El 10 de febrero de 2019 una comerciante de Toledo fue asesinada en su almacén a puñaladas, un caso que llevó a la detención del sospechoso del homicidio muy poco después de ocurrido.

Tras prestar declaración ante la Justicia, el hombre fue formalizado por un delito de homicidio "muy especialmente agravado".

Fue la propia víctima quien aportó los datos necesarios para detener al delincuente. En los últimos minutos en que estuvo consciente, pudo contar las características físicas del hombre y la vestimenta que llevaba. Con esos datos, la Policía revisó las cámaras cercanas al lugar del crimen y pudo captar al hombre en varios momentos, deteniéndolo luego.

El hombre había anunciado frente a amigos en la mañana del crimen que "se mandaría algo para tener plata para consumir pasta base". El domingo 10 de febrero a la mañana, se reunió con dos amigos y acordó con uno de ellos en que realizarían una rapiña. Finalmente, la cometió solo.

En la rapiña, apuñaló seis veces a la mujer y se llevó dos perfumes y un pomo de crema. En la escena de los hechos se encontró un arma blanca, cuchilla de mango blanco cuya hoja estaba manchada de sangre.

El homicida es un hombre de 38 años poseedor de tres antecedentes penales por rapiñas cometidas en Montevideo y Canelones.

Tras la formalización, en las últimas horas, fue conducido a declarar nuevamente ante la Justicia resultando condenado a cumplir 26 años de penitenciaria, imputado del delito de homicidio muy especialmente agravado a título de dolo directo, por haberse cometido para cometer o facilitar o consumar otro delito.