¡Qué sorpresa me llevé en el velorio! Esta semana iba rumbo a un entierro y de camino me vi atorado en una trancadera. Plena ruta... pensamos que era un accidente. Pero en el lugar vimos que el problema eran "los semáforos". Al parecer estaban rotos. Honestamente nunca me había detenido a pensar lo importante que eran en ese cruce. Porque siempre funcionaban bien. Sólo los valoré cuando ya no andaban.
Estos días venimos medios revolucionados con el "Coronavirus". De pronto, todo se suspende. Lo normal de cada día, cambia... Se alteran las prioridades... Lo que siempre funcionó bien, parecería ahora estar fallando. Quizás es un buen momento pa' bajar la pelota y pensar en tantas cosas que solemos "valorar" cuando descubrimos que ya no están. Desde un simple semáforo, tu vida, tu historia... ¡hasta tu propia familia!
El amigo que ese día me tocó despedir; poco antes de morir, estaba bien lúcido (pero por momentos se sentía perdido). Fue entonces que una de sus hijas le dijo: "Papá, vos lo único que tenés que saber; es que tenés una esposa que te adora, cuatro hijos y ocho nietos que piensan que sos el mejor papá y abuelo del mundo..."
¡Su respuesta fue genial! En tono cómplice y cargado de esperanza susurró: "¡Entonces sí que lo tengo todo!". Con ese sentimiento de paz, le tocó partir. Ojalá vos y yo podamos descubrir lo afortunados que somos, valorando a tiempo lo mucho que tenemos. Va más allá de lo material...
Este tiempo de "semáforos rotos" podemos vivirlo llenos de miedo, confusión y ansiedad... O por el contrario: convertirlo en la mejor excusa para apreciar de verdad todas esas cosas que en "la locura" del día a día... quizás nos perdemos de valorar. "La vida nos da limones... ¡hagamos limonada!"
¡Un fuerte abrazo! ¡HCNP!
Por Gordo Verde