Seré curioso

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Fernández: “Dicen que no hay que mezclar fútbol y política. La política está en todo”

El capitán de Plaza Colonia, campeón del Apertura, dijo que si hoy un club no le permitiera pronunciarse sobre temas extra-fútbol, se iría.

26.08.2021 10:14

Lectura: 20'

2021-08-26T10:14:00-03:00
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Por César Bianchi

Fotos: Andrés Castro

IG: @andrescastrofotografia

Álvaro Fernández siempre supo que sería futbolista. Desde chiquito, allá en la escuela de Agraciada, un pueblito de 500 personas en el departamento de Colonia, él les decía a todos que él jugaría a la pelota cuando fuera grande. Y así fue.

Este hombre magro, magrísimo, con pinta de oficinista de novela de Benedetti, llegó pasados los 21 años a jugar en la capital. Debutó en Segunda División hasta que lo fichó Wanderers, y ya no paró más. Después jugó en Nacional y de ahí al exterior. Jugó en México, Portugal, Estados Unidos, Chile, Argentina y volvió al país. Hoy, el ex volante de la selección uruguaya que salió cuarta en Sudáfrica 2010, con 35 años, y varias batallas a cuestas, es el capi del equipo de su departamento que acaba de consagrarse campeón del Torneo Apertura.

En su casa de Carmelo, distendido (mientras sus compañeros comían un asado en “El Chichongo”, la casa de Cristian Rodríguez, en Juan Lacaze), el Flaco habló de todo. De fútbol, claro, pero también de política, de por qué le gusta manifestarse en determinadas fechas y ante sucesos importantes, de cómo la política todo lo atraviesa, y por qué ahora se expresa y antes no. Él ha tenido que explicarles a juveniles por qué puso -por ejemplo- un hashtag #NiOlvidoNiPerdón.   

Hoy, dice el Flaco Fernández, no jugaría en un club que no le permitiera pronunciarse sobre determinados temas en sus redes sociales. “Lo hablaría, y si mi dijeran que no lo puedo hacer, seguramente me iría. No tendría necesidad de estar en un equipo que no te deja expresarte libremente”, dijo.

Fernández, con contrato hasta fin de año en Plaza, se reconoce frenteamplista y no descarta, en un futuro, dedicarse a la política.

-¿De chico querías ser futbolista, como casi todos los niños uruguayos?

-Futbolista siempre. Cuando en la escuela la maestra nos preguntaba qué queríamos ser, yo decía “futbolista”. “Pero tenés que elegir una profesión”. “Yo voy a jugar al fútbol”, contestaba yo. Desde que tenía uso de razón lo tenía claro.

-¿Dónde jugaste al baby-fútbol? ¿De qué jugabas?

-Jugué baby-fútbol en el Deportivo Juvenil, “el Parque” que el dicen, de Nueva Palmira. Jugué siempre de puntero derecho, porque era bastante rapidito, siempre en Palmira. Pero jugaba por diversión. No pensaba que ahí arrancaba mi carrera como futbolista.

-¿Y en qué momento sí te diste cuenta que el fútbol sería tu modo de vida?

-Yo arranqué en el fútbol profesional de grande, a los 21 años. Empecé en la B, en Uruguay Montevideo. Antes de eso había jugado en Agraciada, mi pueblo, veía que resaltaba, pero me fui a probar un par de veces a equipos de Montevideo y no quedé. Me había probado como 9. Viendo que se cerraban las puertas, ya veía que me quedaba menos tiempo. Pero fui a la selección de Colonia, ahí me cambiaron de puesto, empecé a jugar de volante. Y un representante, Luis Aguerre, me vio en 2006 y me llevó a jugar al fútbol a Uruguay Montevideo, y creo que ahí arranca mi carrera.

"El fútbol en Estados Unidos es un espectáculo, la gente va a disfrutar. No hay presiones, más allá de las que vos mismo te pongas. Cuando fui por primera vez estaba Beckham, Henry, eran cracks, pero en el final de su carrera. Hoy llegan jóvenes que la rompen"

-Uruguay Montevideo y Atenas de San Carlos en Segunda División Profesional (la B), hasta la llegada a Wanderers en Primera. Fue en los bohemios que conseguiste el destaque que te permitió el primer pase al exterior, al Puebla mexicano.

-Sí, en Wanderers fui mi primera oportunidad de jugar en Primera División, con oportunidad de enfrentar a Peñarol, a Nacional. Hice una gran campaña en 2008 y me permitió ir a Puebla de México. Fue una época hermosa en Wanderers, eran mis primeras vivencias con un equipo de Primera, con jugadores que habían estado en Nacional como el “Palomo” Julio Rodríguez, Daniel Leites, Ronald Ramírez, los Alcoba (Gerardo y Gabriel). Fue una experiencia hermosa, porque uno ahí se va haciendo hombre y viendo cómo era en realidad un vestuario. Ya eran palabras mayores. Había otras exigencias. Tuve a Diego Aguirre como técnico, los partidos eran televisados y ahí me empecé a hacer más conocido.

-Volviste al país para jugar en Nacional, donde anduviste muy bien e hiciste varios goles importantes. ¿Eras hincha del bolso?

-(Piensa) Era… era hincha mío, digamos.

-¿O podías jugar en cualquiera de los dos grandes?

-Podía jugar en cualquiera de los dos equipos, es la realidad. Tuve chances de ir a Peñarol también, pero terminé yendo a Nacional de la mano de Gerardo Pelusso en 2009. La verdad que me dio una confianza bárbara. Durante los primeros meses salió todo demasiado bien, hice varios goles y gracias a esos rendimientos se dio la citación a la selección.

-Jugaste en la Major League Soccer de Estados Unidos varios años. ¿Cómo es jugar ese campeonato, que parece ir in crescendo en popularidad y calidad?

-Jugué tres años y medio, en dos etapas, una de 2010 a 2012 en Seattle Sounders y otra en 2016 en el Chicago Fire. El fútbol en Estados Unidos es un espectáculo, la gente va a disfrutar al estadio. No hay presiones, más allá de las que vos mismo te pongas para querer mejorar y ser campeón. Pero después es un espectáculo muy bien organizado, muy bien vendido, y que viene escalando muy rápido. Cuando yo volví a jugar en la MLS en 2016 noté un cambio futbolístico brutal. Cuando yo fui por primera vez estaba (el inglés David) Beckham, (el francés Thierry) Henry, eran cracks, pero que estaban en el final de su carrera. Hoy en día llegan jugadores promesa, jugadores que la rompen, a Estados Unidos. Nico Lodeiro pasó de Boca a Estados Unidos, ni que hablar Diego Rossi y Brian Rodríguez, el paraguayo (Miguel) Almirón, un montón de jugadores que podrían jugar en los mejores equipos de Sudamérica y decidieron irse a la MLS.

-Integraste al plantel de Uruguay que se consagró cuarto en Sudáfrica 2010. Ya han pasado 11 años de ese Mundial. ¿Qué tuvo de especial ese equipo? 

-Fue un grupo fantástico. Por momentos la pasamos muy mal durante las Eliminatorias, donde estuvimos casi eliminados. Pero al pasar ese escollo, llegamos al Mundial a disfrutarlo, a vivirlo, y nos salió todo redondo, porque hicimos un Mundial perfecto, con la figura que fue Diego Forlán, que terminó siendo el mejor jugador de la Copa del Mundo. Lamentablemente, al año siguiente (2011) me desgarré unos días antes de la Copa América y me la perdí.

-El año pasado, cuando la consigna "Quedate en casa", los canales de TV abierta volvieron a emitir partidos históricos de 2010 y 2011. ¿Los viste? ¿Qué sensaciones te despertó volver a ver partidos como contra Ghana y Corea en 2010?

-Fue una sensación muy linda, porque los pude ver con la familia, con mis hijos. El de Ghana, el partido entero, no lo había visto nunca. Y verlo en el sofá, con mis hijos, que ninguno había nacido todavía en 2010, la verdad fue fantástico. Muy disfrutable.

"El partido contra Ghana, el partido entero, no lo había visto nunca. Y verlo en el sofá, con mis hijos, que ninguno había nacido todavía en 2010, la verdad fue fantástico. Fue muy disfrutable"

-Muchos cuestionan a Tabárez, dicen que su ciclo ya está, que debe dar un paso al costado, que desaprovecha a la mejor camada de futbolistas en años al ponerlos fuera de puesto. ¿Cuál es tu opinión sobre el DT de la selección?

-Creo que se ha hecho un proceso exitoso, más allá de los títulos y no títulos (conseguidos). Todos sabemos que está llegando a su final el ciclo Tabárez y el ciclo de varios jugadores, pero hay que dejarlos terminar. Creo que falta poco, ojalá sea con la clasificación al Mundial y posteriormente con un buen desempeño en el Mundial. Y después sí, vendrá otro ciclo, con otra persona conduciendo a la selección. Van a tener que tener un ojo clínico para que se sigan los mismos lineamientos, la misma línea de trabajo. Que haya una continuidad, porque ha sido muy bueno lo que se ha hecho, desde las juveniles hasta la mayor.

-Más allá del fútbol, ¿qué cosas logró Tabárez?

-Creo que logró unir a una sociedad. Capaz que antes el uruguayo no estaba tan identificado con la selección. Me acuerdo cuando arrancamos a jugar las Eliminatorias, la Amsterdam gritaba por el Cebolla, y la Colombes por el Loco Abreu. Eso a partir del Mundial de Sudáfrica cambió muchísimo, la gente se involucró mucho más y hoy en día todo el país está unido a la selección.

-Venimos de una terrible seguidilla de futbolistas que se quitaron la vida: primero fue el Morro García, después fue el joven Emiliano Cabrera, finalmente Williams Martínez, y en el medio, el maragato Nahuel Tuya dejó el fútbol porque había sufrido depresión y ataques de pánico, y necesitó dejar la actividad que amaba (y sus presiones) para poder ser feliz. No te pido que me digas por qué está pasando esto, pero dado que te has expresado en redes sociales y apelando a tu veteranía, te pido una reflexión...

-El futbolista sufre muchas presiones desde chico, por tener que llegar, por meterse en un plantel. Al futbolista se lo ve como un superhéroe, al que no le puede pasar nada, que no puede tener problemas. Y la verdad es que hasta el futbolista más famoso o consagrado pasa por momentos de bajón, por momentos de tristeza. Lo ha expresado (el español Andrés) Iniesta, que ha ganado todo y es campeón del mundo con España, que llegó a estar muy deprimido en un momento… y no le faltaba nada. A veces no va por lo que tenés o dejás de tener, hay momentos en que estás triste o te sentís solo, y no sabés cómo buscar ayuda.

El futbolista es muy orgulloso, el futbolista siempre cree que puede salir adelante solo, y a veces hay que buscar ayuda en profesionales, que son los que realmente te pueden ayudar. Capaz que encarás a un amigo, tu mejor amigo, y te dice: “Pero vos tenés todo. ¿Qué te vas a quejar? Disfrutá”. Por no seguir molestando, la dejás por esa, y te seguís metiendo en un hueco, después no podés salir y termina con estas desgracias. Pero esperemos que a partir de todo esto se empiece a hablar un poquito más. No es algo que pase solo en el fútbol. Nosotros como país tenemos un alto porcentaje de suicidios.

-¿Se subestima la salud mental en el deporte de élite?

-No sé si en el deporte de élite, en el fútbol uruguayo seguro que sí. Lo que pasa (es) que a los deportistas de gran nivel se los trata como máquinas, como números, como negocio, y obviamente atrás de todo eso hay una persona y una familia. Lo del “Morro” nadie lo podía creer, un tipo como él, que siempre iba para adelante, y nadie lo advirtió, nadie supo, nadie pudo ayudarlo.

"No va por lo que tenés o dejás de tener, hay momentos en que estás triste o te sentís solo, y no sabés buscar ayuda. Capaz que encarás a un amigo y te dice: 'Pero vos tenés todo. ¿Qué te quejás?'. La dejás por esa, y te seguís metiendo en un hueco, y termina con estas desgracias"

-En Twitter te veo muy comprometido con causas sociales. En junio tuiteaste por el día de la comunidad LGTB+, también en mayo por la Marcha del Silencio y los desaparecidos. En una de esas oportunidades alguien te contestó que ahora te pronunciabas porque estabas en un cuadro chico, pero estando en Nacional no lo hacías porque no te dejaban... ¿Es así?

-A ver… Sí me gusta pronunciarme. La verdad es que la voz del futbolista es una voz muy fuerte dentro del país, y cuando es algo que no es partidario está buenísimo, decir lo que uno piensa está genial. Y eso que dicen no es verdad. La última vez que estuve en un equipo grande fue en 2013, en Nacional. En ese momento yo no estaba tan involucrado, no me informaba tanto, quizás siete u ocho años después uno cambia un poco la cabeza, está un poco más abierto, más maduro también.

Y no tengo ninguna duda que si hoy en día estuviera en Nacional o en Peñarol, me pronunciaría de la misma manera. Si después en el club me dicen: “No, mirá, estando acá esas cosas no van”, bueno, ahí yo vería qué hacer: “muchas gracias, entonces me voy” o digo “bueno, voy a respetar las normas del club”, y me quedo. Lo mismo en Plaza. Obviamente que en Plaza tengo otra espalda porque estamos bastante alineados, lo que pienso yo con la gente que maneja el club y los que manejan las redes.

-Pero si hoy, con esta edad, estuvieras en un cuadro grande, te seguirías manifestando como este año o el año pasado…

-Lo hablaría, y si mi dijeran que no lo puedo hacer, seguramente me iría. No tendría necesidad de estar en un equipo que no te deja expresarte libremente.

-Cuando falleció José Nino Gavazzo tuiteaste: "Lo único para lamentar es que te fuiste sin hablar #NiOlvidoNiPerdón". Muchos te apoyaron, te dijeron que sos crack, pero otros te cuestionaron. Más de uno te contestó que todavía están Mujica y Topolansky y que ellos pueden hablar, y algunos te dijeron "Dedicate a jugar al fútbol". Son pocos, poquísimos, los futbolistas con compromiso social. Pienso en el “Bigote” Santiago López, a quien entrevisté para este espacio, en Matías Riquero. Sebastián Fernández para algunos temas… y vos. ¿Por qué no son más? ¿Hay miedo a pronunciarse? ¿No se los permiten los clubes?

-Esa de “vos dedícate a jugar al fútbol” es la más común de todas… Creo que más que nada no lo hacen por las repercusiones, por las consecuencias, o por lo que digan… Es que cuando sos futbolista está eso de “lo tuyo es la pelota”, “dedícate a jugar al fútbol”, como si nosotros no fuéramos parte de la sociedad o parte de Uruguay. Creo que va un poco por ahí: el miedo al qué dirán, o a que te manden a callar, y algunos capaz que no están informados de lo que son ciertas fechas. A mí me ha pasado de tener que hablar con varios en Plaza que te dicen: “Flaco, pusiste esto. ¿Y qué onda? ¿Por qué?” Y les explico: “Pasó esto, pasó tal cosa”. Con los más jóvenes, más que nada, que están en su mundo, en sus redes, pero en esas fechas importantes no tienen ni idea lo que pasó.

-Los 20 de mayo (día de la Marcha del Silencio) clubes como Villa Española o Plaza Colonia se expresan públicamente con un tuit, también el día en que se celebra la diversidad sexual. Pero ni Peñarol ni Nacional se expresan, prefieren ignorar esas fechas. ¿Por qué?

-A mí me encantaría que los equipos grandes se pronunciaran en algunos temas. Peñarol hizo un gran movimiento para sacar de su padrón de socios a Gavazzo y a Cordero, pero por movidas de hinchas de Peñarol. ¿Y por qué los clubes no se pronuncian? Creo que la hinchada está muy dividida, y está aquello de no mezclar fútbol con política. Yo creo que la política está en todo, tiene todo que ver en la vida. Puede ser política partidaria o no, pero la política está en el día a día de los ciudadanos. Creo que no es mala palabra involucrarse, y más cuando son temas de humanidad, de derechos humanos, temas sensibles donde no tendría que haber doble discurso, sino que tendríamos que pensar todos más o menos lo mismo.

Lo que pasa que en esas causas, por lo general la gente que más se pronuncia es la gente de izquierda. Les guste o no, es así. La gente de derecha es la que menos se pronuncia (no digo que no haya), pero creo que va por ahí. Dicen: “Marcha del Silencio = Frente Amplio”. Y no es así, pero ta.

-El expresidente Lacalle Herrera me reconoció para este espacio que ahí hay un triunfo cultural de la izquierda: que se reivindica izquierdista y lo dice con orgullo, mientras que parece que fuera vergonzante reconocerse de derecha.

-Es así. Nosotros (los de izquierda) nos embanderamos, y salimos, lo sentimos así.

-Si hablamos de tabúes, no se conocen casos de futbolistas gays, pero doy por sentado que los hay, como en todas las actividades. Da la impresión que el progresismo en un ambiente machista como el fútbol todavía cuesta...

-Cuesta muchas cosas, no solo eso. También que la mujer se esté involucrando cada vez más en el fútbol, cuesta, ya sean árbitros, líneas, o lo que fuese. Estamos un poco atrasados en ese tema. Me imagino que debe haber jugadores gays que no se animan a pronunciarse, y más en un ambiente como el del fútbol, que es bastante machista.

"Yo creo que la política tiene todo que ver en la vida. No es mala palabra involucrarse, y más cuando son temas de humanidad, de derechos humanos, temas sensibles donde  tendríamos que pensar todos más o menos lo mismo"

-Hablemos de Plaza Colonia, campeón del Apertura, club del cual sos el capitán. ¿Por qué ganó Plaza?

-Porque tenemos un gran grupo, es la verdad. Sé que suena a cassette, pero es así. Nosotros arrancamos con bajas desde la primera fecha, por tema coronavirus, y hasta la última, que nos faltaron jugadores por expulsiones, por lesiones (en un momento falté yo, en un momento faltó el Cebolla, faltó Mario Risso, Ruiz Díaz, Juan Cruz Mascia, Diogo) y todos los que entraron jugaron igual o mejor. Eso habla de un grupo muy homogéneo. Por suerte Eduardo (Espinel) tiene para elegir entre 20 o 22 jugadores, y estaban todos en un gran nivel, entonces cuando salía uno, no se sentía la falta de ese jugador. Creo que fue eso:  más allá de los nombres, mantener un nivel parejo y a medida que fueron pasando las fechas, fuimos agarrando confianza y ganando y el equipo se empezó a hacer cada vez más duro. Eso llevó a que fuésemos campeones (del Torneo Apertura) una fecha antes.

-¿Qué le aportaron los veteranos, como vos y el Cebolla Rodríguez?

-Experiencia, tranquilidad, hablar con los más jóvenes. En la parte final del torneo fue fundamental, éramos los que teníamos que llevar un poco más de tranquilidad al grupo, porque cuando estás tan cerca de un objetivo, es difícil cerrarlo a veces. Y más que teníamos uno de los grandes abajo, que ganaban y eso hacía que nosotros tuviéramos la presión de jugar y ganar. Creo que fue eso: llevar la calma, decirles que estábamos haciendo las cosas bien y si no nos salíamos de esa línea, íbamos a lograr el objetivo.

-¿Cuál es la esencia del club? Más allá del fútbol, ¿en qué pequeños detalles se ve la esencia de la institución?

-Es un club muy comprometido en lo social, en lo que pasa en la comunidad de Colonia. Es un club que, más allá de buenos jugadores, tiene buenas personas. Primero se elige que sean buenas personas y después que sean buenos jugadores. Eso ha logrado que el grupo sea muy fuerte, muy unido, y cuando un grupo tiene tana conexión como tenemos nosotros, es complicado ganarle.

-Algunos futbolistas como el “Bigote” López, por ejemplo, le tienen cierto recelo o rechazo a las SAD (las sociedades anónimas deportivas), porque entienden que más que un club popular, son una empresa y piensan como tal.  Plaza Colonia es una SAD. ¿Qué tiene de bueno y qué tiene de malo ser una sociedad anónima deportiva?

-Es una SAD de dos personas, pero es. Tiene de bueno que el club sigue creciendo, que es lo importante. Si en Plaza no hubieran aparecido Carlos (Manta) como “Chiqui” (Roberto García), hoy Plaza estaría desaparecido o estaría jugando el torneo de Colonia porque lo agarraron casi yéndose a la C, después lo sacaron campeón en 2016, después hubo cosas que se hicieron mal, que hicieron que Plaza volviera a la B. Pero creo que ahora se ha consolidado en Primera, ya es el segundo año, se logró un título ahora y es un equipo que va a seguir creciendo.

"Plaza es un club que, más allá de buenos jugadores, tiene buenas personas. Primero se elige que sean buenas personas y después que sean buenos jugadores. Eso ha logrado que el grupo sea muy fuerte, muy unido, y por eso es complicado ganarle"

-¿Qué aprendizajes sacaste de la pandemia?

-Valorar las pequeñas cosas ¿no? Juntase con amigos o ir a compartir un mate con tu mamá, cosas que eran normales… El otro día estábamos contentos porque iban a estar nuestras familias en la cancha (el Parque Prandi de Colonia). Antes era algo normal, y el domingo pasado fue una fiesta, porque parecía algo nuevo. Disfrutar las pequeñas cosas, que son las que hacen la vida.

-¿Hay Flaco para rato en la cancha?

-Desde que llegué a Plaza voy firmando contratos de a un año. Ahora tengo contrato hasta diciembre. En diciembre pasaré raya y veré cómo estoy. Si me preguntás hoy te digo que hay Flaco para rato porque me siento bien físicamente, me siento competitivo, siento que en la cancha puedo estar a la par y no pasar vergüenza. Pero a mí ningún contrato me va a atar; si yo firmo un contrato en enero de 2022, y en marzo o abril siento que ya no estoy para jugar, que ya no me da el físico, voy a decir “hasta acá llegué”, rescindimos y chau. Por ahora me siento muy bien.

-¿Y después? ¿Ya pensaste a qué te vas a dedicar después del retiro?

-Seguramente seguiré vinculado al fútbol de alguna manera. Estoy haciendo el curso de director técnico. Cuando deje el fútbol quizás me tome un año para estar tranquilo y disfrutar de la familia, los amigos, y después encarar qué hay para hacer.

-¿Te meterías a militar en política? 

-Militar ya lo hago desde mi lugar. Militar políticamente es algo que también hago, lo he hecho, por el Frente Amplio, en redes sociales, he salido también en alguna barriada acá en Carmelo. No tengo problema en decirlo. Pero no sé si me metería en alguna lista… ahora te digo que no, capaz que en algún momento me da intriga y me puedo llegar a meter. Tampoco creo que esté demasiado preparado para meterme en política.

-Me imagino al diputado Álvaro Fernández discutiendo en el Parlamento con el diputado nacionalista Mario Saralegui…

-Jaja, ¡precioso debate puede llegar a salir!

-¿Sos feliz?

-Sí, soy muy feliz, porque tengo una familia maravillosa, tengo dos hijos que son dos soles. Me ha tocado vivir de lo que más me gusta, de lo que siempre quise ser desde que tengo uso de razón, así que no me puedo quejar. Soy muy feliz y estoy muy contento.

Por César Bianchi