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Política

En el final

Eutanasia: últimas negociaciones en medio de un debate aún encendido

Por estas horas se resuelven aspectos del proyecto unificado del Partido Colorado y el Frente Amplio. ¿Qué dirá el certificado de defunción?

29.06.2022 14:39

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2022-06-29T14:39:00-03:00
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Montevideo Portal

Por Paula Barquet y Santiago Magni 

El debate sobre la eutanasia se juega por estas horas en una negociación artículo por artículo, palabra por palabra, entre las bancadas de diputados colorados y frenteamplistas. Quienes llevan la voz cantante son Ope Pasquet y Luis Gallo, cuyas conversaciones comenzaron en diciembre, se retomaron en febrero, avanzaron durante los últimos meses y hoy tienen base en un borrador de proyecto unificado que va del celular de uno a la computadora del otro con el fin de reunir el consenso suficiente.

No se trata de mera letra chica. En sus consideraciones actuales está cómo resolver la “categoría” del fallecimiento por eutanasia (no será muerte natural, tampoco violenta, pero deberá definirse de algún modo a nivel formal, y eso tendrá sus implicancias); discuten, también, aspectos relativos al procedimiento (plazos de decisión, segundas o terceras opiniones), aunque mucho de esto será materia de una posterior reglamentación de la ley; y tienen por delante resolver si se incluye o no la posibilidad del suicidio asistido, algo en lo que discrepan sin intención de que sus posturas divergentes tranquen el trabajoso proceso de acordar un documento que logre lo que ambos conciben como lo prioritario: que haya eutanasia legal en Uruguay.

Así, este miércoles los legisladores se reunieron para avanzar sobre estos puntos y esperan esta semana poder compartir el borrador con sus compañeros de bancada. La meta es llegar a un documento acordado en los primeros días de julio.

Tu derecho, mi derecho

Sus diferencias parten de mirar el tema desde ópticas distintas: Pasquet, abogado y autor del proyecto original (presentado en marzo de 2020), lo ve desde el derecho penal; Gallo, que es médico, propone darle a la eutanasia el estatus de derecho. “Son perspectivas distintas, pero no antagónicas; complementarias”, dice Pasquet a Montevideo Portal.

El colorado mencionó como ejemplo la legislación de Holanda, donde la eutanasia no se considera un derecho que el Estado deba garantizar, sino que es un servicio que recae en la sociedad civil. En Uruguay no parece viable algo así. “Hoy por hoy, me parece indispensable que las instituciones de asistencia médica lo hagan”, dijo Pasquet, que luego expresó: “Estoy dispuesto a aceptar que se considere un derecho”.

Para Gallo, no alcanza con despenalizar: es clave concebir la eutanasia como un derecho, tal como se entendió años atrás el aborto. El proyecto de los frenteamplistas no habla de eutanasia sino de “asistencia para morir con garantías”, y Gallo lo plantea como “un acto médico de amor”.

Si se consagra como un derecho del paciente, tal como se proyecta, tendrá que formar parte del PIAS (Plan Integral de Atención en Salud) y brindarse como una prestación a los usuarios de las instituciones del sistema.

Relacionado con esto, aparece la discusión del suicidio asistido. Pasquet incluye esa posibilidad en su proyecto al decir que se exonera de responsabilidad al médico que “le da muerte o la ayuda a darse muerte” a un paciente. Por su parte, Gallo no concibe que el paciente deba hacerse cargo de llevar a cabo el acto de darle fin a su vida. “Si hablo de un derecho, yo no puedo votar el suicidio asistido; le restaría importancia a la eutanasia”, planteó. Además, considera que al habilitar la eutanasia y despenalizar a los médicos que la lleven a cabo, no sería necesario introducir el mecanismo de suicidio asistido.

Es una discusión pendiente, señaló Pasquet. Lo que sí está claro es que ni frenteamplistas ni colorados están dispuestos a dejar de votar el proyecto si prosperara la postura del otro.

Diputado Ope Pasquet. Foto: FocoUy

Diputado Ope Pasquet. Foto: FocoUy

¿De qué murió?

Por ley, el certificado de defunción debe registrar la causa de fallecimiento de una persona y existen categorías establecidas. “Muerte natural es la que resulta de un proceso patológico agudo o crónico. Muerte violenta es aquella debida a causas externas, sea de etiología accidental, homicida o suicida”, dice la norma.

¿Dónde entraría la eutanasia?

En el proyecto de modificación que elaboraron los diputados frenteamplistas originalmente, la consideraban muerte natural. Sin embargo, tras las visitas de diversos especialistas y el aporte de la academia, y la crítica puntual a esa decisión, Gallo dijo a Montevideo Portal que se decidió reverlo y “buscar alternativas para que no tenga que catalogarse de muerte natural, pero tampoco violenta”.

“Reconociendo que no es una muerte natural, debemos poner que los efectos serían como los de la muerte natural. Hay que ajustar el certificado de defunción”, advirtió Pasquet. “La eutanasia no es natural, pero tampoco queremos que la muerte eutanásica conlleve perjuicios, por ejemplo, en lo relativo al seguro de vida”, explicó.

Este es el punto en el cual están enfocados Gallo y Pasquet en estos días, y tienen entre manos una fórmula que prefirieron no develar antes de que la conozcan sus compañeros de bancada.

Quién, cuándo, cómo

Quién puede solicitar la eutanasia es algo que también resta definir con precisión. El objetivo es englobar los tres grupos de personas en los que es “más común” encontrar la patología crónica incurable, explicó Gallo: los pacientes con cáncer, los que sufren ELA y los que viven con cuadriplejia.

El mecanismo acordado es que la eutanasia se deberá solicitar al médico tratante por escrito o con testigos. Luego habrá un plazo de reflexión para ratificar la solicitud. En eso aún hay que llegar a un consenso: si serán cinco, 10 o 15 días. De vuelta: ni Gallo ni Pasquet visualizan “pelearse” por eso.

El diputado frenteamplista señaló que el proyecto unificado introduce la segunda opinión médica antes de los 20 días de la solicitud inicial, que deberá figurar en la historia clínica y que además deberá ser presencial “para dar más garantías”. El objetivo es asegurar que no se ven posibilidades de tratamientos alternativos o distintas expectativas de vida. Y el plazo fijado (los 20 días) persiguen como fin que el paciente “no quede rehén de la burocracia” de las instituciones en un momento tan delicado, dijo Gallo.

Otro asunto en el que aún se trabaja es la posibilidad de los médicos impongan objeción de conciencia que por razones filosóficas o religiosas. Sobre esto, Gallo adelantó que se tomará como modelo la fórmula establecida en la Ley de Voluntad Anticipada y no en la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, como se había pensado en un inicio. El motivo es que “resulta más adecuada”, comentó.

Hay acuerdo en que la objeción de conciencia rija para todas las instituciones en que trabaje el médico, y expresamente se advierte que puede arrepentirse y revocar su decisión, algo que surgió a pedido del Colegio Médico.

Diputado Luis Gallo. Foto: FocoUy

Diputado Luis Gallo. Foto: FocoUy

Las posturas de los médicos

El debate sobre la eutanasia y los proyectos de ley que se tratan en el Parlamento ha sido y es todavía materia de debate entre médicos. Quienes están a favor hacen énfasis en “la autonomía y la libertad de poder decidir”, mientras que los detractores advierten que no se respeta “el derecho a la vida de la persona”.

Oscar Cluzet, consejero nacional y presidente del comité de bioética del Colegio Médico del Uruguay (CMU), dijo a Montevideo Portal que el colegio “debía cumplir con la difusión” sobre el tema y realizaron un conversatorio donde se plantearon distintas posturas “para que la gente entienda de qué se está hablando”. “Buscamos hacer conciencia ciudadana sobre el tema, tiene que haber aspectos de discusión social”, acotó.

“El Colegio Médico entendió que tenía que lograr llevar una postura garantista al Parlamento, que no ocurran cosas que pasan en otros países. Por ejemplo, en Holanda se produjo una extensión de las indicaciones, lo cual significa que quizás se van otorgando indicaciones de eutanasia en situaciones en las cuales no estaría indicada de acuerdo con las normas de comienzo”, explicó Cluzet.

En ese sentido, hizo referencia a la imposibilidad de “tener una opinión de consenso” ya que está compuesto por 16 mil integrantes, pero en caso de que se apruebe el proyecto apuntan “a que se mantengan marcos estrictos y se instale una comisión de revisión previo al acto de eutanasia”.

Por su parte, el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) emitió una declaración a principio de junio en la que se expresó sobre la eutanasia y la muerte digna tras ser convocado a la comisión de Salud Pública y Asistencia Social de la Cámara de Diputados.

El SMU señaló que existe “dentro del colectivo médico un abanico de opiniones y posturas sobre este tema”, por lo que “debe contemplarse el derecho del médico a no practicar la eutanasia por razones de conciencia (objeción de conciencia)”, en caso de que el profesional no esté de acuerdo con la solicitud del paciente.

En esta línea, el sindicato apuntó que debe reconocerse el “derecho de los médicos a ejercer la profesión con autonomía y libertad, pero que este derecho no debe impedir el ejercicio de los derechos de los usuarios”.

Finalmente, el sindicato expresó la necesidad de derogar el artículo 46 del Código de Ética Médica en caso de que la normativa avance.

Un artículo en discusión

El Código de Ética Médica —que fue aprobado por la Ley 19.286, el 17 de octubre de 2014 — en su artículo 46, regula la eutanasia desde una perspectiva ética, disponiendo: “La eutanasia activa entendida como la acción u omisión que acelera o causa la muerte de un paciente, es contraria a la ética de la profesión”. Este artículo y los cambios del código son tema de debate entre la comunidad médica.

Cluzet considera que “los Códigos de Ética Médica cada cinco o 10 años necesitan actualizaciones con independencia de las leyes que se están discutiendo”. “El Colegio Médico pretende lograr que de futuro se le conceda la potestad de poder fijar sus propias reglas”, comentó.

Sobre el artículo 46 se discute si la ley de eutanasia derogaría o no esta normativa. Al respecto Cluzet aseveró que el proyecto del Frente Amplio procura la derogación explícita, y el del Partido Colorado “lo hace implícitamente”. “Todo el proceso de conformación de un nuevo código a través de las comisiones y consejos regionales necesita una instancia interior, que es la aprobación por plebiscito (entre los médicos). Se crea una situación de difícil solución si la aprobación plebiscitaria no modifica al artículo 46”, señaló.

En ese sentido, el integrante del CMU opinó que “estaría la contradicción persistente entre un artículo que considera no ética la eutanasia más allá de lo que dijera la parte legal”. “Se podría derogar el artículo 46, pero si el colectivo no apoya una modificación que permita la realización de la eutanasia esta no podría llevarse a cabo”, advirtió.

Por su parte, Federico Preve, neurólogo e integrante del Grupo de apoyo para una Muerte Asistida Digna en Uruguay (MADU), opinó en diálogo con Montevideo Portal que “los códigos de ética son cambiantes” y “no son letras grabadas en piedra” ya que “van cambiando de acuerdo con los tiempos y derechos de las personas”.

“Hay un error en Uruguay que es que el Código de Ética tiene carácter de ley; hay que romper con eso”, dijo, y señaló que a nivel mundial “el código de ética ya cambió”. “En 2019, en la Declaración de Helsinski de la Asamblea de la Asociación Médica Mundial (AMM), se quitó la eutanasia como contraria a la ética médica. La AMM se expresó en contra de la eutanasia, pero lo quitó a que sea contrario a la ética y dio libertad a los países para definir”, añadió.

“Cumplimos un rol social más allá del científico y profesional, que es atender a la gente para acompañarla. Si surge un nuevo derecho que es ayudar al proceso final con la eutanasia, la medicina deberá estar a la altura de las circunstancias y cambiar eso de su Código de Ética”, aseguró el neurólogo.

Tercera opinión

La tercera opinión o la necesidad de una comisión de garantías o revisión no estaba en primera instancia en ninguno de los proyectos de ley.

Cluzet señaló que la tercera opinión es “una consulta posterior o que se hace transcurriendo en simultáneo con la decisión de aprobar el petitorio de eutanasia”. “Se discute si esa tercera opinión tiene que ser de otro colega de referencia o de un colectivo con todas las garantías en el que se incline la mayoría previo a la decisión eutanásica”, expresó.

Para el integrante del CMU, “esa tercera opinión es necesaria y a eso se suma la opinión derivada del análisis de lo que efectivamente pasó, donde la comisión de revisión prolonga sus acciones más allá de la realización de la eutanasia”.

“Entre la aprobación del procedimiento y su realización efectiva pueden pasar cosas que hagan necesario juzgar de manera crítica lo finalmente actuado”, consideró.

El rol humano de los médicos

Preve hizo referencia a la concepción sobre la debilidad de la vida de las personas y cómo transcurrir los momentos finales de una vida. “Cuando hay una situación de salud que es irreversible, el principio de autonomía de la decisión de la persona y la libertad de poder decidir es esencial”, dijo el neurólogo.

“Es un derecho humano decidir cómo transcurrir el proceso final de la vida, la muerte ante una enfermedad que causa sufrimiento y no se puede aliviar, y la persona se debate entre morir con una situación agónica e indigna, o morir con dignidad”, añadió.

Preve cree que la disyuntiva está en “morir con un cierre de etapa final con dignidad y en uso de la libertad individual o hacerlo sufriendo y de una forma que no es como la persona se imaginó que iba a ser el momento final de su vida”.

Además, sostuvo que en caso de que se apruebe la ley “no se obliga a nadie, considerando la vida como derecho, pero desde el punto de vista profesional se debe velar por la máxima autonomía de los pacientes”. “A los médicos nos formaron para curar, salvar vidas, ayudar en enfermedades y acompañar, pero hay un cambio de visión o paradigma: no podemos curar todo y salvar a las personas de todas las situaciones, aunque sí tenemos el deber de hacer nuestro máximo esfuerzo”, explicó.

El médico comparte la idea de que debe haber un sistema de garantías “para los pacientes y los profesionales”. “Los pacientes deben tener certificación de una situación de diagnóstico irreversible y que los tratamientos no alivian los dolores, y eso debe ser corroborado por otro médico independiente. Ese médico debe certificar que se está ante esas circunstancias y luego debe haber un control externo para dar garantía a las personas”, afirmó.

El neurólogo sostuvo que “se debe velar por la máxima autonomía y en los cuidados que realiza el equipo de salud debe haber un acto de amor profesional”. “Estamos ante una circunstancia que cuando se nos presenta nos quiebra. Nuestro rol es humano y emocional; más allá de lo profesional también está la empatía”, acotó.

Preve destacó la madurez de la sociedad para hablar del tema y que se haya “sacado a la muerte como un tabú”. Además, cree que “es bueno que se dé la discusión”. “Hay que votarlo cuanto antes porque hay gente que está sufriendo hoy y muriendo indignamente; no tenemos derecho a negarle la posibilidad de una muerte digna”, reflexionó.

Confusiones varias

“Se siguen repitiendo confusiones que no deben simplificarse en estar a favor o en contra de la libertad”, dijo a Montevideo Portal Miguel Pastorino, profesor de Filosofía y Ética en la Universidad Católica del Uruguay (UCU) y portavoz de Prudencia Uruguay.

Prudencia Uruguay es un grupo formado por uruguayos en contra de la eutanasia, y lo integran profesionales del área de la medicina, de los cuidados paliativos, de la bioética y de la filosofía. El referente político es el diputado nacionalista Rodrigo Goñi; también forman parte el exsenador colorado Pedro Bordaberry y Álvaro Vázquez, hijo del expresidente Tabaré Vázquez.

“Quien está en contra de la eutanasia no es que quiera que la gente sufra y el que está a favor no es que quiera matar gente, eso es absurdo. El problema es que en las redes el tema se simplifica y se hacen caricaturas”, aseveró Pastorino.

“La ley vigente protege los derechos del paciente, sobre todo la ley 18.335 de derechos de pacientes y usuarios de servicios de salud, que habla de que morir con dignidad es morir en paz, sin dolor, que es lo que todos queremos: que la gente no sufra, muera en paz, sin dolor y por muerte natural o en caso de enfermedad”, agregó.

El filósofo recordó que esa ley “dice que el médico no debe ni prolongar la vida de modo artificial ni el médico debe adelantar la muerte, por algo está penalizado como homicidio en el contexto médico”. “Mucha gente cree que la eutanasia es lo que ya es legal, y eso es una gran confusión. Está la Ley de Voluntad Anticipada, que permite al paciente decidir que no se le haga ningún tipo de tratamiento que le alargue la vida o el sufrimiento”, añadió.

Pastorino advirtió por las “inequidades” en lo que refiere al acceso a una atención de calidad y los casos en los que no se accede a un tratamiento. “Se pone por delante algo que en los pocos países donde es legal trae más abusos e injusticias de los que ya existen”, comentó.

Ejemplos internacionales

En países como Holanda, Bélgica y Canadá se aplica la eutanasia. Para Pastorino, “no hay forma de negar que las muertes por eutanasia y suicidio asistido en la mayoría de estos países han crecido”. “Lo más grave no es que crezcan, sino que aumentan las causales. Esto se abre a casos de enfermos crónicos que tienen mucho tiempo de vida o que no tienen una enfermedad que pone en peligro su vida, simplemente entienden que su calidad de vida está considerada como deteriorada o no es buena, según la persona”, afirmó.

“En Canadá se aplica la eutanasia desde 2021 para personas con discapacidad, muchas veces jóvenes. En otros países ha pasado que una vez que se permite que una persona pida morir y se le conceda eso como derecho, y el Estado tenga el deber de dárselo, la línea de para quién sí y quién no es muy difícil”, agregó.

El integrante de Prudencia Uruguay entiende que “se está discriminando en dos tipos de personas: las que son eliminables legalmente y otras que no”. “Parecemos empáticos con ancianos y personas con vidas limitadas para decirles que es empático darles muerte, pero a otras personas les decimos que es empático ayudarlas a llevar la vida mejor”, cuestionó.

En ese sentido, cree que “hay una incoherencia de discriminación que tiene que ver con una cultura mercantil, donde valoramos la vida dependiendo de la edad”. “Las personas se ven a sí mismas así, ya que socialmente hay una devaluación de la vejez”, opinó.

Por otro lado, criticó a políticos “y hasta médicos” que “repiten que en Uruguay la eutanasia es un secreto a voces”, lo cual “es falso”. “Eso se confunde con la sedación paliativa, que implica que le induzcan el coma a un paciente para que no sufra antes de morir. Eso no es eutanasia”, expresó.

Foto: FocoUy - Gastón Britos (archivo)

Foto: FocoUy - Gastón Britos (archivo)

La postergación de la Ley de Cuidados Paliativos

En diciembre de 2021 el proyecto de ley de Cuidados Paliativos obtuvo la votación de todos los partidos políticos presentes en la Cámara de Representantes y este año el Senado lo debe tratar y aprobar.

La postergación de la aprobación de esta ley fue cuestionada por el Colegio Médico y por quienes están en contra de la eutanasia. “Parece paradójico e injusto para los más vulnerables que se ofrezca la muerte asistida, cuando no se ofrecen cuidados paliativos de calidad”, consideró Pastorino.

“Lo que se plantea como opción (eutanasia) va a terminar siendo la única salida para algunos. Es una salida compleja; a personas que se les podría salvar la vida se les da un supuesto derecho a morir que en realidad es paradójico. Defender su derecho sería defender lo contrario”, opinó.

El filósofo considera que “es prioridad política y social asegurar a los uruguayos el acceso al alivio del sufrimiento”. “La alternativa sufrimiento o muerte es falsa si como Estado social buscas los caminos para que las alternativas sean el alivio, tanto físico, social y psicológico”, sostuvo.

Pastorino cree que “es un problema” que estos proyectos se traten a la misma vez porque “al abrir la opción de la muerte, no se va a llegar con tiempo a mucha gente en situación de vulnerabilidad”.

Por su parte, Óscar Cluzet cree que “el pilar de los cuidados al final de la vida son los cuidados paliativos”. En línea con Pastorino, catalogó de “paradoja bastante inexplicable” que se esté avanzando en aprobar una ley de eutanasia, cuando tiene media sanción la ley de Cuidados Paliativos”.

“En un país donde los cuidados paliativos están concentrados al sur del Río Negro, donde hay notorias inequidades, nos preocupa que (una vez aprobada la ley de eutanasia) fuera a ocurrir que una persona que está en un lugar donde no existen los cuidados paliativos termine eligiendo como opción la eutanasia. Para nosotros, el desarrollo de los cuidados paliativos debió preceder en el tiempo esta discusión, pero como esto no es reversible es que pretendemos que quien solicite la eutanasia esté en cuidados paliativos o los haya rechazado”, agregó.

El integrante del CMU comentó que la persona que solicita cuidados paliativos “tiene un pronóstico de vida que no se puede estimar por su enfermedad”. “Esa persona solicita los cuidados paliativos y requiere que haya un equipo multidisciplinario, porque cuando la persona hace cercanía con su muerte hay cuestiones espirituales que quiere resolver. El proceso de morir la persona lo debe controlar y debe ser un proceso, no un trámite”, opinó.

Además, coincidió en que “hay una confusión marcada entre la eutanasia y los cuidados paliativos”. “Sedar a un enfermo en dosis adecuadas a su dolor y a su estado de conciencia, y hacerlo de una manera gradual sin pretensión de provocar la muerte, ha permitido mejorar la calidad de vida del muriente”, indicó.

Por último, Cluzet advirtió que “en muchos lugares se dice que hay cuidados paliativos, pero no está el equipo que lo podría realizar eficazmente, de manera técnicamente correcta, tanto en la casa como en el hospital”.

“Lo que generalmente elige la persona es morir en su domicilio, rodeado de sus seres queridos, pero todo ese entorno requiere de condiciones que muchas veces no se tienen”, concluyó el médico.

Manos arriba

Si el proyecto avanza como prevén sus impulsores, todo indica que en la Cámara de Representantes reunirá los votos necesarios.

A los 13 diputados colorados y los 42 frenteamplistas (cuyas adhesiones, en principio, estarían), se agregarían entre ocho y 10 nacionalistas (de 30) que han manifestado su voluntad de apoyar, más el probable apoyo del diputado independiente y, quizás, el del Partido de la Gente. Con estos dos últimos están en conversaciones los promotores de la ley.

Cabildo Abierto ha sido tajante en su negativa a votar. Su líder, el senador Guido Manini Ríos, ha catalogado la eutanasia como “una monstruosidad” y algunas semanas atrás la comparó con las muertes de la Alemania nazi: “Los médicos alemanes llevaron a cabo el programa de ‘eutanasia’, la matanza sistemática de aquellos a quienes consideraban ‘no merecedores de la vida’. Las víctimas incluían a los enfermos mentales y a los discapacitados físicos…”, escribió.

En el Senado no es tan claro que se reúna consenso, pero en principio habría posibilidades, dijo Gallo. Allí será clave la posición que asuman los nacionalistas, quienes inspirados en la postura abierta del presidente Luis Lacalle Pou respecto a este tema, han resuelto moverse con libertad de acción.

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