Tributo a Escanlar
Las cosas en su sitio (II parte)

Gustavo Escanlar respondió a los usuarios (II)

El periodista de Zona Urbana y las Cosas en su Sitio, Gustavo Escanlar, respondió de forma contundente a tus preguntas. Una entrevista entre vos y uno de los personajes más controversiales del país...
2004-06-01T00:00:00
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8) Gustavo: ¿por qué tomas una actitud despechante en tus comentarios? ¿cómo fueron tus comienzos?
Andrea


Gustavo: Empiezo por el final: mis comienzos en la vida fueron en 1962.
Alguien dijo alguna vez que toda vida tiene siete bisagras, siete momentos en los que cambia radicalmente. Yo ya voy por el tercero. Pero vamos por orden.

Mi primer vida fue normal y ordenada. Aunque niño rebelde, con Martín Lasarte, eximio futbolista y director técnico, nos turnábamos y competíamos a ver quién era el mejor de la clase. Jugando al fútbol, eso sí, él era mucho mejor que yo. Fui a los Talleres don Bosco. Escribía bastante bien, leía de todo -Billiken, Anteojito, Charoná- y veía muchísima televisión, pero nunca los productos para niños. Solo Pilán. En los actos de fin de año, me encantaba actuar y recitar y cantar. Era uno de los líderes del coro. Después fui al liceo Seminario. La censura cruel de los adolescentes hizo que dejara de cantar y que me dedicara al estudio y a enamorarme en secreto de compañeras todas más altas que yo. También hizo que dejara de escuchar a Sandro para empezar con Beatles y terminar con Yes. El último casete que me compré, cuando terminé preparatorios, fue The Wall. La vi en Buenos Aires y tenía miedo que la policía me estuviera esperando a la salida del cine para llevarme preso. Presos nos llevaron en el 80, en la estación de AFE, porque andábamos con Pablo y Marcelo llevando una escarapelita del No en la campera.

Cuando terminé preparatorios no sabía qué hacer. Ya no era el mejor alumno. Era el rebelde, el guionista de la clase. Edité dos periódicos. Uno contaba, con mucha ironía, los partidos de fútbol de salón de la clase. Era el Superdeportivo. El otro publicaba fotos de compañeras, profesores y profesoras trucadas. Arriba iba la cara de la víctima y abajo el cuerpo de una chica de Divito o una mujer desnuda. La autoridad lo confiscó. Yo me hice el gil, y responsabilizaron a Peter Coates (lo perdonaron porque él siempre estuvo del lado del poder, ahora es secretario o algo así de Arana ) y al Tuco Sánchez (que tampoco sufrió un castigo muy grande, aunque no era tan alcahuete como Peter). Elbio López, el adscripto, rompió la revista -ahora sería muy valiosa - y les dijo 'aquí no pasó nada'. Cada tanto -una vez por semana , más o menos- el cura Bazzano nos sacaba de clase y nos preguntaba, después de un silencio largo y bastante incómodo... '¿vos te tocás?'. Ahí aprendí una lección que siempre me acompañó y me acompaña todavía: 'ante la autoridad, siempre negá... vos negá siempre'. Bueno, esos fueron mis comienzos.

Como no sabía qué hacer me metí a estudiar medicina. No tenía nada que ver conmigo. Pero duré seis años. Aproveché esa especie de 'moratoria adolescente', ese 'changüí', para leerme todo, para ir al cine casi todas las noches, para autoeducarme, para hacer lo que el liceo no hizo. Y en esos tiempos descubrí lo que quería: escribir. Usaba barba larga. Mis compañeros de medicina creían que estaba loco. El periódico del gremio se negaba a publicar mis artículos anarcos y cuestionadores.

El punto de inflexión, la bisagra, el comienzo de mi segunda vida, fue durante y después de la lectura de Rayuela que me recomendó una amiga anarca de la que estaba enamorado y nunca me dio pelota. La famosa Anaclara (hubo un tiempo en que todas las chicas querían ser Anaclara). Y Rayuela hizo que largara todo. Simultáneamente el semanario Aquí publicó una entrevista a Benedetti donde decía no se qué de los jóvenes, medio que los puteaba, decía que estaban en otra. Y yo, que había leído al viejo en libros forrados para que los milicos no supieran que lo leía, que me había emocionado con La tregua y con Montevideanos, esperaba que el viejo hubiera vuelto un poco más generoso con nosotros, con los pendejos que lo llegamos a adorar y no tuvimos más remedio que comérnosla acá y que tratábamos de conseguir todo lo que hacía en Buenos Aires, o con algún amigo que viajara a Europa. Me calentó esa soberbia de don Mario y escribí una carta a Aquí diciendo todas las cosas que estaban haciendo los jóvenes y que los viejos ninguneaban desde Brecha, sobre todo. Gané un concurso de periodismo en Brecha - Mirá que mezquindad: el primer premio lo declararon desierto. A mí me dieron la primera mención. El segundo y tercer premio también desiertos. Fui a hablar dos o tres veces con los capos de Brecha. No nos entendìamos. Ellos querían que escribiera y que pensara igual que ellos. Y yo leía Cerdos y peces.

Y Benedetti se enojó tanto con que Aquí publicara mi carta de lector que renunció a seguir en el consejo editor del Semanario.''¿Esto es lo que don Mario entiende como tolerancia y pluralismo?", pensé yo. Y escribí otra carta de lectores, esta vez más larga , para Cuadernos de Marcha. Tomás Linn fue el único que tomó en serio lo que escribí en aquel momento.

Después organicé, con Carlos Muñoz y Rosario González, Arte en la lona. Averiguá qué fue eso. En su momento, año 1988, tuvo su importancia.

Y cuando estaba a punto de irme a España me llamó Alejandro Bluth para decirme que escribiera en Punto y Aparte. Desde ahí no paré. Pasé por mil publicaciones. Estuve en Lea, en Relaciones, en Aquí, en Búsqueda, en Tres, y ahora estoy en Búsqueda de nuevo. Y en Galería, que me encanta. En radio empecé hace dos o tres años. Jamás pensé que podría llegar a irme bien. Y en tele, después de dos intentos que más vale no acordarse, el año pasado, con Zona urbana.

Y escribí cuatro libros. Hay dos que todavía podés conseguirlos en librerías, o fotocopiarlos.

La primera parte de tu pregunta no la entiendo. No sé qué es 'despechante'. Supongo que te referís a que soy terminante, soberbio. O algo por el estilo. Y no tengo respuesta. Es parte de mi personalidad. Creo en lo que digo. Soy vehemente. Y uno de mis referentes periodísticos es Sánchez Padilla. Por lo menos en lo que se refiere a saber manejar un show televisivo.


9) Pregunta: ¿los periodistas tienen miedo de algunos comentarios en Uruguay (periodistas uruguayos)?
Sergio

Gustavo: Puedo hablar solo por mí. Y yo no tengo miedo de hacer ningún comentario. Y me banco las consecuencias que ello pueda generarme.

Te puedo decir, también, que la sociedad uruguaya si tiene miedo de escuchar ciertas cosas. Y no le gusta que se las digan. 'Eso pasa en otro lado, acá no pasa, nosotros somos cultos y civilizados', prefiere pensar, prefiere que le digan. Por eso pensé, al principio, que Zona Urbana no iba a funcionar, que la gente no iba a aceptar el espejo que le ofrecíamos. Debo reconocer que ante mi pesimismo, terminó teniendo la razón la visión y la confianza de Ignacio Alvarez, quien siempre tuvo la seguridad de que Zona Urbana sería un éxito, un oasis en el desierto del periodismo televisivo uruguayo.


10) Quisiera conocer las tres primeras palabras que asocies con: Mujica, Abdala, Graciela Rompani y Morroni.
Gracias. Daniela

Gustavo: Mujica: guerrillero, rehén, demagogo, carismático, marketinero.

Abdala: soldado, gran persona , ferviente defensor de las libertades.

Graciela Rompani: esposa de Pacheco, esposa del poder, cirugía plástica.

Morroni: víctima inocente, mártir, víctima inocente también del uso político que hicieron de él, títere, pobre muchacho incitado a concurrir al matadero, un ejemplo más de la irresponsabilidad de algunos dirigentes que se dicen progresistas.


11) ¿Cuál es la mejor definición para el periodismo que usted y sus colegas de ZU practican?
Gabriel Schiavoni

Gustavo: Periodismo televisivo.


12) Creo que los programas donde participás tienen una escuela periodística clara y definida, con su respectivo objetivo: llegar a los puntos más altos del rating. ¿Se podría decir que las carreras en Comunicación de las Universidades privadas, como lo establece una columna en Brecha, marcan esta nueva forma de encarar el periodismo en nuestro país? ¿Qué opinión te mereció esta columna?
Un saludo
Juan

Gustavo: No estoy de acuerdo con la formulación de la pregunta.

No es correcto que el objetivo sea llegar a los puntos más altos del rating. Y me da pereza explicarlo: creo que vos, Juan, ya tenés tu opinión formada y no vas a escuchar lo que yo intente decirte. No somos sensacionalistas ni amarillistas. Mostramos las cosas. El rating es solo una consecuencia secundaria. Todos queremos que nos vean. Pero también queremos, más que nada, hacer las cosas bien. Si quisiéramos solamente rating nos desnudaríamos en cámara y todo el mundo nos miraría, aunque sea para reirse.

En cuanto a la formación de las universidades privadas, la desconozco. No fui a ninguna de ellas. Solo durante un par de semestres fui docente en la ORT, en Taller de redacción, y me llamó la atención lo poco formados que llegan los alumnos desde Secundaria. Y lo mal que salen de las escuelas o universidades de periodismo también.

La columna de Brecha me pareció tendenciosa y llena de prejuicios. ¿Por qué no ven el programa sólo como lo que es, un programa de televisión? ¿Por qué esa mentalidad uruguaya, paranoica, de pensar que siempre alguien está por detrás de todo moviendo los hilos, conspirando? Qué pereza. Parece que vivimos en los años 60.


13) ¿De qué político sos partidario o al menos simpatizante?
Alejandro

Gustavo: De ninguno.


14) ¿Alguna vez te han ido a buscar a alguno de tus programas para incriminarte o golpearte por algo que hayas dicho o hecho? ¿Cuándo y quién?
Mauro de Malvín

Gustavo: Dos veces. No vale la pena recordarlos.


15) ¿De quiénes son las críticas que aceptas para mejorar tu trabajo, si es que aceptas alguna? ¿Quiénes son tus referentes en tu profesión? ¿Cuál es tu "leit motiv" a la hora de trabajar?
Olga, 49 años

Gustavo: Escucho todas las críticas. Acepto solo las bienintencionadas. Escucho a todo el mundo. Todos tienen un poco de razón. Por supuesto, escucho a mis compañeros y a mis productores. Iván Ibarra, el productor de Zona Urbana, es un referente importantísimo. No solo 'inventó' el programa, sino que también tiene un conocimiento de la oportunidad y el 'timing' televisivo del que me gusta aprender. Le encanta trabajar, es el primero en llegar y el último en irse y es un gran compañero. Es nuestro par, cuando podría perfectamente ponerse en jefe. En la radio, el mismo papel le asigno a Iván Kirichenko, poseedor de un gran sentido común, el menos común de los sentidos, gran perro de caza, gran laburador, y dueño de una lucidez implacable y una solidaridad a prueba de balas y, sobre todo, de piñazos. A esta altura del partido, Ignacio Alvarez es un hermano. No me tiene que sugerir nada: mirándonos ya entendemos lo que nos estamos diciendo. También escucho mucho a mi mujer Eleonora, crítica despiadada y acertada casi siempre. Y por supuesto a Ligia Almitrán, que sabe de radio más que ninguno de nosotros, y a mis compañeros de Búsqueda. Los consejos de Danilo Arbilla, Claudio Paolillo, Mónica Bottero, Tomás Linn y Raúl Ronzoni siempre, siempre, son aceptados. Un referente más lejano es Elvio Gandolfo, con quien compartí miles de charlas preciosas y valiosísimas en los comienzos de mi carrera. Hay dos o tres oyentes a los que siempre escucho, porque sus comentarios me guían y me son valiosos: Amaca, Freddy, Jumpin Jack Flash, el Pistero Juan.

Y mi leit motiv creo que ya lo dije: me encanta, me encanta, me encanta, comunicar entreteniendo.