Dice Roque García (59) que quiere sanar una ciudad enferma, que hoy Montevideo “ha perdido la búsqueda de la belleza”, y que él, un coronel retirado que se jacta de valores como la ética y el liderazgo que le ha dado la carrera militar, es el indicado para recuperar esas pretensiones estéticas de una capital desangelada. Para eso anuncia algunas medidas firmes y rimbombantes: hará un diagnóstico, previo censo, de cada persona en situación de calle, y luego hará una denuncia penal sobre cada una, para que la Justicia decida si envía a estos mendigos a la prisión o a un hospital. Esto en el entendido de la intendencia (IM) como “policía de la higiene”. Además, incorporará militares a la IM para integrar el concepto de “servir”, en contraposición al funcionario municipal que espera el fin de las ocho horas para marcar tarjeta. Pero no es todo.
No le venderá aerosoles a ningún menor de edad, si él resulta intendente de Montevideo por la Coalición Republicana, con la intención de combatir el tagging (esas firmas que ambicionan ser grafitis). Permitirá que cada alcaldía montevideana elija su método para recoger la basura e invertirá en una usina que termine quemando los desperdicios de la ciudadanía. Y llegado febrero, constituirá una Comisión de Ética en el carnaval que funja de censora para determinar qué cuplés mantienen cohesionada a la sociedad, y cuáles son nocivos para la convivencia democrática del pueblo. Es censura, reconoce, igual que los directivos o notables del Inavi, parangona García.
García dice en esta entrevista —en la que bebió y convidó con agua de Jamaica, una infusión en base a flores de hibiscos— que el Escuadrón de la Muerte no existió, que el concepto “terrorismo de Estado” es un “argentinismo” que no existe como tal, porque “los Estados no cometen delitos”, y que los detenidos desaparecidos fueron “un puñadito”.
Roque García vive en Ginebra, Suiza, desde hace dos años, pero se lanzó en una candidatura a la Intendencia de Montevideo, y aunque pierda —“soy el más desconocido por la gente, por lejos”, admite—, dice que insistirá en el camino por “recuperar Montevideo”, una ciudad que ama.
Es coronel retirado, y lo he escuchado decir que, por formación profesional, le son muy caros los conceptos de “orden”, “disciplina” y “ética”. Ha hecho cuestión de estas premisas, en tanto es militar. Explíqueme esto.
Y el liderazgo. La diferencia entre la formación civil y la formación militar, por ley en Uruguay, es esta: los dos hacen matemáticas, los dos hacen geografía, los dos pueden hacer todo. Pero los militares, además de todo, tienen dos capacitaciones diferentes, disciplina y liderazgo. Lo dice la ley. La ética la puede tener cualquiera, pero nosotros tenemos una capacitación diferente a los demás, en disciplina y liderazgo.
¿Por qué se fue a vivir a Suiza?
Porque me casé con quien es mi señora, que trabaja para el Comité Internacional de la Cruz Roja. Ella es canadiense, suspendió su carrera, y se vino a vivir a Montevideo. Después, yo pasé a retiro y hubo una serie de circunstancias, básicamente la guerra en Ucrania, que hizo que el mundo se pusiera un poco más tenso. Y le ofrecieron a ella un contrato muy bueno en Suiza, y era mucho prestigio. Yo me fui hace dos años para allá.
Ha dicho que Montevideo “ha abandonado la búsqueda de la belleza”. ¿Cómo es esto? ¿Está hablando de la falta de limpieza de la ciudad, o de algo más?
No, limpieza e higiene es otra cosa. La búsqueda de belleza se perdió, ¡es horrible! Mirá, en la esquina del Parque Batlle, en una esquina, ahí en avenida Italia, cuando salís del túnel ese que hicieron, hay 20 fierros clavados. Yo pasé una vez por ahí, ¿y sabés lo que es eso? “El espacio de la mujer”. Y caminás 50 metros para adentro y hay una estatua preciosa, de los años 30, que es el monumento a la Maestra, es una mujer con los brazos extendidos y abrazando a los niños del futuro.
Entonces, vos ves la estética de 1930, de 1940, y es una estética impresionante, el hombre trabajando, el ideal del hombre ético y estético, y ahora ves 15 fierros y un montón de hormigón por todos lados, en una cosa que se llama brutalismo. El mejor expositor del brutalismo es Le Corbusier. Él, que era comunista, adoraba el betón. Viene el brutalismo y viene el betón o cemento armado. El cemento armado es muy socializante: que no haya rococó, que sea lo mínimo. Si vos vivís en una ciudad bella, te sentís mejor. A nosotros nos gustan los detalles que tiene esta planta, esta flor, esta madera (habla de la mesa a la que estamos sentados)... Cuando ponés betón, no hay detalles. Montevideo abandonó la búsqueda de belleza. Y todo el mundo me lo reconoce.
Respecto al sistema de recolección de residuos, el principal problema del departamento, ¿cuál es su propuesta?
Nosotros presentamos un sistema grande de descentralización. Que cada alcaldía, con una población de 140 a 150.000 personas —más grande que la mayoría de las ciudades del interior—, que cada alcaldía pueda decidirlo, desde la recolección hasta el reciclado y la disposición final. Que cada alcaldía tenga las competencias técnicas para ello, porque el programa se llama Montevideo 2040, no es algo que se haga con un chasquido de dedos.
Y entonces, por ejemplo, en Carrasco, donde hay pocas casas, muchas de ellas con servicio doméstico, de repente quieren un servicio de container subterráneo. De repente en Masini, donde hay muchos edificios y poco espacio en la vereda, quieren otro sistema de que pasen una vez por día a recoger la basura. Se ha vuelto mucho a usar la bolsa de basura. Y de repente, en el Montevideo rural, quieren con container, como se hace en Canelones. Entonces, que cada alcaldía decida. Al final, nosotros estamos haciendo lo peor que se puede hacer con la basura: enterrarla. Estamos haciendo una pirámide egipcia en la Usina 5 de Felipe Cardozo. Eso es lo peor. Lo que se está haciendo ahora, en el mundo moderno, es quemarla. Para quemarla, hay que poner una usina. La usina le vendería electricidad. Es un proyecto a largo plazo. Una ciudad que no tiene un banco para invertir, porque recauda dos millones de dólares por día. Y todo el día gasta más de lo que recauda… Pero bueno, en cuanto a la basura, pondría un fuerte énfasis en el reciclaje, en decirle a la gente: “Vamos a reciclar”. El aluminio casi todo es reciclable. El vidrio casi todo es totalmente reciclable. Mucho del plástico es reciclable. Creo que el 70% de los residuos son de alguna manera reciclables. Entonces, hay mucho para hacer. Y el resto se quemaría.
Foto: Javier Noceti/Montevideo Portal.
Dijo que aplicaría en Montevideo una motosierra más grande que la de Javier Milei en Argentina. ¿Qué recortaría su motosierra, en caso de llegar a intendente?
Montevideo tiene un déficit estructural. Montevideo es una familia que tiene el wáter-closet roto, el olor a aguas servidas está llegando al living, y hay que ponerse de acuerdo para juntar plata para llamar al sanitario. Y cuando venga, controlarlo bien, porque viste que en cualquier casa de familia, cuando levantás la tapa del water… Mientras conversamos, el colector está quebrado en tres o cuatro lados. La soldadura, parece, se llegó a la roca, se puso cemento, se puso un caño. Eso lo tapó el barro. El barro se mueve y empezó a quebrar el colector. Entonces, por acá está saliendo mierda, en este momento que estamos hablando. Mierda del hospital, de un enfermo, mierda que vos te agarraste una enfermedad… Todo eso está pasando. Lo que va a costar hacer eso es impresionante. Entonces nosotros tenemos un problema económico enorme, gravísimo.
Cuando vos decís, por otro lado, que a los transexuales, que son el 0,75% de la población mundial (en Uruguay no creo que sea muy distinto), les das gratis una entrada al Teatro Solís, que se la podrías vender a otro o se la podrías dar a un niño, o podrías hacer lo que sea… En cambio, tenés una orientación de ayudar a las personas que tienen disforia de género (creo que ese es el nombre técnico que se usa). Ahí tenés una orientación hacia algo. Cuando en realidad tenés unos problemas económicos enormes.
¿Qué tiene de malo regalarle a minorías sexuales, o de otro tipo, una entrada al teatro?
Todo derecho viene con una obligación, que la pagás vos o la paga alguien más. En este caso, la paga el vecino, siempre. Cuando el vecino, además, tiene impuestos que son caros. Nadie nunca me dijo: “Qué poco que pagamos de impuestos y de contribución inmobiliaria”. Además, hay una recaudación abusiva con las multas.
Si vos querés que Montevideo siga siendo una ciudad turística, si querés que los niños vayan a la playa como vos fuiste cuando eras niño, hay que poner mucha plata. Hay que poner mucho control, además, para empezar a hacer las cosas que sabemos que hay que hacer. Voy a empezar por arreglar el colector, pero hay saneamiento, veredas... Ya hasta (la candidata a la IM por el FA) Verónica Piñeiro está aceptando que la limpieza es un problemón. Hasta el Partido Comunista lo acepta. Si ellos te lo aceptan... La limpieza no es un tema de discusión. Lo que sí es un parteaguas es que todos nosotros, los de la coalición, queremos que la IM arregle la vereda, y todos ellos dicen que no. Los tres candidatos del FA dicen: “No, no, que la arreglen los vecinos”. Nosotros decimos: “No, que la arregle la IM”.
Nadie piensa en el vecino. Y el vecino empieza a disfrutar de sus derechos de vecino en el momento que abre la puerta de la casa, y si ya la vereda está rota, o su vereda está bien y las demás están rotas… El vecino paga un montón de cosas. En este caso paga la tasa de saneamiento. Y de repente hay una persona que le defecó en la calle, ahí, en la puerta de su casa o en la puerta del contenedor.
Usted propone sumar militares a la IM para “equilibrar la cultura institucional de Adeom”. ¿Cómo es esto?
En muchos países del mundo se hace así. Vamos a agarrar a un profesional de carrera, el tipo fue comandante y tiene unos años antes de haber sido comandante de algo. Tiene un pack de carrera bueno. Y por dos años se lo presta a cualquier organización estatal civil. Lo vi en Estados Unidos: pueden ir a las prisiones, muchos van a las alcaldías a trabajar. La persona tiene una experiencia enorme en logística o en estrategia, o en prospectiva. O sea, han atendido problemas complejos. Durante dos años la IM tendría para sí a una persona supercalificada, con disciplina y capacidad de liderazgo. Y a la IM le sale cero peso. Están ahí y tenés a una persona que, además, sirve. No trabaja ocho horas por día, no trabaja nunca. Los militares no trabajan. Sirven. Hay una diferencia enorme entre trabajar y servir.
El militar sirve. Yo tengo años de servicio, yo nunca trabajé. Los militares servimos. Él (señala al fotógrafo) viene, saca cinco fotos, y le damos cinco dólares. Y si saca 10 fotos, 10 dólares (una foto, un dólar). Cuando vos servís, vos le decís a él: “Vos sacá todas las fotos que sean necesarias, hasta que quede la mejor foto de Roque”. Él puede hacer cinco fotos y se va, o 500 fotos y se va. Porque servir es hasta que la misión se cumpla. Vos sabés que todos los militares, cada día que entran en el cuartel, no tienen un horario para irse. La licencia no es un derecho para los militares. Los militares no tienen derecho de irse a su casa cada día. El jefe te dice: “Hoy nos quedamos todos”. O sea, la licencia no es un derecho para ningún militar. Entonces, es gente que sirve. No existe decir: “Yo me tengo que ir a las tres de la tarde”. Vos te quedás acá hasta que esto se termine.
Te cuento una anécdota y, por favor, registrala. El otro día me entrevistaron en TV Ciudad. Mirá que en TV Ciudad he tenido tres o cuatro entrevistas, y me han tratado siempre bárbaro. Me citan en el Parque Rodó. A la entrevista van cuatro personas. Una muchacha que es la que me hace la entrevista, un camarógrafo, uno que literalmente levantó la cámara y la metió en el auto, y un chofer que estuvo los 20 minutos que estuvimos conversando, de brazos cruzados. ¿Qué dice Adeom? Es un precepto sindical, lo podés buscar: “Una tarea, un trabajador”. “Tarea permanente, trabajador permanente”. Entonces vos tenés un tipo que pinta paredes, y si le decís: “Pintame la puerta”, te va a contestar: “No, no, yo pinto paredes. Fulano pinta puertas, y Mengano pinta pisos”. Esa cultura institucional, que le ha hecho tanto daño al vecino, la tenés que ir transformando en una cultura más de servicio, porque son funcionarios públicos. Están para la función. Han convertido a los funcionarios para la función en trabajadores.
Sé que le preocupan especialmente las personas en situación de calle en Montevideo. ¿Cómo actuaría, en tal sentido?
Estamos planteando medidas de shock para en seis meses dar vuelta toda la situación y que el vecino vuelva a tener propiedad de su ciudad, y no haya gente defecando u orinando. En este momento hay 3.000 personas en situación de calle, y va creciendo. Nosotros estamos buscando implementar medidas de shock, porque la IM, nadie lo dice, es la Policía de la higiene: lo dice una ley de 1935. Entonces si el tipo orina en la calle, la Policía de la higiene tiene que actuar.
Pero es competencia del Mides a nivel nacional, ¿no?
En equipo, el Estado trabaja, yo hago lo que yo tengo que hacer. Si yo soy la Policía de la higiene, mi rol es llevar a la Justicia a todas las personas identificadas, y sobre todo con un diagnóstico clínico. Porque la mayoría de los que están en situación de calle, se puede dividir en tres grupos: los que tienen problemas psicológicos, los que tienen problemas psiquiátricos y los que ya están rozando lo psicótico. Y todos esos problemas, todos en una espiral descendente, porque se drogan y nadie sale de los problemas psicológicos drogándose.
Y lo que estamos proponiendo es un set de medidas muy concretas: un diagnóstico de todos con denuncia penal. Todos, absolutamente todos con denuncia penal. Porque si orina y defeca en la calle y yo soy la Policía de la higiene, yo se lo tengo que pasar al Estado.
O sea, todavía que tiene el drama de vivir en situación de calle, usted lo denunciaría penalmente…
Y por supuesto, porque entonces, ¿a quién protejo? A él lo protejo, porque está en una situación de dependencia. Es gente que no entiende la realidad en la que está. Una persona que tiene problemas psicóticos, no comprende la realidad. Entonces, yo lo saco de eso. Obviamente, que cuando vos tenés una persona con problemas de adicción...
¡Lo manda a la cárcel!
O lo mando al hospital. Porque ahí la Justicia va a tener que decidir. El Mides no tiene nada que ver en esto. El Mides no es mi problema; si yo soy intendente, mi problema es la higiene de la ciudad, porque alguien tiene que defender al vecino. Mi primer deber como intendente es defender la higiene de la ciudad. Está en la ley.
El vecino tiene derecho a una ciudad limpia. Y paga. Vos tenés derecho a caminar por una ciudad sin que haya excrementos humanos. Es un tema de salud pública, del MSP. Y obviamente, desde la IM lo vamos a apoyar, con psicólogos, psiquiatras, lo vamos a hacer. Pero, primero, vamos a censar y hacer un diagnóstico. Porque hoy nadie sabe cuántos son.
Una de sus propuestas como candidato a intendente de Montevideo es prohibir la venta de aerosoles a menores de edad en la capital. ¿Por qué cree que ésta sería una medida significativa? ¿En qué mueve la aguja?
Porque es lo que se hace en el mundo. Yo hablo del tagging, no de grafitis. Se demostró que adolescentes entre 14, 15 y 17 años firman con aerosoles su seudónimo o ponen sus iniciales. Firman en nombre de la barra no sé cuánto. Sí, podrías meter en cana a un adolescente de 14 o 15 años. Podés hacerlo, podés buscar la sanción penal, claro que sí. Pero lo que se encontró, que era lo más fácil, era simplemente, decirle: “No, aerosoles no vendemos a menores. Mostrame la cédula”. No lo digo yo, hay evidencia internacional. Si con 18 años un pibe te hizo tagging, bueno, ya sos penalmente responsable.
¿Lo metería preso porque hizo tagging en una pared? ¿O puso sus iniciales?
Es un delito. La falta es un delito. En Uruguay no hay faltas que no sean delitos.
¿Por qué digo que la medida de no venderle aerosoles a menores es importante? Porque de todas las medidas que hay, y se han tomado en Nueva York, para combatir el tag, la más fácil, la más eficiente costo-beneficio, es no venderles a menores.
Foto: Javier Noceti/Montevideo Portal.
¿En qué consistiría la Comisión de Ética que controlaría los contenidos de carnaval, tal como usted propone?
Yo creo que funcionaría como funciona el Inavi (Instituto Nacional de Vitivinicultura). El Inavi tiene participantes privados y públicos, que básicamente prueban un vino y dicen: “Mmm, este vino es de calidad preferente, VCP, pero este otro no”. En Inavi se juntan un montón de sabios del vino, que dicen cuáles son los vinos buenos y cuáles no son tan buenos, y cuáles están para competir en Europa. Acá hay censura, sí. En Uruguay hay un horario de protección al menor, vos no podés sacar una película condicionada a las 15 horas, y hay películas condicionadas y otras que no lo son. Hay una censura.
Para mí, es realmente un control de calidad. ¿Por qué? El Estado da dinero para fomentar una actividad cultural, y ha habido críticas de que esa actividad cultural en realidad nos está dividiendo. La crítica más grande es que es poco ético usar el dinero mío para que me insulten a mí. O sea, con mi dinero no me insultes, pará… Esa es la falla ética. El 23% de los uruguayos van al carnaval, al resto no le importa, a muchísimos ni les gusta, y cada vez va menos gente. ¿Por qué? La mayoría de las investigaciones dicen que se ha radicalizado muchísimo y porque hay una especie de discurso casi de odio. ¿Cómo paro eso? Lo paro con una comisión de notables. Hay ejemplos y se puede hacer.
Usted dijo en Buscadores que, por ejemplo, los jurados de esa comisión de notables dirían: “Esta es una crítica sana” y “esta otra es una crítica que no le hace bien al pueblo uruguayo”. Mi pregunta es: ¿quién tiene la potestad de señalar con propiedad qué letra, qué cuplé, es dañino para el pueblo uruguayo?
¿Y quién tiene la potestad de señalar con propiedad que tal película que muestra un seno, o medio seno es apropiada para menores de 16 o mayores de 18? Todos los jueces, y todos los calificadores de calidad, tienen que decidir qué sí y qué no. Y te voy a contar otra cosa: la IM, hoy, junta a dos vecinos que tienen problemas, hay todo un sistema de apoyo a la convivencia de los vecinos, y hay un tipo, bancado por el Estado, que llega para tratar de llegar a la conclusión de si tal ruido es molesto y si tal ruido no es molesto.
¿Y no le parece que eso que propone se parece mucho a la censura que hubo en dictadura?
La pregunta ya me parece una pelotudez de acá a la China, porque la dictadura pasó hace 50 años. Incluso, la sociedad ha sido totalmente distinta en muchísimas cosas, y antes de la dictadura había cosas que no se decían en los carnavales… Mirá, hasta hace muy poco había una ley que no te permitía disfrazarte ni de militar ni de policía en un carnaval. Era para proteger a la figura del policía. Entonces, la nueva comisión de ética juzgará a sus nuevos valores, así como Fiebre de sábado a la noche era para mayores de 18, y capaz que ahora la pasan de día. La sociedad cambiará, y los del Inavi, y un montón de uruguayos que manejan conceptos que hay que aterrizar, pero que existen… porque ahí lo que vos estás haciendo es un reduccionismo. No nos olvidemos que acá el Estado paga…
Como muchas otras cosas donde pone plata el Estado…
Y todas las controla. Desde una política pública vos lo que tenés que buscar son los más altos valores de convivencia y ética pública. El Estado pone la plata para la belleza, para la cultura, para el bien, para la unión de los orientales.
¿Por qué “para la unión de los orientales”? ¿Qué potestad tiene ese notable de una comisión de carnaval para decir que algo no va porque “divide al pueblo uruguayo”?
Si vos hacés un espectáculo privado, decí lo que quieras; pero si es plata del Estado, no. Vuelvo a lo que te decía: ¿cómo saben los sabios que tal vino es VCP y tal otro no? ¿Cómo sabe un línea que fue offside? ¿Cómo sabés si una piña fue involuntaria o intencional? Todos los jueces, juzgan, todo el tiempo. Vos podés tener una política pública como ahora y decir “no pasa nada” y te va cada vez menos gente al carnaval. Desde el punto de vista de la ciencia política, la plata que ponés en eso vale si la sociedad está unida; si no, no vale nada. Tu documento de identidad vale si los uruguayos estamos unidos. Yo lo viví, porque yo estuve en un lugar donde están en guerra. Vos en Siria hoy no tenés un pasaporte, tenés plata en el bolsillo, que no vale nada.
¿Sabés por qué vale la calidad suiza? Porque vos sabés que, si esto dice “calidad suiza”, eso vale, porque hay atrás un pueblo que le da calidad a las cosas. Cuando los uruguayos cada vez, cada vez nos agrietamos más, todos somos más pobres...
Foto: Javier Noceti/Montevideo Portal.
¿Cuál es su opinión del caso Besozzi? ¿Qué saca en limpio de las imputaciones que hizo la fiscal Alciaturi?
Yo no lo investigué, no tengo idea. Tengo una opinión muy firme y muy mala del sistema de fiscales que tenemos en Uruguay. Nosotros teníamos un código donde vos cometías un delito, te pasaban a un juez que investigaba. Investigaba y decidía si te procesaba o no. Era todo un tema si el juez de instrucción procesaba o no. El policía hablaba con el juez, el juez investigaba, levantaba la mano y decía “mándenlo para la casa que no hizo nada”, o “lo voy a procesar”. Ahí se lo pasaba a un fiscal y empezaba el juicio. Ese es el código que teníamos. Tenía algo muy malo: un montón de gente quedaba presa, sin condena.
Por eso el cambio del CPP. Copiamos el código anglosajón, pero no lo copiamos mal, lo copiamos horriblemente mal. Y fue (Jorge) Díaz el que lo hizo. Es el gran culpable de todo esto. En el código sajón, en Alemania, porque es de origen germánico, a los fiscales los elige el pueblo. El loco quiere resolver los casos, pero se presenta a elecciones. ¿No te gusta el fiscal porque es muy duro, o porque es muy blando? Se va, hasta luego. Eso no lo tomaron. Segunda cosa que no pusieron: acá los fiscales son indenunciables. ¿Dónde denunciás a un o a una fiscal? Esta es fiscal del caso Besozzi, si la quieren denunciar, ¿dónde la denuncian?
En Fiscalía. A propósito, dijo en VTV Noticias: “Cuando copiamos el sistema de Justicia lo copiamos tan mal que hemos perdido la apariencia de justicia”. Y en esa misma entrevista dijo: “En la mayoría de los países en serio los fiscales se denuncian ante el Colegio de Abogados y se les puede quitar el título. Acá la denuncia es en Fiscalía. Es casi un chiste”.
Un fiscal es indenunciable. Son fiscales juzgando colegas. ¿Qué pasa en un régimen sajón? Vos te recibís de la universidad, te dan un título y vos después vas al Colegio de Abogados, y ahí das un examen para poder ejercer. De todos los años que vos pagaste, ellos hacen un montón de cosas con eso. Una de las cosas que tienen es una oficina de investigación de abogados. Ellos revisan el ecosistema para que no haya fiscales corruptos y que no haya abogados corruptos. Ellos mantienen la pecera limpia. Cuando vos sos malo, no es que te quitan el título, te quitan la autoridad para ejercer.
¿Y qué otra cosa no copiamos? El rol de la víctima. El fiscal arregla. Vos sos un narcotraficante, me vas a vender a él y yo arreglo contigo, pero mataste a tres. Acá, la familia de la víctima, de esos tres que mató, no tiene nada para decir. Y en el sistema anglosajón, la víctima entra y dice: “A mí no me importa que vos hayas arreglado con el fiscal, vos vas en cana porque mataste a mi hijo”. Acá eso no existe.
En un tuit dijo que los desaparecidos en dictadura fueron “un puñadito” y una nota de La Diaria dice que niega la existencia del Escuadrón de la Muerte. Lo dijo en su canal de YouTube “La soberanía agredida”. ¿En qué se basa para afirmar estas dos cosas?
Cuando dije que son un puñadito, aclaré: “Dixit Topolansky”. Y sí, te lo digo ahora: en Uruguay no existió el Escuadrón de la Muerte. Esto es antes de la dictadura, estamos hablando del 70 y pico, ¿no? Hay cuatro personas que desaparecen mucho antes de la dictadura. Dos no aparecen nunca y dos aparecen con dos carteles que dicen “bala por bala, muerte por muerte”; otro cartel decía: “Vos también pediste perdón” (los cuerpos aparecieron con esos carteles). A ese entonces, los Tupamaros habían matado a 19 policías. Y los cuatro habían sido acusados de matar policías, pero ninguno de ellos había sido procesado.
Entonces, ¿qué es lo que te dice cualquier análisis forense? Fueron policías porque le venían matando a policías. Pero no era un Escuadrón de la Muerte. ¿Por qué? Porque el Escuadrón de la Muerte es el nombre que se le da en ciencia política a un grupo que mata enemigos políticos. Aquel de República Dominicana (NdeR: se refiere a Rafael Leónidas Trujillo) señalaba a uno y lo mataban, pero porque era enemigo político. En Uruguay no hubo un Escuadrón de la Muerte porque los cuatro fueron cuatro pobres locos, no mataron líderes o políticos de izquierda. Un Escuadrón de la Muerte es una organización secreta, bajada por el Estado —ponele la Triple A en Argentina—, que la bancaba Perón con plata del Ministerio de Desarrollo Social. Ahí sí, porque era controlado por el Estado, pagado por el Estado y con un fin político.
Es muy probable y también lo digo en mi canal que un grupo de policías se haya organizado y haya dicho: “A este lo limpio, a este otro también”, porque los policías sabían que sus camaradas habían sido interrogados antes de ser asesinados, por eso es muy probable que hayan dicho “bala por bala, muerte por muerte” y “vos también pediste perdón”. Es decir, es una venganza personal. Al tipo no lo mataron por ser del MLN, ni por ser comunista ni por su ideología. No lo mataron por sus ideas políticas, lo mataron porque había matado policías. ¡Es venganza!
Decir que hubo un Escuadrón de la Muerte es una falsedad porque si no los asesinados serían líderes políticos de oposición y eran cuatro militantes de base de izquierda que habían matado a dos policías o que los funcionarios policiales pensaban que habían matado policías.
El Ejército no tuvo nada que ver y todas estas operaciones terminan cuando las Fuerzas Armadas empiezan a actuar.
Te dicen que hay un fax del Departamento de Estado que dice que había dead squad. Y el fax no dice eso. Yo lo tengo, y el fax no dice eso. Dice que “es probable” haya “revenge”. “Group of revenge”, grupos de venganza. Entonces, ellos mienten, el fax no dice eso. En Uruguay no hubo un Escuadrón de la Muerte. Sostenerlo es una mentira histórica. Punto.
Foto: Javier Noceti/Montevideo Portal.
¿Y decir que hubo un “puñadito” de desaparecidos? ¿A qué llama “puñadito”?
La cifra que dicen es 197. Cualquier persona que te diga que en Uruguay hay 197 desaparecidos te miente. ¿Por qué? Porque más de la mitad ni siquiera estuvieron detenidos. Aparecieron los cuerpos tirados en la calle. De esos, 32 (desaparecidos) fueron en Uruguay y la enorme mayoría en Argentina, mucho antes del Plan Cóndor. El Plan Cóndor es al final del 75, principios del 76. Cuando hablan de los 11 de Chile no había ni dictadura en Uruguay. Ellos escaparon, se fueron a Chile y allá los limpiaron, no por un plan maquiavélico, sino porque los querían matar, porque los chilenos ya estaban en guerra.
La mayoría de los desaparecidos son estos dos que te dije y después hay un pico en el 76 y 77 en Argentina. ¿Cuándo se da? Cuando el gobierno de Perón cae, la AAA es una organización peronista de derecha que mata organizaciones peronistas de izquierda en un gobierno antiperonista que las deja sobrevivir. Y se empiezan a desaparecer gente mutuamente. Esa es la enorme cantidad de desaparecidos de tupas, que muchos habían estado presos o unidos a la organización, se fueron a Argentina, vivieron años en Argentina sin que nada de esto pasara, vivieron en 1973, en el 74, el 75, el 76. Entre 75 y 76 se meten en una organización en la que los tupas se unen con los montoneros.
Entonces cuando vienen los argentinos y limpian a un pueblo, casi siempre los peronistas AAA, los peronistas de derecha, se chupan un montón de gente. Pero a la mayoría los matan. Si vos investigás las circunstancias de la muerte, ves que lo que pasa es que, si les daban un tiro y los tiraban en la calle, como nadie sabía ni quién era, los enterraban en lugares que nunca se vio. Eso es Argentina. El 90% pertenecía a organizaciones armadas que pretendían, por la violencia, instaurar un régimen de partido único. Eso es innegable, hay abundantes videos en todos los lados. Tanto acá como en Argentina, el 90% pertenecía a organizaciones armadas. Yo conozco un caso que no; los demás, todos pertenecían a organizaciones terroristas que pretendían integrar un régimen de partido único.
Los desaparecidos en Uruguay empiezan en el 75-76, son de la segunda represión. Tupas desaparecidos hay muy pocos, son casi todos del PCU, cuando a Rodney Arismendi lo capturamos —lo capturan—, lo ponen en un avión y se va para Rusia. Y, ¡oh casualidad! Uruguay le compra la turbina de Salto Grande a Rusia, que en este momento está funcionando. Y ¡oh casualidad! aparece un archivo que ¡oh casualidad! es el fichero completo del PCU. A Rodney Arismendi lo cambiaron por el fichero. Lo dije, lo digo y lo sostengo en cualquier lado. El fichero se llamaba “Fichero Arismendi”. Y ahí estos locos llegaron y empezaron a reprimir. Esa es la represión en Uruguay: 75-76. ¿Cuándo termina? Cuando asume el Goyo (Álvarez) y dice “se terminó”. Ahí se terminó el proceso de detención forzada en Uruguay. Llega el Goyo y no hubo más.
Y según sus estimaciones o estudios, ¿cuántos serían los desaparecidos?
Ya lo hizo la Universidad de la República, hay tres tomos escritos por 11 historiadores. En Uruguay son 32. Lo hizo (Álvaro) Rico, del Partido Comunista, y 11 investigadores de la Udelar. Dicen que son 168 en total (en Colombia, Paraguay, Chile, Bolivia y la mayoría en Argentina), está escrito. ¿Y por qué llegan al número de 197? Porque empiezan a meter casos que Rico no acepta, refiere a muchos que nunca tuvieron actividad política...
Madre y Familiares dice que son 197 desaparecidos…
Ah, pueden decir cualquier cosa, son unos fantasmas, unos mentirosos… Porque te dicen que Fulano es un desaparecido, y les decís: “No loco, le pegaron un tiro en la puerta de la casa”. Están los de Formosa, alguien intenta tomar un cuartel, y el Ejército argentino los captura, los pone contra la pared y les pega un tiro a cada uno. ¿Está mal? Está mal, bárbaro, pero no son detenidos y no están desaparecidos.
Entiende que son 197 en total, y traen un pelotazo que es eso del “terrorismo de Estado”, que es un oxímoron, porque los Estados no cometen delitos.
¿Cómo?
El terrorismo de Estado es un término que no se usa en el mundo. Googleá “terrorismo de Estado en Cuba”, googleá “terrorismo de Estado en Colombia”… ¡No hay, no se usa! No se puede usar. La Corte Penal Internacional de Roma tiene un fiscal, que es elegido por la asamblea de la ONU, que es el tipo que más sabe de acusación penal sobre derechos humanos. A ese tipo en su vida se le ocurrió decir terrorismo de Estado. Cuando acusan a (Benjamin) Netanyahu de lo que hizo el Ejército israelí no ponen ese término. El término no se usa en el mundo; es un argentinismo. No se usa en el mundo, porque es un oxímoron jurídico: los Estados no cometen delitos. Lo trajeron a Uruguay y Argentina para que el Estado les pague a esa familia que el ejército argentino —sin ninguna intervención de ningún oficial uruguayo— le pegó un tiro y dijeron: “Es el Plan Cóndor”, bueno, entonces el Uruguay paga. Fue una movida jurídica para que esas familias cobraran.
Tras la campaña electoral de cara al 11 de mayo, ¿cuál es su plan? ¿Volverse a Suiza? ¿O quedarse en Uruguay haciendo política?
Yo vivo en los dos lados, voy y vengo. ¿Qué va a pasar después del 11? No sé... Mi proyecto se llama Montevideo 2040. Saque pocos votos o muchos, voy a seguir enganchado a la política municipal. Seguramente en dos años me presente a la elección de los consejos vecinales, y dentro de cinco años me presentaré (a la IM) para recuperar Montevideo. Nunca me vas a ver en una lista de diputados o senadores. A mí no me interesa la vida política, me interesa recuperar Montevideo.
¿Es feliz Roque?
Sí, superfeliz. Y amo Montevideo.