"Estoy orgulloso de que nuestro Gobierno vuelva a alinearse detrás de los valores judeocristianos en momentos en que el mundo está en problemas y desde mi país veo cómo mi madre patria es la frontera democrática ante la irracionalidad".
Entrevista de Ana Jerozolimski
P: Sergio, muchas veces, en distintas ocasiones, hay actos significativos a nivel nacional y comunitario. Creo que lo que se vivió en Uruguay la semana pasada, en torno al Día Internacional de Recordación de las Víctimas del Holocausto, fue algo sin precedentes. ¿Qué pasó? ¿Por qué esta vez fue tan emotivo?
R: Por lo que yo tengo memoria, creo que este año -que fue el primero de mi mandato como presidente del Comité Central Israelita- fue el año en donde más sufrimos como judíos la incomprensión o animosidad de cierta parte de la sociedad. Para muchos fue el peor año de nuestra historia en nuestro relacionamiento con las autoridades.
Es bueno destacar que en el 2016 cumplimos 100 años como colectividad con instituciones funcionando. Nunca nos había pasado lo que nos sucedió en plena guerra entre Israel y Hamas, cuando a nivel de Gobierno se utilizó el término genocidio. Es cierto que enseguida se quiso reparar la situación, pero el daño estaba hecho y grupos antisemitas aprovecharon la ocasión para hacer pintadas y otro tipo de demostraciones violentas. No fue la primera vez que sucede e incluso no tenemos claro si fue peor que otras veces, pero la existencia esta vez de redes sociales hizo que todo se agrandara y doliera más a la vista y a los corazones.
P: Sin duda, fueron meses muy difíciles y los judíos uruguayos lo sentimos, en el país y afuera, con mucha preocupación. Y la sensación, hace ya un tiempo, es que se hace un esfuerzo por cambiar de rumbo.
R: Así es. Hay quienes dicen que fue un aval oficial a raíz de aquellas declaraciones infelices de agosto y algún comunicado fuera de tono. El tiempo pasó, recibí personalmente muchas señales del Gobierno de querer curar las heridas y de a poco se fue acomodando todo hasta llegar a un apoyo muy fuerte del Gobierno nacional, a través de su presidente, del Ministerio de Educación y Cultura y del Gobierno departamental, además de numerosas organizaciones sociales.
P: El Ministro de Educación y Cultura, profesor Ricardo Ehrlich, en una entrevista que publico en este número habló de un homenaje a la colectividad judía. Sin minimizar ni por un momento lo bueno de algo así, lo que eso transmite en términos de cercanía, es ineludible recordar justamente todos esos momentos distintos y muy difíciles que tú recién mencionaste. Y me pregunto si ese "homenaje" al que hacía referencia el ministro Ehrlich no fue concebido cuando se sintió que se había roto algo, que había ocurrido algo malo que debía ser arreglado.
R: Pienso que hubo una actitud clara de remendar lo que había pasado. Y para mí es de recibo. Tengo derecho a ofenderme si algo me resulta ofensivo, pero también puedo comprender que quienes se equivocaron quieran pedir disculpas explícitas o a través de otro tipo de situación. También entiendo que Uruguay vive una situación regional que no siempre le deja mucho margen de maniobra y hay contextos que no siempre se pueden obviar.
P: Estás hablando de la política de bloques en el continente, que a veces traga a Uruguay...
R: Te doy un ejemplo concreto. En Israel hay 95 embajadas. Sólo cinco llamaron a sus embajadores durante la guerra, todos latinoamericanos, y cuatro sudamericanos, como Bolivia, Brasil, Chile y Ecuador. No debe ser fácil para Uruguay despegarse de sus vecinos. Lo entiendo, aunque no lo compartí. Lo discutí y luego de la guerra cambió de actitud.
El canciller Almagro, con quien tuve una fuerte polémica, votó en Naciones Unidas y otros organismos a favor de Israel y emitió rápidos y contundentes comunicados cuando se dio la serie de atentados en suelo israelí. Esos comunicados hablan por sí solos. Estos últimos seis meses fueron diferentes y sirvieron para recomponer relaciones entre el Comité y la Cancillería. De más está decir, porque ya lo he dicho, que tenemos la firme convicción que con Tabaré Vázquez en la Presidencia y con Rodolfo Nin Novoa en Cancillería la relación será estupenda.
P: Volviendo a los actos de la semana pasada. Te has movido mucho para todo esto, tú y el Comité Central Israelita que encabezas como tal. ¿Qué me puedes contar de la interna de toda esta movida?
R: Todos los años el Comité se ha movido para que los homenajes fuesen importantes. Este año debo reconocer que el Ministerio de Educación y Cultura con el ministro Ricardo Ehrlich a la cabeza hizo mucho para que fuese lo que fue. El detalle de todos los actos ya es bien conocido: la inauguración de la muestra Ana Frank en el atrio municipal, la sesión del Parlamento con palabras de legisladores de todos los partidos, la cadena nacional con el presidente y el acto en el Salón Azul del Municipio. Quisiera recordar que el Parque de la Amistad que se inaugurará en Villa Dolores -y lo menciono porque allí quedará instalada la escultura de Ana Frank que se presentó la semana pasada en el atrio municipal- se ha hecho posible, entre otros, con fondos de organizaciones judías que han aportado lo suyo.
P: ¿Qué elementos destacarías tú de lo que viste en los últimos actos?
R: Yendo por partes, la presencia del presidente Mujica, además de ministros como Liliam Kechichián y Ricardo Ehrlich el lunes en la entrega de la escultura de Ana Frank y apertura de la muestra, fue una señal importante. También estaban las más altas autoridades de Presidencia y de las direcciones de la Intendencia de Montevideo, con Ana Olivera a la cabeza. La presencia de sobrevivientes del Holocausto fue algo imposible de pasar por alto. Tanto Ricardo Ehrlich como Ana Olivera ofrecieron discursos emotivos que conmovieron a los presentes.
El martes, las barras del Parlamento quedaron chicas. Repleto con fuerte presencia de los jóvenes de las 7 tnuot, agrupaciones juveniles que asistieron con sus uniformes, sobrevivientes con la incansable Rita Vinocur y los chicos del Proyecto Shoá, embajadores de países amigos de Israel y el pueblo judío, el cardenal Sturla, el PIT-CNT con Fernando Pereira a la cabeza, instituciones como la Confraternidad Judeocristiana y las entidades armenias, entre otros, dieron un marco imponente. Los discursos de Jaime Trobo, Carlos Varela y Aníbal Gloodtdofsky fueron enérgicos, emotivos, claros, y el senador Solari hizo una moción por un minuto de silencio que fue imponente.
La cadena a la noche fue como la habíamos imaginado. Sin dobles mensajes. Con clara referencia a los genocidios que sufre y ha sufrido la humanidad para que no quedaran dudas en aquellos que quieren confundir a la gente.
Todo culminó el miércoles con el Salón Azul de la Intendencia repleto con más de 600 personas. Desde los jóvenes judíos sionistas hasta los sobrevivientes del Holocausto, y otra vez armenios, afrodescendientes, iglesia, sindicalistas, organizaciones de derechos humanos, gente de la cultura (pude ver a Cristina Morán), y varios ministros como Francisco Beltrame, ministro de Vivienda, la futura ministra de Industria Carolina Cosse, la cúpula del ministerio de Defensa, además de Ricardo Ehrlich, que fue el organizador. El impacto del poema leído por Iván Solarich y el canto de la nieta de Ana Vinocur con el Himno de los partisanos con las 600 personas de pie, con gente como Juan Rául Ferreira cantándolo mientras lloraba, no será olvidado jamás por quienes allí estuvimos. La alocución del Prof. Óscar Destouet fue impresionante y emocionante. Todo finalizó con la presentación por parte del Correo Uruguayo de dos sellos alusivos, uno al campo de Auschwitz y otro con la foto de Ana Vinocur. Las principales autoridades fueron llamadas a matasellar un sobre cada una.
P: Muy fuerte toda tu descripción... ¿Hubo alguien que se acercó, que haya querido estar presente y que te haya sorprendido por ello?
R: Quiero destacar la llamada especial de Paul Riezler, un uruguayo descendiente de alemanes que preside la Cámara de Comercio e Industria Uruguayo-Alemana. No me sorprendió, por tratarse de una persona que quiere mucho a los judíos, pero es justo destacarla.
P: Todos sabemos que hay sectores en la política nacional que tienen buen relacionamiento con la colectividad e inclusive su visión del tema Israel es tradicionalmente cercana y positiva. Hay algunos círculos que quizás el promedio de la gente perciba de otra forma. Por ejemplo, se hizo presente en el acto del Parlamento nada menos que Fernando Pereira del PIT-CNT, y tú publicaste después una preciosa foto, que yo reproduje en el Semanario, en la que estás con él, con Juan Raúl Ferreira y el arzobispo Sturla. ¿Te sorprendió que Fernando haya ido? Creo que ese tipo de gestos son especialmente importantes.
R: Para nada me sorprendió su presencia. Yo sabía que vendría él como luego estuvo Fernando Gambera el miércoles y subió al escenario a matasellar un sello. Hace un tiempo nos reunimos con la cúpula del PIT-CNT. Si bien no habíamos reclamado nada, ellos quisieron aclarar su posición sobre la labor de la organización en el tema de los llegados de Guantánamo y quedamos en excelente relación, que se irá profundizando.
Te adelanto que en la futura Plaza Pepe D'Elía -para la que el PIT-CNT está trabajando- el Comité Central Israelita instalará una placa en memoria de los cientos de judíos que fundaron el movimiento sindical, lucharon por su grandeza, fueron presos, torturados y hasta muertos en defensa de sus ideales. Esa descripción la hizo el mismo Fernando Pereira a la salida del Parlamento.
P: Qué bueno esto que contás, qué importante destacarlo. Quizás esta es una oportunidad para contar algo, lo que puedas, de la interna de esos relacionamientos que en la prensa suelen verse diferente y que en el terreno permiten proximidades muy positivas. Claro que el ejemplo que recién diste respecto al PIT-CNT es especialmente importante.
R: El Comité Central Israelita tiene excelente relación con todos los partidos políticos que tuvieron representación parlamentaria hasta ahora. También con las demás minorías, incluida la comunidad árabe local. El relacionamiento con la Iglesia, con el papa Francisco y el cardenal Sturla está en el mejor momento de su historia.
P: Estar al frente del Comité Central te demanda mucho tiempo y sin duda mucha energía. Cuando combinamos que haríamos esta entrevista, se me ocurrió que quizás el haber estado en la serie de actos de la semana pasada, tan uruguayos y tan cercanos a los judíos uruguayos, ya justificaba el esfuerzo de este cargo. ¿Estoy exagerando?
R: No estás exagerando para nada. Me dio mucho orgullo la forma en que el Uruguay en su conjunto estuvo a nuestro lado en esta recordación, y confiamos que estará con nosotros también en futuros actos en los que estaremos rescatando los valores de nuestro pueblo y también de nuestra madre patria Israel.
Antes de esta nota estuve en el Comando del Ejército viendo el cambio de comandante con todo los militares respetando a dos ex tupamaros [Mujica y Fernández Huidobro] y a un Gobierno liderado por ellos respetando a las Fuerzas Armadas. Eso es bien nuestro, bien uruguayo. Por eso me enorgullece que la Intendencia inaugure una plaza de la Amistad con Ana Frank en el medio y que nuestro Gobierno vuelva a alinearse detrás de los valores judeocristianos en momentos en que el mundo está en problemas y desde mi país veo cómo mi madre patria es la frontera democrática ante la irracionalidad.
P: Todo esto, sin duda, combina emociones y análisis racionales. ¿Hay algo que quisieras agregar?
R. En primer lugar, quiero agradecer a mi ciudad Montevideo y a mi país Uruguay por todo lo hecho en estos días. Además, quiero hacer llegar un agradecimiento a los canales de TV, a los portales, a los diarios, a las radios por la cobertura realizada en todos los eventos. Fueron claves para que el mundo siga recordando que lo que algunos trasnochados pretenden negar realmente sucedió. Y nosotros estaremos firmes siempre para decirles: "nunca más".