Los restos del exmandatario peruano Alberto Fujimori (1990-2000), quien falleció el miércoles a los 86 años, fueron despedidos con honores de Estado en el Palacio de Gobierno de Lima por la actual presidenta de Perú, Dina Boluarte.
El cortejo fúnebre de Fujimori fue recibido en el patio principal de la casa gubernamental “conforme a los honores póstumos que se rinden a un exmandatario”, según señaló la Presidencia en un comunicado.
El féretro fue cubierto con la bandera de Perú y llevado por cargadores sobre una alfombra roja hasta el patio, donde el regimiento histórico Húsares del Junín le rindió honores y se dispararon las tradicionales 21 salvas.
La banda militar entonó la marcha de banderas peruana y luego una marcha fúnebre, mientras Boluarte y sus ministros reiteraron sus condolencias a los familiares sin ofrecer ningún discurso; luego, el féretro fue llevado nuevamente hacia la carroza.
Poco antes fue trasladado desde la sede del Ministerio de Cultura, donde fue el velatorio a partir del jueves pasado, hacia el Gran Teatro Nacional, donde se celebró una misa de cuerpo presente.
Al término de la ceremonia religiosa, Kenji, el hijo menor del exmandatario, dio un discurso de despedida en el que abundaron las referencias políticas y dijo que su padre “nunca va a morir” y fue “el mejor presidente de la historia” del Perú.
Keiko, la heredera política del exgobernante, aseguró que su padre “acabó con la enfermedad terminal que afectaba” a Perú, en referencia a la hiperinflación y el terrorismo, y al referirse a los delitos de corrupción y violaciones a los derechos humanos por los que fue condenado, aseguró que ganó “el juicio, no el humano, de las personas”, sino “el juicio de la historia”.
A las afueras del Gran Teatro Nacional se instaló una pantalla gigante para que cientos de seguidores de Fujimori puedan seguir la ceremonia.
Desde el día siguiente a su muerte, miles de personas acudieron al velatorio con flores y fotos del difunto, mientras que la presidenta acudió el mismo jueves a dar sus condolencias personales a Keiko y Kenji.
El Gobierno de Boluarte decretó desde el jueves un duelo nacional de por tres días, y aplicó el ceremonial oficial, que fue instaurado durante el período de Alejandro Toledo (2001-2006).
El fujimorismo cuenta en Perú con una aceptación de entre alrededor de 15 y 20%, según todas las encuestas, lo que le ha proporcionado un grupo de seguidores constantes a lo largo de los años, aunque también ha limitado los intentos de Keiko Fujimori por ocupar la jefatura del Estado.
La muerte de su padre revivió la polémica en torno a su legado, ya que sus simpatizantes lo honran por haber derrotado al grupo terrorista Sendero Luminoso y la crisis económica, pero sus detractores evocan la memoria de las víctimas de los crímenes de lesa humanidad por los que fue condenado, el autogolpe de Estado que dio en 1992 y los graves casos de corrupción por los que también fue sentenciado.
EFE