Por César Bianchi
@Chechobianchi
Fotos: Juan Manuel López
Al matemático, filósofo, anarco y terrorista estadounidense Theodore John Kaczynnski le pusieron el apodo de "unabomber" luego de hacerse célebre y mundialmente conocido por enviar cartas bomba influenciado por su visión crítica del desarrollo de la sociedad contemporánea. Federico Leicht (44) se define así: como un unabomber. También como "un loco suelto" -ironiza, porque así dice que lo ven "los medios" y el poder de izquierda- que busca desentrañar las mentiras de un discurso dominante que parece haber cooptado o seducido, incluso, a la gran mayoría de los medios de comunicación y el Poder Judicial. Eso cree Leicht, periodista e investigador con varios libros publicados sobre la historia reciente.
Leicht afirma haber sido "ninguneado" cuando publicó el libro Cero a la izquierda, la biografía de Jorge Zabalza (2007), y se empezó a hablar del accionar de las tupabandas en democracia para financiar al MPP. Denuncia haber sido perseguido, haber tolerado amenazas sutiles y otras más groseras, pero -afirma- la indiferencia de sus colegas fue aún mayor cuando en diciembre de 2015 editó el libro Condenado: preso político en democracia, con la palabra del extupamaro Héctor Amodio Pérez desde su arresto domiciliario.
Tras una acusación anónima de una cuenta de Twitter -decía que Leicht "se comenta habría abusado de una menor de edad" y "ejercería la violencia de género"-, se hartó y decidió atacar el teclado con furia para redactar una catarsis en su Facebook. Y ahí enumeró censuras, presiones, amenazas e indiferencia de "los medios" que soportó mientras seguía investigando -sobre todo el accionar del MLN y el MPP-, y manteniendo a raya una úlcera, que no ha llegado.
En esta también catártica entrevista, Leicht -que prepara otro libro sobre mitos de los últimos 20 años y un documental sobre el pasado reciente- desgrana cada episodio traumático que le ha tocado vivir en su carrera, confiesa su militancia "antifrenteamplista", le endilga al gremio de los periodistas haberlo ignorado y pronostica que, en caso de haber una Justicia independiente, "muchos van a caer presos, como delincuentes comunes que son".
-¿Qué te motivó a involucrarte en temas del pasado reciente? ¿Cómo surge ese interés?
-Yo estaba trabajando en Brecha en 2003. Siempre me gustó la historia y la historia reciente y ahí fue que me contacté con (Jorge) Zabalza y empezamos a hablar de los tupamaros y de lo que aparentemente era un cuentito de hadas. Él me tiró algunas líneas que me dio la pauta de que había muchas más cosas para investigar, específicamente sobre el tema tupamaros, de lo que yo creía. Yo me había tragado la pastilla también, me había creído la versión oficial. A partir de eso empecé a interesarme en el tema y ahí surge Cero a la izquierda (la biografía de Zabalza) que sale en 2007. Con el propio Zabalza tuvimos un momento en que debimos parar seis meses porque cuando llegamos a hablar de las tupabandas y el accionar del MLN en la década del 90, Jorge me dijo: "Pará, yo esto no lo puedo decir (con mi nombre), porque voy en cana". Y yo le dije: "Bueno, yo ahora que lo sé, no lo voy a dejar de decir. Y aparte lo estoy chequeando con otras fuentes. Disculpame, pero esto va". Ahí paramos un tiempo, y después llegamos a una especie de acuerdo de cómo contarlo de la manera más delicada posible. Era justo cuando arrancaba la Pepemanía con toda la fuerza, que termina explotando en 2009 con su candidatura a la Presidencia.
-¿Sentías que hacía falta otra visión, que pusiera en tela de juicio la visión oficial e idealista de los tupamaros?
-Sí, sin dudas. Yo lo divido como Antiguo Testamento y Nuevo Testamento: antes de la dictadura y después de la dictadura, antes de la cárcel y después de la cárcel. Sin dudas la pintaron de colores. El Antiguo Testamento está lleno de mitología, la oda al tupamaro heroico, que es difícil de tragar. Hay cosas que se caen por su propio peso, no hace falta siquiera contrastar fuentes para darte cuenta que te están mintiendo. Es tan grosera la mentira que se cae de maduro que no puede ser, se equivocan en las fechas, mintieron mal... No sólo te hablo de los propios protagonistas en Memorias del calabozo (de Mauricio Rosencof), los libros de Rosencof, de Eleuterio Fernández (Huidobro), sino de los alcahuetes, los libros de (Nelson) Caula y (Alberto) Silva, libros pro-tupamaros, que están contaminados y llenos de mentiras. Si hacés una lectura rigurosa decís: "Pará, pará, acá tenés un agujero tremendo".
"La hegemonía cultural de la izquierda es brutal, y no sólo del MLN... El resto de la izquierda dejó crecer ese relato oficial del MLN, el relato épico. Revertir este trabajo que hicieron en los últimos 40 años va a llevar el mismo tiempo"
-No estás solo en ese derrotero. Ese camino también lo han recorrido Leonardo Haberkorn o Álvaro Alfonso, por ejemplo...
-Sí, sí, ambos fueron más o menos en el mismo tiempo. Yo creo que fue una movida revisionista que surgió naturalmente, como una respuesta. La gente se cansa de que le mientan. Si vos tenés una vocación periodística, de investigación y te das cuenta que hay tamaña chantada, ves que tenés que hacer algo, y es el caso de Leonardo y también de Álvaro.
-¿Los "mitos" terminaron ganando el partido y conquistando el imaginario colectivo? Porque, vamos, muchos de ellos llegaron al poder y por la vía democrática.
-Sí... La izquierda cultural ganó por goleada. La hegemonía cultural de la izquierda en Uruguay es brutal, y no sólo del MLN, toda la izquierda generó un relato... Hace poco salió (Esteban) Valenti arrepintiéndose de haber sido partícipe pasivo de ese relato, porque es algo con lo que él nunca estuvo de acuerdo, porque era comunista, pero lo dejaron hacer. El resto de la izquierda dejó crecer ese relato oficial del MLN, que de alguna manera se transformó en el relato épico de la izquierda. Sí, sin dudas ganaron por goleada, y revertir este trabajo que hicieron ellos en los últimos 30 o 40 años va a llevar el mismo tiempo, a la inversa.
-Hace unos días hiciste un descargo largo y detallado de episodios que te han tocado vivir y lo publicaste en Facebook. Vamos de a uno. ¿Cómo es eso que Ernesto Murro "pidió tu cabeza" en la diaria por algo que habías escrito ahí y a cambio le dieron otra nota más complaciente a cambio de publicidad?
-La situación fue ésta: yo entré a hacer una suplencia en la diaria por una chica que estaba embarazada, eso fue en 2005. Yo en Brecha ya investigaba al FA y eso me posicionó en un lugar incómodo para la izquierda. Yo publicaba notas investigando a la administración comunal con los mismos criterios que Brecha usaba para investigar al Poder Ejecutivo. En 2005 me llaman de la diaria para ir a laburar, y acepté. Me encontré con un margen acotado de maniobra. Fui a hacer una nota, la escribí y el editor me dice: "Pará, esto es muy agresivo, esto no es Brecha, estamos en una línea distinta"... Una semana duró mi trabajo en la diaria. Todos los días había un pero. Yo empecé a incomodarme. Un día el editor general no estaba en el cierre, tuvo que salir, y el día anterior me había llegado un mail de un funcionario del BPS que me copiaba un mail de Murro a los directores del BPS diciéndoles que se habían reunido con los hermanos Fasano y habían llegado a un acuerdo por una deuda -debían más de medio millón de dólares-, y por otro lado decía que no iban a dejar de incidir en la interna del sindicato, que no iban a regalarle la interna al sindicato del BPS. La dirección revelaba la injerencia en los temas del sindicato. Y después, yo tenía el dato de que en ATYR (Asesoría Tributaria y Recaudación), en las oficinas del BPS en la Plaza Matriz, se había instalado una oficina del FMI. Esto recién asumido el primer gobierno del FA. Junté las tres cosas y escribí la nota. La nota salió publicada. Y al otro día ardió Troya. Murro llamó a la diaria, pidió mi cabeza, y viene el editor y me dice: "Yo estoy tratando de conseguir publicidad del BPS y vos me salís con esto, hace días que te vengo diciendo que bajes la tuba". Y bueno, ganó Murro, ahí terminó mi trabajo en la diaria y al rato apareció la publicidad de BPS.
-En octubre de 2007 publicaste Cero a la izquierda, la biografía de Jorge Zabalza, y se empezó a hablar de las tupabandas. Vos viste que un auto con dos policías uniformados te seguían a todas partes. ¿Por qué? ¿Para amedrentarte, para mandarte un mensaje?
-Obviamente. Fui a dar nota a radios y me seguían, me subía a un bondi y me seguían, hubo varios testigos y lo dije al aire en algunas notas, lo vio todo el mundo. La finalidad fue amedrentar, claro. Me acuerdo que Zabalza me dijo que era una práctica habitual de la Policía con radicales de izquierda, que se lo habían hecho a él, a Irma Leites. Yo estaba lejos de ser un radical de izquierda, pero supongo que pensaban que yo estaba alineado con Zabalza. Yo había denunciado el accionar del MLN en democracia, pero de alguna manera también proyectaba en ese libro la mentira de la izquierda. Ya se evidenciaba que habían llegado el poder diciendo una cosa, y habían hecho otra.
-Tuviste varios testigos que vieron ese auto y lo denunciaste en algún medio, pero "no te dieron pelota" dijiste. ¿Dónde salió publicado?
-A mí los medios, los grandes medios de comunicación, no me dieron pelota. Salió Eleuterio Fernández Huidobro a decir que yo era un policía y me dio nota Búsqueda, Subrayado (canal 10) y nada más, fue silencio de muerte. Por supuesto que los medios de izquierda ni que hablar que no. En ese momento el libro generó un revuelo muy importante. A ver, llamaban a Zabalza, a mí no me llamaban, y yo era el autor del libro. Está bien, está la palabra de Zabalza, pero había 30 testimonios más. Zabalza me confirmó todo aunque hablaba de "expropiaciones". Yo conseguí siete fuentes más que confirmaron lo de las tupabandas, algunas de esas fuentes después lo confirmaron en el libro de (María) Urruzola (Eleuterio Fernández Huidobro. Sin remordimientos, Planeta, 2017).
" Mujica era el jefe de las tupabandas. Roban, hacían asaltos, iban a Colombia a hacer un secuestro exprés, daban el know-how... Con eso pagaban los sueldos de la Panamericana, los sueldos de Mate Amargo, hacían finanzas 'a la antigua'"
-¿Y el auto siguió rondando tu casa?
-No, no, después que yo lo hice público, eso se cortó.
-¿Esperabas una declaración de solidaridad de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU), el gremio de los periodistas? Por lo que se lee entrelíneas en tu descargo, sí.
-Yo no soy miembro de APU, nunca lo fui y no me interesa serlo. Me parece que APU ha saltado por otras cosas, y no lo hizo conmigo, no sólo por lo del auto que me perseguía, sino cuando un senador de la República, Fernández Huidobro, me acusó de ser policía. Se juntó con el "Chancho" (Raúl) Legnani en un bar, armaron una nota y salió en La República que yo era policía. Y nadie se solidarizó conmigo por eso. Por supuesto que nunca estuve en la Policía. Esperaba un gesto de solidaridad mínimo.
-El episodio a las piñas entre el diputado del MPP, Juan José Domínguez, y Luis Lacalle Pou -tras la acusación de "oligarca puto" del primero al segundo-, fue porque Lacalle "defendió" tu libro, dijiste en Facebook. ¿Cómo es eso?
-Porque Lacalle Pou sacó el libro y dijo: "Acá dice esto" y pidió explicaciones. Y Juan José Domínguez y el resto de los diputados del MPP lo negaban, decían que eso nunca había sucedido: ni las expropiaciones, ni los hechos del (hospital) Filtro, que habían llevado aquel ómnibus, los cócteles molotov, los "miguelitos", que habían fogoneado a la juventud del MPP para que fueran en plan de guerra. Eso fue una acción coordinada, se supo y lo negaron. Y ahí se caldeó el clima, le dijo "oligarca puto" a Lacalle Pou y terminaron a las piñas.
-Precisamente, a Fernández Huidobro le preguntaste por los robos de las tupabandas en los 90, ¿y cómo reaccionó?
-Mal. Yo fui a mediodía al Parlamento a entrevistarlo (para el libro de Zabalza) y ya estaba alcoholizado. Cuando le pregunté por los robos en democracia el tipo se descolocó. Le pregunté: "El grupo de los 17, ¿sabés qué es?". El grupo de los 17 eran 17 tupamaros por fuera de la estructura del MLN, por fuera de la dirigencia, que eran los que tenían conocimiento de ese accionar: pertrechamiento, finanzas, acciones delictivas para financiar el aparato del MPP y el MLN. El tipo quedó pálido y me dice: "No". Entonces insisto: "¿Ustedes no coordinaron algunas acciones (delictivas) en democracia, para hacer finanzas?" Y ahí, desencajado, me dice: "¿Vos me querés mandar preso? ¿Vos querés que yo vaya en cana?". Él sabía quién era yo, yo ya lo había entrevistado para Brecha, en una oportunidad tomamos whisky en una casa particular... Y ahí me dice: "¿Sos milico vos? ¡Vos sos de la Policía!", y una semana después sale la nota en La República diciendo que yo era policía.
-¿Mujica estuvo vinculado a las tupabandas?
-Sí, sin dudas. Eso me dicen las fuentes.
-¿Qué rol tuvo?
-Era el jefe de las tupabandas, el encargado de las bandas. Son muy pocos los tupamaros que estuvieron vinculados a estas actividades en la década del 90, de robos, asaltos, iban al exterior. Ponele: iban a Colombia a hacer un secuestro exprés, iban tupamaros de acá y le daban el know-how a un grupo guerrillero en Colombia. Los locos hacían guita con esas cosas. Con eso pagaban los sueldos de la (radio) Panamericana, pagaban los sueldos de Mate Amargo, y generaron el MPP: haciendo finanzas "a la antigua", como le llamaban ellos. Son muy pocos los tipos que te hablan de esas cosas, y los que me hablaron me dijeron que de ninguna manera iban a autorizar que publicara su nombre. Me hablaron en calidad de "fuentes". Es lo mismo que le pasó a Urruzola. Los compromete demasiado, y algunos tienen una cuestión de lealtad también, frente a eso. Son tipos que no fueron tupamaros en los 60, que hoy tienen cincuenta y pico de años, y que tomaron la posta en la década del 80 y 90 orgullosísimos. Se iban a entrenar en la sierra de Minas con (Julio) Marenales, como si fuera la Sierra Maestra, les encantaba, sentían que eran "parte de". Y eso les dio a los locos un espíritu de pertenencia que después los determinó a que por la vía de Mujica, Fernández Huidobro y Zabalza -las cabezas detrás de este accionar- llegaran a delinquir para financiar al sector.
-También dijiste que Mauricio Rosencof te mandó decir por alguien que te "cuidaras" por lo que andabas preguntando... ¿Cómo fue eso?
-Estaba por terminar el libro, por publicarlo yo, era vox populi... yo había hablado con Marenales, Mujica nunca me quiso hablar, yo había hablado con todos los viejos y varios de los más jóvenes vinculadas a estas actividades del MLN en los 90. Y por la vía de alguien muy cercano, él llamó por teléfono y le dijo: "Me dijeron que Federico anda preguntando esto... Decile que se cuide...". Fue feo para mí, feo para la otra persona. Yo nunca llegué a hablar con Rosencof. Me pareció penoso eso.
-Alberto Grille, de Caras y Caretas, ¿te acusó de ser espía de la CIA? Eso dijiste.
-El padre, el hijo, todos los Grille. Los Grille se han encargado de decir que soy agente de la CIA, policía, del Mossad, dijeron que era parte de "el Eje del Mal". Alberto Grille publicó una nota titulada "El Eje del Mal" y ahí me mete a mí, a Leonardo (Haberkorn), a (Gerardo) Sotelo... Esa magnificencia que tiene la izquierda para generar enemigos, ¿viste? Generan un antagonismo brutal y transforman al enemigo en una especie de monstruo de siete cabezas. Esas cosas que los bolches se paranoiquean (sic) como si siguiéramos en la década del 70, ¿viste? Bueno, todo ese tipo de cosas. Lo han hecho en su pasquín Caras y Caretas, y en las redes sociales. El hijo de Grille, Leandro, que es dirigente de la CAP-L, era alcahuete del Ñato, y también replicaba todo el discurso de Fernández Huidobro. Y lo sigue haciendo.
-También decís: "Me acuerdo de las veces en que me amenazaron cordialmente con que iban a mandar un menor para que me hiciera la boleta y la cosa pasara por robo". Ahí no revelaste quién te amenazó, ni por haber dicho qué.
"Hay una lógica en determinada prensa -y no sólo la oficialista- que sin darse cuenta labura para el FA, y no se asume... meto a canales, a los diarios. A Bolsonaro lo tildan de 'ultraderechista'. ¿Vos ves que de Maduro digan 'el dictador ultraizquierdista'? Y él mata gente"
-Eso fue por cosas más recientes. Yo estuve trabajando activamente para lo que fue el informe para la comisión investigadora que presentaron todos los partidos políticos menos el FA por las tupabandas, recientemente. De nuevo tuve que reconstruir las fuentes, y no te voy a decir quién -es un viejo dirigente del MRO (Movimiento Revolucionario Oriental)-, que me dijo: "Saben que estás preguntando esto y no están contentos. Che, te van a meter un menor y vas a terminar en una cuneta, dejate de romper las pelotas y no preguntes más nada. Quedate tranquilo". Esto fue el año pasado. Ahí aparecieron nuevas fuentes, porque el libro de Urruzola movió bastante. Aparecieron tupamaros que estaban viviendo en Suecia, otros del exterior que justo estaban acá, y pude reconstruir no sólo las actividades ilícitas en Uruguay sino también en el exterior. En el exterior los locos tenían una red de gente que hacía escuchas, robos, secuestros y mandaba la guita para acá, para financiar la campaña del MPP. Lavaron guita, bicicletearon cheques, no todo es "de caño". Pero todo tipo de cosas hicieron.
-En otro párrafo de tu extensa catarsis decís: "Me acuerdo de la intimidante visita del subdirector de Inteligencia a la editorial hace poco, cuando estaba por venir Amodio Pérez. Me acuerdo cuando se lo quisieron llevar del hotel, en medio de la noche, sin una orden judicial escrita". ¿Qué lectura hacés de esos dos episodios?
-Yo fui el editor del libro de Jorge Marius (Palabra de Amodio, Ediciones De la Plaza, 2015). Marius me citó en la casa de un periodista y me mostró un borrador de libro, que eran entrevistas con Amodio. Estaba desprolijo, por lo que le dije que había que editarlo, darle forma. Y ahí me contacté yo con Amodio, y se me ocurre decirle: "Che, ¿por qué no te venís a presentar el libro? Sería un golazo desde el punto de vista editorial, y podés discutirle cara a cara a tus ex compañeros". Éramos solo cinco o seis personas las que manejábamos la venida de Amodio para presentar el libro, entonces no me queda otra que pensar que me estaban escuchando, o El Guardián... Yo no vivo paranoico, porque hace más de 10 años que estoy con estos temas y si lo fuera, tendría una úlcera. Pero estaba en la editorial y cae el subdirector de Inteligencia, cuyo nombre no recuerdo, y dice: "Sabemos lo que estás haciendo, sabemos que viene Amodio Pérez y queremos saber cuándo". Le pregunté si era un interrogatorio y me dijo que no, que era informal, que no tenía obligación de contestar. "Yo no te lo voy a decir", le dije. Yo estaba terminando de editar el libro, coordinando la cobertura de prensa con cinco o seis medios, y atrás de la logística y seguridad para que él viniera.
Y cuando él llegó, fue a conferencia de prensa, ahí salió (la periodista) Georgina Mayo a denunciar que venían por él, básicamente. Ahí Amodio sugirió: "¿Y si me sacan en el baúl de un auto y me llevan para la frontera?". "No, quedate tranquilo, vamos a hacerle frente a esto" y salimos a llamar a un abogado a las 10 de la noche. El único que agarró viaje a las 10 de la noche de un viernes fue Andrés Ojeda. Y más o menos después me caen los señores de Inteligencia al hotel Sheraton. Estaba el director de Inteligencia en persona. Le digo al director de Inteligencia: "¿A esta hora? ¿Tenés una orden judicial?". "No, no tengo", me dice. "Bueno, entonces no te vas a llevar a nadie". Y empezó un duelo: era él y un batallón de los tipos de Inteligencia, y yo con los de la empresa de seguridad privada que habíamos contratado, que estaban salados y les trancaron a los milicos. Bajó el abogado del hotel también. Fuimos a la suite presidencial a discutir el asunto. Y al final desistieron, se fueron recalientes porque incluso habían cercado la zona. Y al otro día a las 8 de la mañana volvieron a buscarlo y ahí se lo llevaron detenido. Ahí empezó el periplo de Amodio Pérez en cana, otro período oscurísimo, donde también hubo ninguneo por parte de algunos periodistas, tipo: "Jodete, por traer a este tipo, que es un traidor". ¿Traidor de quién? A mí no me traicionó. ¿Era traidor a la Patria? ¿De qué hablan? Lo mismo había pasado con Zabalza 10 años antes, empecé a revivir todo eso.
Hay una lógica en determinada prensa -y no sólo la prensa oficialista, afín a ellos- que sin darse cuenta labura para el FA, para la izquierda, y no se asume... y ahí meto a canales de televisión, a los diarios. Con esto de Bolsonaro es vergonzoso. Lo tildan de "ultraderechista" livianamente, todos los días. ¿Vos ves que de Maduro digan "el dictador ultraizquierdista Maduro"? Y es un hijo de puta que mata gente. Ahora, Bolsonaro, que no mató a nadie que yo sepa, no tiene ningún crimen en su haber, lo tildan en los medios como "el candidato ultraderechista, asistémico, fascista". ¿Es ultraderechista? No sé, él no se define así, él se define conservador.
-Bueno, yo creo que es claro que Jair Bolsonaro es ultraderechista, y también es cierto que no se lo suele calificar a Maduro en notas informativas.
-Está todo bien, yo no defiendo a Bolsonaro, pero la cancha está muy flechada. La hegemonía cultural de la izquierda ha hecho un trabajo impresionante en este país.
-¿Te sentiste responsable de que Amodio tuviera que quedarse en Uruguay durante casi dos años, cuando solo venía a la presentación del libro?
-Me sentí responsable en un principio. Y después, empecé a ver que por la vía de su propia habilidad para manejarse con los medios y por la brutalidad que los agentes del gobierno y el Poder Judicial actuaron, la opinión pública se volcó para su lado. Y ahí dejé de arrepentirme, porque me di cuenta que todo ese proceso sirvió para que de alguna manera el testimonio de Amodio Pérez se haya validado por la vía de la opinión pública. Es un enorme grano en el traste para el MPP, el MLN y Mujica el hecho de que haya aparecido este tipo, haya peleado contra la Justicia y hoy esté viviendo acá en Uruguay, entre nosotros, y tenga una vida normal.
"Hoy ser anti-Frente Amplio es un acto patriótico, lo hago por mis hijos. Si están haciendo mierda todo... Son malandras, ladrones, corruptos. Es un acto militante porque lo que quiero es que se vayan, que dejen de robar y de mentir"
-Ahí volvés a hacer referencia a APU. Decís: "También me acuerdo del silencio de los medios y mis colegas ante las mentiras, las injusticias y los atropellos por parte de jueces, policías y autoridades del gobierno. Pero en esa ocasión la APU sí hizo un comunicado: decía que Georgina Mayo se sentía agredida porque la traté de 'periodista militante'". O sea, sentís que APU respaldó a otra colega cuando vos la acusaste de ser militante, pero no te defendió en su momento.
-Yo creo que APU tendría que haber tenido un gesto de solidaridad mínimo conmigo, cuando sale otra vez Caras y Caretas o La República a tratarme de "un agente de la derecha", un "agente del mal" por traer a Amodio a la presentación del libro. No sólo no hizo nada, sino que además, en este caso, se centró en una denuncia que hizo Georgina Mayo porque se sintió ofendida cuando en una entrevista dije que era una periodista militante.
-¿Por qué te parece militante Georgina Mayo?
-Es lo que pienso: que es una agente del gobierno frenteamplista trabajando en los medios.
Es oficialista, trabajando en el canal del Estado (TNU), como casi todos los que están trabajando ahí. Habrá alguna excepción, pero en general son periodistas militantes, reconocidos, los conozco hace años. No llegué ayer a los medios. Y ahí, en diciembre de 2015 sale el libro Condenado: preso político en democracia (que lo escribió el propio Amodio, estando en cana). La gente estaba podrida ya de Amodio, había sido el tema del año, a mitad de año. Yo fui el editor de ese libro, y venía con un DVD mío. ¿Sabés lo que es que no te llame nadie para hacer prensa? Nadie, ni el loro. Ese libro salió muerto. Amodio estaba en prisión domiciliaria y lo presentamos por streaming en YouTube, y llegado el momento de la presentación nos bajaron la palanca... Justo vino un corte de Antel a la mismísima hora en que arrancaba el streaming que habíamos anunciado. No se pudo ver. Y el libro nunca jamás figuró en la prensa. No fue casualidad.
-Alguien puede decir que lo tuyo es militante, siempre "pegándole" al MPP. De hecho, contaste que Urruzola hace cuatro años te dijo que vos tenías la idea fija contra el MPP.
-No es con el MPP, es con la izquierda toda, es con el FA. Pero lo mío no es militancia política desde ningún sector, yo podría votar a Lacalle Pou en las próximas elecciones, pero no voy a militar en el Partido Nacional, ni le voy a pedir nada a Lacalle, ni quiero trabajar en el Estado, ni que Lacalle me dé nada. No me interesa.
-Pero vos mismo recién me reconociste que lo tuyo es militancia anti-izquierda...
-Es que hoy ser anti-Frente Amplio es un acto patriótico, lo hago por mis hijos, por sentido común. Si están haciendo mierda todo, ¿qué querés que te diga? Son malandras, ladrones, corruptos. Es un acto militante porque lo que quiero es que se vayan, que dejen de robar y de mentir. Mirá, investigar a los sectores de poder que están en el ejercicio del gobierno es una de las principales labores de un periodista. Igual te digo: no creo que sólo en el FA haya corrupción, no soy tan gil. Pero sistemáticamente desde hace 13 años hay un grupo de gente en el poder, de la izquierda, que... Mirá, te lo digo así: si acá hay justicia, si hay un Poder Judicial independiente, acá hay un montón de gente que va a terminar presa, porque son delincuentes comunes. Y del MPP especialmente, porque es un sector lumpenizado, y que conciben la política en un límite que siempre está al borde de la legalidad, porque tienen esa tradición, es histórica. ¿Hay otros sectores del gobierno que tienen gente corrupta? Claro que sí, pero el MPP es el emblema, o surgen figuras como (Raúl) Sendic, todo ese grupo de gente, que son primos hermanos del MPP, de los tupamaros, que son lo peor. No es una labor militante, es una labor de denuncia sistemática. Y yo sólo cuento con mi cuenta de Facebook, la de Twitter y los libros que publico tras mis investigaciones.
-En setiembre de 2017 dijiste en revista Galería: "La barra de Mujica, la pesada del MPP, siempre está metida en temas oscuros, jodidos, ilegales". Hablaste de acciones de narcotráfico, contrabando, secuestros extorsivos para lavar dinero, y vínculos con grupos terroristas internacionales. Todo esto lo dijiste al presentar tu libro 30 mitos de la historia reciente de Ediciones De la Plaza. Son acusaciones muy duras. ¿Tenés pruebas de todo esto que denunciás?
-No tengo las pruebas, pero me consta. Llegué a todo esto por testimonios. A mí me extraña que no me han llamado a declarar por el tema de las tupabandas, una causa que está abierta hoy. La archivaron y la volvieron a abrir, a instancias del documento que se presentó en minoría en el Parlamento para la comisión investigadora sobre las tupabandas. A instancias de ese informe y de una nota que salió en El País y que reproducía lo que decía el informe, donde hablaba el comisario (Eduardo) Vica Font y él sale diciendo que detuvo a un tipo en el noventa y pico y éste le confesó que la guita la llevaba al comité de Eleuterio Fernández (Huidobro) y se la daba al Ñato. O sea: que robaba para el Ñato. Ahí reabrieron -por la presión- la investigación, pero la abrieron para nada, pour la gallerie. Eso está trancado. Está claro lo que está haciendo el fiscal de Corte (Jorge) Díaz, es un trabajo de amortiguación, está aguantando la cantidad de macanas que se están mandando estos tipos. Esta es una. El expediente de las tupabandas está abierto. Y a mí no me citaron a declarar.
-Vos hiciste estas duras acusaciones en revista Galería, y en tus libros. Pero, ¿por qué no hiciste la denuncia en la Justicia?
-Porque nunca se me ocurriría hacer una denuncia por mi cuenta en la Justicia... Yo a un juez le puedo tirar nombres si me los pide, que a vos no te puedo dar para esta nota. "Esto me lo dijo Fulano, esto me lo dijo Zutano". No me parece que tenga que ir yo a la Justicia. Por mucho menos de las declaraciones que he hecho se han citado a declarar a gente de oficio. Si no me llaman es por algo. Yo no voy a ir a la Justicia, no me corresponde...
-Sí te corresponde.
-Me correspondería si yo tuviera parte activa en eso, pero yo lo que tengo son confesiones, testimonios, de otros. Puedo decir quién me dijo qué cosa y quién me dijo tal otra, con lujo de detalles. Si la Justicia se interesa, que me llamen a declarar.
-La cuenta de Twitter "Escuadrón denunciador antidifamación" escribió en un tuit que vos sos "un tipo del que se comenta habría abusado de una menor de edad, a cuya familia muy humilde le habría pagado muy buen dinero para no hacer la denuncia. Y que como si fuera poco, parece que además ejercería violencia de género". ¿Qué contestás a esta acusación?
"Si vos te sentás con Mujica y lo apretás, lo incomodás, no es ese campechano simpático, le salta el patotero. Y es un ejercicio de poder que se ha contaminado a lo largo de 13 años y extendido a los medios, acá casi toda la prensa escrita es dependiente del gobierno"
-La catarsis que publiqué en Facebook surgió por ese tuit. Son esas cosas... asquerosas que lees, me ha pasado con algunos trolls o cuentas falsas que salen. La otra vez salió uno que decía que yo siempre me saco fotos con mis hijos "para dar ternura". Cualquier cosa que te acusen que sea mentira y desde el anonimato es muy jodido. Ahí decidí escribir eso en Facebook, me salió la mierda que tenía acumulada hacía 10 años y tiré con todo. Ya sé quién administra esa cuenta porque un hacker amigo me rastreó el IP, y la dirección es un lugar en Buenos Aires, tiene 8 seguidores... yo que sé. Es un invento para enchastrar. Yo tendría que estar acostumbrado a estas cosas, pero no me termino de acostumbrar, porque aparte salen con una violencia inusitada, una carga de basura cada vez peor. Pero no me pueden acusar de nada. Tengo que tener la cola muy limpia yo, no me puedo mandar ni una, ni media, porque me están esperando.
-Terminás tu carta diciendo que hace más de 10 años que venís bancando amenazas veladas y desembozadas de "corruptos, ordinarios y criminales rebosantes de poder e impunidad. También el ninguneo de la prensa en su casi totalidad". Acá un miembro de la prensa te pregunta: ¿Por qué pensás que esas amenazas no fueron investigadas como correspondía? ¿Y por qué tus denuncias no tuvieron eco en "la prensa"? ¿En qué prensa?
-Creo que hay un discurso que ha ganado a la opinión pública en general, y los medios y la Justicia no son la excepción. Hay una especie de tolerancia al patoterismo que nos ha ganado, y eso tiene mucho que ver con la izquierda en el poder. En el ejercicio del poder figuras como la de Mujica, que con ese tono campechano, lo que hace es patotear, amenazar veladamente, en la forma, en el tono... Hemos aceptado que este tipo diga cualquier cosa: que lo político está por encima de lo jurídico, o la última que se mandó, que si pierden las elecciones "ahí sí me van a ver". El tono es amenazante siempre. El tono es simpático y bonachón ante escenarios o medios internacionales, pero si vos te sentás con Mujica -tuve la oportunidad de hacerlo, en una entrevista extensa- y lo apretás, lo incomodás, no es ese campechano simpático, le salta el patotero. Y ese ejercicio sistemático del discurso es un ejercicio de poder que se ha contaminado a lo largo de 13 años y extendido a los medios -por supuesto tiene una prensa afín y una prensa que depende-, acá casi toda la prensa escrita es dependiente del gobierno.
Ojo que no me siento parte de una conspiración contra él ni nada... Soy un loco suelto, un tipo independiente, que no tiene ningún medio o plataforma para emitir mensajes, que usa a los medios para emitir mensajes, pero no tengo ninguna plataforma ni política ni mediática. Esto hace que mucha gente desestime la posibilidad de entrevistarme. Y en la Justicia, están haciendo un laburo en Fiscalía para tratar de tapar lo más que pueda para que todos los casos de corrupción que han surgido queden sobreseídos, que la cosa quede ahí... Me consta que por cosas mucho menores la Justicia ha abierto causas, ha investigado de oficio, y quizás piensan que soy un loco suelto. Si lo dice (el abogado Gustavo) Salle pasa un poco lo mismo, la gente se acostumbra a que el emisor se transforme en un tirabombas... Si ese es mi rol, lo asumo: soy un unabomber.
-¿A qué atribuís el alto porcentaje de imagen positiva que tiene José Mujica en el electorado?
-Al alto índice de estupidez que campea. Lamentablemente la sociedad uruguaya vive en una nube de pedos desde el punto de vista político. La imagen de Mujica, trasladada al exterior, hace que muchos uruguayos se sientan orgullosos, y cuando van al exterior le nombran a Mujica y se sienten orondos, sabiendo que es un corrupto, que es una mentira, un fake. Les pasa lo mismo que cuando le nombran a (Luis) Suárez. Creo que hay un sentimiento de orgullo por el Pepe como lo hay del Maestro Tabárez y del proceso, que terminan distorsionando la realidad para ajustarlo al personaje. Negando la realidad. Lo de Tabárez es algo similar... ¿Proceso de qué? Si lo mirás, coincide con el proceso frenteamplista. Es un proceso político el de Tabárez, con mucha suerte, con viento de cola, igual que el gobierno frenteamplista. Pasa un poco lo mismo: la gente tiende a endiosar a una figura y termina negando la realidad.
-Como escritor estás trabajando en otro libro sobre historia reciente. ¿De qué se trata? ¿Qué hay de nuevo para decir?
-Estoy trabajando en un libro de historia inmediata. Saqué 30 mitos de la historia reciente el año pasado, y el año que viene voy a sacar 30 mitos de la historia... no sé cómo lo voy a llamar, pero hablo de los últimos 20 o 25 años: desde el período de Lacalle Herrera a la fecha, centrándome en algunos casos como (del bioquímico chileno y miembro de la Dirección de Inteligencia de Chile, Eugenio) Berríos, cuestiones que tuvieron que ver con la política, y que todavía no están resueltas o que han surgido, como las tupabandas también. Voy a tratar de apelar a la brevedad, entendiendo que hoy la gente no tiene tiempo ni ganas de leer, la gente se está acostumbrando al tuit, a lo inmediato. El formato tiene que ser de textos breves para que la gente lo lea. Álvaro Diez de Medina sacó un libro impresionante sobre los tupamaros y claro, no lo lee nadie, porque es un mazacote enorme. La gente no lee.
-También estás trabajando en un documental sobre historia reciente, junto al periodista Álvaro Alfonso. ¿Qué me podés adelantar?
-Estoy armando la estructura del guión-base. Álvaro tiene mucho material de entrevistas, yo me acuerdo que trabajaba en Brecha y me decían "este tipo es de los Servicios" y era acusado de facho, pero lo que tenía Álvaro era algo que no tenía nadie en ese momento: acceso a las fuentes militares, que se las supo ganar. Entrevistó a muchos militares que hoy no están y esas entrevistas largas tienen un valor impresionante, algunas audiovisuales, otras de audio. Yo, por mi parte, también entrevisté a mucha gente sobre el pasado reciente, tupamaros sobre todo, gente vinculada al MLN que ya no está. Estamos pensando en hacer un documental de hora y media, no sabemos todavía por dónde se podrá ver.
-¿Cómo te definís políticamente?
-Estas que vienen van a ser las primeras elecciones que voy a votar. Yo siempre fui anarco, pero no anarquista militante, no; digo anarco en el sentido libertario. El Estado para mí es una carga innecesaria y negativa, creo en el Estado mínimo, creo en el Estado que se encarga de la educación, de la salud y la seguridad, punto. Siempre renegué un poco de la política electoral, la política partidaria, porque al estar del otro lado, investigando, ves cosas o te consustanciás con prácticas que te generan un asquito... En éstas sí voy a votar porque estoy harto de esto: del robo, de la mentira, de la impunidad, de la desfachatez. Me considero libertario y antiestatista y básicamente creo en la democracia, pero no tengo un lugar de pertenencia en ningún partido.
-Hablando de escuadrones, criás a seis niños, tres tuyos y tres de tu esposa, todos varones... ¿Qué valores intentás inculcarles para cuando crezcan?
-La verdad, el tema de ir de frente, de que hagan lo que quieran, lo que les gusta y no lo que les conviene. Todos mentimos en algún momento, todos somos hipócritas, o la verdad flaquea, porque no es absoluta la verdad, pero tratar de ajustar la vida a lo que sea tu verdad. Eso está bueno. Tiene que ver con la autenticidad. Mis hijos me han visto padecer las consecuencias del ejercicio de la verdad -de mi verdad- y está bueno que ellos se queden con lo importante de la autenticidad.
-¿Sos feliz?
-Soy feliz. Muy feliz.
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