En el año 2008, Uruguay compró a Portugal las fragatas Joao Bello y Sacadura Cabral, que pasaron a llamarse respectivamente Uruguay y ROU 02.

Botadas en la década de los 1960, en los años 90 ambas embarcaciones habían sido actualizadas en sus sistemas informáticos para prolongar su vida útil.


El precio de las dos fragatas ascendió en 13 millones de euros, menos de la mitad de los 30 millones en los que el Ministerio de Defensa luso valoró inicialmente las embarcaciones. A pesar de ello, la compra fue discutida en su momento, dado que las naves tenían muchos años de uso y no todos los entendidos en la materia concordaban en que la ecuación costo-beneficio valiera la pena.

Ahora, y mediante el proceso de licitación abreviada, la ROU 02 fue enajenada como chatarra por 120.000 dólares. Su destino final será Turquía, donde se procederá a su desguace.

El capitán Alejandro Chucarro, vocero de la Armada Nacional, dijo a Montevideo Portal que la nave llevaba aproximadamente dos años en muelle y sin operar. Así las cosas, desde hacía ya un buen tiempo se venía evaluando qué hacer con ella.

Esta desafectación y venta obedece a la obsolescencia lisa y llana. "Invertir en estos buques en la actualidad no es redituable", resumió el marino.

En cuanto a la fragata Uruguay, comprada junto a la ROU 02, dijo que está en muelle y todavía funciona, aunque "con los achaques de los buques viejos".

Sobre la eventual adquisición de nuevo material para sustituir la baja de una de las fragatas y el limitado desempeño de la otra, Chucarro explicó que en la actualidad "hay muchas tratativas abiertas" pero nada concreto hasta ahora.

Javier García, ministro de defensa, llamó la atención en varias ocasiones acerca del estado de la escuadra naval uruguaya, cuya condición calificó en agosto pasado como "absolutamente crítica".
En aquel momento señaló la necesidad buscar mecanismo financiero que permitan una renovación de la flota, como la creación de un fideicomiso.

"Es un tema de soberanía. La Armada está en una situación crítica, absolutamente crítica, y se pone en riesgo funciones básicas del Estado. Tengo la obligación de decirles la verdad, estamos regalando el trabajo de los uruguayos y la enorme riqueza que pasa por nuestro mar. Si hoy pasara una desgracia medioambiental, no tenemos los medios de cuidar lo que nos pertenece", dijo en aquella ocasión.