El exjuez anticorrupción, muy popular en Brasil, llegó a la sede de la policía federal de Curitiba, en el sur del país, poco antes de las 14H00 , y salió tarde por la noche.
Lo esperaban decenas de manifestantes que acudieron hasta ahí para apoyarlo o, al contrario, para mostrar su respaldo a Bolsonaro.
Miembros de uno y otro grupo intercambiaron insultos, obligando a los policías a separar a ambos bandos.
El contenido de su declaración no fue revelado, pero el diario Estado de Sao Paulo indicó en su sitio web que el exministro mostró mensajes y correos electrónicos que intercambió con el jefe de Estado.
Moro, uno de los ministros estrella de Bolsonaro, dimitió la semana pasada tras el despido de uno de sus colaboradores más cercanos, el jefe de la policía federal, Mauricio Valeixo.
"El cambio al frente de la policía federal sin ningún motivo real es una injerencia política que resta credibilidad a mí y al gobierno", dijo Moro en rueda de prensa cuando dimitió el 24 de abril.
"El presidente me dijo que quería colocar a una persona con quien tuviera contacto personal, a quien pudiese llamar, pedirle informaciones, informes de inteligencia (...) Prestar ese tipo de información no es el papel de la Policía Federal. Las investigaciones deben ser preservadas", añadió el exministro.
Bolsonaro respondió que esas acusaciones eran "infundadas".
Las declaraciones de Moro llevaron al fiscal general a reclamar la apertura de una investigación sobre el presidente, autorizada inmediatamente por el Supremo Tribunal Federal de Brasil.
El alto tribunal pidió que el ahora exministro fuera interrogado en 60 días, un plazo que redujo luego a cinco días.
Esa investigación podría abrir el camino a un proceso de destitución contra Bolsonaro o a acciones judiciales contra Moro por calumnias.
Este sábado el presidente trató a su exministro de "Judas" en Twitter.
En una entrevista publicada este viernes en el semanario Veja, Sergio Moro declaró que iba a presentar pruebas de sus acusaciones durante su interrogatorio.
Afirmó además que la lucha contra la corrupción no es "la prioridad" del gobierno.
Moro aceptó poner fin a una carrera de 22 años en la magistratura para integrar el gobierno. Se le consideraba entonces como el emblema de la lucha anticorrupción en el país, tras la operación Lava Jato, que puso a decenas de dirigentes políticos en la cárcel.
Su imagen se vio empañada en junio, cuando el medio digital de periodismo de investigación The Intercept Brazil publicó intercambios de mensajes con fiscales que suscitaron dudas sobre su imparcialidad en el marco de la dura condena de cárcel impuesta al expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva por corrupción.
Agencias
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