La fiscal Gabriela Fossati habló con Montevideo Portal sobre el pedido de un policía a Alejandro Astesiano para que se efectuaran trabajos ilegales de inteligencia y espionaje sobre alumnos y docentes del Liceo 41, en el Cerrito de la Victoria.
La letrada determinó que, “hasta ahora, en base a los elementos que se han reunido, no surge ninguna evidencia de que se hubiera realizado algún acto positivo en la dirección de la solicitud o del planteo de ese funcionario”.
“Un acto preparatorio a partir de un pedido en una conversación privada, que no tuvo ningún acto positivo para cumplir con ese pedido, en estas condiciones, a mi juicio no encuadra en un ilícito penal, teniendo en cuenta los parámetros de la normativa penal, específicamente, y de la forma que hay de ser interpretada una norma penal”, sostuvo Fossati.
La fiscal dijo que “los actos preparatorios, en líneas generales, no están penados por la ley penal”, sino que tiene que haber “una instancia mínima, un iter criminis mínimo, para que el accionar pueda ser comprendido en una figura delictiva”.
“Estamos hablando de una conversación entre dos partes, en mi opinión no alcanza el grado mínimo de desarrollo de la conducta que requiere una tipificación del delito”, remarcó.
Fossati dijo que se investigó y que, hasta ahora, de lo que se ha trabajado, no surge evidencia de que sea más que un acto preparatorio y “no se pudo comprobar ninguna respuesta por parte de Astesiano a ese planteo realizado por esta persona”.
“Hasta el momento no surge ninguna evidencia de que se haya cometido algún delito. Sí se ha constatado que hubo un planteo de parte de un funcionario a otro, que es Astesiano, sugiriéndole que realizara determinadas acciones. Esas acciones, si se hubieran realizado, podrían tener apariencia delictiva”, explicó.
“No tengo por ahora tampoco ninguna víctima que se haya presentado como tal”, agregó Fossati.
Tal como informáramos, un agente identificado con el nombre de Marcelo Baiano fue quien le pasó a Astesiano datos personales de profesores y estudiantes del Liceo 41, pidiéndole que interviniera en sus teléfonos, ya que aseguraba que en ese centro educativo se preparaba un “escrache” y aseguraba que los estudiantes estaban influenciados por la “izquierda chilena”.