Las autoridades francesas anunciaron la conclusión del dispositivo de rastreo a gran escala desplegado para hallar a Émile, un niño de dos años que desapareció el sábado pasado en una zona montañosa del sureste francés, si bien la investigación judicial prosigue y aún habrá búsquedas en zonas concretas.
La noticia fue anunciada el miércoles por el fiscal Rémy Avon, que ya la víspera había explicado que a partir de este miércoles las pesquisas entrarían en una nueva fase, más centrada en el análisis de las pruebas recolectadas hasta ahora.
En un comunicado emitido hoy, el fiscal confirmó que a partir de ahora los investigadores se enfocarán sobre todo en el “análisis de la considerable cantidad de información y datos recopilados durante los últimos cuatro días”, según reprodujo la cadena pública FranceInfo.
Dado que las búsquedas sobre el terreno no aportaron nuevos datos, las autoridades solo cuentan con dos testimonios de vecinos de la pequeña localidad Haut-Vernet que, ya en el fin de semana, habían declarado haber visto de lejos al niño saliendo de la casa de su familia y caminando solo por una pequeña calle descendente.
Las pesquisas realizadas incluyen el rastreo de la treintena de edificios que constituyen la población, ubicada en la región de Alpes-de-Haute-Provence (cercana a Niza), y el rastreo a fondo de una docena de vehículos y de una docena de hectáreas alrededor.
Los responsables de la búsqueda, desde el comienzo, no excluyen ninguna hipótesis: bien que el niño se marchara por su cuenta y se perdiera, bien un posible secuestro, pero por ahora no tienen indicios para pensar en un hecho delictivo.
En el caso de una desaparición por su cuenta, el propio fiscal Rémy se había manifestado pesimista sobre los pronósticos de encontrar al niño con vida dada su corta edad y las altas temperaturas.
Haut-Vernet, situada a 1.200 metros de altura, es una comunidad donde viven apenas 25 personas y está rodeada de bosques y campos.
EFE