El presidente estadounidense, Joe Biden, llegó el pasado jueves a Lima para participar en la cumbre de líderes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), en el inicio de su última gira internacional antes de ceder las llaves de la Casa Blanca al republicano Donald Trump, que genera preocupaciones por sus llamadas al proteccionismo comercial.

La llegada de Biden compitió en atención con la presencia del presidente chino, Xi Jinping, que justo en ese momento recibía honores de Estado en el Palacio de Gobierno en Lima y escenificó la influencia de Pekín en el país con la inauguración a distancia del que será el mayor puerto de Suramérica, construido por una empresa estatal china.

La puesta de largo del “megapuerto” de Chacay, una punta de lanza para el comercio entre América Latina y China que ha contado con una inversión china de 1.300 millones de dólares, es la culminación de dos décadas en las que China ha reemplazado a Estados Unidos como el primer socio comercial de la gran parte del subcontinente.

Biden, que tiene previsto reunirse con Xi el sábado por tercera y última vez en su mandato, llega para participar en un foro que representa a más de la mitad del comercio mundial y reúne a jefes de Estado y Gobierno de países con intereses tan dispares como los de EE. UU., China, Australia, Japón, Vietnam, Indonesia o Chile.

La cumbre de Lima será una oportunidad para que Biden se reúna de manera trilateral con el nuevo primer ministro nipón, Shuigeru Ishiba y con el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, un formato que EE. UU. quiere “institucionalizar” para que ese diálogo, considerado por Washington como contrapunto a la competencia global china, se mantenga con la llegada de Trump.

Biden, que está a dos meses de finalizar su mandato y ya ha iniciado el proceso de transición para dar paso a una Administración Trump, se reunirá mañana con la presidenta peruana, Dina Boluarte, y tiene previsto anunciar acuerdos de colaboración en lucha contra el narcotráfico e infraestructuras.

No obstante, esta APEC pone en relevancia la “intensa competencia” global entre China y Estados Unidos, como la caracterizó desde el Air Force One el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan.

Sullivan negó que la inauguración Chacay represente un retroceso en la influencia o interés económico de Washington en Latinoamérica y apuntó que tienen “más de 6.000 millones de dólares de inversión en Perú”. “Es una dinámica que vemos cuando volamos a Suramérica o África y la prensa escribe que China está haciendo más y Estados Unidos muy poco, pero luego ves y comparas los números totales”, agregó.

“Estados Unidos no ha relegado su influencia en la región frente a China, sino que China ha perseguido una nueva relación comercial y de inversión con más vigor y consistencia durante 20 años”, indicó a EFE Christopher Hernández-Roy, subdirector del programa de las Américas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

Hernández-Roy recordó que China ejecuta esta estrategia con empresas estatales y EE. UU. tiene que competir con capital privado.

“Estados Unidos solo se ha dado cuenta de la extensa penetración china en los últimos años (...) Ha sido un error estratégico. Estados Unidos tiene que mantener amigos sólidos y socios comerciales y redes de suministro compartidas con sus vecinos para competir geopolíticamente con China”, añadió el experto.

Como añadido, esta visita a Lima se da en un momento de transición en la Casa Blanca y con un Trump que ha prometido medidas proteccionistas para tomar represalias contra China y otros socios comerciales para proteger industrias estratégicas y la manufactura nacional.

Sullivan aseguró hoy que ha habido progresos en estabilizar la relación de rivalidad geopolítica entre Washington y Pekín en estos cuatro años de gobierno de Biden, pero Estados Unidos continuará “compitiendo vigorosamente con China”.

Jairo Mejía para EFE