tenemos...

40) Si hoy pudiera tener a sus hijos delante ¿qué les diría?
Que repitieran la historia. Que fueran felices como eran antes, que cantaran, que estudiaran, que vivieran con mucha intensidad la vida. Ellos vivieron con mucha intensidad y mucha felicidad, no eran vidas tristes, pensaban que todo iba a salir bien. Les diría que conservaran esa ingenuidad... fueron ingenuos en muchas circunstancias. No pensaban que el enemigo era tan feroz.


Montevideo Portal / Gerardo Tagliaferro
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