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Tras la confirmación de la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva —que lo llevará a ocupar su vieja oficina en el Palacio de Planalto—, Brasil aguarda desde hace más de 24 horas por el pronunciamiento del actual presidente Jair Bolsonaro para que admita la derrota electoral que sufrió el domingo e inicie formalmente la transición de gobierno que culminará el 1 de enero de 2023, día en que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) vuelva a la presidencia.
A pesar del silencio de Bolsonaro, el ministro jefe de la Casa Civil de Brasil, Ciro Nogueira, mantuvo una llamada telefónica de uno de los coordinadores de la campaña de Lula, Edinho Silva, en la cual tuvieron la primera conversación sobre la transición, según consigna Correio Braziliense.
En conversación con el medio brasileño, Silva informó que llamó a Nogueira por pedido del ministro y que él estaba dispuesto a conducir el proceso de diálogo del gobierno de Bolsonaro con el equipo del líder petista. “Resalto aquí la postura republicana y democrática del ministro Ciro Nogueira, declaró Silva.
Pese al silencio de Bolsonaro, el vicepresidente de la República, Hamilton Mourão, también dio un paso para facilitar la transición.
Según voceros de la campaña del PT, Mourão entró en contacto con el vicepresidente electo, Geraldo Alckmin, para ponerse a disposición para el trabajo de empalme y hasta ofrecerle una visita al Palacio de Jaburu, la residencia de los vicepresidentes.
Los detalles sobre cómo se debe dar el cambio de mando están previstos en una ley del 2002, reglamentada por un decreto presidencial del 2010, que establece reglas para que el presidente electo y su equipo tengan acceso a la información del gobierno saliente, así como las condiciones necesarias para trabajar de cara a esa transición.
Lula ha nombrado además interlocutores para que hablen con los líderes del Congreso, con miras a construir una agenda mínima de consenso, para que sea aprobada con rapidez en las primeras semanas de la nueva legislatura, indica Correio. El objetivo es adecuar el presupuesto del próximo año a las exigencias del gobierno electo.
“Es necesario que el gobierno de Bolsonaro abra sus puertas para permitir que técnicamente se haga la transición, que se liberen todos los datos y, políticamente, Lula se encargará de cómo componer el gobierno y cómo restablecer los puentes con el segmentos que quedaron, en este momento, en conflicto”, manifestó el diputado Geraldo Magela, coordinador de campaña de Lula en el Distrito Federal, en entrevista con CB.Poder, consignada por Correio.
Según dijo Magela, el equipo de transición tiene como objetivo “conocer el funcionamiento de los órganos y entidades que componen la Administración Pública federal y preparar los actos de iniciativa del nuevo presidente de la República, para ser redactados inmediatamente después de la inauguración”.
Desde el gobierno actual, el proceso deberá ser liderado por Nogueira, titular de la Casa Civil. Una de las primeras medidas será la creación de 50 cargos que ocuparan los integrantes del equipo del futuro gobierno. Dichos cargos seguirán vigentes hasta diez días después de que asuma Lula.
Según indica el medio brasileño, en la historia del país, desde el retorno de la democracia, no hay registro de problemas en las sucesivas transiciones entre los gobiernos salientes y entrantes, aunque esta vez “pocos apuestan” por “un cambio de guardia sereno”.
Bolsonaro aún no se ha pronunciado sobre su derrota electoral, sobre la instalación de ese gabinete provisional o acerca de quién nombrará como interlocutor oficial para hablar con el equipo ganador. Al ser un proceso regulado por ley, existe la posibilidad de que se convoque al Poder Judicial para garantizar que Lula y sus colaboradores accedan a la información gubernamental necesaria.
Lula ganó las elecciones del domingo con el 50,9% de los votos, frente al 49,1% de Bolsonaro. Según versiones de prensa, el actual presidente informó a sus ministros que no se opondrá al cambio de Gobierno, pero que se pronunciará en las próximas horas sobre algunas objeciones que tiene contra el proceso electoral y las autoridades electorales.
En medio de las dudas sobre la transición, cientos de camioneros bolsonaristas comenzaron a bloquear varias vías del país en protesta por la victoria del líder progresista en las presidenciales, que consideran producto de un fraude.
De acuerdo con los más recientes datos de la Policía Federal de Carreteras, se han contabilizado unos 250 bloqueos en carreteras nacionales y regionales en 20 de los 27 estados del gigante suramericano.
Con información de EFE
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